Circuncisión

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Dios instituyó la circuncisión como señal de su alianza con Abraham y sus descendientes con el fin de bendecirlos en la tierra de Canaán (Génesis 17:10-11). Los judíos entendieron eso como una garantía irrevocable de bendición de Dios sobre ellos (Génesis 15:5; 17:10). Puesto que gozaban de esta relación con Dios, creían que era imposible para ellos la perdición eterna, porque Él estaría negando Su Palabra si ellos acabaran perdiéndose.
Sin embargo, en Romanos 2:25-29, Pablo explica que la circuncisión no amparará a una persona del eterno juicio de sus pecados, así como confiar en la ley tampoco lo hará. Él muestra que un judío necesitaba tener más que la señal exterior de la circuncisión en su cuerpo para ser un verdadero judío aprobado por Dios. Él dice: “Porque no es Judío el que lo es en manifiesto; ni la circuncisión es la que es en manifiesto en la carne: mas es Judío el que lo es en lo interior; y la circuncisión es la del corazón, en espíritu, no en letra; la alabanza del cual no es de los hombres, sino de Dios.” Los judíos tenían “la circuncisión ... la que es en manifiesto en la carne,” pero ellos también necesitaban la “circuncisión ... del corazón”—que implicaba tener fe—para que su destino eterno fuese asegurado. La circuncisión es una señal visible que promete una bendición visible a Abraham y a sus descendientes. Ella estaba conectada con bendiciones temporales, tales como: la posesión de la tierra de Canaán, la producción abundante en las cosechas, buena salud, protección contra sus enemigos terrenales, etcétera. Estas cosas temporales tienen que ver con la vida en la tierra bajo el favor de Dios. Los judíos, sin embargo, estaban erróneamente confiando en el rito de la circuncisión, que está relacionado con la bendición temporal, y se imaginaban que ella les aseguraba su bendición eterna.
Los judíos no están solos en este malentendido. Muchos cristianos profesantes también confían en cosas y ritos exteriores, tales como: el bautismo, ser miembro de una iglesia, y votos de confirmación, entre muchos otros; pero esas cosas, tampoco garantizan la bendición eterna de una persona.
Pablo se refiere a la circuncisión de tres maneras en sus epístolas:
•   Representa a los judíos nacionalmente en contraposición a los gentiles que son considerados como la incircuncisión (Romanos 2:26-27, 15:8; Gálatas 2:8-9; Efesios 1:11).
•   Indica el rito en sí mismo, es decir, el procedimiento médico literal realizado en el cuerpo (Romanos 2:28; Génesis 17:11).
•   Representa una vida separada de la actividad de la carne por medio de la fe; una vida dedicada a Dios (Romanos 2:29; Filipenses 3:3).