En la Palabra de Dios la sustitución se relaciona con los convertidos, o sea los que forman la familia de fe, y jamás con los inconversos.
La propiciación es para todo el mundo (1 Juan 2:2). Es decir, Cristo ha cumplido con los reclamos de la naturaleza santa de Dios y ha llevado el juicio total del pecado en la cruz, de manera que Dios puede en justicia perdonar a cualquier pobre pecador que acepte el mensaje de Su gracia.
Pero la Palabra de Dios nunca dice que Cristo llevó los pecados de todo el mundo.
La Escritura dice, “habiendo Él llevado el pecado de muchos” (Isaías 53:12); y este pasaje es confirmado por Hebreos 9:28.
Pedro dice (hablando a los creyentes): “el cual mismo llevó NUESTROS PECADOS en Su cuerpo sobre el madero” (1 Pedro 2:24). Él fue nuestro sustituto.
¡Cuán bendita la verdad divina que todo creyente, delante de Dios, es judicialmente PERDONADO! “Nunca más me acordaré de sus pecados e iniquidades” (Hebreos 10:17). “Os escribo a vosotros, hijitos, porque vuestros pecados os son perdonados por Su nombre” (1 Juan 2:12).
¡Alabémosle por Su gracia infinita!
(seguirá, Dios mediante)