Juicio

 •  19 min. read  •  grade level: 16
Listen from:
La Escritura habla de por lo menos doce juicios diferentes:
1) El Juicio del Pecado y de los Pecados
Este es el mayor de todos los juicios en la Escritura. Tiene que ver con lo que Dios ha realizado para Su propia gloria y para la bendición del hombre, por medio del sacrificio de Cristo en la cruz. Como Aquel que soportó el pecado, Él llevó el juicio por el pecado que contagió toda la creación (Hebreos 2:9, 9:26; Romanos 8:3). Esto no significa que todos los hombres sean libertados del juicio de sus pecados y sean salvos, sino que, por la obra de Cristo en la cruz, la salvación de los hombres ahora es posible, porque la “propiciación” fue hecha por “todo el mundo” (1 Juan 2:2).
2) Juicio Propio
Esto tiene que ver con el creyente no absolviéndose a sí mismo, sino juzgando todo mal pensamiento, palabra vana y malas acciones en su vida, para mantener una buena conciencia y así poder disfrutar de una comunión ininterrumpida con Dios (1 Corintios 11:31 primera parte). La circuncisión de Israel en Gilgal es un tipo de esto—representando el cortar (por el juicio) de la actividad de la carne en nuestras vidas (Josué 5). Cuando los hijos de Israel vinieron de ese lugar, fueron victoriosos sobre sus enemigos (Josué 10:7, 10:43, etcétera), pero cuando descuidaron de ir primero a Gilgal antes de encontrarse con sus enemigos, fueron derrotados (Josué 7:1-5).
3) Juicio Gubernamental
Este tipo de juicio tiene que ver con los tratos presentes de Dios para con Su pueblo que se desvía deliberadamente (1 Corintios 11:32; 1 Pedro 1:17, 3:12 segunda parte, 4:17). Esta acción gubernamental sólo se extiende durante el tiempo en que ellos están en la tierra; no tiene nada que ver con su destino eterno. No envuelve a los creyentes solamente, sino a todos los que están en la casa de Dios (incluso a los creyentes meramente profesantes) y aquellos que están fuera de la casa. Con respecto a los creyentes, podría ser llamado “el gobierno del Padre” (1 Pedro 1:17), y en conexión con los incrédulos, podría ser llamado “el gobierno de Dios” (2 Pedro 3).
El juicio gubernamental se puede sentir en la vida de una persona cuando Dios permite providencialmente que ciertas cosas negativas le acontezcan para que coseche lo que sembró (Gálatas 6:7-8). Dado que el Señor tiene “toda potestad” en el cielo y en la tierra (Mateo 28:18), Él puede tocar nuestras vidas de mil maneras, si así quisiere. Para el creyente, este tipo de juicio tiene como objetivo llamar su atención y llevarlo a juzgar cualquier cosa que vea el Señor en su vida que sea inconsistente con Su santidad. Incluso después de nosotros haber tratado con cosas que no estaban correctas en nuestras vidas, el Señor puede dejarnos bajo los efectos de Su juicio gubernamental para mantenernos humildes y dependientes (2 Samuel 12:1010Now therefore the sword shall never depart from thine house; because thou hast despised me, and hast taken the wife of Uriah the Hittite to be thy wife. (2 Samuel 12:10)).
4) Juicio Administrativo en la Asamblea
Una asamblea conforme a las Escrituras ejercerá disciplina cuando sea necesario. La asamblea es responsable de mantener santidad y orden en la casa de Dios y debe tratar con los problemas antes de que se salgan de control. Si la asamblea puede corregir el curso que una persona está siguiendo antes de llegar al punto en que deba apartar a esa persona de su comunión, ella habrá hecho un buen trabajo y libertado a esa persona de muchos problemas y tristeza en su vida (Santiago 5:19-20). Esto muestra que la mayor parte de toda disciplina de la Iglesia debe ser ejercida con relación a una persona cuando ella está todavía en comunión.
Existen tres áreas principales de preocupación donde una persona puede fallar y en las que un juicio administrativo de excomunión puede ser necesario. Los siguientes escenarios dan el procedimiento general. Esto no debe ser considerado regla y no debe ser tratado como si estuviésemos consultando un manual; cada caso debe ser tratado en su propia importancia y con discernimiento espiritual (Gálatas 6:1):
•  Una Persona Mundana—(defectuosa en su andar). Esto se aplicaría a una amplia variedad de desórdenes morales (1 Corintios 5:11, etcétera). Aquellos que tienen el cuidado del rebaño en sus corazones deben intentar “restaurar” a una persona sorprendida en alguna falta (Gálatas 6:1; Juan 13:14). Ellos procurarán alcanzar la conciencia de la persona de forma gentil y cuidadosa en un esfuerzo por sacarle del curso en que ella pueda estar. Si esto no la alcanza, el próximo paso será “amonestarle” con una reprensión privada (1 Tesalonicenses 5:14). Si la persona persiste en su curso, pero no está en algún pecado particular que exija la excomunión, aquellos que tienen cuidado pueden animar a los santos a que se “aparten” de la persona en un esfuerzo para llegar a ella (2 Tesalonicenses 3:6-15). Si un determinado pecado que requiere excomunión se hace manifiesto, la asamblea debe actuar entonces, en un juicio de atar para que esa persona sea “quitada” de en medio (Mateo 18:18-20; 1 Corintios 5:4, 5:11-13).
•  Una Persona Heterodoxa—(defectuosa en la doctrina). Si alguien adopta una doctrina errónea, aquellos que tienen el cuidado deben “requerirle” a no enseñar ninguna otra doctrina de lo que es ortodoxo (1 Timoteo 1:3). Si insiste en proponer sus ideas erróneas, la asamblea es responsable de “juzgar” sus enseñanzas, pidiendo que cese y desista de ministrar en las reuniones (1 Corintios 14:29). Si sus doctrinas son de naturaleza blasfema, tocante a la Persona y a la obra de Cristo, la asamblea debe excomulgarlo, porque sus enseñanzas contaminarán a otros (Gálatas 5:9). El apóstol Pablo hizo esto con Himeneo y Alejandro, entregándolos a Satanás para que “aprendan [por disciplina] á no blasfemar” (1 Timoteo 1:20 – traducción J. N. Darby). La Asamblea no puede entregar a alguien a Satanás directamente como un apóstol podía hacerlo, pero puede colocarlo fuera de su comunión, donde Dios juzga.
•  Una Persona Divisiva—(herética en espíritu). Esto tiene que ver con alguien que hace una ruptura en la asamblea, teniendo un espíritu partidista en alguna cuestión. Este es un mal eclesiológico y el más difícil de todos los males de detectar y de lidiar. Puesto que esto es perjudicial para la unidad de la asamblea, debe detenerse. En primer lugar, los hermanos se deben “apartar de” aquellos que causan divisiones (Romanos 16:17-18). Esto no está hablando de aquellos que siguen a estos en las divisiones, sino de aquellos que las “causan”—los instigadores. Una reprensión pública es apropiada cuando alguien divide a los santos de alguna forma (Gálatas 2:12-14; 1 Timoteo 5:19-20). Si la persona continúa forzando sus cuestiones y dividiendo el rebaño, la asamblea tiene motivos para excomulgarlo. Sembrar discordia entre hermanos es una “abominación” (Proverbios 6:16-19), una obra de la carne (Gálatas 5:20) y la persona que divide a los santos así debe ser excomulgada. (Véase Herejía).
Hay tres razones principales por las que la asamblea debe llevar a cabo juicios administrativos. En primer lugar, la asamblea es responsable de no permitir que el nombre del Señor sea asociado con el mal ante el mundo (2 Corintios 7:11). En segundo lugar, la santidad en la asamblea debe ser mantenida para que ella sea conservada como un lugar adecuado para la presencia santa de Dios (Efesios 2:22; Salmo 93:5) y para evitar que el leudar del pecado afecte a otros (1 Corintios 5:6-8; Gálatas 5:9-12). En tercer lugar, es realizada con el objetivo de corregir y restaurar al ofensor. Este es colocado fuera y no debemos socializar con él (1 Corintios 5:11), para que pueda ser quebrantado en arrepentimiento y restaurado al Señor. Cuando la persona se arrepiente, la asamblea debe recibirla de vuelta a la comunión (2 Corintios 2:6-8). Este desatar de una decisión que ha sido atada es también una acción administrativa de la asamblea (Mateo 18:18).
5) Juicio de las Obras del Creyente
Este juicio está relacionado con los creyentes y ocurrirá en el cielo después del Arrebatamiento en “el tribunal de Cristo” (Romanos 14:10-11; 2 Corintios 5:10). El propósito de esto no es determinar si la persona que está siendo examinada es apta para el cielo—lo cual fue establecido por su fe en lo que Cristo realizó en la cruz (Juan 5:24; Romanos 8:1)—sino más bien para encontrar cosas en su vida que fueron hechas para el Señor y para recompensarlo debidamente. Algunos cristianos ven el tribunal de Cristo con temor, pero no tenemos nada que temer porque no es un juicio de nuestros pecados en el sentido penal. No es la persona que está siendo juzgada en el tribunal de Cristo, sino sus obras. El aspecto de juicio de Cristo con los creyentes es como el de un juez en una exposición de arte, no como un juez en un tribunal. Sabiendo esto, tenemos “confianza en el día del juicio” (1 Juan 4:17).
Algunos han pensado que esta revisión se refiere solamente a nuestros pecados después de que fuimos salvos. Pero esto no es lo que la Escritura enseña. Ella dice, “lo que hubiere hecho por medio del cuerpo” (2 Corintios 5:10). Para enfatizar este punto, C. H. Brown preguntó retóricamente; “¿Estaba usted en su cuerpo antes de ser salvo? Sí que lo estaba; entonces será una manifestación de toda su vida.” E. Dennett dijo: “La totalidad de nuestra vida, el significado de cada acto, sus motivos, así como sus objetivos, serán hechos claros para nosotros—claros en cuanto al origen de todos ellos, o sea, si nuestras actividades surgieron de la energía de la carne o fueron producidas por el Espíritu de Dios” (Christ the Morning Star, p. 37).
Cada vez que el tribunal de Cristo es mencionado en el Nuevo Testamento es visto desde una perspectiva diferente. Reuniendo estas referencias, aprendemos que el Señor examinará todos los aspectos de nuestras vidas. Las áreas de revisión son:
•  Nuestros caminos en general (2 Corintios 5:9-10).
•  Nuestras palabras (Mateo 12:36).
•  Nuestras obras de servicio (1 Corintios 3:12-15).
•  Nuestros pensamientos y motivos (1 Corintios 4:3-5).
•  Nuestros ejercicios personales relacionados con asuntos de conciencia (Romanos 14:10-12).
Hay dos motivos principales para el tribunal de Cristo: uno tiene un efecto futuro y el otro tiene un efecto presente. En cuanto al efecto futuro del tribunal, ¡el gran resultado de la revisión será el aumento de la alabanza eterna a Dios y Su Hijo! Esto será realizado de tres maneras:
A) El Señor magnificará la gracia de Dios ante nuestros ojos, por lo que nuestro agradecimiento por lo que Él ha hecho para salvarnos se profundizará significativamente en nuestras almas. Esto requerirá la revisión de nuestras vidas enteras, en donde veremos nuestros pecados a la luz de un Dios infinitamente santo. J. N. Darby dijo: “En aquel día aprenderemos la verdadera maldad de nuestra carne”. Nos daremos cuenta de que nuestra deuda era mucho mayor de lo que jamás pensamos. Entonces, el Señor nos mostrará la grandeza de Su gracia que suplió todo y colocó nuestros pecados sobre un justo fundamento que costó a Cristo las agonías de la cruz. Veremos con mayor profundidad, más que nunca, que “cuando el pecado creció, sobrepujó la gracia” (Romanos 5:20). Como resultado, un resonante estallido de alabanza remontará de nuestra parte.
B) Al revisar nuestras vidas, el Señor revelará la sabiduría de Sus caminos para con nosotros en la tierra. Él nos llevará a través de los “porqués” y de los “para qué” en nuestras vidas, paso a paso, y nos mostrará que Él no cometió ningún error en lo que permitió que ocurriera. En aquel día, Él va a responder a todas nuestras preguntas difíciles acerca de estas cosas. Cuando miramos a nuestras vidas ahora, puede parecernos un desorden enmarañado, pero en aquel día conoceremos la rima y la razón de todo—y todo hará perfecto sentido (Romanos 8:28). Él nos va a mostrar que todo era “necesario” (1 Pedro 1:6). Conoceremos de manera más profunda la verdad de Salmo 18:30: el camino de Dios es perfecto. Y Lo alabaremos por ello.
C) El Señor usará la ocasión para determinar nuestras recompensas en el reino. En aquel día, Él encontrará algo que pueda recompensar en la vida de cada cristiano (1 Corintios 4:5; Mateo 25:21). Él no dejará perder ni la menor cosa que haya sido hecha por Su nombre, y nos recompensará por ello (Mateo 10:42). Cuando veamos las recompensas que Él nos dará—muchas de las cuales serán por cosas que hemos olvidado—habrá una corriente aún mayor de alabanza vertiendo de nuestros corazones hacia Él.
En cuanto al efecto presente del tribunal, una percepción consciente de lo que este envuelve motiva al cristiano a servir al Señor ahora, mientras hay oportunidad. Sabemos que todo lo que hacemos ahora para Él va a tener recompensa. También sabemos que habrá personas que estarán en sus pecados delante del tribunal de Cristo (en el gran trono blanco) para ser sentenciados a una eternidad perdida en el Infierno si no llegan a ser salvas. Todo esto debería motivarnos a servirle y persuadir a los hombres a ser reconciliados con Dios (2 Corintios 5:11, 5:20).
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Algunos se han preguntado si la revisión ante el tribunal será una manifestación pública de nuestra vida delante de todos los santos en el cielo, o un asunto privado. J. N. Darby fue convidado a responder esta pregunta en el Bible Treasury (editor W. Kelly). Pregunta: “En 2 Corintios 5:10, ¿será la manifestación delante de los hermanos o delante del Señor solamente?” Respuesta: “No encuentro nada en la Escritura que hable de manifestación delante de los hermanos...” (Bible Treasury, vol. 1, p. 243; Collected Writings, vol. 13, p. 359).
W. Scott dijo: “Todos saldrán del tribunal como un asunto entre cada uno y Dios. No será una exposición pública delante de los otros” (Exposition of the Revelation, p. 399).
E. Dennett dijo: “El tribunal de Cristo... Todo esto nos será manifestado en aquella oportunidad en la paciente gracia de nuestro bendito Señor, para nosotros individualmente, no necesariamente para los demás en público” (Christ the Morning Star, p. 36-37).
H. D. R. Jameson dijo: “‘Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos (o, como debería ser leído, seamos manifestados) ante el tribunal de Cristo.’ Nótese, sin embargo, que la palabra es ‘manifestados,’ no ‘juzgados,’ pues ningún santo jamás entrará en juicio (ver Juan 5:24)... aunque nuestra manifestación traiga todo a la vista (no públicamente, yo juzgo, sino como entre el individuo y el Señor)” (Scripture Truth, vol. 1, p. 317-318).
H. D’A. Champney dijo: “Aunque sea el tribunal de Cristo, Él no nos juzgará como si fuéramos criminales, pero sí manifestará todos nuestros actos y caminos... No creo que Él nos expondrá delante de otros, sino a nosotros mismos, y esto también para magnificar Su gracia y amor que nunca nos desamparó” (Wonderful PrivilegesThe Bride of Christ, p. 10).
F.B. Hole dijo: “Él los condujo aparte en privado. Así será con todos nosotros cuando nos alleguemos a Él en Su venida. Eso significará ser manifestado delante de Su tribunal; y será en la privacidad y en el descanso de Su presencia” (The Gospels and Acts, p. 162).
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Los “todos” en 2 Corintios 5:10, incluye a todos los hombres. Esto significa que el tribunal de Cristo realmente se extiende hasta el juicio de los incrédulos en el Gran Trono Blanco. No obstante, el carácter del juicio será completamente diferente. H. D. R. Jameson dijo: “En cuanto a las palabras ‘todos nosotros,’ es evidente a partir del contexto que el pensamiento ante la mente del apóstol abarca la aparición de todos los hombres ante el tribunal (la palabra ‘todos’ en el versículo 10 alcanza en su ámbito de aplicación el pleno significado de los ‘todos’ en el versículo 14), y como ha sido señalado por el fallecido Sr. Kelly, la construcción griega es por tanto diferente de aquella encontrada en tal Escritura como 2 Corintios 3:18, donde sólo los creyentes son incluidos” (Scripture Truth, vol. 1, p. 318).
6) El Juicio de la Consumación
Este es un juicio que el Señor ejecutará sobre los judíos apóstatas al final de la Gran Tribulación, justo antes de que Él aparezca desde el cielo (Isaías 10:22-23, 28:22; Daniel 9:2727And he shall confirm the covenant with many for one week: and in the midst of the week he shall cause the sacrifice and the oblation to cease, and for the overspreading of abominations he shall make it desolate, even until the consummation, and that determined shall be poured upon the desolate. (Daniel 9:27) segunda parte). Ya que será antes de Su Aparición, será hecho indirectamente por medio de un instrumento levantado por Dios—el Rey del Norte y su confederación árabe (Salmo 83:1-8; Daniel 11:40-4240And at the time of the end shall the king of the south push at him: and the king of the north shall come against him like a whirlwind, with chariots, and with horsemen, and with many ships; and he shall enter into the countries, and shall overflow and pass over. 41He shall enter also into the glorious land, and many countries shall be overthrown: but these shall escape out of his hand, even Edom, and Moab, and the chief of the children of Ammon. 42He shall stretch forth his hand also upon the countries: and the land of Egypt shall not escape. (Daniel 11:40‑42); Joel 2:1-111Blow ye the trumpet in Zion, and sound an alarm in my holy mountain: let all the inhabitants of the land tremble: for the day of the Lord cometh, for it is nigh at hand; 2A day of darkness and of gloominess, a day of clouds and of thick darkness, as the morning spread upon the mountains: a great people and a strong; there hath not been ever the like, neither shall be any more after it, even to the years of many generations. 3A fire devoureth before them; and behind them a flame burneth: the land is as the garden of Eden before them, and behind them a desolate wilderness; yea, and nothing shall escape them. 4The appearance of them is as the appearance of horses; and as horsemen, so shall they run. 5Like the noise of chariots on the tops of mountains shall they leap, like the noise of a flame of fire that devoureth the stubble, as a strong people set in battle array. 6Before their face the people shall be much pained: all faces shall gather blackness. 7They shall run like mighty men; they shall climb the wall like men of war; and they shall march every one on his ways, and they shall not break their ranks: 8Neither shall one thrust another; they shall walk every one in his path: and when they fall upon the sword, they shall not be wounded. 9They shall run to and fro in the city; they shall run upon the wall, they shall climb up upon the houses; they shall enter in at the windows like a thief. 10The earth shall quake before them; the heavens shall tremble: the sun and the moon shall be dark, and the stars shall withdraw their shining: 11And the Lord shall utter his voice before his army: for his camp is very great: for he is strong that executeth his word: for the day of the Lord is great and very terrible; and who can abide it? (Joel 2:1‑11), etcétera). Estos ejércitos asolarán la tierra de Israel desde el norte hasta el sur, matando cerca de 10 millones de los 15 millones de judíos que habrán vuelto a su patria en aquellos días (Zacarías 13:8).
7) El Juicio de la Siega
Esto tiene que ver con el juicio del Señor sobre las naciones cristianizadas en el occidente (Mateo 13:38-42; Apocalipsis 14:14-16). Será ejecutado cuando el Señor aparezca (Mateo 24:27, 24:30; 2 Tesalonicenses 1:7-9; Judas 14-15; Apocalipsis 1:7, 3:3, 11:15, etcétera). Cuando el Señor venga del cielo como Rey Guerrero, destruirá los ejércitos de la Bestia y arrojará a su líder (junto con el Anticristo) al lago de fuego (Apocalipsis 16:13-15; 19:11-21). En aquel tiempo, el Señor “enviará ... Sus ángeles” para purificar “el reino de los cielos” (o sea, la cristiandad) de los incrédulos. Estos serán creyentes meramente profesantes y aquellos que abandonaron la fe en Dios—apóstatas, ateos, etcétera. Todos estos serán lanzados directamente en el lago de fuego, sin ver la muerte (Mateo 13:40-42, 13:49, 24:39-41). Es llamado el juicio de la “Siega” porque es un trabajo discriminatorio de separar la “cizaña” (los malos) de entre el “trigo” (los justos). Los impíos serán tomados en juicio y los justos vivirán en el reino milenario de Cristo. Esto es lo contrario de lo que acontecerá en el Arrebatamiento. En el Arrebatamiento el Señor toma a los creyentes de la tierra (1 Tesalonicenses 1:10, 4:15-18) y deja a los incrédulos para que entren en el período de la Tribulación (Mateo 25:10-12).
8) El Juicio del Lagar (Vendimia)
Después que el Señor regrese (Su Aparición) y destruya a los ejércitos del occidente y los ejércitos del Rey del Norte, Él restaurará un remanente de todas las 12 tribus de Israel para Sí mismo. Entonces, mientras el Israel recién-restaurado estuviere habitando seguro en su tierra bajo la protección del Señor, una confederación final de los ejércitos gentiles bajo Gog (Rusia) dispondrá un ataque contra ellos (Ezequiel 38-39). El Señor defenderá a Israel de estos ejércitos rugiendo desde Sion para destruirlos. Este es el juicio del “Lagar” (Vendimia), (Apocalipsis 14:17-20; Isaías 63:1-6; Joel 3:12-1412Let the heathen be wakened, and come up to the valley of Jehoshaphat: for there will I sit to judge all the heathen round about. 13Put ye in the sickle, for the harvest is ripe: come, get you down; for the press is full, the fats overflow; for their wickedness is great. 14Multitudes, multitudes in the valley of decision: for the day of the Lord is near in the valley of decision. (Joel 3:12‑14)). Es llamado el “Lagar” porque, como las uvas en un lagar son machacadas indiscriminadamente, así será el juicio de los pecadores en esta enorme confederación. Este juicio contrasta con el juicio de la siega en que algunos son seleccionados para juicio y otros no. El Señor saldrá de Jerusalén para la tierra de Edom (la tierra de Trans-Jordania cerca de 320 kilómetros al sureste de Israel—Apocalipsis 14:20) y destruirá la larga caravana de ejércitos confederados de Gog que se reunirán allí (Isaías 34:1-10, 63:1-6; Habacuc 3:3-16). Este juicio marcará el final de todas las guerras (Salmo 46:9; Zacarías 9:10).
9) El Juicio de Sesiones
Después de que los juicios guerreros del Señor hayan terminado (la Siega y el Lagar), Él llevará a cabo un juicio de sesiones en conexión con las naciones gentiles restantes que están situadas fuera de la tierra profética (Mateo 25:31-46). Puesto que todos los poderes hostiles ya habrán sido subyugados por los anteriores juicios guerreros del Señor, este será un juicio pacífico delante del “trono de Su gloria.” Este trono no está en el cielo, sino en la tierra. No es el juicio de los muertos, como lo es el juicio del “gran trono blanco” (Apocalipsis 20:11-15), sino es un juicio de personas vivas entre las naciones remotas del mundo. El criterio sobre el cual son juzgadas las personas de estas naciones es simplemente si han sido hostiles a los mensajeros del evangelio del reino (“Mis hermanos”)no si han creído personalmente. Aquellos que fueron hostiles en relación con los mensajeros del Señor y rechazaron su mensaje serán una nación juzgada como “cabrito,” y los individuos culpables de aquella nación serán lanzados al lago de fuego por los ángeles que serán los ejecutores de este juicio (Mateo 25:31).
10) Juicio Milenario
Cuando Cristo establezca Su reino milenario, Él “en justicia reinará” (Isaías 32:1, 61:11). El mundo entero se verá forzado a vivir en justicia en lo que el Señor llama “la regeneración” (Mateo 19:28), y aquellos que decidan hacer lo contrario morirán (providencialmente) por un juicio del Señor. ¡En la mañana del día siguiente, el ofensor caerá muerto! (Salmo 34:12-16; Salmo 101:5-8; Sofonías 3:5 – marginal en la versión King James; Zacarías 5:1-4)
11) El Juicio de los Ángeles (Malos)
Después del Milenio, al final del tiempo, habrá un juicio de los ángeles malos (1 Corintios 6:3), y ellos serán lanzados en el lago de fuego con el diablo (Mateo 25:41). Los santos glorificados estarán envueltos en la evaluación de este juicio. El juicio determinará el grado de castigo atribuido a cada ángel caído. Los ángeles buenos o “escogidos” (1 Timoteo 5:21) no forman parte de este juicio; ellos no necesitan ser juzgados.
12) El Juicio del Gran Trono Blanco
Este juicio también ocurrirá al final del Milenio, cuando el tiempo hubiere cesado. El juicio del gran trono blanco tiene que ver con los muertos impíos. Todos los que han muerto en sus pecados sin fe, desde el principio del tiempo hasta el final del tiempo serán juzgados por el Señor en Su “gran trono blanco” (Isaías 24:22, 20:11-15). Los muertos impíos serán resucitados en aquel tiempo y serán condenados por los pecados que han cometido (Apocalipsis 20:13). Ellos serán lanzados en el lago de fuego (el Infierno) y castigados allí eternamente (Mateo 25:46). Su juicio será “según sus obras.” Esto significa que algunos en el Infierno van a sufrir más, y otros menos, porque todos tienen un número diferente de pecados y un grado diferente de responsabilidad (Lucas 12:47-48). Dios no permitirá que nadie sufra en una eternidad perdida por algo que él o ella no hizo. No habrá niños o personas con deficiencias mentales en este juicio (Mateo 18:10); Dios no responsabiliza a personas por sus acciones si no son mentalmente capaces. Los “grandes y pequeños” que serán juzgados en aquel momento no son los niños y adultos, sino los pecadores poco significativos y los prominentes de este mundo que han muerto en sus pecados.
/