El Intervalo en Génesis 1: ¿Es sólo una teoría?

Table of Contents

1. Una Nota Preliminar
2. ?Es Sólo una Teoría?
3. Evidencias Que Indican un Intervalo en Genesis 1
4. Conclusiones y Consideraciones
5. Contraportada

Una Nota Preliminar

Los comentarios en este folleto sobre la creación son el resultado de un estudio bíblico que tuvo lugar en Richmond, BC (Canadá) el 2 de septiembre del 2012.
Dado que las preguntas siguen surgiendo con respecto a si hay un intervalo de tiempo en Génesis 1, ha sido mi convicción el publicar estas notas como una simple declaración de lo que la Escritura dice sobre este tema.
Ahora encomendamos este sencillo tratado a nuestros lectores, y confiamos que será usado por el Señor para ayudar a cualquiera que esté buscando luz en este tema. “Resplandeció en las tinieblas luz á los rectos” (Salmo 112:4).
Nota del traductor: las citas bíblicas en este folleto son de la versión Reina-Valera Antigua, excepto cuando se proporcionan representaciones más precisas tomadas de otras traducciones especialmente la traducción hecha por J. N. Darby en inglés. También hemos sustituido la palaba crió en la Reina-Valera Antigua por la palabra creó, para facilitar la comprensión.
Bruce Anstey
1ra edición en inglés—julio de 2013
2da edición en inglés—noviembre de 2013
3ra edición en inglés—julio de 2018
1ra edición en español – junio de 2020

?Es Sólo una Teoría?

“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas” (Génesis 1:1-2).
El Tema
En los últimos doscientos años, la posición que la mayoría de los maestros y expositores cristianos han tomado sobre Génesis 1:1-2 es que se refiere a una creación original de Dios en la que después de algún tipo de juicio, la tierra pasó a un estado de caos y ruina. Luego, en Génesis 1:3-31, en seis días literales, Dios se dedicó a una reconstrucción de la tierra con la creación de la vida animal, estando la humanidad incluida en la reconstrucción (versículos 21 y 27). Maestros bíblicos han concluido, por lo tanto, que hay un período de tiempo no especificado entre la creación de la tierra (versículos 1-2) y su reconstrucción (versículos 3-31). Su objetivo no es calcular el lapso de tiempo de este intervalo ya que la Escritura guarda silencio al respecto, sino que simplemente hacen notar que se encuentra allí. Algunos sí han especulado que el intervalo podría haber sido de millones de años, y que esto quizás explica la presencia de los fósiles en las capas geológicas de la corteza terrestre, los cuales fueron en algún tiempo criaturas que formaron parte de la creación original de la tierra.
Esta interpretación ha sido la creencia de prácticamente todos los estudiosos respetados de la Biblia del siglo XIX y la primera parte del siglo XX – desde J. N. Darby, G. V. Wigram, W. Kelly, C. H. Mackintosh, F. W. Grant, W. Scott y A. J. Pollock – hasta C. I. Scofield, R. A. Torrey, E. Schuyler English, A. C. Gaebelien, H. A. Ironside y M. F. Unger, etc. Los encabezados de “La Biblia anotada por Scofield” [en inglés] reflejan esta interpretación en Génesis 1. Dice: Versículo 1 “La creación original”; versículo 2 “La tierra estaba sin forma y vacía por causa del juicio”; y versículos 3-31 “El nuevo principio: el primer día, etc.”
A pesar de esta interpretación generalmente aceptada, la mayoría de los cristianos evangélicos hoy en día creen que estos estudiantes de la Biblia están equivocados en su opinión de Génesis 1, principalmente porque se han descubierto ciertas cosas dentro de la ciencia y la geología en los últimos 50 o 60 años. Los “Creacionistas de la Tierra Joven” (como se les llama comúnmente), son cristianos que rechazan la idea de que hubo una tierra original creada por Dios antes de la que fue reconstruida y en la cual vivimos hoy. En su forma de interpretar a Génesis 1, ellos ven los versículos 1-2 Como parte de la obra de Dios en los seis días de los versículos 3-31. (Esto es esencialmente un resurgimiento de la enseñanza de la Reforma en relación a Génesis 1, es decir, de Martín Lutero, Juan Calvino, Matthew Henry, etc.) Para los Creacionistas de la Tierra Joven, Génesis 1 es parte de una narración continua de la creación. Concluyen, por lo tanto, que el registro de Génesis indica que la tierra es relativamente joven – de aproximadamente 6000 años – porque (dicen) los seis días en Génesis 1, en donde comienza el tiempo, marcan el inicio creativo de Dios. Ellos han hecho grandes esfuerzos para tratar de convencer al mundo cristiano de esto – utilizando la ciencia, los registros fósiles, y distorsiones de la Escritura. La pregunta es, “¿cuál de estas dos creencias es correcta?” Y, “¿es esto importante?”
Aquellos que sostienen que hay un intervalo no ven este tema como algo de vital importancia (ya que no toca la Persona de Cristo o la obra de Cristo en expiación), pero los Creacionistas de la Tierra Joven creen que es muy importante. Ellos insisten enérgicamente que la tierra es joven, y la razón principal de esto es que es una herramienta útil para desaprobar las teorías erróneas de la Evolución, que requieren largos períodos de tiempo para que las cosas evolucionen lentamente. Sostener que existe un intervalo en Génesis 1 – lo que los Creacionistas de la Tierra Joven llaman “la Teoría del Gran Intervalo” o “la Teoría de la Brecha” – es, en sus mentes, una terrible concertación con las falsas nociones de la Evolución. Estos hombres creen que la idea de un intervalo acomoda a la Evolución y, por lo tanto, socava el mensaje del evangelio. Ellos piensan que es un error grave que daña el propósito para el cual los cristianos han sido colocados en este mundo, que es difundir el evangelio.
Por otro lado, los que sostienen que existe un intervalo, en su mayoría, si no en su totalidad, usan la Palabra de Dios para apoyar sus creencias sobre la creación y dejan a la ciencia fuera de la escena. No creen que sostener lo que la Escritura dice sobre este tema (o sobre cualquier otro tema), pueda debilitar el mensaje del evangelio al mundo, porque Dios no enseña en Su Palabra cosas que derriben la verdad declarada en otras partes de Su Palabra. Los que creen que hubo un intervalo entienden que la causa real por la que una persona cree en el evangelio es el poder vivificante de Dios en las almas (Efesios 2:5), y que los ateos no serán convencidos de que sus creencias sobre la Evolución son erróneas por medio de argumentos astutos de la ciencia. Los que creen en que hubo un intervalo ven en las Escrituras que los cristianos no han sido llamados a razonar con los infieles, y por lo tanto no les corresponde convencer a hombres perdidos de la existencia de Dios y Su creación. Se contentan con dejar los resultados del evangelio a Dios, Quien solo tiene el poder de llevar a los hombres al arrepentimiento y a creer en el Señor Jesucristo. Así, los que creen que hubo un intervalo ven que la premisa de lo que creen los Creacionistas de la Tierra Joven tiene un mal fundamento – además de no ser bíblico.
La Biblia: La Máxima Autoridad Para la Respuesta
Una respuesta autoritativa a esta diferencia de opinión no se puede encontrar por acudir a la ciencia, a los registros fósiles, o a la razón humana, sino haciendo uso de la Palabra de Dios. Ella es nuestra máxima autoridad para lo que creemos. Nuestro examen, por lo tanto, debe comenzar con la pregunta, “¿Qué dice la Palabra de Dios acerca de este tema?” Un examen de Génesis 1 indica que en verdad hubo una creación original de “los cielos y la tierra”, y que la tierra pasó a un estado caótico en el que vino a estar “desordenada [baldía] y vacía”, y la “oscuridad” prevalecía sobre toda la escena. No se nos revela cuánto tiempo duró la tierra en esa condición caótica, pero sí dice que llegó a un punto en el que Dios actuó e “hizo” (una obra de reconstrucción) tierra y cielos nuevos (Éxodo 20:11; 31:17; Salmo 33:6). Esto ha llevado a muchos maestros de la Biblia, que fueron confiables y respetados, a la conclusión de que existe un intervalo entre el recuento de estas dos obras de Dios. Los Creacionistas de la Tierra Joven acusan a estos maestros de la Biblia de añadir un intervalo a la Escritura, cuando en realidad, ellos simplemente están observando el hecho de que Dios no nos ha revelado cuando fue que comenzó Su obra creativa en el pasado sin fecha y cuánto tiempo ésta permaneció en un estado caído antes de Él emprender Su obra de reconstrucción. Estos maestros respetados de la Biblia creen que sería un error decir que Génesis 1:1-2 es la misma obra que Génesis 1:3-31 en vista de las evidencias de la Escritura que estamos a punto de considerar.
En el relato de la creación, es importante tener en cuenta que la Palabra de Dios usa tres palabras diferentes – “creó”, “hizo”, y “formó” (Génesis 2:4-7) – para describir la obra de Dios.
•  “Creó” (“bara” en hebreo) tiene que ver con traer algo a la existencia que nunca ha existido antes, sin usar material preexistente (Génesis 1:1, 21, 27).
•  “Hizo” (“asa” en hebreo) tiene que ver con el uso de material que ha sido creado previamente y convertirlo en algo nuevo y diferente (Génesis 1:31; 2:3-4).
•  “Formó” (“yasar” en hebreo) tiene que ver con tomar algo que se ha hecho y darle una nueva forma para un propósito específico (Génesis 2:7-8).
Isaías 43:7 menciona los tres términos en un solo verso: “Todos los llamados de mi nombre; para gloria mía los he creado, los formé y los hice”. (Véase también Isaías 45:18). Por lo tanto, en los primeros cuatro días de la reconstrucción, Dios solo estaba haciendo; en el quinto día Él estaba haciendo y creando; y en el sexto día estaba haciendo, creando y formando; en el séptimo día no hizo ninguno de los anteriores.
Los que abogan por una tierra joven dicen que estos términos se utilizan de forma intercambiable en la Escritura y que todos ellos se refieren a la misma cosa. Sin embargo, una mirada cuidadosa al recuento de la creación demostrará que estos no se utilizan indistintamente. Por ejemplo, Génesis 2:3 dice: “Y bendijo Dios al día séptimo, y santificólo, porque en él reposó de toda Su obra que había Dios creado y hecho”. Si creado y hecho son términos idénticos, esta sería una declaración redundante y sin sentido. Como regla, Dios no usa términos intercambiables en Su Palabra. Si aparece una palabra diferente en el texto, es porque está en vista un significado o aspecto diferente en el tema en discusión. Esto es consistente en toda la Escritura, y “la Escritura no puede ser quebrantada” (Juan 10:35).
Los Creacionistas de la Tierra Joven señalarán a Génesis 1:26-27 para apoyar su idea de que Dios usa los términos indistintamente. Estos versos dicen: “Y dijo Dios: Hagamos al hombre á nuestra imagen, conforme á nuestra semejanza; y señoree en los peces de la mar, y en las aves de los cielos, y en las bestias, y en toda la tierra, y en todo animal que anda arrastrando sobre la tierra. Y creó Dios al hombre á Su imagen, á imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó”. Sin embargo, estas palabras se refieren a diferentes partes del ser tripartito del hombre. Génesis 1:26 enfatiza el lado natural y físico del hombre el cual Dios hizo, y Génesis 1:27 se refiere al lado espiritual de su ser que Dios creó cuando hizo al hombre (Génesis 2:7).

Evidencias Que Indican un Intervalo en Genesis 1

Hay una serie de pruebas internas dentro de la propia historia de la creación que confirman que existe de hecho un intervalo entre la creación original y la reconstrucción de la tierra.
Evidencia Exegética
Uno de los grandes principios para una adecuada exégesis bíblica es que debemos interpretar la Escritura en la luz de todas las demás Escrituras. Esto es esencialmente a lo que se refería el apóstol Pedro cuando dijo que ninguna “Escritura es de particular interpretación” (2 Pedro 1:20). Esto significa que no es correcto aislar un pasaje de la Escritura del resto de la Palabra de Dios y pensar que tendremos su significado completo contenido en ese pasaje. La nota al rodapié de la traducción de J. N. Darby en 2 Pedro 1:20 dice: “Uno casi podría decir: ‘ninguna profecía se explica a sí misma’”. De manera similar, el Sr. G. Campbell Morgan dijo: “Se necesita toda la Biblia para explicar cualquier pasaje de la Biblia”. Así, debemos tener la luz de todas las Escrituras iluminando cualquier pasaje que estemos considerando para poder comprender correctamente el significado pleno de ese pasaje. Por lo tanto, debemos recurrir a otros pasajes de la Escritura que hablan sobre la creación para obtener una comprensión correcta de Génesis 1. Hacemos referencia a cuatro de estos pasajes:
Isaías 45:18
ISAÍAS 45:18 dice: “Porque así dijo Jehová, que creó los cielos, él es Dios, el que formó la tierra, el que la hizo y la compuso; no la creó en vano [baldía], para que fuese habitada la creó”. La palabra traducida “en vano [baldía]” en este verso (“tohu” en hebreo) es la misma palabra que se usa en Génesis 1:2, traducida como “desordenada” en la Reina-Valera Antigua. Por lo tanto, cuando Génesis 1:2 dice que la tierra estaba “desordenada y vacía; y las tinieblas estaban sobre la haz del abismo”, no podría estar refiriéndose a la acción inicial de Dios de la creación, porque Isaías 45:18 declara que Dios no la creó de esa manera, es decir con material “baldío”. El Sr. W. Kelly dijo: Dios no creó simplemente una masa de materia prima no acabada”. Dado que esto es así, está claro que Génesis 1:2 es una descripción del estado en el que cayó la tierra después de su creación.
Como regla general, cuando Dios crea, es algo perfecto y completo. No comienza con una masa de elementos y luego construye un producto terminado en una serie de pasos. Pero cuando Él hace (como en la reconstrucción de la tierra) a menudo es así; Él construye una cosa tras otra hasta que Su obra llega a la culminación. Siendo este el caso, Génesis 1:2 no podría ser la descripción de la obra creativa de Dios porque Él no crea de manera incompleta. El Sr. W. Scott enfatiza este punto en su libro “Los dos árboles del paraíso” (página 5): “La escena de desolación absoluta, descrita gráficamente en el segundo versículo de la Biblia, no fue la obra creadora de Dios, porque su obra [creativa] es perfecta”. También señala que la declaración frecuentemente usada: “en seis días creó Jehová los cielos y la tierra”, no se encuentra en la Escritura. La Biblia dice: “Porque en seis días hizo Jehová los cielos y la tierra” (Éxodo 20:11; 31:17).
Una mirada más cercana a Génesis 1:2 muestra una condición triple por la cual pasó la tierra: desorden, vacío y oscuridad. La palabra traducida “estaba” (“hay'thah” en hebreo) en la Reina-Valera Antigua, según muchos estudiosos, podría también traducirse “se volvió”. [Nota del traductor: la versión Reina-Valera Antigua dice correctamente “estaba” y no “era”; estas dos palabras no se distinguen en inglés, que simplemente usa la palabra “was”]. Por ejemplo, J. N. Darby dijo: “No creo que “hay'thah” (“was”) aquí se refiera a una simple existencia, sino que “se convirtió” ... en un estado al cual había pasado” (“Notes and Comments on Scripture”, vol. 1, página 111). El pasaje, por lo tanto, podría leerse, “Y la tierra se volvió desordenada y vacía”.
“Se volvió” indica que hubo un cambio de condición en lo que Dios había creado, y por lo tanto confirma que Él no creó la tierra en un estado de caos. Hay 17 lugares en la traducción en inglés King James del libro de Génesis donde esta palabra (“hay'thah”) ha sido traducida “se volvió”. No sabemos por qué los traductores de la traducción King James eligieron usar “was” en Génesis 1:2, cuando traducen la misma palabra como “se volvió” en muchos otros lugares en Génesis. La Nueva Versión Internacional (una traducción favorita de muchos Creacionistas de la Tierra Joven) afirma en una nota al rodapié que la traducción alternativa para “was” es “se volvió”.
A menudo se ha preguntado que, si Génesis 1:2 está describiendo un estado caído, ¿quién, o qué lo causó? La Escritura guarda silencio en cuanto a una declaración directa sobre esto. Sin embargo, la respuesta a esta pregunta puede que se encuentre en las palabras “desordenada” (“tohu”) y “vacía” (“bohu”). Es significativo que en cada uno de los otros cinco lugares de la Biblia donde se usan estas palabras, siempre son el resultado de un acto de juicio en relación con el pecado (Isaías 24:1; 34:11; 45:18; Jeremías 4:23; Nahúm 2:10). Por lo tanto, sería seguro y en consonancia con toda la Escritura si concluimos que este es el caso aquí en Génesis 1:2.
Pero, ¿qué juicio sería éste, y sobre quién o qué? Partiendo de las referencias anteriores podemos deducir que esto sería algo que resultó de las operaciones pecaminosas de Satanás, porque en la medida de lo que revela la Escritura, él y sus ángeles eran las únicas criaturas en existencia entonces con tal poder de obrar pecaminosamente. Puesto que es el carácter de Satanás el echar a perder y corromper todo lo que Dios hace, podemos deducir que, después de ser expulsado de la morada de Dios (Ezequiel 28:11-19), él corrompió la tierra, y Dios cerró toda la escena con un acto de juicio. No podemos afirmar enfáticamente que esta es la causa del estado caído y caótico de la tierra, pero es coherente con el curso de la Escritura.
Los que abogan por la idea de una “tierra joven” rechazan esto porque, para que hubiese muerte y juicio, tenía que haber pecado, y el pecado (según ellos piensan) no existió hasta que Adán cayó (Génesis 3). Ellos citan a Romanos 5:12 para apoyar esto. Sin embargo, Romanos 5:12 no se refiere al pecado y muerte que entraron a la creación primitiva, sino al pecado y muerte que entraron a la raza humana (el mundo Adámico). Es un error pensar que el pecado no existió hasta que Adán cayó. El apóstol Juan nos dice que Satanás pecó en “el principio” (1 Juan 3:8). Él y sus ángeles fueron los primeros pecadores, y consecuentemente, fueron expulsados del cielo. Esto se puede ver en el hecho de que él estaba en el jardín del Edén obrando pecaminosamente, mintiendo y engañando a la mujer antes de que ella y su esposo pecaran contra Dios (Génesis 3:1-7). En Romanos 5:12, Pablo simplemente está haciendo un recuento de la entrada del pecado en la raza humana; Juan se remonta al origen del pecado.
A pesar de esto, los Creacionistas de la Tierra Joven rechazan la idea de que había pecado y muerte antes de Adán pecar porque Génesis 1:31 dice: “Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera”. Ellos no creen que Dios podría decir esto estando la corteza terrestre llena de fósiles con los signos de la enfermedad, violencia, muerte y decadencia. Preguntan: “¿Cómo podría Dios llamar a eso bueno en gran manera?” Sin embargo, una lectura más cuidadosa del versículo muestra que Dios estaba pronunciando esto en cuanto a lo que había “hecho” en los seis días de la reconstrucción, no en referencia a lo que se había echado a perder previamente en la creación. Dijo que “era” (o sea lo que había hecho en los seis días) “bueno en gran manera”. Una simple lectura del pasaje es todo lo que se necesita aquí.
Se ha presentado a Marcos 10:6 como prueba de que el hombre era parte de la creación mencionada en Génesis 1:1. Sin embargo, el “principio de la creación”, del cual el Señor habla en Marcos 10:6, no es el comienzo creativo de los cielos y la tierra, sino donde tuvo comienzo la creación del hombre (Génesis 1:26-27).
Hebreos 11:3
HEBREOS 11:3 declara: “Por la fe entendemos haber sido compuestos los siglos [el universo] por la Palabra de Dios”. La palabra “compuestos” o “componer” (“katartizo” en griego) significa “reparar” o “arreglar” (Strong’s), “ordenar nuevamente” (Liddell and Scott), o a algo “ajustado” (Nestle). La misma palabra se usa en Mateo 4:21 y Marcos 1:19 y es traducida como “remendaban” y “aderezaban” en la Reina-Valera Antigua. En Gálatas 6:1, esta palabra se traduce como “restaurad”. Por lo tanto, este versículo indica que Dios reparó o restauró lo que había creado previamente. El hecho de que necesitaba una reparación muestra claramente que había entrado en un estado caótico.
2 Pedro 3:5
2 PeDRO 3:5 declara: “Porque ellos ignoran voluntariamente, que por la palabra de Dios los cielos fueron en el tiempo antiguo, y la tierra saliendo del agua y en el agua” (traducción King James en inglés). En este pasaje, Pedro responde a la ignorancia de los infieles que, burlándose, insisten en que todo ha permanecido igual desde el comienzo de la creación (versículo 4). Él muestra que ha habido dos intervenciones catastróficas mundiales de Dios en juicio en el pasado (versículos 5 y 6), y que viene una tercera (versículo 7). El versículo 5 hace una referencia al juicio que dejó a la tierra en el estado caótico descrito en Génesis 1:2, el versículo 6 se refiere al juicio del diluvio en los días de Noé, y el versículo 7 describe el juicio futuro después del Milenio, al final de los tiempos. No obstante, los Creacionistas de la Tierra Joven insisten en que los versículos 5-6 se refieren al diluvio. El versículo 6 ciertamente lo hace, pero el versículo 5 no podría hacerlo. Todo el que conoce la historia del diluvio sabe que las aguas del diluvio cubrieron las montañas más altas (Génesis 7:18-20); no había pedazos de tierra “saliendo del agua”, como el verso 5 indica. El versículo 5, por lo tanto, debe estar refiriéndose a algo más. Como lo que se describe en el versículo 5 se menciona antes de la descripción del diluvio en el versículo 6, ¿a qué otra cosa en los primeros seis capítulos de Génesis podría referirse sino a Génesis 1:2?
La descripción de la tierra en 2 Pedro 3:5 puede que no se parezca a lo que se establece en Génesis 1:2 cuando se comparan, pero en realidad no hay dificultad en reconciliar los dos pasajes cuando recordamos que la Biblia es una revelación progresiva de la verdad. Lo que ha sido dado en el Antiguo Testamento a menudo ha sido expandido en el Nuevo, donde se ve con más detalle. Por ejemplo, se da más en 2 Timoteo 3:8 acerca de los magos egipcios que resistieron a Moisés, lo cual no habríamos conocido teniendo sólo el Antiguo Testamento. Del mismo modo, 2 Pedro 3:5 amplifica Génesis 1:2. Al leer el relato en Génesis 1, podríamos haber pensado que el agua cubría la tierra por completo, pero 2 Pedro 3:5 nos dice que había partes de la tierra que estaban sumergidas y otras no. Mirando más de cerca a Génesis 1:2, vemos que no dice que la tierra estaba totalmente cubierta de agua; es una suposición decir que era así. Se podría argumentar que no lo estaba hasta el tercer día en que la tierra apareció. Una vez más, la Escritura no dice esto; dice que se descubrió la “seca” en el día tercero. Comparando a Génesis 1:2 Con 2 Peter 3:5 aprendemos que cuando la tierra estuvo “desordenada y vacía”, se encontraba en estado lacustre (parcialmente sumergida).
W. Kelly comentó: “El pasaje que tenemos por delante [2 Pedro 3:5-6] es aplicado por algunos sólo a la constitución primitiva de la tierra, por otros al diluvio. Es evidente que el apóstol mira sucesivamente a cada uno” (The Second Epistle of Peter, pág. 165).
Genesis 2:4
GENESIS 2:4 es un resumen divinamente inspirado del recuento de la creación. Dice: “Estos son los orígenes de los cielos y de la tierra cuando fueron creados, el día que Jehová Dios hizo la tierra y los cielos”. La obra de Dios es declarada dos veces aquí. Primero, en relación con lo que Él “creó” en el pasado sin fecha determinada. (Nota: Aquí los cielos son mencionados antes de la tierra, que es el orden en Génesis 1:1). Luego, en segundo lugar, la obra de Dios es mencionada en relación con las cosas que Él “hizo”. (Nota: Aquí la tierra es mencionada antes de los cielos, que es el orden de la obra de Dios en los seis días de la reconstrucción en Génesis 1:3-31). Refiriéndose a estas cosas de esta manera tan precisa, el Espíritu de Dios claramente indica que el recuento contiene dos obras distintas de Dios.
W. Kelly concluye sus comentarios sobre este tema diciendo: “La idea común de colocar a la creación del mundo a unos seis mil años es un simple error. La Biblia no es responsable en ninguna manera de ello. ¿Dónde dice la Escritura esto, o siquiera algo parecido?” (“The Creation, pág. 11)
Evidencia Estructural [del Pasaje]
Las Escrituras fueron escritas con cuidado y precisión (inspiradas divinamente), y deben estudiarse de esa manera: “mandato sobre mandato ... línea sobre línea” (Isaías 28:10). Esto significa que debemos prestar atención a los detalles más pequeños de la Palabra de Dios. El estudiante de las Escrituras también está llamado a “trazar bien la Palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15). Esto significa que la Palabra de Dios tiene divisiones y que debemos observar esas divisiones al tratar de obtener una comprensión de la verdad. Los temas son seccionados por las recurrencias de ciertos términos y frases que marcan párrafos unificados de pensamiento. Estos deben ser notados por el estudiante de la Biblia. Un ejemplo de esto se puede ver en los cinco libros de los Salmos; cada libro está marcado cuidadosamente teniendo al final las frases “Amén y Amén” o “Alabe a JAH” (Salmo 41:13; 72:19; 89:52; 106:48; 150:6).
La primera división en la Palabra de Dios que los estudiantes de las Escrituras deben tener en cuenta está entre Génesis 1:2 y Génesis 1:3. La estructura misma del relato bíblico así lo indica. Esto puede verse al notar que los seis días en el pasaje están separados por dos frases recurrentes que indican el comienzo y el final de cada día. El primer día comienza con “Y dijo Dios”, y termina con: “Y fue la tarde y la mañana un día”. Estas dos frases repetitivas indican el inicio y el fin de cada uno de los días. Este patrón continúa a través del recuento. Muestra claramente que el primer día comienza en el verso 3, y no en el verso 1, como dicen los Creacionistas de la Tierra Joven. Enseñar de otra manera es hacer caso omiso a este patrón que Dios ha establecido en Su Palabra.
Esto muestra que los dos primeros versos son un párrafo separado de lo que sigue en el resto del capítulo. Por lo tanto, las cosas mencionadas en los dos primeros versículos, son acciones que claramente no ocurrieron al mismo tiempo que las cosas indicadas en el resto del capítulo. Esta división en el texto indica una brecha entre las dos obras de Dios de crear y reconstruir, sin especificar de cuánto tiempo fue este intervalo.
Evidencia Gramatical
G. V. Wigram señala en su artículo, “Examination of the Hebrew Bible as to the Structure and Idiom of the Language” [Un Examen de la Biblia Hebraica en Cuanto a la Estructura y Lenguaje del Idioma], que hay un cambio significativo en los tiempos verbales en Génesis 1, y que este cambio indica una nueva obra de Dios a partir del versículo 3 (“Memorials of the Ministry of G. V. Wigram,” vol. 2, págs. 161-169).
Él señala que los versículos 1-2 están expresados como acciones pasadas, mientras que los versículos 3-31 son acciones presentes. Este cambio de tiempos verbales en el texto indica que los versículos 1-2 forman un párrafo por sí solos. El Sr. Wigram afirma que “creó” y “estaba [se volvió]” son verbos en “el tiempo pasado perfecto. Luego, él muestra que los versículos 3-31 indican una nueva acción de Dios, enfatizada por un cambio al tiempo presente. Este tiempo presente continúa en todo lo que resta del capítulo. Él dice que los versículos 3, 6, 9, 14, etc., podrían ser traducidos con más precisión como, “Y dice Dios, Sea la luz...” y, “ve Dios que la luz es buena...”. Además, los versículos 5, 8, 13, 19, 23, 31 deberían ser, “Y es la tarde y la mañana un día...”. Esto demuestra que, al escribir el relato de la creación, el Espíritu de Dios estaba indicando claramente un cambio. El Sr. Wigram concluyó: “Cualquiera que considere el asunto verá que es el comienzo de un párrafo completamente nuevo”. Esta evidencia nuevamente apunta a una mudanza en los tratos de Dios de Su creación original de la tierra (versículo 1) a Su reconstrucción de la tierra actual (versículos 3-31).
Los que rechazan que hubo una creación original que cayó en el caos se apresuran a señalar que el versículo 3 comienza con “Y” (“waw” en hebreo). En sus mentes, esto muestra que los versículos 3-31 están conectados con los versículos 1-2 y, por lo tanto, los dos primeros versículos son parte del primer día. Sin embargo, la palabra “Y” (“waw”) no está en el texto hebreo en el versículo 3 como un conjuntivo aparte. Se adjunta y forma parte de la palabra traducida “dijo”, y por lo tanto se podría traducir como una disyuntiva: “Entonces dijo Dios...” (NKJV; NASB; NLT; NRSV; Biblia Interlinear J. Green, Wycliffe Bible Committee, etc.). Esto apoya el pensamiento de una nueva partida de Dios sin conectarlo necesariamente con los versículos anteriores. La elección de colocar “Y” al principio del verso 3 ha llevado a algunos a confundirse, pensando que el capítulo es todo un proceso continuo de creación, lo cual no es.
La Evidencia de la Enseñanza Típica del Pasaje
F. W. Grant señala que el patrón visto en Génesis 1 – o sea, la generación (versículo 1), la degeneración (versículo 2), y la regeneración (versículos 3-31) – es consistente con el patrón de los caminos de Dios para con los hombres en otras partes de la Escritura. Por lo tanto, la tipología en el capítulo respalda la interpretación de que hubo una creación original de Dios que fue destruida, y luego, después de una cantidad de tiempo no revelada (un intervalo), Él hizo la tierra y los cielos actuales.
Hay dos formas en que la tipología del recuento se puede interpretar. En primer lugar, puede ser interpretado como la representación de la obra moral de Dios en las almas de los hombres – desde el nuevo nacimiento y la salvación hasta su crecimiento y desarrollo pleno en la verdad. Esta es la manera en la que el apóstol Pablo habla en cuanto a Génesis 1 en 2 Corintios 4:6. Él dice: “Porque Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo”. Él correlaciona los movimientos de Dios en la reconstrucción de la tierra con las obras divinas en los corazones de los hombres caídos para llevarles a la salvación, lo que demuestra que Génesis 1 puede ser interpretado por su significado tipológico.
Así como la creación original de Dios, habiendo sido establecida en su antigua belleza, fue juzgada como resultado de las operaciones de Satanás, también la raza humana ha seguido el mismo curso. El hombre fue establecido en una condición sin pecado en el jardín del Edén, pero fue corrompido por la obra de Satanás. Siendo entonces un pecador responsable, el hombre vino a estar bajo el juicio de Dios (Génesis 2:16-17; 3:17-19; Eclesiastés 7:29). La condición de “tinieblas” que se extendía sobre toda la escena representa la oscuridad moral y espiritual que ha envuelto a la raza caída del hombre (Lucas 22:53; Hechos 26:18; 2 Corintios 4:4; Efesios 4:18; Colosenses 1:13).
El registro de Génesis nos dice que Dios no dejó a la creación en un estado baldío. En el día primero, Él comenzó a obrar para la regeneración emprendiendo una renovación masiva de la tierra. Él utilizó dos agentes para lograr esto: el Espíritu de Dios (“Y el Espíritu de Dios se movía...”) y la Palabra de Dios (“Y Dios dijo...”). Esto es exactamente lo que Dios ha hecho con ciertas personas (los creyentes) en la raza caída de Adán. Él ha comenzado una obra moral y espiritual en las personas, por la cual son recuperados de su condición caída y son bendecidos. El comienzo de este proceso de operación divina en las almas se llama nuevo nacimiento (Juan 3:3-8; Santiago 1:18; 1 Pedro 1:23-25) o vivificación (Efesios 2:1-5; Colosenses 2:13). Es una operación únicamente divina por la cual Dios usa los mismos dos agentes que usó en la reconstrucción de la tierra (Juan 3:5). El Espíritu de Dios aplica la Palabra de Dios a las almas y, por lo tanto, les comunica la vida divina. Así como la “luz” fue el primer efecto en la obra de Dios en la reconstrucción de la tierra, también la luz espiritual es el primer efecto en las almas nacidas de nuevo. A esto se refería Pablo en 2 Corintios 4:6 cuando dijo: “Dios resplandeció en nuestros corazones”. Las personas que son nacidas de Dios son capaces por primera vez de “ver el reino de Dios”, y, por lo tanto, tienen la capacidad de entender temas divinos (Juan 3:3). Por lo tanto, el día primero (versículos 3-5) corresponde a la obra de Dios en el nuevo nacimiento.
En el día segundo (versículos 6-8), fue hecha una “expansión” (la atmósfera) para que el hombre respirase, y así, él pudiese “vivir y moverse” en comunión con Dios (Hechos 17:28). Sin embargo, en ese momento, no había hombres para beneficiarse de lo que Dios había hecho. Si bien este fue un paso necesario en el proceso de reconstrucción, Dios no llama a este período “bueno”. (Es el único día en que no es pronunciado así). Quizás la razón de esto radica en lo que el segundo día representa tipológicamente. En este punto, se menciona aire y agua, pero no tierra. Había “aguas que estaban debajo de la expansión” y “aguas que estaban sobre la expansión”, pero no había tierra firme sobre la cual el hombre pudiera poner su pie. Quizás responde al estado inestable del alma representado en Romanos 7:14-24, en el que una persona ha nacido de Dios (teniendo vida y cierto grado de luz) pero no tiene una comprensión clara de la obra consumada de Cristo en la redención. Por lo tanto, no hay nada sólido sobre lo cual el alma pueda descansar espiritualmente. Si bien es una experiencia necesaria por la que las almas pasan para alcanzar la liberación, no es un estado en el que Dios se deleite en ver a Sus hijos. Por lo tanto, no lo llama bueno.
En el tercer día (versículos 9-13), Dios proporcionó una base sólida sobre la cual los hombres podían estar de pie y dar fruto para Dios. Hizo aparecer “la seca” reuniendo las aguas “en un lugar”. Ha sido sugerido que este lugar, en sentido figurado, fue la cruz. Fue allí donde las aguas del juicio se reunieron y abatieron contra el Señor Jesús (Amós 5:24; Salmo 42:7; Salmo 88:6-7, etc.), y como resultado, fue establecido el terreno de la redención. La tierra seca habla (tipológicamente) del fundamento que Dios pone en los creyentes al descansar por fe en la muerte y resurrección de Cristo, el cual tipifica el tercer día. El Sr. F. W. Grant declara que Romanos 8 representa este estado sólido en los creyentes. Como resultado de esta acción, en el tercer día hubo una progresión de la vida, desde la hierba verde hasta la hierba que da simiente (los arbustos) y los árboles. Representa el crecimiento que debería resultar en la vida de los creyentes que entienden su posición en Cristo y que disfrutan de la liberación.
En el cuarto día (versículos 14-19), el sol, la luna y las estrellas fueron establecidas en sus respectivos lugares en el cielo. Dado que los cielos no fueron tocados por la agitación que se extendió en la tierra en el versículo 2, cuando Dios hizo las lumbreras celestiales en el cielo en este cuarto día, fue un nuevo reposicionamiento de ellas en relación con la tierra (Salmo 74:16, “aparejaste” o “designaste” según la nota al rodapié de la traducción English Standard Version; Salmo 104:19). Todo esto fue hecho con miras al bien y a la bendición de los hombres que iban a habitar la tierra. El propósito de estos orbes celestiales era dar luz a la tierra y también para medir el tiempo. (Los científicos nos dicen que la tierra está colocada en un lugar insignificante dentro de una galaxia insignificante en el universo; pero estos versículos muestran que la tierra es el centro moral de Dios en el universo). Del mismo modo, después de que un creyente ha sido establecido por la fe en el firme fundamento de la muerte y resurrección de Cristo, Dios coloca ante él objetos y bendiciones celestiales que son suyos para contemplar y disfrutar en Cristo. Dios usa esas cosas celestiales como luz para ordenar el curso del creyente en la tierra. Las epístolas a los Efesios y a los Colosenses se centran particularmente en este lado celestial de las cosas.
En el quinto día (versículos 20-23), surgieron formas de vida superiores, y por primera vez en el proceso de reconstrucción, Dios creó: Él creó criaturas vivientes y las bendijo. En cuanto a la aplicación espiritual, esto sugiere que Dios ha otorgado a los cristianos una vida con mayores privilegios que la que se les ha dado a otras formas de vida, incluso a los ángeles y a los santos de otras edades.
En el sexto día (versículos 24-31), Dios alcanzó el pináculo de su obra al crear, hacer y formar a Adán y Eva. Ellos fueron luego establecidos en la tierra en comunión Consigo mismo. Esto sugiere la obra de Dios de regular los afectos de los creyentes hacia Él y entre ellos, en una comunión inteligente. Dado que una comunidad de santos habitando en el amor de Dios es el pináculo de la experiencia cristiana, es apropiado que Dios completara Su obra ese día con este toque final.
El séptimo día (Génesis 2:1-3), Dios descansó en comunión con sus criaturas.
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La otra forma en que el pasaje puede interpretarse tipológicamente es dispensacionalmente – o más bien en cuanto a “los tiempos de los siglos [las edades del tiempo]” (2 Timoteo 1:9; Tito 1:2 – traducción J. N. Darby). Nuevamente, se produce el mismo orden de generación, degeneración y regeneración. El capítulo presenta un bosquejo de los caminos de Dios con las personas a lo largo del tiempo. Es apropiado que esto se dé al comienzo de la Palabra de Dios (Hechos 15:18).
•  La creación original en su belleza original, antes de la destrucción de la tierra, representa la era de la inocencia (antes de la caída en Génesis 3), cuando el hombre fue puesto sobre la tierra en un estado sin pecado.
•  El primer día correspondería a la época después de que el hombre pecó, cuando él y su posteridad adquirieron la luz de la conciencia.
•  El segundo día corresponde a la edad después del diluvio cuando los hombres fueron sometidos al gobierno humano, pero con mucha inestabilidad.
•  El tercer día, en el que la tierra se levantó de las aguas, representa el surgimiento de Israel (la tierra) de entre las naciones gentiles (los mares), a través del llamado de Abraham y su familia.
•  En el cuarto día las lumbreras en los cielos (el sol y la luna) fueron colocadas en sus lugares. Esto tipifica a la Iglesia (la luna) llamada a existir en relación con Cristo (el sol) como Su cuerpo – una compañía celestial de creyentes.
•  En el quinto día hubo turbación en las aguas, pero de ello salió bendición. Esto habla de los tiempos difíciles de la Gran Tribulación por los que pasarán Israel y las naciones gentiles (Jeremías 30:7; Marcos 13:8) antes de alcanzar la bendición.
•  El sexto día representa el día milenario cuando Cristo y la Iglesia (los antitipos de Adán y Eva) tendrán dominio sobre el universo.
•  El séptimo día corresponde al descanso eterno de Dios.
Nuestro punto al delinear ambos temas de enseñanza tipológica en el capítulo (tanto moral como dispensacional) es mostrar que ambas aplicaciones siguen el mismo patrón de generación, degeneración, y regeneración. Y, si este patrón no estuviera en el texto, como dicen los Creacionistas de la Tierra Joven, entonces la enseñanza tipológica del pasaje se volvería nula y sin efecto. La interpretación de la “Tierra Joven” destruye la tipología en el pasaje y, por lo tanto, no puede ser correcta.
La Evidencia del Criterio de los Eruditos Masoréticos
El texto hebreo masorético de Génesis 1 indica una división en los versículos 1-2. Esos antiguos eruditos judíos incorporaron pequeños indicadores en el texto para ayudar al lector en la pronunciación e interpretación. Es significativo que hayan insertado una pequeña marca (llamada “Rebhia”) después de los versículos 1-2. Sirve para informar al lector que hay un descanso en ese punto de la narración. Estas Rebhias no están en los manuscritos originales y, por lo tanto, solo representan la consideración de los maestros masoréticos, pero su juicio académico debería tener cierto peso en este asunto.
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En resumen, estas evidencias de cierto indican un intervalo entre las dos obras de creación y reconstrucción de Dios en Génesis 1. Por lo tanto, estamos persuadidos de que el intervalo no es una “teoría”, sino que es algo que tiene respaldo bíblico.
¡Puede Haber Dos Intervalos!
Walter Scott, E. Schuyler English, y otros, sugieren que muy bien puede haber dos intervalos. No son dogmáticos acerca de esto, pero lo sugieren para mostrar que realmente no podemos ir más allá de lo que dicen las Escrituras. El primer verso dice que Dios creó los cielos y la tierra; no se nos dice cuánto tiempo permaneció en ese estado primitivo. De ahí el primer intervalo. Luego, se infiere que la tierra fue arrasada por algún trastorno o juicio.
Nuevamente, no se nos dice cuánto tiempo estuvo la tierra en ese estado; de ahí otro período no revelado: un segundo intervalo.

Conclusiones y Consideraciones

Hay un par de cosas finales que considerar en relación al punto de vista de la “tierra joven” de Génesis 1. Las cosas que ahora abordamos tienen que ver con los principios en los que se basa esta creencia, o sea, lo que creemos ser la raíz de esta interpretación.
La Perspectiva de la “Tierra Joven” Parece Reflejar una Confianza Indebida en lo Que los Científicos Dicen en Lugar de lo Que Dice la Palabra de Dios
Parece que la interpretación de la “tierra joven” se basa más en pruebas científicas y descubrimientos geológicos que en lo que dice la Escritura. En general, los cristianos creen que la Biblia es la guía y la autoridad suprema sobre la cual deben ser resueltos todos los asuntos religiosos, morales o de otro tipo. Por lo tanto, es desconcertante ver que muchos de ellos están aceptando tan fácilmente las cosas presentadas por los Creacionistas de la Tierra Joven y rechazando lo que la generación anterior de estudiosos ha enseñado. La relativa facilidad con que los cristianos han abandonado lo que ha sido aceptado como ortodoxo es alarmante. Básicamente, lo que se dice es que los hombres dotados y espirituales que han interpretado a Génesis 1 Como un intervalo (algunos de los cuales son mencionados en la página 3) están equivocados en lo que han enseñado, y si supieran lo que sabemos de la ciencia hoy, ¡no habrían enseñado esas cosas!
Sin embargo, esto pone en duda el juicio espiritual y el discernimiento de estos eruditos bíblicos dotados y respetados. Desechar lo que esos hombres han enseñado porque científicos eruditos (aunque cristianos) hayan encontrado ciertas cosas en sus microscopios y telescopios es bastante increíble. ¡Realmente están poniendo la ciencia antes que la Palabra de Dios! ¡Parece que los cristianos de hoy prefieren confiar en el discernimiento de los hombres de ciencia en lugar del discernimiento de maestros bíblicos piadosos! Realmente se reduce a esto: ¿Está nuestra comprensión de la creación basada en la ciencia o en lo que dice la Palabra de Dios? La Biblia no dice: “Por la ciencia entendemos haber sido constituido el universo,” sino más bien, “Por la fe entendemos haber sido compuestos los siglos...” (Hebreos 11:3). La verdadera ciencia validará la Palabra de Dios, pero la “falsamente llamada ciencia” contradice la Palabra (1 Timoteo 6:20). En el fondo de todo esto, vemos una confianza indebida en “la incierta ciencia de la geología” (W. Kelly) y una triste falta de confianza en lo que los maestros bíblicos más confiables nos han enseñado de la Palabra de Dios.
Se puede argumentar que los Creacionistas de la Tierra Joven respaldan todo lo que han encontrado en la ciencia con la Palabra de Dios. De hecho, han usado las Escrituras para apoyar su creencia, pero hemos demostrado que no han usado la Palabra de Dios correctamente para apoyar sus conclusiones sobre la creación. Se han inferido cosas en la Escritura para que la Escritura se ajuste a sus creencias. Por ejemplo, afirman que Génesis 1:1-2 es parte de los seis días, cuando claramente no lo es. También afirman que crear, hacer y formar son lo mismo, a pesar de que las Escrituras muestran lo contrario. Afirman que Adán trajo el pecado y la muerte a la creación, no Satanás. Dicen que los dinosaurios fueron creados al mismo tiempo que los hombres y que vivieron en la tierra con los hombres. Si esto es así, deben haber estado en el arca de Noé, porque las Escrituras dicen que “dos de cada especie” de animales abordaron el arca (Génesis 6:19-20). Sabiendo que esto presenta un problema debido a su enorme tamaño, algunos científicos creacionistas nos dicen que esos dinosaurios entraron al arca cuando eran bebés; otros dicen que murieron antes, pero esto es pura especulación. No hace falta decir que inferir cosas en las Escrituras es una forma inaceptable de manejar la Palabra de Dios. Al hacerlo, las interpretaciones de los Creacionistas de la Tierra Joven hacen que la Escritura esté subordinada a la ciencia (en cuanto a este tema).
Cuando las cosas en la ciencia parecen entrar en conflicto con las Escrituras, el cristiano debe aferrarse a las Escrituras y dejar de lado las cosas que la (supuesta) ciencia dice. Esto se debe a que las cosas que se presentan como ciencia pueden no ser ciencia verdadera; son cosas que los hombres han inferido, y podrían estar equivocados. Las Escrituras, por otro lado, nunca se equivocan. C. H. Mackintosh lo expresó resumidamente: “Los geólogos pueden explorar las entrañas de la tierra y extraer de allí materiales con los cuales añaden y, en algunos casos, contradicen el registro divino. Pueden especular sobre restos fósiles; pero el discípulo se sujeta con deleite sagrado a la página inspirada” (“Notes on Genesis”, págs. 1-2). En muchos casos, los Creacionistas de la Tierra Joven no hacen esto. Se aferran a lo que creen que dice la ciencia (cuando parece favorecer a una tierra joven) y tratan de interpretar las Escrituras para apoyar sus conclusiones erróneas.
La Perspectiva de la “Tierra Joven” Parece Estar Basada en Creencias Arminianas
Cuando examinamos más ampliamente el razonamiento detrás de la perspectiva de la “tierra joven” de la creación, vemos que es un esfuerzo bien intencionado de desacreditar las nociones de la Evolución, con el propósito de hacer que el evangelio sea más convincente para el mundo. Negar sus conclusiones científicas sobre la creación es, en sus mentes, un compromiso terrible con la Evolución. Creen que, si sostenemos que hay un período de tiempo no revelado (un intervalo) antes de que Dios comenzara a hacer esta tierra presente, estaríamos dando lugar a que la gente piense que la Evolución es correcta. Por lo tanto, en sus mentes, esto socava el mensaje del evangelio.
R. Radebaugh resumió el movimiento de la Ciencia Creacionista como “una reacción instintiva a la Evolución”. En el fondo del movimiento de la Tierra Joven, vemos a cristianos tratando de demostrarles a los ateos e infieles del mundo que están equivocados acerca de la Evolución, y que deben recurrir a Cristo para salvación. Ahora, estos queridos creyentes (los Creacionistas de la Tierra Joven) pueden ser elogiados por sus buenas intenciones, pero la premisa de su esfuerzo revela una ignorancia básica de un gran hecho del evangelio: que el hombre en la carne es totalmente depravado y no tiene poder (libre albedrío) para cambiar de opinión y creer. Las Escrituras presentan la condición de una persona perdida (un incrédulo) como espiritualmente “muerto” (Efesios 2:1-5; Colosenses 2:12-13), sin facultad espiritual para escuchar y creer el mensaje del evangelio. Según las Escrituras, el hombre en su estado natural en la carne:
•  No puede “entrar” en el reino de Dios (Juan 3:5).
•  No puede “ver” (entender) el reino de Dios (Juan 3:3).
•  No puede “recibir” el testimonio de Dios acerca de Su Hijo (Juan 3:27, 32; 1 Corintios 2:14).
•  No se puede hacer un movimiento para “venir” a Cristo en busca de bendición (Juan 6:44, 65).
•  No puede “saber” (o discernir) la verdad (Juan 8:14).
•  No puede “oír” la verdad (Juan 8:43, 47).
•  No puede “agradar a Dios” (Romanos 8:8).
Siendo este el caso, las Escrituras en ninguna parte exigen a los cristianos que razonen o debatan con ateos e infieles sobre los diversos temas de su incredulidad. De hecho, advierte contra tales tácticas (2 Timoteo 2:14). No hemos sido llamados a convencer al hombre en la carne de la existencia de Dios y Su creación. La Biblia no intenta explicar esto, pero asume fe de todos los que la leen (Hebreos 11:6). Si pudiéramos convencer intelectualmente a los hombres no regenerados de abandonar sus ideas falsas de la Evolución y creer en el Señor Jesús, entonces su “fe” estaría basada “en la sabiduría de los hombres” y no en “el poder de Dios” (1 Corintios 2:5). Los argumentos científicos intelectuales no pueden convencer a los incrédulos para que reciban al Señor Jesucristo, porque los hombres en su estado natural no tienen facultad espiritual para comprender la verdad; todo es una necedad para ellos (1 Corintios 2:14). Si alguien cree en el evangelio, es solo por el poder vivificador de Dios. En la vivificación, o nuevo nacimiento, el Espíritu de Dios aplica la Palabra de Dios a las almas y, por lo tanto, les comunica la vida divina. Así les es dada la capacidad de escuchar y responder al llamado de Dios en el evangelio. Nuestra responsabilidad al compartir el evangelio, por lo tanto, es presentar el mensaje de la gracia redentora por medio de la Palabra de Dios de manera clara, simple y ferviente, y dejar los resultados al Espíritu de Dios, Quien solo tiene el poder de impartir vida y llevar a los hombres al arrepentimiento y a creer en el Señor Jesús. La Biblia dice: “Creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna” (Hechos 13:48).
Por lo tanto, la premisa de los esfuerzos de los Creacionistas de la Tierra Joven tiene una base errónea. Parece basarse en conceptos erróneos arminianos en cuanto al estado caído del hombre. James Arminius (1560-1609 d. C.) enseñó que todos los hombres son pecadores depravados, pero no veía que su depravación era tal que no podían escoger creer en el evangelio. Él enseñó que, aunque los hombres son criaturas caídas, siguen siendo agentes morales libres y, por lo tanto, tienen el poder de creer en el Evangelio, si así lo desean. (La verdad es que el hombre no regenerado no tiene libre albedrío; puede elegir en las cosas ordinarias de la vida, pero nunca elegirá a Cristo).
No estamos diciendo que todos los Creacionistas de la Tierra Joven sean arminianos en su soteriología, sino que el efecto que el arminianismo ha tenido en muchos cristianos los ha llevado a creer que es su deber razonar con los ateos y los infieles del mundo, e intentar convencerlos de que sus ideas están equivocadas y que deberían creer en Cristo. La mayoría de los cristianos evangélicos de hoy son arminianos en sus puntos de vista, y, por lo tanto, no ven nada malo con la presentación intelectual del evangelio por parte de los Creacionistas de la Tierra Joven a través de la ciencia.
Sin embargo, aunque sus motivos pueden ser buenos, todo el ejercicio demuestra un entendimiento básico erróneo de la total depravación del hombre. Supone que todavía hay una chispa de bien en el hombre caído que le da el poder de elegir creer, si así lo quiere. (Por lo tanto, debemos tratar de razonar con los hombres y convencerlos de la verdad a través de la ciencia y la geología, etc.). Si esto es así, ¡entonces el hombre caído no está totalmente depravado y, después de todo, no está muerto!
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El resultado neto de la perspectiva de la “tierra joven” es que uno debe ignorar lo que los maestros bíblicos confiables han enseñado sobre el tema de la creación y adoptar una nueva enseñanza porque la ciencia y la geología supuestamente han encontrado que esos maestros están equivocados. Creemos que sería más seguro dejar a la ciencia fuera de la escena y retener una exposición sólida de las Escrituras, que ha sido atestiguada por respetados eruditos bíblicos durante muchos años; y también, para evitar las interpretaciones nuevas y artificiales que se han diseñado para apoyar estos llamados descubrimientos científicos.

Contraportada

Prácticamente todos los maestros bíblicos respetados del siglo XIX y principios del siglo XX han enseñado que Génesis 1:1-2 se refiere a una creación original de Dios en la que la tierra pasó a un estado de caos. Luego, en los seis días mencionados en la siguiente porción del capítulo (versículos 3-31), Dios llevó a cabo una reconstrucción de la tierra, añadiendo a ella la creación de la vida animal y de la humanidad (versículos 21 y 27). Por lo tanto, concluyen que hay un intervalo de tiempo no especificado entre la creación de la tierra (versículos 1-2) y su reconstrucción (versículos 3-31).
La mayoría de los cristianos evangélicos de hoy rechazan esta interpretación de Génesis 1, porque los “Creacionistas de la Tierra Joven” han presentado ciertas porciones de información de la geología que los han convencido de que no hubo una tierra original creada por Dios antes de la que habitamos hoy. Ellos ven a Génesis 1:1-2 Como parte de la obra de Dios en los seis días de Génesis 1:3-31. Para ellos, el capítulo es una explicación continua de la creación. Concluyen, por lo tanto, que el registro de Génesis indica que la tierra es relativamente joven—de alrededor de 6000 años de edad—porque los seis días (donde comienza el tiempo) marcan el comienzo creativo de Dios.
Muchos se han preguntado cuál de estas interpretaciones es la correcta. El autor da una presentación simple de lo que la Escritura dice sobre el tema y extrae sus conclusiones de ella.