Las aves: Criaturas milagrosas: El picamaderos o pájaro carpintero

Fred John Meldau
(continuación del número anterior)
El picamaderos revela en su estructura la adaptación maravillosa con la cual el Creador la diseñó.
Los picamaderos son muy especializados en sus dos actividades: trepando árboles y cazando gusanos y larva. Sus patas son fuertes y provistas de garras afiladas y curvadas. Tienen dos dedos delanteros y dos traseros, formando así un par de tenacillas con que asir la corteza de los árboles. (Los picamaderos con tres dedos tienen un solo dedo trasero). Las plumas de la cola son tiesas con terminaciones de espinas espículas. Estas apretadas contra los salientes de la corteza de los troncos y ramos les ayudan a apoyarse mientras el ave busca gusanos o cava un nido.
La cabeza del pájaro carpintero es grande y su cuello corto y poderoso, haciendo posible que el ave dé golpes rápidos y fuertes con su pico. Este, con su punta aguda como un punzón, es una herramienta eficaz para cortar madera. Así perfora la corteza y madera de árboles, en cuyo interior hay gusanos, insectos en hibernación, y larvas y huevos. Una vez hecho un agujero, el picamaderos alcanza su presa con su lengua larga y delgada que se distiende mucho fuera de su boca. Su extremo puntiagudo, tiene pequeñas púas y es cubierto con secreción adhesiva. Ninguna persona inteligente puede estudiar la lengua de un picamaderos sin comprender que fue bien diseñada para un propósito específico.
Este “taladro volante” ha sido llamado “el ave más desconcertante de la naturaleza”.
Todavía queda un misterio no solucionado de cómo un picamaderos puede dar violentamente contra madero sólido con su cabeza cientos de veces cada minuto sin vaciar sus sesos, o por lo menos marearse. Los científicos creen que tal vez sea porque el cráneo del picamaderos es constituido de una combinación de codales o bisagras, que parecen dar al cráneo más flexibilidad.
Uno de los alimentos favoritos del picamaderos es el escarabajo. A veces encuentra más de lo que puede comer; así —¡ave sabia que es!— ella aprisiona vivos los escarabajos sobrantes en unas celdas bien construidas, ¡guardando así un abastecimiento de carne fresca! Notemos su habilidad misteriosa: El picamaderos sabe calcular el diámetro exacto y taladrar el agujero dentro del cual meter el escarabajo vivo sin que éste puede escaparse. Si hiciese un agujero demasiado pequeño, no podría meter el insecto dentro; si fuese demasiado grande, el insecto podría escaparse.
Tal operación requiere una exactitud de muy poca “tolerancia” (usando un término de mecánica). El picamaderos desconcertante puede alcanzarla. Y, recordemos que tiene que hacer de nuevo sus cálculos para cada escarabajo que quiera almacenar vivo, porque todos varían en tamaño y configuración.
De cierto, todo picamaderos es un testigo vivo del hecho de que Dios lo creó así. La así llamada “evolución” no puede explicar cómo el picamaderos obtuvo su lengua única en su género, su cola especial y su pico con punta cual formón. Es una suposición absurda y sin razón válida que tan maravilloso equipo, distinto de aquello dado a otras aves, fuese perfeccionándose a través de millones de años por medio de cambios paulatinos. Repetimos lo que hemos dicho tantas veces: Cualquier órgano tan singular —como la lengua, o el pico, o la cola del picamaderos— tiene que ser perfecto antes de que cumpla su propósito específico. Un pico que está solo medio desarrollado para perforar, o una cola que está solo parcialmente desarrollado para ayudar a trepar a un árbol, o una lengua solo el 10% del largo necesario para alcanzar un gusano escondido en el tronco de un árbol, sería completamente inútil. Los órganos peculiares que todas las criaturas tienen ahora eran perfectos desde que fueron creados.
(Traducido e impreso con permiso, de WHY WE BELIEVE IN CREATION, NOT IN EVOLUTION [POR QUÉ CREEMOS EN LA CREACIÓN, NO EN LA EVOLUCIÓN], por Fred John Meldau, páginas 173-174).
(seguirá, Dios mediante)