Génesis 50
Después de la muerte de su padre, los diez hermanos temían que ahora José los odiara y se vengara de ellos por todo lo que le habían hecho: así que le enviaron un mensajero para rogarle que los perdonara. “Y José lloró cuando le hablaron”. Casi le rompió el corazón a José pensar que después de todo lo que había hecho por ellos, todavía no confiaban en él ni creían en su perdón. Entonces se postraron ante José y dijeron: “Mira, somos tus siervos”.
Entonces José les dijo una vez más que todo era la mano buena y amorosa de Dios para salvar a muchas personas vivas. Él les dijo: “Ahora, pues, no temáis: os alimentaré a vosotros y a vuestros pequeños. Y los consoló, y les habló amablemente”.
Cuántas veces hoy los hombres y mujeres que creen verdaderamente en el Señor Jesús son como los diez hermanos, y tienen miedo de creer que el Señor los ha perdonado verdaderamente. Tienen miedo de “tomarlo en Su palabra”. ¡Seguramente debe entristecer Su corazón ver a Su propio pueblo tan lento para confiar realmente en Él! Y nunca olvidemos que Él todavía vive en lo alto para “alimentarnos” a nosotros y a nuestros seres queridos. Sí, Él nunca nos olvidará. Su amor y cuidado nunca cesarán aquí abajo, y pronto nos tendrá consigo en la casa de Su Padre, en la gloria eterna.