Apostasía

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Esto se refiere al abandono formal de la fe que la persona una vez profesó. Apostasía puede ser del judaísmo (“apartarse de Moisés,” Hechos 21:21) o puede ser del cristianismo (“apostatarán de la fe,” 1 Timoteo 4:1; “la apostasía,” 2 Tesalonicenses 2:3). Ésta es indicada en la Escritura por las expresiones “apartarse,” “apostatar,” o “recaer” (Lucas 8:13; 2 Tesalonicenses 2:3; Hebreos 6:6).
Apostatar es algo que sólo puede ser hecho por un ‘creyente’ meramente profesante. Un verdadero creyente puede tener un retroceso y andar distante del Señor, pero no abandonará la fe. Apostasía es una cosa muy solemne, pues, una vez que alguien apostata, no hay esperanza de arrepentimiento. La Escritura dice que es “imposible” (Hebreos 6:4-6). Así, todos esos están bajo condenación, ¡aunque todavía estén vivos en este mundo! Los siguientes pasajes se refieren a apóstatas: Mateo 7:21-23, 12:43-45, 13:5-7, 13:20-22; Marcos 3:28-30; Juan 15:2, 15:6; Hechos 1:25; Romanos 11:22; 1 Corintios 9:27, 10:12; Hebreos 2:1-4, 3:7-15, 6:4-6, 10:26-31, 12:12-29; 2 Pedro 2:1, 2:20-21; Apocalipsis 8:8-12.
Podríamos preguntar: ¿por qué hay advertencias en la Biblia referentes a la apostasía, un libro escrito para creyentes, si los creyentes no pueden apostatar? La respuesta es que en muchos pasajes los escritores divinamente inspirados del Nuevo Testamento no se estaban dirigiendo a creyentes exclusivamente. La Escritura indica que, a lo largo del tiempo, el testimonio cristiano se deterioraría en una mixtura profana de verdaderos creyentes y los meramente profesantes (Mateo 13:25, etcétera). Siendo este el caso, los escritores del Nuevo Testamento incluyeron, en sus observaciones a los santos, advertencias para aquellos que no eran verdaderos. Estas personas estaban corriendo el riesgo de caer en apostasía. Tales advertencias tenían el propósito de llegar a sus conciencias y hacer que despertaran a la realidad de que ellos no eran salvos, y que necesitaban serlo; porque si daban la espalda a la fe que habían profesado, ¡serían condenados para siempre como apóstatas!
Muchos cristianos no conocen la diferencia entre retroceso y apostasía y, al confundir estas dos cosas, han llegado a conclusiones erradas; una de esas conclusiones: que los creyentes pueden perder su salvación. La diferencia entre retroceso y apostasía es ilustrada en los ejemplos de Pedro y Judas. Ambos se apartaron del Señor; con Pedro era un retroceso, y él fue restaurado más adelante, pero con Judas era apostasía, y no hubo regreso. W. Scott dijo: “para el retroceso hay remedio; para la apostasía no hay ninguno” (Resúmenes Doctrinales, p. 44). (Ver Retroceso)