Asamblea (Iglesia)

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La palabra traducida como “iglesia” es “ecclesia” en griego. Eso significa “llamados fuera” y se refiere a aquellos que fueron reunidos por llamamiento con un propósito. Ella se menciona una vez en conexión con los hijos de Israel: un grupo de personas llamadas a salir de Egipto para tener una relación con Jehová. Mientras estaban en el desierto de camino a la tierra de Canaán, Esteban les llama “la congregación [ecclesia] en el desierto” (Hechos 7:38). La palabra ecclesia también fue usada en conexión con un grupo de gentiles paganos (incrédulos) que fueron convocados a congregarse para tomar una decisión sobre su negocio (Hechos 19:32, 19:41).
Todas las otras referencias a la ecclesia en la Escritura hablan de un grupo especial de personas que creyeron el evangelio y así recibieron al Señor Jesucristo como su Salvador, o sea, los cristianos. Han sido “llamados fuera” de la masa de la humanidad a un lugar especial de favor y bendición delante de Dios en relación con Cristo, que es “Cabeza de la Iglesia” (Efesios 5:23). El término es usado de dos maneras en conexión con los cristianos:
•   En primer lugar, para describir a los creyentes en el Señor Jesús universalmente. Esto incluye a todos los que crean en Él y sean sellados con el Espíritu Santo, desde el día de Pentecostés hasta el Arrebatamiento (Mateo 16:18; Efesios 1:22, 5:25, 5:29, 5:32, etcétera).
•   En segundo lugar, para describir a los creyentes en el Señor Jesús en su localidad (en un pueblo o una ciudad), funcionando juntos como un grupo congregado para el culto y el ministerio (Mateo 18:18; Hechos 11:22, 13:1; Romanos 16:1, 16:5; 1 Corintios 1:2; Colosenses 4:15-16; 1 Tesalonicenses 1:1, etcétera).
Es de destacar que la Escritura se refiere al aspecto local de la asamblea con mucha más frecuencia (unas 90 veces) que al aspecto universal (unas 20 veces). Distinguir estos dos aspectos requiere simplemente examinar el contexto del pasaje donde el término es encontrado.
Un equívoco común en conexión con el aspecto local de la asamblea es verla meramente como la suma total de todos los creyentes en una determinada ciudad o pueblo, pero esto no es correcto, pues se estaría haciendo de la asamblea local apenas una versión resumida del aspecto universal. Esta definición incorrecta ha llevado a la idea de que no hay nada en la tierra hoy en día, en cualquier ciudad o pueblo, que pueda considerarse la asamblea local, porque la iglesia en cuanto al testimonio se encuentra en un estado irremediablemente dividido. Sin embargo, la Escritura indica que puede haber una asamblea local en una ciudad o pueblo, aunque todos los creyentes en dicha localidad no estén presentes. En la primera referencia a una asamblea local en la Palabra de Dios, se muestra claramente que son aquellos que han sido reunidos bíblicamente al Nombre del Señor por el Espíritu Santo en una ciudad determinada (Mateo 18:15-20). El Señor dijo que, al intentar aclarar problemas que podrían amenazar la unidad de los santos, pudiera presentarse un punto en el que se necesita decírselo “a la iglesia,” y así informarles de la dificultad. Después de hablar de la autoridad investida en la asamblea para actuar administrativamente en el caso, si es necesario (Mateo 18:18-19), Él prosiguió a definir lo qué es una asamblea local, diciendo: “porque donde están dos o tres congregados en [a] Mi nombre, allí estoy en medio de ellos” (Mateo 18:20). Claramente entonces, los santos congregados a Su nombre son la asamblea local. Aun cuando sean sólo dos o tres así reunidos, serían “la iglesia” en un determinado pueblo o ciudad.
Cuando consideramos los otros versículos en las Escrituras que hacen referencia a la asamblea local, vemos que es algo que se junta y funciona de manera práctica, sin importar que todos los cristianos de una localidad se encuentren allí. Se juntan para partir el pan (1 Corintios 11:18-26) y para recibir ministerio de la Palabra de Dios (1 Corintios 14:3-5). La Escritura también indica que la asamblea es algo en lo que un cristiano no siempre está necesariamente (1 Corintios 14:18-19) ¡y algo de lo que una persona puede ser echado! (3 Juan 10). De hecho, ¡puede ser que incrédulos se encuentren en este aspecto de la asamblea! (1 Corintios 14:23-24). Estas cosas demuestran que el aspecto local de la asamblea es diferente del aspecto universal. Por lo tanto, aunque la asamblea local, en principio, abarca a todos los verdaderos creyentes en una ciudad o pueblo, puede ser que en la práctica no formen parte de ella todos los creyentes en esa localidad.
J. N. Darby dijo: “Es obvio que los cristianos de cierto lugar, habiendo sido congregados, eran realmente la asamblea de ese lugar, pero esta no sólo era la asamblea que reconocía a Dios, sino la que era reconocida por Dios, y que disfrutaba exclusivamente de los privilegios que Él le otorgaba, como Su asamblea” (Collected Writings, vol. 1, p. 260). W. Kelly dijo: “donde se encuentran solo tres reunidos en base a los principios de Dios (es decir, en base al terreno de la iglesia), es, si puedo decirlo así, iglesia (en sentido local), aunque no sea la iglesia (en sentido universal). Si hubiese tres mil santos verdaderos congregados, pero no basados en los principios de Dios, no serían la iglesia” (Lectures on Matthew, p. 327). Por lo tanto, aunque la mayoría de los cristianos en una determinada ciudad o pueblo no se congreguen al Nombre del Señor, los que se encuentren en el verdadero terreno de la asamblea en ese pueblo o ciudad son reconocidos por Dios como tal por la presencia de Cristo en medio de ellos de acuerdo con Mateo 18:20.
Habiendo establecido este punto, nos adelantamos a decir que en verdad no va con el carácter íntegro del cristianismo que los reunidos al nombre del Señor se llamen a sí mismos “la asamblea” de tal o cual lugar formalmente. Qué impropio sería en un día de ruina que los así-reunidos proclamen que son la asamblea de una ciudad o pueblo, aunque pueden entender que en verdad están en ese terreno moralmente. J. N. Darby dijo: “está claro que, si dos o tres están congregados, son una asamblea, y si están congregados bíblicamente, son una asamblea de Dios; y si no, ¿entonces qué son? Si es la única en el lugar, es la asamblea de Dios en el lugar, sin embargo me opongo a que se tome ese título de manera práctica, porque la asamblea de Dios en cualquier lugar bien abarca a todos los santos en un determinado lugar; y hay un peligro práctico en asumir el nombre, porque se puede perder de vista la ruina, y pensarse que se es algo ... pero si existe una asamblea así, y otra es establecida por voluntad del hombre independiente de ella, sólo la primera es moralmente, a la vista de Dios, la asamblea de Dios, y la otra no lo es para nada, porque se ha establecido en independencia de la unidad del cuerpo” (Letters of J. N. Darby, vol. 1, p. 424).
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En cuanto al marco de tiempo del llamamiento y la formación de la asamblea en su aspecto universal, la Escritura indica que comenzó con el descender del Espíritu Santo desde el cielo en el día de Pentecostés (Hechos 2:1-4). Fue un nuevo “principio” en los caminos de Dios (Hechos 11:15). No fue un avivamiento en los tratos de Dios con Israel, como en los días de Ezequías y de Josías, sino algo totalmente nuevo en los caminos de Dios. Esa nueva cosa—la Iglesia o Asamblea—fue formada por medio del bautismo del Espíritu Santo (Mateo 3:11; Marcos 1:8; Lucas 3:16; Juan 1:33; Hechos 1:5, 11:16; 1 Corintios 12:13). (Ver Bautismo del Espíritu Santo.) La Escritura indica claramente que la Iglesia no existía antes de ese momento inaugural cuando el Espíritu de Dios vino a morar en los creyentes que estaban congregados en el aposento alto. Por lo tanto, no podría haber existido en tiempos del Antiguo Testamento, ni pudo haber existido en los días del ministerio terrenal del Señor. Los cuatro puntos siguientes son prueba de ello:
•  MINISTERIO DE CRISTO: En los días del ministerio terrenal del Señor, Él les enseñó a Sus discípulos que edificaría la Iglesia en algún momento en el futuro. Él dijo: “Sobre esta piedra edificaré Mi iglesia” (Mateo 16:18). Claramente, no se encontraba en existencia en aquel momento.
•  MUERTE DE CRISTO: Efesios 2:14-16 dice que una de las cosas que caracteriza a la Iglesia es que “la pared intermedia de separación” entre creyentes judíos y gentiles ha sido eliminada, y las “enemistades” que existían entre ellos han sido deshechas. Esto, dice Pablo, se ha hecho en la muerte de Cristo en “la cruz.” Esto significa que la Iglesia no podría haber existido antes de la muerte de Cristo.
•  RESURRECCIÓN Y ASCENSIÓN DE CRISTO: Efesios 1:20-23 y Colosenses 1:18 indican que antes de que la Iglesia pudiera ser traída a la existencia, Cristo, que estaba destinado a ser su Cabeza, primero tenía que levantarse de los muertos y ascender al cielo (Juan 7:39).
•  EL ENVÍO DEL ESPÍRITU SANTO POR CRISTO: 1 Corintios 12:13 declara que la Iglesia fue formada por la venida del Espíritu Santo para morar en esta nueva compañía de creyentes. Esto no sucedió hasta el día de Pentecostés.
La Iglesia puede verse en la Escritura en al menos doce diferentes figuras, que representan sus diversos aspectos. Estas son:
•  UN CUERPO: La unidad que existe entre los miembros (Romanos 12:4-5; Efesios 4:1-16).
•  UNA CASA: El testimonio público del carácter de Dios (1 Timoteo 3:14-16; 1 Pedro 2:5-9).
•  UN TEMPLO: La santa morada del Señor (Salmo 93:5; 1 Corintios 3:16-17; Efesios 2:21).
•  UN REBAÑO: Siendo Cristo el Centro divino al cual nos congregamos (Juan 10:16; Hechos 20:28; 1 Pedro 5:2).
•  UNA NOVIA: El amor y afecto de Cristo por ella (Efesios 5:26-31; Apocalipsis 19:7-9, 21:2, 21:9).
•  UNA ESPOSA: El disfrute de la herencia (Romanos 8:17; Apocalipsis 19:7-9, 21:9).
•  UN TESORO: Lo precioso que es cada individuo para Cristo (Mateo 13:44).
•  UNA PERLA: Su valor y belleza colectiva que tiene para Cristo (Mateo 13:45-46).
•  UNA LABRANZA: Su servicio (1 Corintios 3:5-9).
•  UN MESÓN: Su amor y cuidado para con los demás (Lucas 10:30-37).
•  UN CANDELERO: Privilegios de la asamblea local y su testimonio (Apocalipsis 1:12, 1:20, 3:22).
•  UNA CIUDAD: Su administración en el mundo venidero (Apocalipsis 21:9-22:5).