Capítulo 15

John 15
En este capítulo, el Señor se refirió a Él Mismo como “la Vid verdadera”. En la antigua dispensación, Israel era el viñedo de Jehová (Salmo 80:8-11; Isaías 5:1-2), pero ellos fracasaron en dar fruto para Dios (Jeremías 2:21; Oseas 10:1). Ahora, en el Señor, sería un nuevo sistema que produciría “mucho fruto” para Dios (versículo 8). Este cambio marcó otra característica de la transición de la antigua dispensación a la nueva.
Es el deseo de Dios que, a pesar de que el Señor estaría ausente de Sus discípulos en la nueva dispensación, Él podría ser visto en y a través de ellos. Así como las ramas están conectadas a la Vid, Dios espera que ellos den “fruto” en Su ausencia, que es la reproducción de las características morales de Cristo en su caminar y sus formas. Entonces, ellos se diferenciarían por:
•  Las gracias morales de Cristo. Dios quiere que los creyentes del cristianismo manifiesten la humildad, la mansedumbre, la bondad, la paciencia, etcétera, de Cristo ante el mundo (versículos 1-8). El Señor mencionó tres cosas que son esenciales para la producción de fruto en los creyentes: La poda de Su Padre (versículo 2), la Palabra que Él les dio (versículo 3), y permanecer en Él—que es la proximidad práctica y habitual del corazón a Él a través de la comunión (versículo 4).
•  El amor de Cristo (versículos 9-10). Ellos continuarían en Su “amor” y por tanto serían conocidos como quienes viven disfrutando de Su amor.
•  El gozo de Cristo (versículos 11-12). Él quería que Su “gozo” permaneciera en ellos. Las mismas cosas que hicieron de Él un Hombre feliz también haría de ellos (y de nosotros) discípulos felices.
•  La amistad de Cristo (versículos 13-17). Dios quería que manifestaran ante el mundo que ellos eran Sus “amigos”. El Señor probó su amistad: dando Su vida por ellos (versículo 13), revelándoles los consejos secretos de Su Padre (versículo 15), y prometiendo concederles sus peticiones en oración (versículo 16). Nosotros demostramos nuestra amistad con Él: obedeciéndole (versículo 14), dando fruto (versículo 16), y amándonos los unos a los otros (versículo 17).
•  El rechazo a Cristo (versículos 18-27). Ellos serían odiados por el mundo, así como Él fue odiado, y por tanto compartirían el rechazo como los sufrimientos; algunos incluso sufrirían martirio (capítulo 16:1-4).