Justificación

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La justificación tiene que ver con alguien siendo absuelto de todas las acusaciones de pecado que fueron imputadas contra él, por ser colocado en una nueva posición delante de Dios en Cristo, por la cual ya no es más visto por Dios como un pecador. La persona es “constituida” justa en la mente de Dios y, así su posición legal en el cielo es cambiada (Romanos 4:4-5, 5:19). The Concise Bible Dictionary afirma: “La palabra ‘justificación’ puede ser interpretada como la apreciación formada en la mente de Dios en relación con el creyente, en vista a ese orden de cosas de las cuales Cristo es la Cabeza. Dicha estimación tiene su expresión en Cristo mismo, y sus consecuencias son vistas en Romanos 5” (p. 465).
Hay dos lados de la justificación—uno negativo y otro positivo:
•  El lado negativo tiene que ver con el creyente siendo absuelto “de todo”—es decir, de las imputaciones de pecado (Hechos 13:39).
•  El lado positivo tiene que ver con el creyente siendo colocado en una nueva posición delante de Dios (“justificados en Cristo” Gálatas 2:17), donde ninguna otra acusación puede ser traída contra él. (“En Cristo” es un término técnico utilizado en el ministerio de Pablo para indicar que el creyente está en la posición de Cristo delante de Dios). Así, el creyente no está sólo en una nueva posición, sino que está allí en una condición totalmente nueva, teniendo una nueva vida que es sin pecado. Esto es llamado “justificación de vida” (Romanos 5:18).
W. Kelly dijo: “El tan importante tema de la justificación ha sido ahora totalmente tratado, tanto del lado de la sangre de Cristo derramada en expiación como el de Su resurrección llevada a cabo por el poder de Dios; es decir, tanto negativamente como positivamente—soportando todas las consecuencias de nuestros pecados y manifestando el nuevo estado en la cual Él está delante de Dios” (Notes on the Epistle to the Romans, p. 56).
J. N. Darby dijo: “Hay dos partes en la justificación—la ‘de pecados’ y la ‘de vida’; la primera, la absolución de mi antiguo estado; y la segunda, colocándome en una nueva posición delante de Dios” (Collected Writings, vol. 21, p. 193). Él también dijo: “‘Justificación de vida;’ esta fue una nueva posición del hombre, no todavía la gloria o resurrección con Cristo y la unión con él, pero sí una nueva posición y postura. No es sólo la absolución de los pecados por los cuales un hombre haya sido culpado en conexión con su posición antigua, sino una nueva posición en la vida; la justificación de vida” (Collected Writings, vol. 13, p. 206).
F. B. Hole dijo: “La justificación, como se nos presenta en la Escritura, implica más que la bendición negativa de que nosotros seamos completa y justamente libertados de la condenación [juicio] bajo el cual estábamos. Envuelve nuestra posición ante Dios en Cristo, en una justicia que es positiva y divina (The Great Salvation, p. 14).
El gran resultado de ser justificados es que Dios ya no nos ve como antes (como pecadores), porque ahora estamos en una nueva posición delante de Él. Esto es ilustrado en figura en Números 23: Balaam profetizó acerca del pueblo de Dios desde el punto de vista de Dios (“la cumbre de las peñas”), tipificando así lo que la obra de Cristo en la cruz y Su resurrección haría por los cristianos (Romanos 4:25). Desde ese punto de vista, Dios no veía a Israel en el desierto como ellos realmente estaban, en lo que a su estado se refiere—que involucraba todo tipo de pecados. Balaam dijo: “[Dios] no ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel” (Números 23:21). El profeta no estaba queriendo decir que Dios fuese ciego; estaba hablando bajo el poder del Espíritu sobre lo que Israel era posicionalmente ante Dios, y en figura de lo que nosotros somos posicionalmente ante Dios por medio de la obra consumada de Cristo. Así, en las epístolas de Pablo, la justificación tiene que ver con la posición del creyente delante de Dios, no con su estado. Es un acto declaratorio de Dios por el cual “la fe le es contada por justicia” al que era un impío pecador (Romanos 4:5).
Existen ocho diferentes expresiones con relación a la justificación en la Escritura, cada una denotando un aspecto diferente. Ellas son:
•  Justificados por gracia—la fuente (Romanos 3:24).
•  Justificados por fe—el medio de apropiación (Romanos 3:28).
•  Justificados por sangre—el precio (Romanos 5:9).
•  Justificación de vida—una nueva condición (Romanos 5:18).
•  Justificados del pecado—la liberación de ese amo (Romanos 6:7).
•  Justificados por Dios—Aquel que hace el reconocimiento (Romanos 8:33).
•  Justificados en Cristo—la nueva posición de aceptación (Gálatas 2:17).
•  Justificados por las obras—la evidencia manifestada en la vida del creyente de que es considerado justo delante de Dios (Santiago 2:21, 2:24).
Algunos dicen que justificado significa “justo como si nunca hubiese pecado.” Sin embargo, esta definición se queda bien corta de la verdad de la justificación. Si fuera correcta, la justificación colocaría a los creyentes en el terreno de la inocencia, igual a la de Adán en el jardín del Edén antes de pecar. Adán cayó de esa posición, y eso significa que, si nosotros fuésemos colocados allí, existiría una posibilidad muy real de que iríamos a caer también. ¡Entonces seríamos pecadores bajo el juicio nuevamente! Pero la justificación nos coloca en un lugar mucho más elevado que el de la inocencia. Como hemos mencionado, nuestra posición ante Dios como justificados es en el propio lugar de aceptación y favor en que Cristo está delante de Dios, porque somos “justificados en Cristo” (Gálatas 2:17), y estamos allí con una vida que no puede pecar (“justificación de vida” – Romanos 5:18). No hay la posibilidad de que el creyente pierda este lugar.