UN VERSÍCULO PARA MEMORIZAR
“Enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos
en este siglo sobria, justa y piadosamente, aguardando la esperanza bienaventurada
y la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo.” Tito 2:12-13
Timoteo tuvo que ser guardián de la doctrina y dirigido en cuanto al orden en la iglesia; en cambio, Pablo aconsejaba a Tito que corrigiera las deficiencias, dejando “ancianos por las villas” de conformidad con su voluntad y autoridad apostólica. También fueron dadas instrucciones en cuanto a la sana doctrina y al orden que debe reinar en las asambleas.
En el capítulo 2:11-14, se dan indicaciones cabales referentes a las obligaciones cristianas, mientras que, en el capítulo 3, exhorta sobre la necesidad de tener paciencia con respecto a las cuestiones necias, genealogías y discusiones acerca de la ley, porque estas cosas eran sin provecho y vanas.
El apóstol encargaba a Tito que los creyentes se sujetasen a los gobernantes y a las autoridades y que les obedezcan. En otro tiempo ellos eran necios, rebeldes, etcétera (v. 3), mas cuando se manifestó la bondad de Dios, el Salvador, los salvó no por obras de justicia, sino por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo.
Muchas personas no entienden el significado de estas palabras. “El lavamiento de la regeneración” no es el nuevo nacimiento, sino la purificación moral en conexión con el orden nuevo de las cosas en la cristiandad (véase Mateo 19:28).
"La renovación" es más que el nuevo nacimiento—es la energía activa del Espíritu Santo en el creyente, que, habiendo sido justificado por la gracia de Dios, será, pues, heredero de la esperanza de la vida eterna.
Pablo exhorta a renunciar a la impiedad y a los deseos mundanos, esperando aquella esperanza bienaventurada (la venida de Cristo por la iglesia) y la manifestación gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Jesucristo (la venida de Cristo con sus santos) (Tit. 2:12,13).
En cuanto al hombre hereje debe dejarle después de una y otra amonestación (Tit. 3:10)
Se agregan detalles personales más una bendición.
UN PENSAMIENTO PARA LA JUVENTUD
Tito 2:4-5
“que enseñen a las mujeres jóvenes a amar a sus maridos y a sus hijos, a ser prudentes, castas, cuidadosas de su casa, buenas, sujetas a sus maridos, para que la palabra de Dios no sea blasfemada.” A veces, el marido y los niños pueden causar frustración en una mujer. No es para disculparles a ellos, pero esto no debe afectar el amor de la mujer hacía ellos. Ser prudente quiere decir mostrar buen sentido práctico en las cosas de la vida. Casta viene de una palabra latina que significa pureza. Una mujer joven debe ser irreprensible. En un mundo cuando muchas madres no quieren estar en la casa administrando las cosas diarias de la casa y criando a sus hijos, es bueno ver una madre que es cuidadosa de su casa en todo sentido. Buenas es una palabra sencilla pero amplia que indica el carácter de la mujer, haciendo lo que sirve para la bendición de su familia y para otros, no la maldad. La mujer siendo parte del hombre ha actuado muy mal en muchos casos, habiendo sido influenciada por la liberación femenina; porque en parte el hombre también ha actuado muy mal en muchas ocasiones. Aquí tenemos la instrucción de que la mujer debe estar sujeta a su marido. Deben actuar juntos en las decisiones, pero él tiene la última responsabilidad. Hermanita, con todo esto, la palabra de Dios puede ser blasfemada o glorificada, en base de cómo lo apliques en tu vida cuando el Señor te provea de un marido. No hay trabajo más complicado e importante que ser madre y esposa en una familia cristiana.