Efectos Prácticos En Nuestras Vidas

 •  2 min. read  •  grade level: 15
Listen from:
Es probable que algunos de vosotros os estéis preguntando si es realmente posible llevar esto a cabo en nuestras vidas de una manera práctica, o si se trata sólo de unas bonitas ideas teóricas. ¿Podemos esperar vivir esas cosas en realidad, o eran sólo para cristianos destacados como el Apóstol Pablo? No penséis ni por un momento que otros no han tenido las mismas dificultades. Si conocierais la agonía por la que han pasado otros al tratar de poner esas cosas en práctica, os daríais cuenta de que no es fácil para el yo (1 Pedro 4:1). Alguien ha dicho: «La verdad es cosa sencilla; somos nosotros los complicados.» Si veis a otros cristianos que parecen haber puesto esas cosas en práctica, ello se debe sólo a que las han afrontado en presencia del Señor. A veces ha costado muchas lágrimas. Un viejo poema expresa esto bien:
Vates habrá cantando dulces trovas
En la luz de la corte celestial
Que explicarán de aquellas dulces notas
«¡Aprendí mi cantar en un erial!»
Y subirán en el hogar paterno
Retumbantes himnos de alegría
Que en medio de sollozos se aprendieron
En la desventura más sombría.
En tanto que esas cosas no vienen con facilidad, no deberían inducirnos a desistir, como quizá tengamos inclinación a hacer. Si creemos la Palabra de Dios, que en la muerte de Cristo también hemos muerto al pecado, entonces hay poder ahora a nuestra disposición, por la fe, para considerarnos como muertos al pecado. Podemos contar con que Dios será fiel a Su Palabra. Lo que necesitamos es corazones bien dispuestos, porque la Biblia fue escrita para corazones bien dispuestos. Si hay un verdadero deseo en nuestros corazones para ser más como Cristo, entonces Dios obrará en nosotros.
La sustancia de este librito fue originalmente dada en forma de conferencias a jóvenes en Lassen Pines, un campamento juvenil en California. En esas situaciones, experimentamos a veces tal gozo en Cristo y tal felicidad en nuestros corazones, que pensamos que nunca más podremos sentir desaliento. Luego descendemos de aquella experiencia «en la cumbre» sólo para descubrir que aquello no era el mundo real, y que tanto el mundo a nuestro alrededor como nuestra naturaleza pecaminosa permanecen sin cambios. A veces, los problemas parecen hasta algo peores, porque Satanás nos hace objeto de un ataque especial, debido a que hemos estado gozando tanto del Señor. ¿Hay respuesta para este dilema?