La sangre de Cristo permanece como la evidencia de la obra de expiación hecha para la gloria de Dios y para la bendición del hombre (Juan 19:34). La Escritura habla de la sangre de Cristo siendo “derramada” por los creyentes, la cual es una provisión de Dios para que puedan ser salvos (Mateo 26:28; Marcos 14:24; Lucas 22:20). La Escritura también habla de la sangre de Cristo como siendo “rociada” en los corazones de los creyentes, lo que se refiere a la apropiación por la fe de la obra consumada de Cristo en la cruz (Hebreos 10:22, 12:24; 1 Pedro 1:2). El Nuevo Testamento menciona al menos doce cosas que la sangre de Cristo hace:
• Hace expiación: propiciación (Romanos 3:25) y sustitución (Mateo 26:28).
• Compra todas las cosas y personas (Hechos 20:28; Apocalipsis 5:9).
• Efectúa redención (Romanos 3:24; 1 Pedro 1:18-19).
• Concede perdón (Efesios 1:7).
• Produce una conciencia purificada (Hebreos 9:14, 10:2).
• Da libertad para entrar en la presencia de Dios (Hebreos 10:19).
• Efectúa la justificación (Romanos 5:9).
• Hace la paz (Colosenses 1:20).
• Nos aproxima a Dios: reconciliación (Efesios 2:13).
• Nos santifica (Hebreos 10:29, 13:12).
• Nos lava o limpia (1 Juan 1:7; Apocalipsis 1:5, 7:14).
• Da el derecho a la victoria final sobre Satanás (Apocalipsis 12:11).