En Levítico 9 tenemos el octavo día, cuando Aarón y sus hijos debían estar completamente consagrados, y aparece la gloria de Jehová. Después de las diversas ofrendas en su orden, todo se cierra con una escena muy llamativa.
“Aarón levantó su mano hacia el pueblo y los bendijo, y descendió de la ofrenda por el pecado, y la ofrenda quemada, y las ofrendas de paz”. El octavo día establece el tiempo de gloria de la resurrección. Luego leemos: “Y Moisés y Aarón entraron en el tabernáculo de la congregación, y salieron, y bendijeron al pueblo, y la gloria de Jehová se apareció a todo el pueblo”.
No se puede dudar de su porte.
En primer lugar, el sumo sacerdote actúa solo en la bendición al concluir la consagración y de acuerdo con la eficacia de todos los sacrificios.
Entonces Moisés y Aarón entran en el tabernáculo. Es el tipo de carácter pleno de Cristo, cuando hay una mezcla de autoridad regulativa con el sacerdocio. Ahora Cristo actúa simplemente como sacerdote; Poco a poco tomará el reino, así como mantendrá el sacerdocio. Como señal de esto, Moisés y Aarón salen juntos y bendicen a la congregación, y la gloria de Jehová se manifiesta a todo el pueblo.
Evidentemente prefigura el día de Jehová, cuando el Señor Jesús será mostrado en gloria a todos los ojos, y será un sacerdote en Su trono. Nuestra porción es muy diferente, y se define y distingue de la de Israel, en cuanto a un tipo podría ser, en Levítico 16; pero esto no lo anticiparé ahora.