Introducción

Galatians
Galacia era una provincia en Asia Menor (Turquía) donde el apóstol Pablo había obrado en el evangelio (Hechos 16:6; 18:23). Los mapas muestran que Antioquía de Pisidia (Hechos 13:14), Iconio (Hechos 14:1), Listra, y Derbe (Hechos 14:6) estaban en la provincia de Galacia. (Esta última es de donde vino Timoteo; Hechos 16:1). No sabemos si Pablo se refería a las asambleas de estos lugares o a las de las ciudades que estaban al norte de ellas. En Galacia había una gran población de judíos, algunos de los cuales se habían convertido al cristianismo (1 Pedro 1:1).
Pablo escribió esta epístola porque los maestros judaizantes habían sembrado sus semillas malignas entre los gálatas y les habían incitado para que recibieran “otro evangelio” (Gálatas 1:4; 2 Corintios 11:4). Estos eran judíos que profesaban una conversión al cristianismo (2 Corintios 11:22), pero Pablo no los reconoce como verdaderos creyentes, llamándolos “falsos hermanos” (Gálatas 2:4). Estos “falsos apóstoles” y “obreros fraudulentos” actuaban en otros lugares además de Galacia, como en Corinto (2 Corintios 11:13). Lamentablemente, se introdujeron “secretamente” entre la comunidad de los santos (Gálatas 2:4). Habiéndose infiltrado en los círculos cristianos y abriéndose paso entre las asambleas gálatas, se dedicaron a hacer el trabajo del enemigo de socavar el evangelio (2 Corintios 11:13-14).
En Filipenses 3:2, Pablo se refiere a estos judaizantes (que probablemente eran de origen judío) como “el cortamiento”. Este es un sobrenombre apropiado para ellos porque, aunque insistían en el rito de la circuncisión física, estaban en contra de su significado espiritual, que es cortar por completo la actividad de la carne en la vida del creyente. Enseñaban que los santos debían guardar la ley de Moisés para ser salvos (Hechos 15:1). Al insistir en tener que guardar la ley para salvación, esencialmente estaban diciendo que el hombre en la carne podía obtener una posición justa ante Dios por medio de sus buenas obras. Por lo tanto, no estaban admitiendo el verdadero estado en ruinas de la raza humana y que la carne no tiene mérito ante Dios (Romanos 8:8). El cristianismo, en cambio, representa la verdadera “circuncisión” (en sentido espiritual) porque rechaza todo lo que tenga que ver con la carne —incluso lo mejor que haya en la carne— como muestra Pablo con el ejemplo de su propia vida en Filipenses 3:3-8.
A través de la influencia de estos maestros judaizantes, los gálatas pensaron que podían aplicar la ley de Moisés al evangelio y que sería el medio por el cual una persona podría asegurar su aceptación con Dios, y también, sería el medio de perfeccionar la santidad (santificación práctica) en las vidas de los creyentes. Difícilmente podría haber algo más erróneo. Por tanto, había una necesidad inmediata de corregir el error en el que habían caído, y también de exponer la verdad de la libertad cristiana sin la ley.
El carácter correctivo de la epístola
En el libro de los Hechos, Pablo predica el evangelio; en la epístola a los Romanos, enseña el evangelio, pero en Gálatas, lo defiende. Gálatas es una epístola correctiva, al igual que las epístolas a los Corintios. Fue escrita para corregir el legalismo, mientras que las cartas primera y segunda de Corintios fueron escritas para corregir el libertinaje. El cristiano debe tener cuidado con estos dos peligros opuestos; son como dos zanjas en ambos lados del camino; ambas tienen que ver con permitir que la carne tenga lugar en la vida del creyente.
•  El legalismo es un intento de controlar la carne mediante normas y reglamentos, y así producir santidad en el creyente.
•  El libertinaje es dar libertad a la carne y es un desprecio total a la santidad.
La gente en la actualidad agrega la ley al evangelio por dos razones —y ambas razones son erróneas:
•  La primera es para la justificación. Las personas que apoyan esto esencialmente tratan de trabajar para su salvación. Pablo muestra en el capítulo 2:16-17 que una persona no puede ser justificada por guardar la ley, sino sólo “por la fe”. Por lo tanto, es poco probable que alguien que sostenga este punto de vista sea verdaderamente salvo.
•  La segunda es para la santificación práctica. Los que tienen esta idea piensan que guardar la ley es la manera que Dios usa para frenar la actividad de la carne en el creyente, y así producir santidad en su vida.
Si estos maestros judaizantes leyeran estas palabras, probablemente dirían que no estamos representando adecuadamente lo que ellos creen y enseñan. Tal vez dirían: “No queremos confiar en la ley en lugar de en Cristo. Enseñamos que es necesario creer en Cristo y también que el creyente debe guardar la ley”. Sin embargo, veremos en esta epístola que Pablo no permite que se añada nada a Cristo y a Su obra consumada. La salvación es por la fe en Cristo solamente; de otra manera no es salvación. Cristo “y algo más” no es la forma de salvación de Dios. Cristo complementado es realmente Cristo sustituido. Es la mentira del diablo para falsificar la salvación de Dios. Mezclar la ley con la gracia hace que las bendiciones del evangelio dependan de que el hombre cumpla con su responsabilidad en su salvación. Esta es una falta seria a la verdad del evangelio. Esencialmente, excluye la gracia, haciendo que la obra de Cristo por nosotros no sea provechosa (capítulo 5:4). También hace a un lado la obra del Espíritu en nosotros (capítulo 3:2), y convierte el cristianismo en una religión de modales y obligaciones externas. Todas estas ideas colocan al cristianismo sobre una base totalmente errónea, y lo convierten en una relación con el Señor basada en obras, en lugar de una relación basada en la fe.
Una gran parte de la profesión cristiana ha caído en el error de los gálatas, y se ha sometido a la ley de Moisés, no tanto para justificación, sino como normas de la vida cristiana. Por lo tanto, esta epístola es muy necesaria hoy en día. No nos dejemos engañar; los falsos maestros que desviaron a los gálatas tienen una multitud de descendientes hoy en día, y tratan de convencer a los cristianos de que necesitan guardar la ley de la misma forma como lo hacían en aquellos días. Cuando se les presenta la verdad de esta epístola de Gálatas, dicen que no se aplica a ellos porque no apoyan la idea de que un creyente necesita ser circuncidado para ser salvo (Hechos 15:1; Gálatas 5:2), ni creen que un cristiano deba seguir las ordenanzas y fiestas judías, como lo hacían los gálatas (Gálatas 4:9-10). Sin embargo, se ponen bajo la ley (los diez mandamientos) para mantenerse salvos, y siguen la ley en un intento de producir santidad práctica en sus vidas. En realidad, su idea es que Cristo y las buenas obras del creyente son para la salvación y santidad. Esta no es la verdad del evangelio.
Además, del error de mezclar la ley y la gracia, surge la confusión de la distinción que Dios intencionalmente hizo entre el judaísmo y el cristianismo. Se trata de dos formas totalmente diferentes de acercarse a Dios en adoración, diseñadas por Dios para dos grupos de personas totalmente diferentes. Aquellos que tienen esta perspectiva judeocristiana invariablemente confundirán el llamado de Israel y de la Iglesia con sus respectivas esperanzas. Muchos de ellos nos dirán que somos el Israel espiritual y que los pactos y las promesas hechas a los patriarcas en los tiempos del Antiguo Testamento se han cumplido en la Iglesia. También nos dirán que estamos en el Milenio ahora, y que pensar que el Arrebatamiento es distinto a la Aparición de Cristo es un producto de nuestra imaginación. Estas ideas erróneas se pueden clasificar bajo lo que se conoce como “Teología Reformada”, ya que los reformadores del siglo XVI que se separaron del catolicismo sostenían estos errores.
Siendo así, esta epístola tiene una aplicación muy necesaria para los que se colocan bajo la ley, aunque no alcance el grado de los maestros judaizantes de aquel tiempo.
Cuatro cosas que no se encuentran en Gálatas
Hay cuatro cosas que se suelen mencionar en las epístolas de Pablo, y que no se encuentran en Gálatas. La primera es la venida del Señor (el Arrebatamiento). Es una de las únicas tres epístolas de Pablo en las que no se menciona la venida del Señor (el Arrebatamiento). No se menciona en Efesios porque los santos son vistos en esa epístola como si ya estuvieran en el cielo. Tampoco está en Filemón. No está aquí en Gálatas porque el propósito de la venida del Señor es llevar a los creyentes al cielo, y el error que los gálatas habían asumido era tan grave que ponía en duda que fueran salvos. Por lo tanto, la venida del Señor no sería para ellos, y por lo tanto, no tendría sentido que Pablo lo mencionara. El hecho de que Pablo los llame “hermanos” a lo largo de la epístola, demuestra que los veía como verdaderos creyentes, pero la esperanza de la venida del Señor se deja fuera para ejercitar sus conciencias en cuanto al error que habían adoptado.
La segunda cosa es que no hay ningún elogio. ¿Qué podía elogiar Pablo cuando se habían desviado tanto del camino?
La tercera cosa que no se encuentra en la epístola es la mención de que Pablo ora por ellos. ¿Cómo podía orar por sus necesidades como cristianos cuando había una duda sobre si realmente eran cristianos?
La cuarta cosa es que no se les pide que oren por él y por los que servían con él. De nuevo, si no eran salvos, ¿qué sentido tendría pedirles que oren por él y sus compañeros?
Las divisiones principales de la epístola
El ataque de los maestros judaizantes a Pablo cubría tres aspectos. En primer lugar, atacaban su apostolado. Si podían socavar su autoridad, podían destruir su enseñanza. Por lo tanto, Pablo defiende su apostolado en los capítulos 1–2. En segundo lugar, atacaron el evangelio que predicaba. Decían que era deficiente porque descuidaba la ley; que Dios no la había dejado a un lado. Pablo se defiende de esto en los capítulos 3–4. En tercer lugar, sus detractores creían que guardar la ley produciría una santidad práctica en la vida del creyente. Pablo se enfrenta a este error en los capítulos 5–6.
Las tres divisiones principales de la epístola siguen estos tres ataques:
•  Los capítulos 1–2 Son personales, y ofrecen una defensa histórica del apostolado de Pablo.
•  Los capítulos 3–4 son polémicos, que quiere decir que ofrecen una defensa doctrinal del evangelio que Pablo predicaba.
•  Los capítulos 5–6 son prácticos, y muestran el camino de Dios para la santidad.
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Publicado por:
CHRISTIAN TRUTH PUBLISHING
9-B Appledale Road
Hamer Bay (Mactier) ON P0C 1H0
CANADÁ
ISBN 1-894403-00-34
Primera edición en inglés: agosto de 2009
Primera edición en español: agosto de 2021
Versión 1.0 en español
Nota: La mayoría de las Escrituras citadas en este libro han sido tomadas de la versión Reina-Valera Antigua. Aunque la mayoría de los lectores probablemente están más familiarizados con la versión de 1960, ésta tiene derechos de autor, por lo que hemos utilizado la versión Antigua. En las instancias donde la versión Antigua no provee el sentido correcto, se han traducido pasajes de las traducciones de King James, J. N. Darby, o W. Kelly para ayudar a transmitir los pensamientos de la obra original en inglés. Estas versiones, en especial la de J. N. Darby, son fieles traducciones de los idiomas originales.