H.E. Hayhoe
La Palabra de Dios
“Toda escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instituir en justicia, para que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente instruido para toda buena obra” (2 Timoteo 3:16).
Por ella somos renacidos (1 Pedro 1:23).
Por ella nuestras almas son alimentadas y por ella crecemos (1 Pedro 2:2).
Es la norma por la cual todas las enseñanzas deben de ser juzgadas. “¡A la ley y al testimonio! Si no dijeren conforme a esto, es porque no les ha amanecido” (Isaías 8:20). “Por esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error” (1 Juan 4:6).
Si hay algo en esta serie de artículos que no está de acuerdo con la mente de Dios tal como es revelada en Su Palabra, rechácelo cuanto antes.
“Tu palabra es verdad” (Juan 17:17).
El Pecado ¿qué es?
El pecado es desorden, o licencia. Este es el verdadero sentido de 1 Juan 3:4. (Entre Adam y Moisés no hubo ley impuesta, por consiguiente no había “transgresión”, pero sí hubo mucho pecado). Es hacer su propia voluntad.
La debida actitud del hombre es sujetarse a la voluntad de Dios; por lo tanto el pecado es el acto de una voluntad independiente.
“Todo lo que no es de fe, es pecado” (Romanos 14:23). Quiere decir, la fe nos conduce a la presencia de Dios y andamos conscientemente ante Él.
“El pensamiento del necio es pecado” (Proverbios 24:9). Es decir, nuestros pensamientos expresan lo que somos por naturaleza. “Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos” (Marcos 7:21).
“Por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Romanos 3:23). Esto es un resumen de todo lo que el apóstol había dicho antes. Es por la misma naturaleza caída que el pecado es manifestado, y por esto se dice, “están destituidos de la gloria de Dios”.
“El pecado, pues, está en aquel que sabe hacer lo bueno, y no lo hace” (Santiago 4:17). Hacer lo bueno es el principio activo de la obediencia en el “nuevo hombre”. No obedecer es dar lugar al “viejo hombre” (Efesios 4:22-24).
La Palabra de Dios habla del “pecado” como la naturaleza que heredamos como hijos de Adam (véase Salmo 51:5). En Romanos, capítulos 6 al 8:2 tenemos el rescate de su poder por medio del “Espíritu de vida en Cristo Jesús” por la fe.
(seguirá, Dios mediante)