Posición y Estado

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La distinción entre estos dos términos es de gran importancia si queremos tener una comprensión de las Escrituras del Nuevo Testamento—especialmente de las epístolas. Posición y estado se refieren a dos lados de la verdad en una gran cantidad de temas, y distinguir esto requiere de alguien que “traza bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15). Si no distinguimos estas cosas, vamos a llegar a conclusiones equivocadas.
Posición
Esto tiene que ver con la situación de una persona con relación a Dios. Hay solo dos posiciones posibles que los hombres pueden tener delante de Dios:
•  “En Adam” (1 Corintios 15:22).
•  “En Cristo” (Romanos 8:1).
Por recibir al Señor Jesucristo como nuestro Salvador, nuestra posición delante de Dios es para siempre cambiada de estar “en Adam” para estar “en Cristo.” Es una posición en “gracia” eternamente establecida (Romanos 5:1-2; 1 Corintios 15:1; 1 Peter 5:12). ¡Es perfecta y completa tanto ahora como siempre lo será! No será más perfecta cuando entremos en el cielo. Tener una posición delante de Dios “en Cristo” significa que el creyente está en el lugar de Cristo ante Dios (Efesios 1:6; 1 Juan 4:17). (Ver Aceptación y En Cristo)
Estado
(Filipenses 2:19-20)—Esto tiene que ver con la condición moral del creyente. Si caminamos cerca del Señor en comunión con Dios, estaremos en un buen estado de alma. Pero si somos descuidados e indiferentes a las reivindicaciones de Cristo en nuestras vidas y vivimos distantes de Él en nuestra práctica, el estado de nuestra alma será pobre. No hace falta decir que nuestro estado tendrá un efecto en nuestro andar.
Las exhortaciones prácticas en las epístolas, que tienen que ver con nuestro estado, se basan en nuestra posición en Cristo. Por ejemplo, Colosenses 3:9-10 dice: “No mintáis los unos á los otros, habiéndoos despojado del viejo hombre con sus hechos, y revestídoos del nuevo, el cual por el conocimiento es renovado conforme á la imagen del que lo crió.” El hecho de que fuimos despojados del viejo hombre y vestidos del nuevo (que tiene que ver con nuestra posición) nos debe ejercitar a no mentir más los unos a los otros—porque aquello que es verdad de nuestra posición también debe ser verdad en nuestro estado. Así, aunque nuestra posición en gracia delante de Dios es inquebrantable, nuestro estado espiritual de alma puede variar, dependiendo de cómo caminamos.
En Filipenses 4:11, Pablo dijo: “he aprendido á contentarme con lo que tengo.” No debemos confundir lo que él estaba diciendo en este versículo. No se refería a su estado espiritual, sino a su estado temporal—sus circunstancias, es decir, en cuanto a la posesión o carencia de bienes materiales. Pablo nunca incentivaría a estar satisfechos con un estado espiritual bajo.
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Como se ha mencionado, al estudiar los diversos temas de la Escritura debemos tener cuidado en “trazar bien la palabra de verdad” (2 Timoteo 2:15). En cada asunto que nos ocupe, tenemos que distinguir lo que se refiere a nuestra posición y lo que se refiere a nuestro estado. Si no nos preocupamos por esto, nos confundiremos muy rápidamente. Podemos ser llevados a pensar que la Biblia se contradice. Los siguientes son algunos ejemplos:
Perfección
Hebreos 10:14 dice que la obra de Cristo en la cruz nos “hizo perfectos para siempre.” Pero Hebreos 13:20-21 dice que Dios está buscando hacer al creyente “apto [perfecto]”—indicando, entonces, ¡que los creyentes no están al presente perfectos! Esto parece contradictorio, pero cuando entendemos que la primera cita se refiere a nuestra posición y la última a nuestro estado, el problema se resuelve.
Santidad
En Colosenses 3:12, los creyentes son llamados “santos y amados,” pero en 1 Pedro 1:16, se nos exhorta: “Sed santos.” De nuevo, estos pasajes parecen entrar en conflicto uno con el otro, pero cuando entendemos la distinción entre posición y estado, vemos que no hay contradicción. El primer pasaje se aplica a nuestra posición, y el segundo a nuestro estado.
Aceptación
En Efesios 1:6, se nos dice que los creyentes son “Aceptos en el Amado,” pero en 2 Corintios 5:9 se nos dice que “procuramos ... serle agradables [aceptables].” Una vez más, no se trata de una contradicción: lo primero tiene que ver con nuestra posición y lo segundo con nuestro estado.
Santificación
En 1 Corintios 1:2, se nos dice que los creyentes son “santificados en Cristo Jesús,” pero en 2 Timoteo 2:21, se nos dice que, si nos separamos de los vasos para deshonra, seremos “santificados.” Lo primero se refiere a nuestra posición y lo segundo a nuestro estado.
Salvación
En Hechos 16:31 se nos dice que hay que “creer” en el Señor Jesucristo para ser “salvo,” pero en Filipenses 2:12 nos habla de “ocuparse [operar, efectuar]” nuestra “salvación.” ¿Debemos creer para obtener la salvación o debemos trabajar para obtenerla? Una vez más, la respuesta está en la comprensión de que una se aplica a nuestra posición y la otra a nuestro estado.
Purificación
En Hebreos 1:3 y 9:14 dice que los creyentes son purificados por la fe en la obra consumada de Cristo, pero en 2 Timoteo 2:21, debemos purificarnos a nosotros mismos. Una vez más, tenemos la diferencia entre posición y estado.
Muerto Con Cristo
Romanos 6:2 dice que los creyentes están “muertos,” pero en Romanos 8:13 y Colosenses 3:5 se nos dice que los creyentes deben “mortificar” las obras de la carne. Nuevamente, esto sólo puede ser entendido por el conocimiento de la diferencia entre posición y estado.
Una persona quedará totalmente confundida al tratar de entender estos y muchos otros tópicos bíblicos, que podrían incluirse aquí, si no sabe la diferencia entre posición y estado.