Fred John Meldau
Hay muchas influencias que controlan la marea o el movimiento de las aguas oceánicas de marea: la atracción gravitatoria del sol y de la luna, ambas juntamente, o la una contra la otra, las tempestades, etc. Se precisa de cálculos matemáticos muy complicados para poder predecir las mareas altas y bajas, y el tiempo en que cada una ocurre. Pero hay oceanógrafos que pueden pronosticarlo en distintas orillas de los mares y bahías marítimas.
Entonces, ¿de qué manera pueden pronosticar las mareas los pequeños peces múgiles (o sean las lisas), y predecirlas con una precisión fantástica, sin poder hacer cálculos matemáticos?
La especie “lisa” de la costa de California y de Baja California lleva a cabo esta hazaña repetidas veces desde marzo hasta julio. Millares del pequeño pez lisa llegan a las playas para poner sus huevas en la arena tres o cuatro noches después de luna nueva o luna llena.
El pronóstico de la hora y del minuto de su llegada se obtiene, añadiendo 15 minutos al tiempo de la marea alta nocturna. Es decir, los peces dejan un margen de seguridad: llegan a la playa DESPUÉS del cambio de la marea, y en las noches cuando la marea está un poco más baja que en la noche anterior. Así las huevas puestas en la arena no serán alcanzadas por la próxima marea alta en menos de aproximadamente dos semanas.
La hembra, cargada de huevas, se deja llevar por la marea hasta vararse. Luego cava enérgicamente en la arena con la cola hasta una profundidad de seis u ocho centímetros, cola metida dentro. Luego los machos, enrollan sus cuerpos en una posición horizontal en torno de las hembras y echan lecha que corre por los cuerpos de las hembras y fertiliza las huevas que son puestas en la cavidad de la arena. El acto requiere sólo 30 segundos en total. Luego los múgiles se echan flojamente al mar; pero las huevas, depositadas en una noche cuando la marea ha empezado a bajar, no serán alcanzadas por la próxima marea alta hasta casi una quincena. Mientras tanto las huevas son incubadas en la arena mojada y tibia. Cuando la próxima marea alta descubre las huevas, ellas revientan explosivamente y los pececillos nadan al mar.
¿Quién enseña a cada generación de lisas de qué manera deben calcular las mareas y saber cuándo sea la hora 15 minutos después de la marea alta de la noche después de la marea alta quincenal? Quién dispuso que las huevas de la lisa se empollen en dos semanas? ¿y en un nido de arena mojada? ¿Quién enseño a la hembra a hacer el nido en el lugar exacto donde la marea lo descubriría en una quincena?
Ante tales hechos milagrosos nos llenamos de reverente admiración, estando seguros de que El Creador equipó de todo al múgil (o sea lisa) siendo con todas las facultades necesarias para que todo el mundo tenga una demostración continua de “Su eterna potencia y divinidad” (Romanos 1:20).
(Traducido e impreso con permiso, de WHY WE BELIEVE IN CREATION, NOT IN EVOLUTION [POR QUÉ CREEMOS EN LA CREACIÓN, NO EN LA EVOLUCIÓN], por Fred John Meldau, páginas 137-138).