Para Israel: En Levítico 11 están escritas las leyes detalladas acerca de lo que los hijos de Israel podían comer, o no comer (versículos 1-31). Todo el mundo sabe que el judío ortodoxo no come carne de puerco, pues para él, según la ley de Moisés, es animal inmundo. Pero había muchos otros animales, peces, reptiles y aves señalados por inmundos.
En esta instrucción literal y específica dada a los israelitas, hay instrucción para el cristiano. Los animales limpios y comestibles, tales como el ganado, las ovejas, las cabras, etc., tenían pezuñas hendidas, y rumiaban. Para el creyente, la pezuña hendida habla de un andar separado del mundo puesto en maldad (léase 2 Corintios 6:14-18), y el rumiar habla de la meditación sobre la Palabra de Dios después de leerla, tal como la oveja que traga su comida y luego la devuelve a la boca y la mastica lentamente.
Hay bastante instrucción espiritual para el cristiano en lo que les fue prohibido comer a los israelitas. Por ejemplo: el “búho”. Es un ave nocturna. El cristiano es “del día”. Otro: el puerco. Tiene pezuña hendida, sí, pero no rumia. El creyente que no medita diariamente en la Palabra de Dios está en gran peligro de caerse en la mundanalidad.
Para la Iglesia: La instrucción dada al cristiano es totalmente diferente de la que fue dada a los israelitas; también es muy sencilla y a la vez comprensiva:
“Empero el Espíritu dice manifiestamente, que en los venideros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus de error y a doctrinas de demonios; que con hipocresía hablarán mentira, teniendo cauterizada la conciencia. Que prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de las viandas que Dios crió para que con hacimiento de gracias participasen de ellas los fieles, y los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios crió es bueno, y nada hay que desechar, tomándose con hacimiento de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado. Si esto propusieres a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, criado en las palabras de la fe y de la buena doctrina, la cual has alcanzado” (1 Timoteo 4:1-6).
Este pasaje es muy importante. Era preciso que Timoteo, como buen siervo de Jesucristo, lo propusiera a los hermanos en Cristo. Nos da a entender que el prohibir casarse, y el abstenerse de las viandas que Dios creó, son doctrinas de demonios procedentes de espíritus (no de verdad, sino) de error. Hay varias sectas apóstatas llamadas cristianas que enseñan y practican tales doctrinas. La palabra de Dios no produce ningún resultado en su conciencia, porque está cauterizada, y ellos con hipocresía hablan mentiras. ¡Es un estado terrible cuando seres humanos no son ya sensibles a la verdad!
Todo lo que Dios ha creado, de lo comestible, es bueno para comer; es alimento autorizado por la palabra de Dios, y por la oración. Esta autorización otorgada a nosotros por el Señor, mientras Israel está todavía puesto a un lado por su rechazamiento del Mesías, conforme a la autorización original otorgada a Noé y a sus hijos cuando salieron del arca: “Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y hierbas, os lo he dado todo” (Génesis 9:3). Había una sola prohibición: “Empero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis” (Génesis 9:4). El hombre, por su pecado, había perdido el derecho a la vida. Esta prohibición dada al principio de la época posdiluviana ha seguido en vigor. Fue repetida a los hijos de Israel (Levítico 17:10-14). Fue reiterada, y a los cristianos, por los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo (Hechos 15:20,29).
El negar el cristiano el derecho de casarse o de comer carne es apostasía de la verdadera fe.