En el mundo cristiano (la cristiandad) de hoy, toda doctrina fundamental con respecto a la Persona y obra del Señor Jesucristo está bajo ataque, o está siendo perjudicada por enseñanzas falsas. La doctrina de la seguridad eterna del creyente no es una excepción. Aunque esta verdad se enseña claramente en las Escrituras, muchos cristianos sinceros están confundidos al respecto.
Dicen que después de que una persona recibe al Señor Jesucristo como su Salvador personal, es posible que pierda su salvación y que vuelva a su estado perdido, a causa del pecado que haya permitido en su vida. Por lo tanto, eso da a entender que la salvación del creyente es algo condicional que depende de cómo él se comporta después de ser salvo. Un viejo predicador que tenía la ideología de “seguridad condicional” dijo (erróneamente): “Llegar al cielo es como andar en bicicleta. Cuando crees en el evangelio, el Señor te monta en ella, pero tú tienes que pedalear. ¡Si dejas de pedalear, te caerás y no llegarás!” Esta idea errónea enseña que el creyente debe hacer su parte para asegurarse de llegar al cielo; por tanto, su salvación depende de sus obras. Esta es una negación clara de las Escrituras (Romanos 4:1-8; Efesios 2:8-9; Tito 3:5, etc.). Esta falsa doctrina es un grave error, porque disminuye la gracia de Dios y la obra completada de Cristo. También degrada el carácter impecable de Dios.
Nuestro deseo en este folleto es exponer las claras enseñanzas de las Escrituras sobre este tema, para que quede bien claro acerca de la seguridad eterna del creyente. Luego observaremos algunas de las Escrituras principales que son utilizadas incorrectamente para apoyar la falsa doctrina de la seguridad condicional, y explicaremos lo que esos versículos realmente significan para que nuestros lectores vean el error en esas malas interpretaciones.
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Nota: La mayoría de las Escrituras citadas en este manual han sido tomadas de la versión Reina-Valera Antigua. Aunque la mayoría de los lectores probablemente están más familiarizados con la versión de 1960, esta tiene derechos de autor, por lo que hemos utilizado la Antigua versión. En los lugares donde la Antigua versión no provee el sentido correcto, se han traducido pasajes de la King James, J. N. Darby, o W. Kelly para ayudar a transmitir los pensamientos de la obra original en inglés. Estas versiones, en especial la de J. N. Darby, son fieles traducciones de los idiomas originales.