La Navidad Y La Religión Del Mundo

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Es muy corriente en el mundo cristiano celebrar las Navidades, mandar regalos y usar saludos de “Felices Pascuas” o de “Feliz Navidad,” tomándolo alegremente como normas cristianas muy correctas. Tales tradiciones tan favoritas en este mundo nos hacen pensar e investigar su origen.
¿Qué clase de información encontramos en la Enciclopedia o en las historias imparciales? ¿Qué nos dice las Sagradas Escrituras en relación a estas tradiciones religiosas? La Palabra de Dios no justifica su celebración anual; todo lo contrario, lo condena. “Guardáis los días, y los meses, y los tiempos, y los años. Temo de vosotros, que no haya trabajado en vano en vosotros” (Gál. 4:10-11).
Nuestro bendito Salvador Jesús, no vino al mundo para hacerse popular entre los hombres; mucho menos para grabar Su “fecha de nacimiento” en nuestros corazones o almanaque. “Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores” (1a Tim. 1:15). “Porque Cristo, cuando aún éramos flacos, a su tiempo murió por los impíos” (Rom. 5:6).
Nadie sabe con seguridad,
el día en que Cristo nació.
Clemente, en el siglo segundo, llama estas especulaciones, en cuanto a la fecha de nacimiento; “falaces supersticiones.”
Orígenes, en el año 245, ridiculizó la idea de la fecha y dijo que era pecaminosa. La Iglesia de Roma, en el siglo cinco, inscribió, “no existe tal conocimiento.”
La Nueva Enciclopedia Internacional dice: “Es desconocida, cuando tal idea se originó . . . casi por seguro que el 24 o 25 de diciembre no sea la fecha.”
“La Navidad fue celebrada por primera vez en la Iglesia de Jerusalem en el año 440. Mas tarde en el siglo cinco, la Iglesia Occidental (en Roma) ordenó su celebración.” (Enciclopedia Americana.)
El origen de la Navidad
“La celebración de diciembre 25 era completamente pagana; origen solar. La Saturnalia Romana lo precedía.” (Enciclopedia de Nelson.)
“La celebración era una fiesta Romana dedicada al Sol” (nacimiento del Dios-Sol). (Enciclopedia Americana.)
“La Saturnalia (una fiesta desenfrenada), y así eligieron las Navidades para tal fecha.” (Notas del historiador M. de Beugonot, vol. 2, página 265.)
“El cristianismo . . . de regreso al paganismo . . . deseando más días de fiesta, añadió nombres cristianos a fiestas paganas. Así eligió el 25 de diciembre que era la peor de las fiestas paganas. . . . Allí fue donde el cristianismo aprovechó para indicar la fecha del nacimiento de Cristo. La Iglesia reemplazando las fiestas paganas con nombres cristianos . . . enfangando el cristianismo; para mantener a la muchedumbre contenta.” (J.N.D. Col. W. Vol. 29.)
Augustín dice que tan determinada estaba la gente en celebrar sus fiestas, que el clérigo fingió no ver nada.
La tradición de los Ancianos
(Mat. 15:2)
Así vemos, que la tradición vino del “dios de este mundo” (2aCor. 4:4); procedió del paganismo, y fue injertado en el cristianismo por nuestros antepasados infieles, la Iglesia de Roma, “Babilonia la Grande, la madre de . . . las abominaciones” (Apoc. 17:5). Así como niños pequeños el cristianismo ha sido engañado . . . “los ciegos, guías de ciegos” (Mat. 15:14).
Todos estos detalles, debían de avergonzar y entristecer nuestros corazones; mientras gritamos contra tales abominaciones. Las prácticas de Laodicea deshonran el nombre de nuestro Salvador y Señor Jesucristo. Salmo 119:158; Jer. 15:15-17; Ezeq. 9:4; Fil. 3:18-19. ¿Cómo podemos tener parte en tal farsa? ¿Cómo aparecerá esta, ante el tribunal de Cristo?
¡Esto es predicar “otro Jesús” — el Jesús popular (2aCor. 11:4) adaptado al mundo! El espíritu pascual, no es del Espíritu Santo, sino “otro espíritu.” El espíritu del mundo (1aCor. 2:12) “no es del Padre, mas es de este mundo” (1a Juan 2:16).
Un mundo cruel
Cuando Cristo nació “Dios manifestado en carne,” este mundo no le dio lugar (Lucas 2:7). “Despreciado y desechado entre los hombres” (Isa. 53:3). En el Calvario gritaron: “¡Fuera, fuera, crucifícale!” (Juan 19:15) y después le crucificaron (vers. 18).
Este mundo es culpable de la muerte del Hijo de Dios, Jesucristo. El pueblo dijo, “Su sangre sea sobre nosotros y sobre nuestros hijos” (Mat. 27:25).
Se deshicieron de El, y ahora ellos se gozan y se alegran, mientras se envían regalos los unos a los otros (Apo. 11:10). Este es el mismo principio, de como “adornáis los monumentos de los justos,” que sus semejantes han matado (Mat. 23:29-31). ¡Como si Caín, después de asesinar a su hermano, hubiera declarado el nacimiento de Abel un día de fiesta! Asimismo, el mundo que rechazó a Cristo ahora celebra el día de su nacimiento; usan y profanan Su Santo Nombre para gratificar sus placeres carnales. “No tomarás el nombre de tu Dios en vano” (Exod. 20:7).
Así son las vanidades de este mundo. “No os engañéis, Dios no puede ser burlado” (Gál. 6:7). Porque El tomará venganza por la sangre de Su Hijo muy pronto.
La única celebración
en el Almanaque Cristiano.
El Señor Jesús nunca nos pidió celebrar Su nacimiento o Su resurrección cada año; pero sí, expresó Su deseo de que lo recordáramos en Su muerte. El primer día de la semana, el día de Su resurrección, el día de una creación nueva; ciertamente debemos estar cada semana reunidos en tal oportunidad a Su Nombre (Mat. 18:20), como criaturas nuevas en Cristo. “Salgamos pues a El fuera del real” (Heb. 13:13), fuera del sistema religioso adaptado al gusto de los hombres, anunciando la muerte del Señor hasta que El venga (1aCor. 11:25-26).