"Congregados"

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Introducción
“El camino de la iglesia de Dios es un camino estrecho, tanto que una perspectiva que es simplemente moral causará equivocación. Pero nosotros debemos aceptar esto, porque nos muestra que el Señor busca que Sus santos se ejerciten en Su verdad y en Sus caminos, desaprendiendo el bien y el mal común de los pensamientos humanos, para que sean llenados con la mente de Cristo”. (Extracto de un tratado titulado “Woollen and Linen” [“Lana y Lino”], por J. G. Bellett).
En un día de ruina, fracaso y apostasía, ¿qué piensa el Señor sobre el camino que deben seguir Sus santos? ¿Debe cada uno hacer “lo que le parece”? (Deuteronomio 12:8; Jueces 17:6). Hay una “senda que nunca la conoció ave, ni ojo de buitre la vió” (Job 28:7), que solo es discernible para el ojo de la fe.
¿Dónde encontramos al Señor?
Su pensamiento se expresa en el deseo que Hebreos 10:25 presenta ante los hijos de Dios. “No dejando nuestra congregación, como algunos tienen por costumbre, mas exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”. ¿Pero esto justifica que los cristianos se reúnan según sus propios pensamientos y costumbres? ¿Acaso las Escrituras no dicen nada acerca de dónde y cómo debemos reunirnos? Si a aquellos que profesan Su nombre se les ordena a no abandonar la congregación entre ellos—especialmente cuando vemos que “aquel día se acerca”—es seguro que Dios ha proporcionado un lugar de congregación para Sus santos. “Salgamos pues á Él fuera del real [campamento], llevando su vituperio” (Hebreos 13:13). Aquí tenemos una dirección a seguir, no solo “fuera del campamento”, sino “a Él” —es decir, a Jesús nuestro Señor, quien sufrió fuera de Jerusalén, el lugar de la profesión religiosa. (Lea cuidadosamente, notando la conexión del versículo con los versículos anteriores. Éxodo 33:7). ¿Y dónde encontramos al Señor? “Porque donde están dos ó tres congregados en Mi nombre, allí estoy en medio de ellos” (Mateo 18:20).
El congregador divino
Sin duda, casi todo grupo de cristianos profesantes se ha apropiado de esta promesa. Pero examinemos este versículo de cerca. Dice que “donde están dos ó tres congregados”, y no dice “donde se reúnen ellos mismos”, o “donde dos o tres se encuentran”. La forma de la expresión “están congregados” señala a un recolector. Para usar una ilustración, veamos una canasta de frutas sobre una mesa. ¿Cómo es que han llegado allí? Fueron recolectadas. Ellas no llegaron allí por sus propios esfuerzos. En el griego, la palabra traducida como “congregados” es “sunago”, que literalmente significa “conducidos juntos”, y podría ser traducida como “ser guiados juntos”, todo lo cual sugiere que hay un congregador.
¿Quién es este congregador? Seguro que no es otro más que el Espíritu Santo. ¿A quién más podría el Señor Jesús confiarle el congregar a Sus amados para Su nombre? Los hombres con mejores intenciones han reunido al pueblo del Señor bajo reglas y normas hechas por el hombre. Estoy persuadido de que los creyentes serían tan incapaces como las frutas en la mesa de reunirse a sí mismos de acuerdo con Mateo 18:20, a menos que sean guiados por el Espíritu Santo.
¿El Espíritu Santo está congregando a los diversos grupos divididos e independientes que buscan apropiarse de esta promesa? Tal suposición necesariamente implica culpar al Espíritu Santo de las actuales divisiones e independencias lastimosas que deshonran a Cristo. ¿Acaso estos múltiples centros de la Iglesia profesante son obra del “Espíritu de verdad” (Juan 16:13-14) el Cual vino a glorificar a Cristo? ¡De ninguna manera!
Él está reuniendo a Su nombre
Está reuniendo a los santos “en mi nombre” (Reina Valera) o, mejor dicho, “a mi nombre” (traducción de J. N. Darby). ¿Debemos hacer alguna conexión entre ese Nombre y los centros que el hombre ha formado con diversos nombres por su propia voluntad? “Os ruego pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros disensiones” (1 Corintios 1:10). “¿Está dividido Cristo?” (1 Corintios 1:13) “Dad á Jehová la gloria debida á Su nombre” (Salmo 29:2). “Santo y terrible es Su nombre” (Salmo 111:9).
¿Es ese Nombre, o el poder del Espíritu Santo, el que dividió al pueblo de Dios y que actúa en sus corazones para reunirlos en grupos independientes? ¿Autoriza el Señor a estas agrupaciones con Su presencia en medio de ellos? ¿Pueden los santos reunirse en división y aún así encontrar una autorización bíblica para afirmar que el Espíritu Santo los ha reunido al Nombre del Señor Jesús? ¿No es cierto que algún otro nombre u objeto, fuera de Él Mismo, los ha separado de sus hermanos? Que cada creyente se pregunte en la presencia de Dios dónde se encuentra, porque creo que es menospreciar la verdad de Dios el asociar el Nombre y la autoridad del Señor Jesús con estas agrupaciones divisivas. “El que conmigo no recoge, desparrama” (Lucas 11:23). Puede que exista el congregarse, pero si no es “conmigo”, es desparramar.
¿Dónde quieres que preparemos?
“Y al lugar [note, solo hay un lugar] que Jehová vuestro Dios escogiere para hacer habitar en él Su nombre, allí llevaréis todas las cosas que Yo os mando: vuestros holocaustos, y vuestros sacrificios, vuestros diezmos, y las ofrendas elevadas de vuestras manos, y todo lo escogido de vuestros votos que hubiereis prometido á Jehová; y os alegraréis delante de Jehová vuestro Dios, vosotros, y vuestros hijos, y vuestras hijas, y vuestros siervos, y vuestras siervas, y el Levita que estuviere en vuestras poblaciones: por cuanto no tiene parte ni heredad con vosotros. Guárdate, que no ofrezcas tus holocaustos en cualquier lugar que vieres; mas en el lugar que Jehová escogiere, en una de tus tribus, allí ofrecerás tus holocaustos, y allí harás todo lo que Yo te mando” (Deuteronomio 12:11, 13, 14).
Comparando las Escrituras citadas con Mateo 18:20, ¿puede afirmarse que estas diversas agrupaciones son reunidas por el Espíritu Santo y que la presencia del Señor se encuentra entre ellas aprobándolas? ¿No es solo en el “lugar” que Él elige reunir, y no en los “lugares”?
Volvamos a Lucas 22:7-13. Aquí encontramos al Señor enviando a dos de sus discípulos a preparar la Pascua —la cual señalaba la muerte de Cristo, la que la Cena del Señor nos recuerda. La pregunta es: “¿Dónde quieres que aparejemos? Y Él les dijo: He aquí cuando entrareis en la ciudad, os encontrará un hombre que lleva un cántaro de agua: seguidle hasta la casa donde entrare” (versículos 9-10). Aquí, discernimos de nuevo al Espíritu Santo en el hombre que lleva el cántaro de agua, porque representa claramente al Espíritu en actividad y con el rastro distintivo de Su guía: la “palabra escrita” de Dios. (Porque el agua, en la Escritura, se usa frecuentemente como una figura de la Palabra de Dios.) Los discípulos son dirigidos por la Palabra del Señor para seguir al “hombre” hasta el lugar donde entra. Él los conduce a un lugar de reunión definitivo, uno que el Señor autoriza y donde promete encontrarse con los Suyos; “allí”, dice Él, “preparad” (versículo 12). Y note que deben preguntarle al padre de familia de la casa, “¿Dónde está el aposento?” y no simplemente, “¿Dónde hay un aposento?” El Señor solo tiene “el aposento” como el lugar designado, el cual Él ha elegido.
Afirmar reunirse en el nombre del Señor
Podría decirse: “Veo que las denominaciones no han seguido las indicaciones de la Escritura en estos aspectos pero no está claro que esto sea igual de cierto con las agrupaciones divididas de aquellos que profesan ––con mucha mayor responsabilidad–– reunirse a solo Nombre del Señor”. Confío en que la oración y una sujeta consideración de la Palabra de Dios ––en particular de los pasajes a los que me he referido–– dejan claro que esto puede ser tan cierto tanto para los que profesan estar reunidos, como para cualquier otro grupo de cristianos profesantes. Los diversos grupos que, independientemente de sus afirmaciones, no pueden establecer sus ordenanzas por medio de las Escrituras, son tan obra y voluntad del hombre como los grupos denominacionales. El decir que todos ellos están reunidos por el poder del Espíritu Santo le echaría la culpa de la división a Aquel que hizo que el apóstol Pablo escribiera, “mirad a los que causan [divisiones] y escándalos contra la doctrina que vosotros habéis aprendido; y apartaos de ellos” (Romanos 16:17).
Se puede considerar caritativo, o de mente abierta, el creer que todos estos creyentes están reunidos al “Nombre sobre todo Nombre”; pero en realidad, si probamos esa creencia por la Palabra infalible, es una indiferencia al Nombre de Cristo. Se podría pensar que el decir que solo una congregación puede ser verdaderamente reunida de acuerdo con Mateo 18:20 es una presunción farisaica; ¿pero no es esto evidentemente la enseñanza de las Escrituras?
El decir que todos están reunidos de esta manera conduce a indiferencia a las afirmaciones de Cristo en cuanto a la congregación de Su pueblo durante Su ausencia, y en cuanto a si estamos o no realmente reunidos a Su Nombre.
¿Cómo podemos encontrar el aposento?
Se puede preguntar, “¿Cómo voy a saber cuáles santos de Dios están verdaderamente congregados hoy en día, si es que los hay? ¿Cómo voy a encontrar ‘el aposento?’” Yo respondo: “Siguiendo al hombre con el cántaro de agua y preguntándole al padre de familia de la casa”. “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, demándela á Dios, el cual da á todos abundantemente, y [sin reproche]; y le será dada. Pero pida en fe, no dudando nada” (Santiago 1:5-6).
El lugar o el camino son aquellos que ninguna inteligencia natural puede descubrir, aunque sea tan hábil como el ojo del buitre. La naturaleza no puede encontrarlo ni andar en él, aunque tenga la fuerza del “león” (Job 28:7-87There is a path which no fowl knoweth, and which the vulture's eye hath not seen: 8The lion's whelps have not trodden it, nor the fierce lion passed by it. (Job 28:7‑8)). Es un camino que solo la fe puede encontrar; “la sabiduría y la prudencia” de Dios son necesarias.
“Y dijo al hombre: He aquí que el temor del Señor es la sabiduría, Y el apartarse del mal la inteligencia” (Job 28:2828And unto man he said, Behold, the fear of the Lord, that is wisdom; and to depart from evil is understanding. (Job 28:28)). “La antorcha del cuerpo es el ojo: pues si tu ojo fuere [bueno], también todo tu cuerpo será resplandeciente” (Lucas 11:34).
Pero el ojo no es bueno si mira y es guiado por el hombre —no importa cuán confiables o inteligentes en la verdad de Dios sean los familiares, amistades o las actividades de uno. Cristo dijo, hablando a los judíos, “El que quisiere hacer Su voluntad, conocerá de la doctrina” (Juan 7:17). ¿Deseas hacer Su voluntad? Prestemos atención a Su Palabra, hablada por el apóstol Bernabé, quien “exhortó á todos á que permaneciesen en el propósito del corazón en el Señor” (Hechos 11:23).
Si se Le da libertad, el Espíritu guiará y congregará
“No apaguéis el Espíritu” (1 Tesalonicenses 5:19) Quien se encarga de congregar, y “examinadlo todo; retened lo bueno” (1 Tesalonicenses 5:21). Esto de examinar y retener puede ser desagradable para la mente carnal, pero ¿no es digno el Señor de ser buscado?
¿Puedes decir: “Maravillosos son tus testimonios: Por tanto los ha guardado mi alma. El principio de tus palabras alumbra; Hace entender á los simples” (Salmo 119:129-130)? La Palabra de Dios permanece, y proporciona luz a cada paso. Todavía tenemos Su Palabra y Su Espíritu. ¿Qué se necesita entonces, sino tener los corazones ejercitados en Su presencia y buscar el camino de la obediencia según la Palabra y bajo la guía de Su Espíritu? “Por tanto, no seáis imprudentes, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor” (Efesios 5:17).
¿No hay cristianos cerca de ti cuyos corazones y mentes hayan sido ejercitados, y que, por la misericordia de Dios, se hayan reunido apartados de todas las divisiones de la iglesia profesante? ¿No hay ninguno que, cansado del sectarismo y de los nombres de los grupos, se haya reunido solo al santo Nombre del Señor Jesucristo? ¿Nadie que vea que hay “un solo cuerpo” al que pertenece todo el pueblo de Dios, y no a los muchos grupos que se ven por todas partes y que lo niegan prácticamente? ¿Ninguno que se esfuerce por mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz?
Si no hay ninguno de los que hemos descrito, entonces mantente solo y pasa mucho tiempo con Dios en secreto. Quizá Él pronto te dé la comunión con otro de Sus hijos; y entonces, podrán buscar juntos de Su guía. “Encaminará á los humildes por el juicio, Y enseñará á los mansos su carrera” (Salmo 25:9). Y no olvides que donde están dos o tres congregados a Su Nombre —ya sea en una cocina o en un granero—allí está Él en medio de ellos.
H. Smith
CONGREGADOS
Hamilton Smith
Impreso en CANADÁ
VERSIÓN E-Book—1.0
Primera edición en español – mayo de 2021
Nota: Toda referencia de la Santa Escritura es de la versión Reina-Valera Antigua.
Publicado por:
CHRISTIAN TRUTH PUBLISHING
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CANADÁ
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