Aceptación

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“Aceptos” es un término que se refiere a los creyentes en el Señor Jesucristo siendo “favorecidos” por Dios, como resultado de recibir a Cristo como su Salvador (Romanos 5:2; Efesios 1:6 – traducción J. N. Darby). Como resultado, tienen una nueva posición delante de Dios en Cristo, la cual no puede ser alcanzada por el juicio eterno.
Para poder comprender correctamente la aceptación del cristiano, es necesario que entendamos primero la aceptación de Cristo, pues la aceptación Suya es la misma nuestra. No sólo ha sido la obra de expiación de Cristo aceptada por Dios como aquello que satisface las exigencias de la justicia divina, sino que Cristo mismo fue acepto delante de Dios. Esto es atestiguado en Su resurrección y ascensión (1 Timoteo 3:16). Dios Le sentó en el lugar más alto en el cielo: a Su diestra (Efesios 1:20-21; Filipenses 2:9-11). Él está allá ahora como un Hombre glorificado con todo el favor de Dios reposando sobre Él. La maravilla de este gran hecho es que la Biblia afirma que los creyentes en el Señor Jesús están “en Cristo” (Juan 14:20; Romanos 8:1; 1 Corintios 1:30; 2 Corintios 5:17, etcétera). Esta es una expresión técnica utilizada en las epístolas de Pablo para indicar que el creyente está en el lugar de Cristo delante de Dios. Así, ¡la medida de Su aceptación es también la nuestra! ¡Nosotros somos “aceptos en el Amado!” (Efesios 1:6). El apóstol Juan también afirma esta gran verdad: “como Él es” (acepto delante de Dios en el cielo), “así somos nosotros en este mundo” (1 Juan 4:17).
La Escritura indica que aquellos con fe pero que no tuvieron el privilegio de escuchar el evangelio de la gracia de Dios, y que, por lo tanto, no forman parte de la Iglesia de Dios, son aceptos “con” Él (Hechos 10:35 – traducción King James). De los cristianos, por el contrario, es dicho que son aceptos “en” Él (Efesios 1:6). Esto indica una relación más cercana al Señor, resultante de ser habitados por el Espíritu de Dios.