2 Sam. 11-20
Del capítulo 11 al capítulo 20 tenemos la historia de David como el rey responsable. Estos capítulos registran la terrible caída del rey, la disciplina llevada a cabo sobre él, las consecuencias de su pecado y, por último, su recuperación. 2 Sam. 20 termina, como hemos dicho anteriormente (cf. 2 Sam. 8:15-18), con la declaración del orden de su reino, pero un orden menos completo que el primero, ya que David ya no se presenta como un tipo del Mesías.
Es un hecho notable que el Primer Libro de Crónicas no menciona una sola palabra de los episodios sobre Betsabé, Amnón y Tamar, Absalón, la huida de David o la restauración del rey. Los primeros tres versículos de 1 Crón. 20 contienen el primer versículo de 2 Sam. 11 y los versículos 29-31 del capítulo 12. Hay un silencio total sobre todo lo demás. La explicación es simple. Esta omisión es una de las innumerables pruebas de un plan divino en los diversos libros de la Biblia. Crónicas no nos habla del rey responsable que, como tal, es puesto a prueba, sino que nos habla del rey establecido en gracia y bendición de acuerdo con los consejos de Dios.
En 2 Sam. 21 encontramos un nuevo apéndice que establece el juicio de la casa de Saúl.
2 Sam. 22 y 23 relacionan las palabras de David como un tipo de Cristo con las palabras de David como el rey responsable.
Por último, después de enumerar a los hombres poderosos de David, el libro termina de una manera maravillosa en 2 Sam. 24 con el sacrificio de Morías que, como uno ha dicho, “termina la ira de Dios por gracia y establece el fundamento del lugar de adoración donde Él puede encontrarse con Israel”.