Zacarías 2

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Zacarías 2:1-13
Esta tercera división puede llamarse: “La visión del hombre con la línea de medición”. El profeta aquí tiene ante sí no sólo al ángel que lo estaba asistiendo, sino a otro ángel y un hombre con una línea de medir en la mano; y además, oye la voz del Señor; o, puede ser, la palabra del Señor es ensayada para él. Pero todo esto le enseña que Jerusalén debe estar en su lugar, establecida y digna de nuevo; y que después de que la gloria se haya asentado allí, se haga inquisición a aquellas naciones que, en el día de su calamidad, turbaron al Israel de Dios. (Podemos decir que esto vuelve a ver en Mateo 25, cuando el Hijo del Hombre está en el trono de su gloria milenaria). Sión, en aquel día, es cantar de gozo; las naciones también se unirán al Señor de Israel, y toda carne verá la salvación de Dios, y será sometida al sentido de la presencia del Señor en la tierra otra vez.