“Dios encarece Su caridad para con nosotros, porque siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8).
La luz vio la culpa del pecado; el amor buscó fundamento del perdón. La luz vio el alejamiento del pecado, pero el amor buscó una base de reconciliación. La luz vio la enemistad del pecado, pero el amor buscó un medio de limpieza. La luz vio la depravación del pecado; el amor buscó un medio de restauración. La luz vio la esclavitud del pecado; el amor buscó un instrumento de liberación. La luz vio la enfermedad del pecado; el amor buscó un bálsamo de sanidad. La luz vio la condenación del pecado; el amor buscó un medio de justificación. El amor vio la muerte, consecuencia del pecado, y mostró el camino de vida. El amor de Dios lo proveyó todo para el pecador.
(Arreglado de J.C.M.).
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PUNTO: Lo que es grande en el mundo ahora no es genuino; lo que es genuino ahora no es grande. “Porque lo que los hombres tienen por sublime, delante de Dios es abominación” (Lucas 16:15).
“¡Oh Dios nuestro! ... no hay fuerza ... no sabemos lo que hemos de hacer, mas a Ti volvemos nuestros ojos” (2 Crónicas 20:12).
Tal actitud de espíritu es lo que agrada a Dios. Cuando quiera y por dondequiera que ésta sea manifestada, no están lejos la respuesta divina y socorro oportuno. Pero es justamente este espíritu de dependencia del Señor, y de confianza en Él, lo que falta mucho a los creyentes en Cristo.
(Anónimo).
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“No halló la paloma donde sentar la planta de su pie” (Génesis 8:9).
“Levantaos, y andad, que no es ésta la holganza; porque está contaminada, corrompióse, y de grande corrupción” (Miqueas 2:10).
“Queda un reposo para el pueblo de Dios” (Hebreos 4:9).
El descanso no es nuestra porción de aquí. La santidad divina no nos permite descansar donde está el pecado; el amor divino no nos deja descansar donde la tristeza mora. “Queda un reposo” para nosotros, el descanso divino —Su propio descanso.
Allí no habrá tribulación,
Ningún pesar, ningún dolor;
Y cuando esté morando allá,
Diré que no hay tribulación.
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“Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estivo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado” (Salmo 1:1).
¿En qué consejo debe andar el cristiano? “Hasme guiado según Tu consejo” (Salmo 73:24). ¿Qué camino hay para el creyente? “Te enseñaré el camino en que debes andar” (Salmo 32:8). ¿Qué asiento tiene? “Bajo la sombra del Deseado me senté” (Cantares 2:3). “María, la cual sentándose a los pies de Jesús, oía Su palabra” (Lucas 10:39).
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El amor perfecto: ¿Así es el mío?
Lento en sospechar, pronto en confiar.
Lento en condenar, pronto en justificar.
Lento en ofender, pronto en conciliar.
Lento en descubrir, pronto en ocultar.
Lento en reprender, pronto en soportar.
Lento en menospreciar, pronto en apreciar.
Lento en demandar, pronto en conceder.
Lento en irritar, pronto en suavizar.
Lento en impedir, pronto en ayudar.
Lento en resentir, pronto en perdonar.
“Así que, todas las cosas que quisierais que los hombres hiciesen con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Mateo 7:12).
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Punto: Un pequeño pecado en un gran santo es peor que un pecado grave en un inconverso.
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Extracto: La operación de Dios en el alma es entorpecida por las costumbres y las asociaciones del hombre.
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Extracto: El ateísmo dice: “Haz lo que te dé la gana”. La superstición dice: “Haz lo que el hombre te manda”. Pero la fe dice: “Es menester obedecer a Dios”.
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Una providencia divina
Una mujer piadosa, habiendo terminado el jornal, abordó un ómnibus con rumbo a su hogar muy lejano. Se sentó y cuando el cobrador le presentó el boleto, ella descubrió que algún ratero le había robado su cartera. No teniendo con qué pagar, fue obligada a salir del vehículo bus. Siendo débil, no podía andar a casa, tampoco conocía persona alguna en ese sitio. Decidió andar hacia un parque, mientras oraba a su Dios y Padre, contándole de su dificultad tan seria.
Llegada al parque, se sentó en un banco, pensando de qué manera Dios le ayudaría. Sabía que Él no le faltaría, así aguardó tranquila. De manera aparentemente casual, con su paraguas, escribía en el cascajo de la senda las palabras, “Dios es amor”, y al escribir la “r”, ¡dio con una moneda ennegrecida!
Dando gracias a Dios por haberle enviado exactamente lo que necesitaba, tomó otro ómnibus. El cobrador comentó sobre la condición de la moneda, y ella le dio a saber de qué manera su Dios y Padre había contestado su ferviente plegaria. No se avergonzó de manifestar delante de los demás pasajeros cómo había recibido la moneda.
¿Cree el lector que ese hallazgo fue una pura coincidencia? ¿Por qué? El mismo Señor que dijo a Pedro: “Ve a la mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que viniere, tómalo, y abierta su boca, hallarás un estatero” (Mateo 17:27), pudo dirigir su redimida al banco, y la punta de su paraguas a la moneda ocultada allí para su necesidad. No, no fue una coincidencia. Subraye Ud. en su corazón la última palabra en el texto, Marcos 11:22: “Tened fe en DIOS”. (Extracto).
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“Con el Señor”
El malhechor arrepentido dijo a Jesús: “Acuérdate de mí cuando vinieres a Tu reino. Entonces Jesús le dijo: De cierto te digo, que hoy estarás conmigo en el paraíso” (Lucas 23:42-43).
“Apedrearon a Esteban, invocando él y diciendo: Señor Jesús, recibe mi espíritu” (Hechos 7:59).
“Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo, que entre tanto que estamos en el cuerpo, peregrinamos ausentes del Señor ... mas confiamos, y más quisiéramos partir del cuerpo, y estar presentes al Señor” (2 Corintios 5:6,8).
“ ... Nosotros que vivimos, que habremos quedado hasta la venida del Señor, no seremos delanteros a los que durmieron. Porque el mismo Señor con aclamación, con voz de arcángel, y con trompeta de Dios, descenderá del cielo; y los muertos en Cristo resucitarán primero; luego nosotros, los que vivimos, los que quedamos, juntamente con ellos seremos arrebatados en las nubes a recibir al Señor (o al encuentro del Señor) en el aire, y así estaremos siempre con el Señor. Por tanto, consolaos los unos a los otros en estas palabras” (1 Tesalonicenses 4:15-18).
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El milagro y el martirio
Quirinus, un obispo de Siscia, fue traído ante Matenius, el gobernador, el cual le mandó sacrificar a los dioses paganos, conforme a los edictos de los emperadores romanos. Quirinus se negó y el gobernador lo envió a la cárcel y mandó ponerle en grillos pesados, pensando que los sufrimientos de un calabozo, algunos tormentos y el peso de los grillos, pudieran vencer su resolución. Pero, siendo él firme en sus convicciones, fue enviado a Amantius, el gobernador principal de Pannonia (ahora Hungría), quien le cargó con cadenas y lo exhibió por en medio de las ciudades principales del valle del río Danubio, exponiéndole al ridículo. Llegados por fin a Sabaria, el gobernador, viendo que Quirinus no renunciaría a su fe en Cristo, mandó atarle una piedra al cuello y arrojarle al río. La sentencia fue ejecutada, pero ¡he aquí, un milagro! Quirinus flotaba durante algún tiempo y exhortaba a los espectadores a la orilla en los términos más piadosos. Luego, su fiel testimonio hecho, concluyó con esta oración: “No es nada de nuevo, oh poderoso Jesús, que estorbes el curso de los ríos, [como el Jordán] o hagas que un hombre ande encima de las aguas, como hiciste con Tu siervo Pedro. Ahora el pueblo aquí ha visto la prueba de Tu poder en mí; concédeme poner mi vida por amor a Ti, oh mi Dios”. Al pronunciar estas últimas palabras se hundió inmediatamente y se ahogó el 4 de junio, del año 308. Su cuerpo fue recobrado y sepultado por algunos cristianos piadosos. (Entresacado de Foxe’s Book of Martyrs [El libro de mártires, por John Foxe], páginas 31-32).
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Las Escrituras
Las Escrituras dicen que “unos fueron estirados, no aceptando el rescate, para ganar mejor resurrección; otros experimentaron vituperios y azotes; y a más de esto prisiones y cárceles; fueron apedreados, aserrados, tentados, muertos a cuchillo; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados; de los cuales el mundo no era digno, perdidos por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra. Y todos éstos, aprobados por testimonio de la fe, no recibieron la promesa; proveyendo Dios alguna cosa mejor para nosotros, para que no fuesen perfeccionados sin nosotros” (Hebreos 11:35-40).
“Mas os digo, amigos míos: No temáis de los que matan el cuerpo, y después no tienen más que hacer. Mas os enseñaré a quién temáis: temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en la Gehenna [en el infierno]; así os digo: a éste temed” (Lucas 12:4-5).
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EXTRACTO: Todo aquello que presenta a Cristo en Su propia excelencia es dulce y aceptable a Dios. Aun la expresión o exhibición más débil de Él en la vida o en la adoración de uno de Sus redimidos, es olor de dulce aroma en lo cual Dios se agrada mucho.
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El carácter del amor
La paz es el amor descansando. El estudio bíblico es el amor leyendo las cartas del Amado. La oración es el amor acudiendo a una cita. El conflicto con el pecado es el amor batallando con celo por su Amado. La simpatía es el amor compadeciéndose tiernamente. La fidelidad es el amor estando firme. La esperanza es el amor que anhela. La paciencia es el amor perseverando. El ganar almas es el amor suplicando. (Extracto).
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Punto: El mundo nos juzga, no por nuestro conocimiento de los principios de las Escrituras, sino por nuestra aplicación de ellos en la vida diaria.
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Núm. 155. — Para julio y agosto de 1975. — 1 de julio de 1975. Palabras de Edificación, Exhortación y Consolación. — Publicación bimestral. — Oficinas editoriales y de impresión, Tipográfica Indígena, Domingo Diez 503-M, Cuernavaca, Mor., México. — Director, A. Farson A. — Reg. artículo 2a clase, 28 enero de 1963. Consta de 32 Páginas. — Tiro 3.200.