Este himno nuevo, CANTAD LA VIRTUD INCOMPARABLE, viene del original, COME LET US SING THE MATCHLESS WORTH, escrito por Samuel Medley (1789). Se halla solamente en el “Himnario Mensajes del Amor de Dios” (Núm 491). Es de metro irregular. Se imprime aquí la única melodía, ARIEL, compuesta por Mozart y arreglada por Lowell Mason, 1836:
1. ¡Oh santos!, cantad la virtud incomparable
Y hoy proclamad con gran fervor:
¡Cuán digno es el Salvador!
“Al Señor de gloria” ensalzad,
Su alabanza excelsa despertad:
Canto que ha de resonar,
Y al orbe ha de avivar.
2. ¡Cuán rica Su sangre preciosa en cruz vertida,
Que “en precio del rescate” Él dio!
Y así al reo perdonó.
La “justicia de Dios”: ¡manto real!,
Cual ropaje viste a cada cual
De los suyos ¡“salvación”!
Que en Cristo “aceptos” son.
3. ¡Cuan rico el carácter que Cristo ha desplegado,
Que en “forma de Dios” Él bajó,
Y, cual “siervo… se humilló”.
Coronado está en majestad;
Hoy Su excelsa gloria publicad;
Por Su gracia y tierno amor,
Rendidle todo honor.
4. ¡Cuán pronto el día de gloria habrá llegado!,
Y estando allí en nuestro hogar,
Le hemos siempre de admirar.
A Jesús, amigo y Salvador,
Cantaremos dulce y grato loor:
Canto que ha de resonar,
Y al orbe ha de avivar.
Los pensamientos expresados en las estrofas del himno se hallan en las siguientes Escrituras y en muchas otras: Apocalipsis 1:18; Mateo 28:6; Efesios 1:20-22; Colosenses 1:18; Lucas 15:2; 1 Samuel 2:9; Santiago 4:6; Filipenses 3:1; Hebreos 7:25.