Pero también hay otra lección. Cualquiera que sea el refrigerio por el camino, el Señor establece de una manera plena y distinta la necesidad de la dependencia absoluta de Cristo en otra forma para apoyar todo el desierto. Aquí viene el tipo más notable de Cristo dado personalmente como el pan de vida para que el pueblo de Dios se alimente. Esto está en Éxodo 16.
Se ha observado bien que es tan relacionado con esto que tenemos el sábado introducido, tipo del reposo de Dios. Esto es el único marcado y asegurado para nosotros por Aquel que descendió del cielo. Cristo mismo es el maná del pueblo de Dios. En otros lugares vemos a Cristo, no humillado, sino celestial y en el cielo el alimento para las personas vistas como en lugares celestiales. Pero es bueno notar al final del capítulo el omer de maná puesto delante de Jehová para las generaciones de Israel, que Aarón puso antes del Testimonio. Es Cristo el maná escondido. Cristo en su humillación nunca será olvidado por nuestros corazones.
Primero, no es el hecho sobre la base de la teoría racionalista que uno es un ápice más elohístico que el otro: Jehová es el término usado en Éxos 16 tan cierta y exclusivamente como en Números 11. A continuación, la diferencia de descripción no solo no es inconsistente, sino que es más natural en las circunstancias, respectivamente. Cuando se administra por primera vez, se detiene su apariencia a la vista y su novedad que sugiere su nombre; más tarde no sólo se compara más minuciosamente, sino que se dan los métodos para usarlo, en relación con la codicia de la antigua comida de Egipto. Pero ambos relatos coinciden en representarlo como “maná de aire”, no como la exudación de un árbol, que es medicina, no comida.
Pero en cuanto al segundo punto, está claro que no el escritor sino el racionalista es culpable de confusión, y pierde el beneficio de las dos cuentas, que son circunstancial y moralmente distintas. No solo se representan como sucediendo con más de doce meses de diferencia, sino que la verdad transmitida depende de la diferencia más profunda posible.
En Éxodo 16 la gente murmuraba antes de que la ley fuera dada, y Dios les dio libremente codornices por la noche, así como maná por la mañana. Culpables eran, pero Él actúa sólo en gracia hasta Éxodo 19-20. Entonces, cuando las personas que habían aceptado voluntariamente las condiciones legales murmuraron una vez más por la carne, cansándose del maná, fueron tratadas de acuerdo con la ley bajo la cual se encontraban, y el juicio cayó sobre ellos de Dios, en lugar de la gracia que habían conocido originalmente.
Si no tuviéramos los dos hechos, parecidos entre sí en la superficie pero contrastados en principio, ni el creyente podría haber tenido una lección tan profunda, ni el racionalista habría mostrado tan plenamente para su vergüenza su ignorancia de Dios. Salmo 105:40; 106:14-15, podría ser provechosamente comparado por amigos o enemigos de la Biblia. Uno encontrará la confirmación más amplia de Éxodo 16 y Números 11 Como relatos distintos que ilustran la gracia soberana y la responsabilidad de la criatura; el otro difícilmente puede evitar ver una prueba adicional e independiente de su ruinosa incredulidad. El salmista expone extensamente la distinción que la pseudocrítica destruiría; y esto también de tal manera que demuestre que no son más que casos de muchos hechos que caen bajo los principios ya indicados.)