La espada y la guerra

Cristianos bien instruidos en la Palabra de Dios saben que hay una diferencia enorme entre el llamamiento terrenal del israelita y el llamamiento celestial del cristiano, e igualmente entre la guerra propia al israelita, o sea al judío, y la que conviene al cristiano.
El israelita fue el ministro del gobierno justo de Dios en la tierra; el cristiano es el exponente de la gracia de Dios hacia todo el mundo.
Pero ¿cómo entró Jesús en el mundo, cual exponente sin igual de la gracia de Dios? Entró con la espada del mundo en contra de Él, y se sometió a ella: Herodes procuró matarle cuando era niño. Pilato le mató siendo hombre.
Y ¿qué instrucción nos dio el Señor Jesús en cuanto a nuestras relaciones con los hombres? “No resistáis al mal; antes a cualquiera que te hiriere en tu mejilla diestra, vuélvele también la otra” (Mateo 5:3939But I say unto you, That ye resist not evil: but whosoever shall smite thee on thy right cheek, turn to him the other also. (Matthew 5:39)).
Y en contraste con el mandamiento dado a los israelitas, ¿cuál es la gran comisión dada a los cristianos? “Id por todo el mundo; predicad el evangelio a toda criatura” (Marcos 16:1515And he said unto them, Go ye into all the world, and preach the gospel to every creature. (Mark 16:15)). “Id por todo el mundo”, no sólo a la tierra de Canaán; “predicad el evangelio”, es decir, las buenas nuevas, no hacer guerra; id “a toda criatura”, no a un solo pueblo.
El llamamiento del cristiano es celestial: “participantes de la vocación celestial” (Hebreos 3:11Wherefore, holy brethren, partakers of the heavenly calling, consider the Apostle and High Priest of our profession, Christ Jesus; (Hebrews 3:1)). Su guerra no es terrenal, sino espiritual: “no tenemos lucha contra sangre y carne; sino contra principados, contra potestades, contra señores del mundo, gobernadores de estas tinieblas, contra malicias espirituales en los aires” (Efesios 6:1212For we wrestle not against flesh and blood, but against principalities, against powers, against the rulers of the darkness of this world, against spiritual wickedness in high places. (Ephesians 6:12)). El diablo es el “príncipe de la potestad del aire” (Efesios 2:22Wherein in time past ye walked according to the course of this world, according to the prince of the power of the air, the spirit that now worketh in the children of disobedience: (Ephesians 2:2)), y esos principados, etc., son de su reino. Contra ellos tenemos que luchar. Y ¿con qué espada? ¿La de acero? ¡No! La del Espíritu: “tomad... la espada del Espíritu, que es la Palabra de Dios” (Efesios 6:1717And take the helmet of salvation, and the sword of the Spirit, which is the word of God: (Ephesians 6:17)).