Pasó aquel crüento, mortífero dolor
Cuando en la cruz brotó en raudal la sangre del Señor
Que a nuestras almas del pecar cual carmesí lavó,
Pues la inmensa deuda nuestra a Dios Cristo de una vez pagó.
Limpiados del pecado, ya “nueva crëación”,
Por gracia tu real trono en luz, Tu celestial mansión,
Bendito Redentor Jesús, es nuestro propio hogar,
Nuestra suerte de tu dulce amor en reposo y paz gozar.
Y tu ojo en ese día sin nubes, de esplendor,
Contemplará con gran placer tu esposa, ¡oh Salvador!,
Sin “mancha o arruga” de vejez, sin nada temporal,
Su gloriosa hermosura en luz tu deleite divinal.
Traducción y música arreglada ©1958 Messages of God's Love Multilingual. Todos derechos reservados. Usado con permiso.