La Cena del Señor

J. H. Smith
(Adaptado)
Pablo escribió: “Yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed: esto es Mi cuerpo que por vosotros es partido: haced esto en memoria de Mí. Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en Mi sangre: haced esto todas las veces que bebiereis, en memoria de Mí. Porque todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que venga” (1 Corintios 11:23-26).
Acabamos de leer un artículo intitulado, “¿SOY YO CRISTIANO?” (redactado, tal vez, por un hermano del Canadá, llamado Arturo Vicente Cantero, cuyo nombre y señas aparecen al pie del artículo). Dice así: “No se usa el pan con levadura ni vino fermentado en la CENA del Señor, sino los ázimos y el jugo de la vid como en la PRIMERA CENA”.
Es lo que dice el artículo, pero no se cita ni un texto bíblico que confirma lo dicho, porque no lo hay. Si el Señor Jesús hubiera querido que sus redimidos comiesen de pan ázimo (pan sin levadura), se lo habría dicho especificadamente; pero no encontramos nada al respecto en Mateo 26:26; Marcos 14:22; Lucas 22:19; tampoco en la instrucción que Él dio al apóstol Pablo.
Lo que está escrito literalmente en el Antiguó Testamento acerca de la Pascua, y el pan sin levadura, nos sirve, siendo cristianos, solamente para instrucción espiritual. Leamos en 1 Corintios 5:7-8: “Limpiad pues la vieja levadura, para que seáis nueva masa, como sois sin levadura: porque nuestra pascua, que es Cristo, fue sacrificada por nosotros. Así que hagamos fiesta, no en la vieja levadura, ni en la levadura de malicia y de maldad, sino en ázimos de sinceridad y de verdad”. La “vieja levadura” es el pecado. Los creyentes, un solo cuerpo en Cristo, son “la masa”. Nuestra “pascua” es Cristo mismo. Los “ázimos” son de sinceridad y de verdad. El creyente más joven en la fe puede entender esta enseñanza espiritual. La palabra en 1 Corintios 5:8 es “ázimos”, pero la palabra en 1 Corintios 11:23 es “pan”. Si el Señor hubiera querido que comiéramos de pan ázimo, o sea de pan sin levadura, nos lo habría dicho, ¿no es cierto?
En cuanto al jugo de la uva, en aquel entonces no había medios para pasteurizar y conservar dulce el jugo en botellas herméticamente tapadas. Poco tiempo después de pisar las uvas en el lagar, el jugo se fermentaba. Además, el tiempo de la cosecha de las uvas es corto; dura tal vez un mes. Y las vides no crecen por todas partes, sino sólo en ciertas regiones. Por lo tanto, no hubiera sido posible beber de jugo dulce sino solamente durante unos pocos domingos consecutivos mientras durase y donde hubiese cosecha, y nunca donde no había parras.
La palabra empleada en la Biblia para el jugo de la vid es “vino”, y no quiere decir “jugo dulce” en un pasaje y “jugo fermentado” en otros. Ocurre 230 veces. Cualquier joven puede entender que se trata de jugo fermentado. Léase, por ejemplo, la primera referencia: “Y comenzó Noé a labrar la tierra, y plantó una viña; bebió del vino, y se embriagó (Génesis 9:21); y otra cita: “No os embriaguéis de vino, en lo cual hay disolución” (Efesios 5:18).
No es que el vino sea malo, sino el mal uso que se haga de él. Pablo, como médico sabio, recetó el vino para Timoteo: “Usa de UN POCO de vino por causa del estómago, y de tus continuas enfermedades” (1 Timoteo 5:23).
Por el pan que hoy ‘partimos’,
Recordamos con dolor
Que ofreciste por nosotros
Aun Tu cuerpo, ¡oh Salvador!
Y la copa, bendecida,
Habla de ‘la comunión’
De Tu sangre derramada;
Del pecado... ‘remisión’.
(Himno 300, Himnario Mensajes del Amor de Dios)