Articles on

Exodus 3

Éx. 3:20 KJV (With Strong’s)

+
20
And I will stretch out
shalach (Hebrew #7971)
to send away, for, or out (in a great variety of applications)
KJV usage: X any wise, appoint, bring (on the way), cast (away, out), conduct, X earnestly, forsake, give (up), grow long, lay, leave, let depart (down, go, loose), push away, put (away, forth, in, out), reach forth, send (away, forth, out), set, shoot (forth, out), sow, spread, stretch forth (out).
Pronounce: shaw-lakh'
Origin: a primitive root
my hand
yad (Hebrew #3027)
a hand (the open one (indicating power, means, direction, etc.), in distinction from 3709, the closed one); used (as noun, adverb, etc.) in a great variety of applications, both literally and figuratively, both proximate and remote (as follows)
KJV usage: (+ be) able, X about, + armholes, at, axletree, because of, beside, border, X bounty, + broad, (broken-)handed, X by, charge, coast, + consecrate, + creditor, custody, debt, dominion, X enough, + fellowship, force, X from, hand(-staves, -y work), X he, himself, X in, labour, + large, ledge, (left-)handed, means, X mine, ministry, near, X of, X order, ordinance, X our, parts, pain, power, X presumptuously, service, side, sore, state, stay, draw with strength, stroke, + swear, terror, X thee, X by them, X themselves, X thine own, X thou, through, X throwing, + thumb, times, X to, X under, X us, X wait on, (way-)side, where, + wide, X with (him, me, you), work, + yield, X yourselves.
Pronounce: yawd
Origin: a primitive word
, and smite
nakah (Hebrew #5221)
to strike (lightly or severely, literally or figuratively)
KJV usage: beat, cast forth, clap, give (wounds), X go forward, X indeed, kill, make (slaughter), murderer, punish, slaughter, slay(-er, -ing), smite(-r, -ing), strike, be stricken, (give) stripes, X surely, wound.
Pronounce: naw-kaw'
Origin: a primitive root
Egypt
Mitsrayim (Hebrew #4714)
Mitsrajim, i.e. Upper and Lower Egypt
KJV usage: Egypt, Egyptians, Mizraim.
Pronounce: mits-rah'-yim
Origin: dual of 4693
with all myr wonders
pala' (Hebrew #6381)
properly, perhaps to separate, i.e. distinguish (literally or figuratively); by implication, to be (causatively, make) great, difficult, wonderful
KJV usage: accomplish, (arise...too, be too) hard, hidden, things too high, (be, do, do a, shew) marvelous(-ly, -els, things, work), miracles, perform, separate, make singular, (be, great, make) wonderful(-ers, -ly, things, works), wondrous (things, works, -ly).
Pronounce: paw-law'
Origin: a primitive root
which I will do
`asah (Hebrew #6213)
to do or make, in the broadest sense and widest application (as follows)
KJV usage: accomplish, advance, appoint, apt, be at, become, bear, bestow, bring forth, bruise, be busy, X certainly, have the charge of, commit, deal (with), deck, + displease, do, (ready) dress(-ed), (put in) execute(-ion), exercise, fashion, + feast, (fight-)ing man, + finish, fit, fly, follow, fulfill, furnish, gather, get, go about, govern, grant, great, + hinder, hold ((a feast)), X indeed, + be industrious, + journey, keep, labour, maintain, make, be meet, observe, be occupied, offer, + officer, pare, bring (come) to pass, perform, pracise, prepare, procure, provide, put, requite, X sacrifice, serve, set, shew, X sin, spend, X surely, take, X thoroughly, trim, X very, + vex, be (warr-)ior, work(-man), yield, use.
Pronounce: aw-saw'
Origin: a primitive root
in the midst
qereb (Hebrew #7130)
properly, the nearest part, i.e. the center, whether literal, figurative or adverbial (especially with preposition)
KJV usage: X among, X before, bowels, X unto charge, + eat (up), X heart, X him, X in, inward (X -ly, part, -s, thought), midst, + out of, purtenance, X therein, X through, X within self.
Pronounce: keh'-reb
Origin: from 7126
thereof: and after
'achar (Hebrew #310)
properly, the hind part; generally used as an adverb or conjunction, after (in various senses)
KJV usage: after (that, -ward), again, at, away from, back (from, -side), behind, beside, by, follow (after, -ing), forasmuch, from, hereafter, hinder end, + out (over) live, + persecute, posterity, pursuing, remnant, seeing, since, thence(-forth), when, with.
Pronounce: akh-ar'
Origin: from 309
thats he will let you go
shalach (Hebrew #7971)
to send away, for, or out (in a great variety of applications)
KJV usage: X any wise, appoint, bring (on the way), cast (away, out), conduct, X earnestly, forsake, give (up), grow long, lay, leave, let depart (down, go, loose), push away, put (away, forth, in, out), reach forth, send (away, forth, out), set, shoot (forth, out), sow, spread, stretch forth (out).
Pronounce: shaw-lakh'
Origin: a primitive root
.

More on:

+

Cross References

+
stretch.
smite.
Éx. 7:3• 3Y yo endureceré el corazón de Faraón, y multiplicaré en la tierra de Egipto mis señales y mis maravillas. (Éx. 7:3)
;
Éx. 11:9• 9Y Jehová dijo á Moisés: Faraón no os oirá, para que mis maravillas se multipliquen en la tierra de Egipto. (Éx. 11:9)
;
Dt. 4:34• 34¿O ha Dios probado á venir á tomar para sí gente de en medio de otra gente, con pruebas, con señales, con milagros, y con guerra, y mano fuerte, y brazo extendido, y grandes espantos, según todas las cosas que hizo con vosotros Jehová vuestro Dios en Egipto ante tus ojos? (Dt. 4:34)
;
Dt. 6:22• 22Y dió Jehová señales y milagros grandes y nocivos en Egipto, sobre Faraón y sobre toda su casa, delante de nuestros ojos; (Dt. 6:22)
;
Neh. 9:10• 10Y diste señales y maravillas en Faraón, y en todos sus siervos, y en todo el pueblo de su tierra; porque sabías que habían hecho soberbiamente contra ellos; é hicíste nombre grande, como este día. (Neh. 9:10)
;
Sal. 105:27• 27Pusieron en ellos las palabras de sus señales, Y sus prodigios en la tierra de Châm. (Sal. 105:27)
;
Sal. 106:22• 22Maravillas en la tierra de Châm, Cosas formidables sobre el mar Bermejo. (Sal. 106:22)
;
Sal. 135:8‑9• 8El es el que hirió los primogénitos de Egipto, Desde el hombre hasta la bestia.
9Envió señales y prodigios en medio de ti, oh Egipto, Sobre Faraón, y sobre todos sus siervos.
(Sal. 135:8‑9)
;
Is. 19:22• 22Y herirá á Egipto, herirá y sanará; y se convertirán á Jehová, y les será clemente, y los sanará. (Is. 19:22)
;
Jer. 32:20‑21• 20Que pusiste señales y portentos en tierra de Egipto hasta este día, y en Israel, y entre los hombres; y te has hecho nombre cual es este día;
21Y sacaste tu pueblo Israel de tierra de Egipto con señales y portentos, y con mano fuerte y brazo extendido, con terror grande;
(Jer. 32:20‑21)
;
Hch. 7:36• 36Este los sacó, habiendo hecho prodigios y milagros en la tierra de Egipto, y en el mar Bermejo, y en el desierto por cuarenta años. (Hch. 7:36)
See chapters
Hch. 7:1‑13:42• 1El príncipe de los sacerdotes dijo entonces: ¿Es esto así?
2Y él dijo: Varones hermanos y padres, oid: El Dios de la gloria apareció á nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Chârán,
3Y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven á la tierra que te mostraré.
4Entonces salió de la tierra de los Caldeos, y habitó en Chârán: y de allí, muerto su padre, le traspasó á esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora;
5Y no le dió herencia en ella, ni aun para asentar un pie: mas le prometió que se la daría en posesión, y á su simiente después de él, no teniendo hijo.
6Y hablóle Dios así: Que su simiente sería extranjera en tierra ajena, y que los reducirían á servidumbre y maltratarían, por cuatrocientos años.
7Mas yo juzgaré, dijo Dios, la nación á la cual serán siervos: y después de esto saldrán y me servirán en este lugar.
8Y dióle el pacto de la circuncisión: y así Abraham engendró á Isaac, y le circuncidó al octavo día; é Isaac á Jacob, y Jacob á los doce patriarcas.
9Y los patriarcas, movidos de envidia, vendieron á José para Egipto; mas Dios era con él,
10Y le libró de todas sus tribulaciones, y le dió gracia y sabiduría en la presencia de Faraón, rey de Egipto, el cual le puso por gobernador sobre Egipto, y sobre toda su casa.
11Vino entonces hambre en toda la tierra de Egipto y de Canaán, y grande tribulación; y nuestros padres no hallaban alimentos.
12Y como oyese Jacob que había trigo en Egipto, envió á nuestros padres la primera vez.
13Y en la segunda, José fué conocido de sus hermanos, y fué sabido de Faraón el linaje de José.
14Y enviando José, hizo venir á su padre Jacob, y á toda su parentela, en número de setenta y cinco personas.
15Así descendió Jacob á Egipto, donde murió él y nuestros padres;
16Los cuales fueron trasladados á Sichêm, y puestos en el sepulcro que compró Abraham á precio de dinero de los hijos de Hemor de Sichêm.
17Mas como se acercaba el tiempo de la promesa, la cual Dios había jurado á Abraham, el pueblo creció y multiplicóse en Egipto,
18Hasta que se levantó otro rey en Egipto que no conocía á José.
19Este, usando de astucia con nuestro linaje, maltrató á nuestros padres, á fin de que pusiesen á peligro de muerte sus niños, para que cesase la generación.
20En aquel mismo tiempo nació Moisés, y fué agradable á Dios: y fué criado tres meses en casa de su padre.
21Mas siendo puesto al peligro, la hija de Faraón le tomó, y le crió como á hijo suyo.
22Y fué enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en sus dichos y hechos.
23Y cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino voluntad de visitar á sus hermanos los hijos de Israel.
24Y como vió á uno que era injuriado, defendióle, é hiriendo al Egipcio, vengó al injuriado.
25Pero él pensaba que sus hermanos entendían que Dios les había de dar salud por su mano; mas ellos no lo habían entendido.
26Y al día siguiente, riñendo ellos, se les mostró, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois, ¿por que os injuriáis los unos á los otros?
27Entonces el que injuriaba á su prójimo, le rempujó, diciendo: ¿Quién te ha puesto por príncipe y juez sobre nosotros?
28¿Quieres tú matarme, como mataste ayer al Egipcio?
29A esta palabra Moisés huyó, y se hizo extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos.
30Y cumplidos cuarenta años, un ángel le apareció en el desierto del monte Sina, en fuego de llama de una zarza.
31Entonces Moisés mirando, se maravilló de la visión: y llegándose para considerar, fué hecha á él voz del Señor:
32Yo soy el Dios de tus padres, y el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Mas Moisés, temeroso, no osaba mirar.
33Y le dijo el Señor: Quita los zapatos de tus pies, porque el lugar en que estás es tierra santa.
34He visto, he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído el gemido de ellos, y he descendido para librarlos. Ahora pues, ven, te enviaré á Egipto.
35A este Moisés, al cual habían rehusado, diciendo: ¿Quién te ha puesto por príncipe y juez? á éste envió Dios por príncipe y redentor con la mano del ángel que le apareció en la zarza.
36Este los sacó, habiendo hecho prodigios y milagros en la tierra de Egipto, y en el mar Bermejo, y en el desierto por cuarenta años.
37Este es el Moisés, el cual dijo á los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor Dios vuestro de vuestros hermanos, como yo; á él oiréis.
38Este es aquél que estuvo en la congregación en el desierto con el ángel que le hablaba en el monte Sina, y con nuestros padres; y recibió las palabras de vida para darnos:
39Al cual nuestros padres no quisieron obedecer; antes le desecharon, y se apartaron de corazón á Egipto,
40Diciendo á Aarón: Haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque á este Moisés, que nos sacó de tierra de Egipto, no sabemos qué le ha acontecido.
41Y entonces hicieron un becerro, y ofrecieron sacrificio al ídolo, y en las obras de sus manos se holgaron.
42Y Dios se apartó, y los entregó que sirviesen al ejército del cielo; como está escrito en el libro de los profetas: ¿Me ofrecisteis víctimas y sacrificios En el desierto por cuarenta años, casa de Israel?
43Antes, trajisteis el tabernáculo de Moloch, Y la estrella de vuestro dios Remphan: Figuras que os hicisteis para adorarlas: Os transportaré pues, más allá de Babilonia.
44Tuvieron nuestros padres el tabernáculo del testimonio en el desierto, como había ordenado Dios, hablando á Moisés que lo hiciese según la forma que había visto.
45El cual recibido, metieron también nuestros padres con Josué en la posesión de los Gentiles, que Dios echó de la presencia de nuestros padres, hasta los días de David;
46El cual halló gracia delante de Dios, y pidió hallar tabernáculo para el Dios de Jacob.
47Mas Salomón le edificó casa.
48Si bien el Altísimo no habita en templos hechos de mano; como el profeta dice:
49El cielo es mi trono, Y la tierra es el estrado de mis pies. ¿Qué casa me edificaréis? dice el Señor; ¿O cuál es el lugar de mi reposo?
50¿No hizo mi mano todas estas cosas?
51Duros de cerviz, é incircuncisos de corazón y de oídos, vosotros resistís siempre al Espíritu Santo: como vuestros padres, así también vosotros.
52¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? y mataron á los que antes anunciaron la venida del Justo, del cual vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores;
53Que recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis.
54Y oyendo estas cosas, regañaban de sus corazones, y crujían los dientes contra él.
55Más él, estando lleno de Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vió la gloria de Dios, y á Jesús que estaba á la diestra de Dios,
56Y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del hombre que está á la diestra de Dios.
57Entonces dando grandes voces, se taparon sus oídos, y arremetieron unánimes contra él;
58Y echándolo fuera de la ciudad, le apedreaban: y los testigos pusieron sus vestidos á los pies de un mancebo que se llamaba Saulo.
59Y apedrearon á Esteban, invocando él y diciendo: Señor Jesús, recibe mi espíritu.
60Y puesto de rodillas, clamó á gran voz: Señor, no les imputes este pecado. Y habiendo dicho esto, durmió.
1Y Saulo consentía en su muerte. Y en aquel día se hizo una grande persecución en la iglesia que estaba en Jerusalem; y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles.
2Y llevaron á enterrar á Esteban varones piadosos, é hicieron gran llanto sobre él.
3Entonces Saulo asolaba la iglesia, entrando por las casas: y trayendo hombres y mujeres, los entregaba en la cárcel.
4Mas los que fueron esparcidos, iban por todas partes anunciando la palabra.
5Entonces Felipe, descendiendo á la ciudad de Samaria, les predicaba á Cristo.
6Y las gentes escuchaban atentamente unánimes las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía.
7Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados:
8Así que había gran gozo en aquella ciudad.
9Y había un hombre llamado Simón, el cual había sido antes mágico en aquella ciudad, y había engañado la gente de Samaria, diciéndose ser algún grande:
10Al cual oían todos atentamente desde al más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es la gran virtud de Dios.
11Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas los había embelesado mucho tiempo.
12Mas cuando creyeron á Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.
13El mismo Simón creyó también entonces, y bautizándose, se llegó á Felipe: y viendo los milagros y grandes maravillas que se hacían, estaba atónito.
14Y los apóstoles que estaban en Jerusalem, habiendo oído que Samaria había recibido la palabra de Dios, les enviaron á Pedro y á Juan:
15Los cuales venidos, oraron por ellos, para que recibiesen el Espíritu Santo;
16(Porque aun no había descendido sobre ninguno de ellos, mas solamente eran bautizados en el nombre de Jesús.)
17Entonces les impusieron las manos, y recibieron el Espíritu Santo.
18Y como vió Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero,
19Diciendo: Dadme también á mí esta potestad, que á cualquiera que pusiere las manos encima, reciba el Espíritu Santo.
20Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, que piensas que el don de Dios se gane por dinero.
21No tienes tú parte ni suerte en este negocio; porque tu corazón no es recto delante de Dios.
22Arrepiéntete pues de esta tu maldad, y ruega á Dios, si quizás te será perdonado el pensamiento de tu corazón.
23Porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás.
24Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, que ninguna cosa de estas que habéis dicho, venga sobre mí.
25Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron á Jerusalem, y en muchas tierras de los Samaritanos anunciaron el evangelio.
26Empero el ángel de Señor habló á Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el mediodía, al camino que desciende de Jerusalem á Gaza, el cual es desierto.
27Entonces él se levantó, y fué: y he aquí un Etiope, eunuco, gobernador de Candace, reina de los Etiopes, el cual era puesto sobre todos sus tesoros, y había venido á adorar á Jerusalem,
28Se volvía sentado en su carro, y leyendo el profeta Isaías.
29Y el Espíritu dijo á Felipe: Llégate, y júntate á este carro.
30Y acudiendo Felipe, le oyó que leía el profeta Isaías, y dijo: Mas ¿entiendes lo que lees?
31Y dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó á Felipe que subiese, y se sentase con él.
32Y el lugar de la Escritura que leía, era éste: Como oveja á la muerte fué llevado; Y como cordero mudo delante del que le trasquila, Así no abrió su boca:
33En su humillación su juicio fué quitado: Mas su generación, ¿quién la contará? Porque es quitada de la tierra su vida.
34Y respondiendo el eunuco á Felipe, dijo: Ruégote ¿de quién el profeta dice esto? ¿ de sí, ó de otro alguno?
35Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús.
36Y yendo por el camino, llegaron á cierta agua; y dijo el eunuco: He aquí agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?
37Y Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios.
38Y mandó parar el carro: y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco; y bautizóle.
39Y como subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató á Felipe; y no le vió más el eunuco, y se fué por su camino gozoso.
40Felipe empero se halló en Azoto: y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó á Cesarea.
1Y Saulo, respirando aún amenazas y muerte contra los discípulos del Señor, vino al príncipe de los sacerdotes,
2Y demandó de él letras para Damasco á las sinagogas, para que si hallase algunos hombres ó mujeres de esta secta, los trajese presos á Jerusalem.
3Y yendo por el camino, aconteció que llegando cerca de Damasco, súbitamente le cercó un resplandor de luz del cielo;
4Y cayendo en tierra, oyó una voz que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
5Y él dijo: ¿Quién eres, Señor? Y él dijo: Yo soy Jesús á quien tú persigues: dura cosa te es dar coses contra el aguijón.
6El, temblando y temeroso, dijo: ¿Señor, qué quieres que haga? Y el Señor le dice: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que te conviene hacer.
7Y los hombres que iban con Saul, se pararon atónitos, oyendo á la verdad la voz, mas no viendo á nadie.
8Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía á nadie: así que, llevándole por la mano, metiéronle en Damasco;
9Donde estuvo tres días sin ver, y no comió, ni bebió.
10Había entonces un discípulo en Damasco llamado Ananías, al cual el Señor dijo en visión: Ananías. Y él respondió: Heme aquí, Señor.
11Y el Señor le dijo: Levántate, y ve á la calle que se llama la Derecha, y busca en casa de Judas á uno llamado Saulo, de Tarso: porque he aquí, él ora;
12Y ha visto en visión un varón llamado Ananías, que entra y le pone la mano encima, para que reciba la vista.
13Entonces Ananías respondió: Señor, he oído á muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho á tus santos en Jerusalem:
14Y aun aquí tiene facultad de los príncipes de los sacerdotes de prender á todos los que invocan tu nombre.
15Y le dijo el Señor: Ve: porque instrumento escogido me es éste, para que lleve mi nombre en presencia de los Gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel:
16Porque yo le mostraré cuánto le sea menester que padezca por mi nombre.
17Ananías entonces fué, y entró en la casa, y poniéndole las manos encima, dijo: Saulo hermano, el Señor Jesús, que te apareció en el camino por donde venías, me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno de Espíritu Santo.
18Y luego le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al punto la vista: y levantándose, fué bautizado.
19Y como comió, fué confortado. Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco.
20Y luego en las sinagogas predicaba á Cristo, diciendo que éste era el Hijo de Dios.
21Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalem á los que invocaban este nombre, y á eso vino acá, para llevarlos presos á los príncipes de los sacerdotes?
22Empero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía á los Judíos que moraban en Damasco, afirmando que éste es el Cristo.
23Y como pasaron muchos días, los Judíos hicieron entre sí consejo de matarle;
24Mas las asechanzas de ellos fueron entendidas de Saulo. Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle.
25Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro en una espuerta.
26Y como vino á Jerusalem, tentaba de juntarse con los discípulos; mas todos tenían miedo de él, no creyendo que era discípulo.
27Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo á los apóstoles, y contóles cómo había visto al Señor en el camino, y que le había hablado, y cómo en Damasco había hablado confiadamente en el nombre de Jesús.
28Y entraba y salía con ellos en Jerusalem;
29Y hablaba confiadamente en el nombre del Señor: y disputaba con los Griegos; mas ellos procuraban matarle.
30Lo cual, como los hermanos entendieron, le acompañaron hasta Cesarea, y le enviaron á Tarso.
31Las iglesias entonces tenían paz por toda Judea y Galilea y Samaria, y eran edificadas, andando en el temor del Señor; y con consuelo del Espíritu Santo eran multiplicadas.
32Y aconteció que Pedro, andándolos á todos, vino también á los santos que habitaban en Lydda.
33Y halló allí á uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, que era paralítico.
34Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y hazte tu cama. Y luego se levantó.
35Y viéronle todos los que habitaban en Lydda y en Sarona, los cuales se convirtieron al Señor.
36Entonces en Joppe había una discípula llamada Tabita, que si lo declaras, quiere decir Dorcas. Esta era llena de buenas obras y de limosnas que hacía.
37Y aconteció en aquellos días que enfermando, murió; á la cual, después de lavada, pusieron en una sala.
38Y como Lydda estaba cerca de Joppe, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, rogándole: No te detengas en venir hasta nosotros.
39Pedro entonces levantándose, fué con ellos: y llegado que hubo, le llevaron á la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas.
40Entonces echados fuera todos, Pedro puesto de rodillas, oró; y vuelto al cuerpo, dijo: Tabita, levántate. Y ella abrió los ojos, y viendo á Pedro, incorporóse.
41Y él le dió la mano, y levantóla: entonces llamando á los santos y las viudas, la presentó viva.
42Esto fué notorio por toda Joppe; y creyeron muchos en el Señor.
43Y aconteció que se quedó muchos días en Joppe en casa de un cierto Simón, curtidor.
1Y había un varón en Cesarea llamado Cornelio, centurión de la compañía que se llamaba la Italiana,
2Pío y temeroso de Dios con toda su casa, y que hacía muchas limosnas al pueblo, y oraba á Dios siempre.
3Este vió en visión manifiestamente, como á la hora nona del día, que un ángel de Dios entraba á él, y le decía: Cornelio.
4Y él, puestos en él los ojos, espantado, dijo: ¿Qué es, Señor? Y díjole: Tus oraciones y tus limosnas han subido en memoria á la presencia de Dios.
5Envía pues ahora hombres á Joppe, y haz venir á un Simón, que tiene por sobrenombre Pedro.
6Este posa en casa de un Simón, curtidor, que tiene su casa junto á la mar: él te dirá lo que te conviene hacer.
7E ido el ángel que hablaba con Cornelio, llamó dos de sus criados, y un devoto soldado de los que le asistían;
8A los cuales, después de habérselo contado todo, los envió á Joppe.
9Y al día siguiente, yendo ellos su camino, y llegando cerca de la ciudad, Pedro subió á la azotea á orar, cerca de la hora de sexta;
10Y aconteció que le vino una grande hambre, y quiso comer; pero mientras disponían, sobrevínole un éxtasis;
11Y vió el cielo abierto, y que descendía un vaso, como un gran lienzo, que atado de los cuatro cabos era bajado á la tierra;
12En el cual había de todos los animales cuadrúpedos de la tierra, y reptiles, y aves del cielo.
13Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come.
14Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común é inmunda he comido jamás.
15Y volvió la voz hacia él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
16Y esto fué hecho por tres veces; y el vaso volvió á ser recogido en el cielo.
17Y estando Pedro dudando dentro de sí qué sería la visión que había visto, he aquí, los hombres que habían sido enviados por Cornelio, que, preguntando por la casa de Simón, llegaron á la puerta.
18Y llamando, preguntaron si un Simón que tenía por sobrenombre Pedro, posaba allí.
19Y estando Pedro pensando en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres hombres te buscan.
20Levántate, pues, y desciende, y no dudes ir con ellos; porque yo los he enviado.
21Entonces Pedro, descendiendo á los hombres que eran enviados por Cornelio, dijo: He aquí, yo soy el que buscáis: ¿cuál es la causa por la que habéis venido?
22Y ellos dijeron: Cornelio, el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene testimonio de toda la nación de los Judíos, ha recibido respuesta por un santo ángel, de hacerte venir á su casa, y oir de ti palabras.
23Entonces metiéndolos dentro, los hospedó. Y al día siguiente, levantándose, se fué con ellos; y le acompañaron algunos de los hermanos de Joppe.
24Y al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo llamado á sus parientes y los amigos más familiares.
25Y como Pedro entró, salió Cornelio á recibirle; y derribándose á sus pies, adoró.
26Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate; yo mismo también soy hombre.
27Y hablando con él, entró, y halló á muchos que se habían juntado.
28Y les dijo: Vosotros sabéis que es abominable á un varón Judío juntarse ó llegarse á extranjero; mas me ha mostrado Dios que á ningún hombre llame común ó inmundo;
29Por lo cual, llamado, he venido sin dudar. Así que pregunto: ¿por qué causa me habéis hecho venir?
30Entonces Cornelio dijo: Cuatro días ha que á esta hora yo estaba ayuno; y á la hora de nona estando orando en mi casa, he aquí un varón se puso delante de mí en vestido resplandeciente.
31Y dijo: Cornelio, tu oración es oída, y tus limosnas han venido en memoria en la presencia de Dios.
32Envía pues á Joppe, y haz venir á un Simón, que tiene por sobrenombre Pedro; éste posa en casa de Simón, curtidor, junto á la mar; el cual venido, te hablará.
33Así que, luego envié á ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oir todo lo que Dios te ha mandado.
34Entonces Pedro, abriendo su boca, dijo: Por verdad hallo que Dios no hace acepción de personas;
35Sino que de cualquiera nación que le teme y obra justicia, se agrada.
36Envió palabra Dios á los hijos de Israel, anunciando la paz por Jesucristo; éste es el Señor de todos.
37Vosotros sabéis lo que fué divulgado por toda Judea; comenzando desde Galilea después del bautismo que Juan predicó,
38Cuanto á Jesús de Nazaret; cómo le ungió Dios de Espíritu Santo y de potencia; el cual anduvo haciendo bienes, y sanando á todos los oprimidos del diablo; porque Dios era con él.
39Y nosotros somos testigos de todas las cosas que hizo en la tierra de Judea, y en Jerusalem; al cual mataron colgándole en un madero.
40A éste levantó Dios al tercer día, é hizo que apareciese manifiesto,
41No á todo el pueblo, sino á los testigos que Dios antes había ordenado, es á saber, á nosotros que comimos y bebimos con él, después que resucitó de los muertos.
42Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.
43A éste dan testimonio todos los profetas, de que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.
44Estando aún hablando Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el sermón.
45Y se espantaron los fieles que eran de la circuncisión, que habían venido con Pedro, de que también sobre los Gentiles se derramase el don del Espíritu Santo.
46Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban á Dios.
47Entonces respondió Pedro: ¿Puede alguno impedir el agua, para que no sean bautizados éstos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?
48Y les mandó bautizar en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.
1Y oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, que también los Gentiles habían recibido la palabra de Dios.
2Y como Pedro subió á Jerusalem, contendían contra él los que eran de la circuncisión,
3Diciendo: ¿Por qué has entrado á hombres incircuncisos, y has comido con ellos?
4Entonces comenzando Pedro, les declaró por orden lo pasado, diciendo:
5Estaba yo en la ciudad de Joppe orando, y vi en rapto de entendimiento una visión: un vaso, como un gran lienzo, que descendía, que por los cuatro cabos era abajado del cielo, y venía hasta mí.
6En el cual como puse los ojos, consideré y vi animales terrestres de cuatro pies, y fieras, y reptiles, y aves del cielo.
7Y oí una voz que me decía: Levántate, Pedro, mata y come.
8Y dije: Señor, no; porque ninguna cosa común ó inmunda entró jamás en mi boca.
9Entonces la voz me respondió del cielo segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común.
10Y esto fué hecho por tres veces: y volvió todo á ser tomado arriba en el cielo.
11Y he aquí, luego sobrevinieron tres hombres á la casa donde yo estaba, enviados á mí de Cesarea.
12Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar. Y vinieron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un varón,
13El cual nos contó cómo había visto un ángel en su casa, que se paró, y le dijo: Envía á Joppe, y haz venir á un Simón que tiene por sobrenombre Pedro;
14El cual te hablará palabras por las cuales serás salvo tu, y toda tu casa.
15Y como comencé á hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio.
16Entonces me acordé del dicho del Señor, como dijo: Juan ciertamente bautizó en agua; mas vosotros seréis bautizados en Espíritu Santo.
17Así que, si Dios les dió el mismo don también como á nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, ¿quién era yo que pudiese estorbar á Dios?
18Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron á Dios, diciendo: De manera que también á los Gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida.
19Y los que habían sido esparcidos por causa de la tribulación que sobrevino en tiempo de Esteban, anduvieron hasta Fenicia, y Cipro, y Antioquía, no hablando á nadie la palabra, sino sólo á los Judíos.
20Y de ellos había unos varones Ciprios y Cirenences, los cuales como entraron en Antioquía, hablaron á los Griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús.
21Y la mano del Señor era con ellos: y creyendo, gran número se convirtió al Señor.
22Y llegó la fama de estas cosas á oídos de la iglesia que estaba en Jerusalem: y enviaron á Bernabé que fuese hasta Antioquía.
23El cual, como llegó, y vió la gracia de Dios, regocijóse; y exhortó á todos á que permaneciesen en el propósito del corazón en el Señor.
24Porque era varón bueno, y lleno de Espíritu Santo y de fe: y mucha compañía fué agregada al Señor.
25Después partió Bernabé á Tarso á buscar á Saulo; y hallado, le trajo á Antioquía.
26Y conversaron todo un año allí con la iglesia, y enseñaron á mucha gente; y los discípulos fueron llamados Cristianos primeramente en Antioquía.
27Y en aquellos días descendieron de Jerusalem profetas á Antioquía.
28Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba á entender por Espíritu, que había de haber una grande hambre en toda la tierra habitada: la cual hubo en tiempo de Claudio.
29Entonces los discípulos, cada uno conforme á lo que tenía, determinaron enviar subsidio á los hermanos que habitaban en Judea:
30Lo cual asimismo hicieron, enviándolo á los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo.
1Y en el mismo tiempo el rey Herodes echó mano á maltratar algunos de la iglesia.
2Y mató á cuchillo á Jacobo, hermano de Juan.
3Y viendo que había agradado á los Judíos, pasó adelante para prender también á Pedro. Eran entonces los días de los ázimos.
4Y habiéndole preso, púsole en la cárcel, entregándole á cuatro cuaterniones de soldados que le guardasen; queriendo sacarle al pueblo después de la Pascua.
5Así que, Pedro era guardado en la cárcel; y la iglesia hacía sin cesar oración á Dios por él.
6Y cuando Herodes le había de sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, preso con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta, que guardaban la cárcel.
7Y he aquí, el ángel del Señor sobrevino, y una luz resplandeció en la cárcel; é hiriendo á Pedro en el lado, le despertó, diciendo: Levántate prestamente. Y las cadenas se le cayeron de las manos.
8Y le dijo el ángel: Cíñete, y átate tus sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Rodéate tu ropa, y sígueme.
9Y saliendo, le seguía; y no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, mas pensaba que veía visión.
10Y como pasaron la primera y la segunda guardia, vinieron á la puerta de hierro que va á la ciudad, la cual se les abrió de suyo: y salidos, pasaron una calle; y luego el ángel se apartó de él.
11Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo el pueblo de los Judíos que me esperaba.
12Y habiendo considerado esto, llegó á casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban juntos orando.
13Y tocando Pedro á la puerta del patio, salió una muchacha, para escuchar, llamada Rhode:
14La cual como conoció la voz de Pedro, de gozo no abrió el postigo, sino corriendo adentro, dió nueva de que Pedro estaba al postigo.
15Y ellos le dijeron: Estás loca. Mas ella afirmaba que así era. Entonces ellos decían: Su ángel es.
16Mas Pedro perseveraba en llamar: y cuando abrieron, viéronle, y se espantaron.
17Mas él haciéndoles con la mano señal de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. Y dijo: Haced saber esto á Jacobo y á los hermanos. Y salió, y partió á otro lugar.
18Luego que fué de día, hubo no poco alboroto entre los soldados sobre qué se había hecho de Pedro.
19Mas Herodes, como le buscó y no le halló, hecha inquisición de los guardas, los mandó llevar. Después descendiendo de Judea á Cesarea, se quedó allí.
20Y Herodes estaba enojado contra los de Tiro y los de Sidón: mas ellos vinieron concordes á él, y sobornado Blasto, que era el camarero del rey, pedían paz; porque las tierras de ellos eran abastecidas por las del rey.
21Y un día señalado, Herodes vestido de ropa real, se sentó en el tribunal, y arengóles.
22Y el pueblo aclamaba: Voz de Dios, y no de hombre.
23Y luego el ángel del Señor le hirió, por cuanto no dió la gloria á Dios; y espiró comido de gusanos.
24Mas la palabra del Señor crecía y era multiplicada.
25Y Bernabé y Saulo volvieron de Jerusalem cumplido su servicio, tomando también consigo á Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos.
1Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y doctores: Bernabé, y Simón el que se llamaba Niger, y Lucio Cireneo, y Manahén, que había sido criado con Herodes el tetrarca, y Saulo.
2Ministrando pues éstos al Señor, y ayunando, dijo el Espíritu Santo: Apartadme á Bernabé y á Saulo para la obra para la cual los he llamado.
3Entonces habiendo ayunado y orado, y puesto las manos encima de ellos, despidiéronlos.
4Y ellos, enviados así por el Espíritu Santo, descendieron á Seleucia: y de allí navegaron á Cipro.
5Y llegados á Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los Judíos: y tenían también á Juan en el ministerio.
6Y habiendo atravesado toda la isla hasta Papho, hallaron un hombre mago, falso profeta, Judío, llamado Bar jesús;
7El cual estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando á Bernabé y á Saulo, deseaba oír la palabra de Dios.
8Mas les resistía Elimas el encantador (que así se interpreta su nombre), procurando apartar de la fe al procónsul.
9Entonces Saulo, que también es Pablo, lleno del Espíritu Santo, poniendo en él los ojos,
10Dijo: Oh, lleno de todo engaño y de toda maldad, hijo del diablo, enemigo de toda justicia, ¿no cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor?
11Ahora pues, he aquí la mano del Señor es contra ti, y serás ciego, que no veas el sol por tiempo. Y luego cayeron en él obscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quién le condujese por la mano.
12Entonces el procónsul, viendo lo que había sido hecho, creyó, maravillado de la doctrina del Señor.
13Y partidos de Papho, Pablo y sus compañeros arribaron á Perge de Pamphylia: entonces Juan, apartándose de ellos, se volvió á Jerusalem.
14Y ellos pasando de Perge, llegaron á Antioquía de Pisidia, y entrando en la sinagoga un día de sábado, sentáronse.
15Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los príncipes de la sinagoga enviaron á ellos, diciendo: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad.
16Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano, dice: Varones Israelitas, y los que teméis á Dios, oid:
17El Dios del pueblo de Israel escogió á nuestros padres, y ensalzó al pueblo, siendo ellos extranjeros en la tierra de Egipto, y con brazo levantado los sacó de ella.
18Y por tiempo como de cuarenta años soportó sus costumbres en el desierto;
19Y destruyendo siete naciones en la tierra de Canaán, les repartió por suerte la tierra de ellas.
20Y después, como por cuatrocientos y cincuenta años, dió les jueces hasta el profeta Samuel.
21Y entonces demandaron rey; y les dió Dios á Saúl, hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años.
22Y quitado aquél, levantóles por rey á David, el que dió también testimonio, diciendo: He hallado á David, hijo de Jessé, varón conforme á mi corazón, el cual hará todo lo que yo quiero.
23De la simiente de éste, Dios, conforme á la promesa, levantó á Jesús por Salvador á Israel;
24Predicando Juan delante de la faz de su venida el bautismo de arrepentimiento á todo el pueblo de Israel.
25Mas como Juan cumpliese su carrera, dijo: ¿Quién pensáis que soy? No soy yo él; mas he aquí, viene tras mí uno, cuyo calzado de los pies no soy digno de desatar.
26Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros temen á Dios, á vosotros es enviada la palabra de esta salud.
27Porque los que habitaban en Jerusalem, y sus príncipes, no conociendo á éste, y las voces de los profetas que se leen todos los sábados, condenándo les, las cumplieron.
28Y sin hallar en él causa de muerte, pidieron á Pilato que le matasen.
29Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro.
30Mas Dios le levantó de los muertos.
31Y él fué visto por muchos días de los que habían subido juntamente con él de Galilea á Jerusalem, los cuales son sus testigos al pueblo.
32Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa que fué hecha á los padres,
33La cual Dios ha cumplido á los hijos de ellos, á nosotros, resucitando á Jesús: como también en el salmo segundo está escrito: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy.
34Y que le levantó de los muertos para nunca más volver á corrupción, así lo dijo: Os daré las misericordias fieles de David.
35Por eso dice también en otro lugar: No permitirás que tu Santo vea corrupción.
36Porque á la verdad David, habiendo servido en su edad á la voluntad de Dios, durmió, y fué juntado con sus padres, y vió corrupción.
37Mas aquel que Dios levantó, no vió corrupción.
38Séaos pues notorio, varones hermanos, que por éste os es anunciada remisión de pecados,
39Y de todo lo que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en éste es justificado todo aquel que creyere.
40Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los profetas;
41Mirad, oh menospreciadores, y entonteceos, y desvaneceos; Porque yo obro una obra en vuestros días, Obra que no creeréis, si alguien os la contare.
42Y saliendo ellos de la sinagoga de los Judíos, los Gentiles les rogaron que el sábado siguiente les hablasen estas palabras.
(Hch. 7:1‑13:42)
after that.

J. N. Darby Translation

+
20
And I will stretch out my hand and smite Egypt with all my wonders which I will do in the midst thereof; and after that he will let you go.