Lucas Capítulo 8

Luke 8  •  8 min. read  •  grade level: 13
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El Significado Y El Efecto Del Ministerio Del Señor a Pesar De La Incredulidad
En el capítulo 8 el Señor explica el significado y el efecto de Su ministerio, y especialmente, no lo dudo, su efecto entre los judíos. Por grande que fuese la incredulidad, Jesús continua con Su obra hasta el final, y los frutos de Su obra aparecen. Él va a predicar las buenas nuevas del reino. Sus discípulos (el fruto, y los testigos por gracia, en la medida de ellos, de la misma manera que Él, de Su poderosa Palabra) le acompañaban; y otros frutos de esta misma Palabra, testigos también por su propia liberación del poder del enemigo, y del afecto y fidelidad fluyendo desde allí por gracia—una gracia que actuó también en ellos conforme al amor y a la fidelidad que une a Jesús. Aquí las mujeres ocupan un buen lugar. La obra se fortaleció y se consolidó, y se caracterizó por sus resultados.
El Sembrador; La Semilla Sembrada Para Producir Fruto; Los Discípulos Diferenciados De La Multitud
El Señor explica la verdadera naturaleza de esta obra. Él no tomó posesión del reino, Él no buscó fruto; Él sembró el testimonio de Dios a fin de producir fruto. Esto, de manera sorprendente, es la cosa totalmente nueva. La Palabra era su semilla. Además, fue solamente a los discípulos—quienes habían seguido y se habían adherido a Su Persona, por gracia y en virtud de la manifestación del poder y de la gracia de Dios en Su persona—a quienes les fue dado comprender los misterios, los pensamientos de Dios, revelados en Cristo, de este reino que no se estaba estableciendo abiertamente mediante poder. Aquí el remanente es claramente diferenciado de la nación. “A los otros” fue por parábolas, para que no pudieran entender. Porque para entender, el Señor debía ser recibido moralmente. Aquí esta parábola no va acompañada de otras. Sola señala la posición. Se añade la advertencia que consideramos en Marcos. Finalmente, la luz de Dios no fue manifestada para ser escondida. Además, todo iba a ser manifestado. Por consiguiente, ellos debían tener cuidado de cómo oían (Lucas 8:18), porque, si retenían lo que escuchaban, recibirían más: de otro modo, incluso lo que tenían les sería quitado.
El Lugar Y El Efecto De La Palabra
El Señor pone un sello sobre este testimonio, a saber, que la cosa en cuestión era la Palabra, la cual atraía hacia Él y hacia Dios a aquellos que tenían que disfrutar de la bendición; y que la Palabra era la base de toda relación con Él mismo, declarando, cuando ellos le hablaron de Su madre y hermanos, mediante los cuales estaba emparentado en Israel según la carne, que Él no reconocía como tales a nadie más que los que oían y obedecían la Palabra de Dios.
Cristo En Poder En La Tempestad Con Sus Discípulos
Además del evidente poder manifestado en Sus milagros, los relatos que vienen a continuación—hasta el final del capítulo 8—presentan diferentes aspectos de la obra de Cristo, y de Su recibimiento, y de sus consecuencias.
Primero, el Señor—aunque, aparentemente, Él no pone atención—se asocia con los discípulos en las dificultades y tempestades que les rodean, pues ellos se habían embarcado a Su servicio. Hemos visto que Él reunió a los discípulos a Su alrededor: ellos están consagrados a Su servicio. Con respecto a la pregunta de hasta dónde llegaba el poder humano para evitarlo, ellos estaban en peligro inminente. Las olas están listas para tragarlos. Jesús, a ojos de ellos, no se preocupa en lo más mínimo por esto; pero Dios ha permitido este ejercicio de la fe. Ellos están allí a causa de Cristo, y con Él. Cristo está con ellos; y el poder de Cristo, a causa del cual se encuentran en medio de la tempestad, está allí para protegerlos. Ellos están juntos con Él en la misma barca. Si, por lo que a ellos respecta podrían perecer, ellos están asociados en los consejos de Dios con Jesús, y Su presencia era su salvaguarda. Él permite la tempestad, pero Él mismo está en la barca. Cuando Él se despierte y se manifieste a ellos, todo será bonanza.
El Endemoniado Sanado Como Un Testigo De La Gracia Y El Poder Del Señor
En la sanación del endemoniado, en la región de los Gadarenos, tenemos un vivo retrato de lo que estaba sucediendo.
En cuanto a Israel, el remanente—no obstante el gran poder del enemigo—es liberado. El mundo ruega a Jesús que se marche, deseando su propia tranquilidad, que es más perturbada por la presencia y el poder de Dios que por una legión de demonios. Él se va. El hombre que fue sanado—el remanente—le agradaría estar con Él; pero el Señor le envía de regreso (al mundo al que Él mismo había renunciado), para ser un testigo de la gracia y del poder de los que él había sido el sujeto. El hato de cerdos, no dudo, nos presenta la carrera de Israel hacia su destrucción, después del rechazo del Señor. El mundo se acostumbra al poder de Satanás—por doloroso que sea verlo actuar en ciertos casos—nunca al poder de Dios.
El Efecto De La Fe; Poder Sanador En La Persona De Cristo
Las dos historias siguientes presentan el efecto de la fe, y la necesidad real con la que tiene que ver la gracia que la satisface. La fe del remanente busca a Jesús para conservar la vida de aquello que estaba listo para perecer. El Señor le responde presentándose Él mismo para tal fin. En el camino (es allí donde Él estaba, y, en cuanto a la liberación final, Él todavía está allí), en medio de la multitud que le rodeaba, la fe le toca. La pobre mujer tenía una enfermedad que ningún medio a disposición del hombre podía sanar. Pero se encuentra poder en el Hombre, Cristo, y sale de Él para la sanación del hombre, dondequiera que exista fe, mientras espera el cumplimiento final de Su misión en la tierra. Ella es sanada, y confiesa ante Cristo su condición y todo lo que le había sucedido: y de esta manera, mediante el efecto de la fe, se rinde un testimonio a Cristo. El remanente es manifestado, la fe los diferencia de la multitud; siendo su condición el fruto del poder divino en Cristo.
Este principio se aplica a la sanación de cada creyente, y, consecuentemente, a la de los Gentiles, como arguye el apóstol. El poder sanador está en la Persona de Cristo; la fe—por gracia y por la atracción de Cristo—se beneficia de este poder. No depende de la relación del judío, aunque, en cuanto a su posición, él era el primero en beneficiarse de él. Se trataba de lo que hay en la Persona de Cristo, y de la fe en el individuo. Si hay fe en el individuo, este poder actúa; él se marcha en paz, sanado por el poder de Dios mismo.
La Hija De Jairo: Poder Divino Para Resucitar De Los Muertos Ejercido En Gracia
Pero, de hecho, si consideramos la condición del hombre en pleno, no era meramente la enfermedad lo que estaba en cuestión, sino la muerte. Cristo, antes de la plena manifestación del estado del hombre, se enfrentó con ella, por decirlo así, en el camino; pero, como en el caso de Lázaro, la manifestación fue permitida; y para la fe esta manifestación tuvo lugar en la muerte de Jesús. Así, aquí, se permite que la hija de Jairo muera antes de la llegada de Cristo; pero la gracia vino para levantarla de los muertos con el poder divino que solo podía llevar a cabo esto; y Jesús, al consolar al pobre padre, le ruega que no tema, sino que crea solamente, y su hija se restablecería. La fe que obtiene gozo y libertad es la fe en Su Persona, en el poder divino en Él, en la gracia que viene a ejercerlo. Jesús no busca aquí a la multitud; la manifestación de este poder es sólo para el consuelo de aquellos que sienten la necesidad del mismo, y para la fe de los que están verdaderamente unidos a Él. La multitud sabe, en realidad, que la niña está muerta; hacen lamentación por ella, y no comprenden el poder de Dios que puede resucitarla. Jesús devuelve a sus padres a la niña cuya vida Él había restaurado. Así será con los judíos al final, en medio de la incredulidad de muchos. Mientras tanto, por la fe nos anticipamos a este gozo, convencidos de que es nuestro estado por medio de la gracia; nosotros vivimos: solamente que para nosotros es en relación con Cristo en el cielo, las primicias de una nueva creación.
Con respecto a Su ministerio, Jesús tendrá esto oculto. Debía ser recibido conforme al testimonio que Él daba a la conciencia y al corazón. Este testimonio no fue completamente terminado en el camino. Veremos Sus últimos esfuerzos con el corazón incrédulo del hombre en los capítulos sucesivos.