Esdras y su aplicación práctica para hoy

 
Por medio de los reinos de David y Salomón, Dios nos ha dado una forma de anticipo de Su reino futuro sobre la tierra, una prefiguración del tiempo cuando este reino de Dios será establecido en poder, teniendo su centro en Jerusalén, y esto para la bendición de toda la tierra. Pero es necesario llegar a los profetas para que el Espíritu Santo nos haga ver un reino universal abarcando todo lo que está bajo los cielos.
Este asunto concierne de una manera muy especial a la gloria de Dios, a la cual en realidad tiende todo en las Escrituras. Más aún, todo lo que Dios ha hecho en el pasado converge en el futuro, porque nadie jamás ha visto toda la gloria de Dios manifestada todavía sobre la tierra, si no es en la Persona de nuestro Señor Jesús. Es verdad que ningún objeto será para Dios tan perfecto, como tampoco tan apropiado para hacernos gozar de la comunión con Dios, a nosotros que conocemos y amamos al Señor Jesús, que la contemplación de Su propio Hijo; pero entonces se trata del Rey, no del reino. Este no ha sido aún establecido en poder, aunque uno haya podido ver en Cristo una primera manifestación del poder que arrojará al diablo fuera; es esta la razón por la cual, en los evangelios, una gran importancia es atribuida al hecho de echar fuera demonios. En Lucas, más que en los otros evangelios se nos muestra lo que es ahora el poder de Satanás, y lo que será pronto el reino de Dios después de la abolición de este poder, el primer milagro relatado es la sanidad de un endemoniado (Lucas 4:33-36). En Marcos, donde vemos el poder de Satanás enfrentado y vencido por el superior poder de Dios en Cristo, la primera sanidad realizada es igualmente aquella de un endemoniado (Marcos 1:23-27).
En el Antiguo Testamento no vemos sino la triste historia de la decadencia y la caída de lo que Dios había antiguamente establecido en Israel.