El castigo aún más solemne espera a Israel, Jehová mismo lo dirige
Amós 8 comienza con un cuarto símbolo: una canasta de fruta de verano, que indica cuán cerca y seguro era el final para Israel. “No volveré a pasar por ellos nunca más. Y los cantos del templo serán aullidos en aquel día, dice Jehová; habrá muchos cadáveres en cada lugar; los echarán fuera con silencio” {vs. 2-3}. El mandato del rey, la intervención del sacerdote, de ninguna manera se quedaría, sino que aceleraría y aumentaría el castigo de su iniquidad. Por lo tanto, se proclama un castigo aún más solemne y completo sobre Israel. Su conducta opresiva se expone con vigor, y el juicio jurado de Jehová se repite. Nada de lo ejecutado aún cumple con el término del versículo 9. Su peor hambruna debe ser una de la palabra (vss. 11-12): sentirán la necesidad de lo que despreciaban. Los más frescos y vigorosos no deben escapar del sufrimiento (vss. 13-14).