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1 Kings 4

1 R. 4:32 KJV (With Strong’s)

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32
And he spake
dabar (Hebrew #1696)
perhaps properly, to arrange; but used figuratively (of words), to speak; rarely (in a destructive sense) to subdue
KJV usage: answer, appoint, bid, command, commune, declare, destroy, give, name, promise, pronounce, rehearse, say, speak, be spokesman, subdue, talk, teach, tell, think, use (entreaties), utter, X well, X work.
Pronounce: daw-bar'
Origin: a primitive root
three
shalowsh (Hebrew #7969)
masculine shlowshah {shel-o-shaw'}; or shloshah {shel-o-shaw'}; a primitive number; three; occasionally (ordinal) third, or (multipl.) thrice
KJV usage: + fork, + often(-times), third, thir(-teen, -teenth), three, + thrice. Compare 7991.
Pronounce: shaw-loshe'
Origin: or shalosh {shaw-loshe'}
thousand
'eleph (Hebrew #505)
hence (the ox's head being the first letter of the alphabet, and this eventually used as a numeral) a thousand
KJV usage: thousand.
Pronounce: eh'-lef
Origin: prop, the same as 504
proverbs
mashal (Hebrew #4912)
properly, a pithy maxim, usually of metaphorical nature; hence, a simile (as an adage, poem, discourse)
KJV usage: byword, like, parable, proverb.
Pronounce: maw-shawl'
Origin: apparently from 4910 in some original sense of superiority in mental action
x: and his songs
shiyr (Hebrew #7892)
from 7891; a song; abstractly, singing
KJV usage: musical(-ick), X sing(-er, -ing), song.
Pronounce: sheer
Origin: or feminine shiyrah {shee-raw'}
y were a thousand
'eleph (Hebrew #505)
hence (the ox's head being the first letter of the alphabet, and this eventually used as a numeral) a thousand
KJV usage: thousand.
Pronounce: eh'-lef
Origin: prop, the same as 504
and five
chamesh (Hebrew #2568)
a primitive numeral; five
KJV usage: fif(-teen), fifth, five (X apiece).
Pronounce: khaw-maysh'
Origin: masculine chamishshah {kham-ish-shaw}
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More on:

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Cross References

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he spake.
Pr. 1:1‑31:30• 1Los proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel:
2Para entender sabiduría y doctrina; Para conocer las razones prudentes;
3Para recibir el consejo de prudencia, Justicia, y juicio y equidad;
4Para dar sagacidad á los simples, Y á los jóvenes inteligencia y cordura.
5Oirá el sabio, y aumentará el saber; Y el entendido adquirirá consejo;
6Para entender parábola y declaración; Palabras de sabios, y sus dichos oscuros.
7El principio de la sabiduría es el temor de Jehová: Los insensatos desprecian la sabiduría y la enseñanza.
8Oye, hijo mío, la doctrina de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre:
9Porque adorno de gracia serán á tu cabeza, Y collares á tu cuello.
10Hijo mío, si los pecadores te quisieren engañar, No consientas.
11Si dijeren: Ven con nosotros, Pongamos asechanzas á la sangre, Acechemos sin motivo al inocente;
12Los tragaremos vivos como el sepulcro, Y enteros, como los que caen en sima;
13Hallaremos riquezas de todas suertes, Henchiremos nuestras casas de despojos;
14Echa tu suerte entre nosotros; Tengamos todos una bolsa:
15Hijo mío, no andes en camino con ellos; Aparta tu pie de sus veredas:
16Porque sus pies correrán al mal, E irán presurosos á derramar sangre.
17Porque en vano se tenderá la red Ante los ojos de toda ave;
18Mas ellos á su propia sangre ponen asechanzas, Y á sus almas tienden lazo.
19Tales son las sendas de todo el que es dado á la codicia, La cual prenderá el alma de sus poseedores.
20La sabiduría clama de fuera, Da su voz en las plazas:
21Clama en los principales lugares de concurso; En las entradas de las puertas de la ciudad dice sus razones:
22¿Hasta cuándo, oh simples, amaréis la simpleza, Y los burladores desearán el burlar, Y los insensatos aborrecerán la ciencia?
23Volveos á mi reprensión: He aquí yo os derramaré mi espíritu, Y os haré saber mis palabras.
24Por cuanto llamé, y no quisisteis: Extendí mi mano, y no hubo quien escuchase;
25Antes desechasteis todo consejo mío, Y mi reprensión no quisisteis:
26También yo me reiré en vuestra calamidad, Y me burlaré cuando os viniere lo que teméis;
27Cuando viniere como una destrucción lo que teméis, Y vuestra calamidad llegare como un torbellino; Cuando sobre vosotros viniere tribulación y angustia.
28Entonces me llamarán, y no responderé; Buscarme han de mañana, y no me hallarán:
29Por cuanto aborrecieron la sabiduría, Y no escogieron el temor de Jehová,
30Ni quisieron mi consejo, Y menospreciaron toda reprensión mía:
31Comerán pues del fruto de su camino, Y se hartarán de sus consejos.
32Porque el reposo de los ignorantes los matará, Y la prosperidad de los necios los echará á perder.
33Mas el que me oyere, habitará confiadamente, Y vivirá reposado, sin temor de mal.
1Hijo mío, si tomares mis palabras, Y mis mandamientos guardares dentro de ti,
2Haciendo estar atento tu oído á la sabiduría; Si inclinares tu corazón á la prudencia;
3Si clamares á la inteligencia, Y á la prudencia dieres tu voz;
4Si como á la plata la buscares, Y la escudriñares como á tesoros;
5Entonces entenderás el temor de Jehová, Y hallarás el conocimiento de Dios.
6Porque Jehová da la sabiduría, Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.
7El provee de sólida sabiduría á los rectos: Es escudo á los que caminan rectamente.
8Es el que guarda las veredas del juicio, Y preserva el camino de sus santos.
9Entonces entenderás justicia, juicio, Y equidad, y todo buen camino.
10Cuando la sabiduría entrare en tu corazón, Y la ciencia fuere dulce á tu alma,
11El consejo te guardará, Te preservará la inteligencia:
12Para librarte del mal camino, De los hombres que hablan perversidades;
13Que dejan las veredas derechas, Por andar en caminos tenebrosos;
14Que se alegran haciendo mal, Que se huelgan en las perversidades del vicio;
15Cuyas veredas son torcidas, Y torcidos sus caminos.
16Para librarte de la mujer extraña, De la ajena que halaga con sus palabras;
17Que desampara el príncipe de su mocedad, Y se olvida del pacto de su Dios.
18Por lo cual su casa está inclinada á la muerte, Y sus veredas hacia los muertos:
19Todos los que á ella entraren, no volverán, Ni tomarán las veredas de la vida.
20Para que andes por el camino de los buenos, Y guardes las veredas de los justos.
21Porque los rectos habitarán la tierra, Y los perfectos permanecerán en ella;
22Mas los impíos serán cortados de la tierra, Y los prevaricadores serán de ella desarraigados.
1Hijo mío, no te olvides de mi ley; Y tu corazón guarde mis mandamientos:
2Porque largura de días, y años de vida Y paz te aumentarán.
3Misericordia y verdad no te desamparen; Atalas á tu cuello, Escríbelas en la tabla de tu corazón:
4Y hallarás gracia y buena opinión En los ojos de Dios y de los hombres.
5Fíate de Jehová de todo tu corazón, Y no estribes en tu prudencia.
6Reconócelo en todos tus caminos, Y él enderezará tus veredas.
7No seas sabio en tu opinión: Teme á Jehová, y apártate del mal;
8Porque será medicina á tu ombligo, Y tuétano á tus huesos.
9Honra á Jehová de tu sustancia, Y de las primicias de todos tus frutos;
10Y serán llenas tus trojes con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto.
11No deseches, hijo mío, el castigo de Jehová; Ni te fatigues de su corrección:
12Porque al que ama castiga, Como el padre al hijo á quien quiere.
13Bienaventurado el hombre que halla la sabiduría, Y que obtiene la inteligencia:
14Porque su mercadería es mejor que la mercadería de la plata, Y sus frutos más que el oro fino.
15Más preciosa es que las piedras preciosas; Y todo lo que puedes desear, no se puede comparar á ella.
16Largura de días está en su mano derecha; En su izquierda riquezas y honra.
17Sus caminos son caminos deleitosos, Y todas sus veredas paz.
18Ella es árbol de vida á los que de ella asen: Y bienaventurados son los que la mantienen.
19Jehová con sabiduría fundó la tierra; Afirmó los cielos con inteligencia.
20Con su ciencia se partieron los abismos, Y destilan el rocío los cielos.
21Hijo mío, no se aparten estas cosas de tus ojos; Guarda la ley y el consejo;
22Y serán vida á tu alma, Y gracia á tu cuello.
23Entonces andarás por tu camino confiadamente, Y tu pie no tropezará.
24Cuando te acostares, no tendrás temor; Antes te acostarás, y tu sueño será suave.
25No tendrás temor de pavor repentino, Ni de la ruina de los impíos cuando viniere:
26Porque Jehová será tu confianza, Y él preservará tu pie de ser preso.
27No detengas el bien de sus dueños, Cuando tuvieres poder para hacerlo.
28No digas á tu prójimo: Ve, y vuelve, Y mañana te daré; Cuando tienes contigo qué darle.
29No intentes mal contra tu prójimo, Estando él confiado de ti.
30No pleitees con alguno sin razón, Si él no te ha hecho agravio.
31No envidies al hombre injusto, Ni escojas alguno de sus caminos.
32Porque el perverso es abominado de Jehová: Mas su secreto es con los rectos.
33La maldición de Jehová está en la casa del impío; Mas él bendecirá la morada de los justos.
34Ciertamente él escarnecerá á los escarnecedores, Y á los humildes dará gracia.
35Los sabios heredarán honra: Mas los necios sostendrán ignominia.
1Oid, hijos, la doctrina de un padre, Y estad atentos para que conozcáis cordura.
2Porque os doy buena enseñanza; No desamparéis mi ley.
3Porque yo fuí hijo de mi padre, Delicado y único delante de mi madre.
4Y él me enseñaba, y me decía: Mantenga tu corazón mis razones, Guarda mis mandamientos, y vivirás:
5Adquiere sabiduría, adquiere inteligencia; No te olvides ni te apartes de las razones de mi boca;
6No la dejes, y ella te guardará; Amala, y te conservará.
7Sabiduría ante todo: adquiere sabiduría: Y ante toda tu posesión adquiere inteligencia.
8Engrandécela, y ella te engrandecerá: Ella te honrará, cuando tú la hubieres abrazado.
9Adorno de gracia dará á tu cabeza: Corona de hermosura te entregará.
10Oye, hijo mío, y recibe mis razones; Y se te multiplicarán años de vida.
11Por el camino de la sabiduría te he encaminado, Y por veredas derechas te he hecho andar.
12Cuando anduvieres no se estrecharán tus pasos; Y si corrieres, no tropezarás.
13Ten el consejo, no lo dejes; Guárdalo, porque eso es tu vida.
14No entres por la vereda de los impíos, Ni vayas por el camino de los malos.
15Desampárala, no pases por ella; Apártate de ella, pasa.
16Porque no duermen ellos, si no hicieren mal; Y pierden su sueño, si no han hecho caer.
17Porque comen pan de maldad, y beben vino de robos.
18Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, Que va en aumento hasta que el día es perfecto.
19El camino de los impíos es como la oscuridad: No saben en qué tropiezan.
20Hijo mío, está atento á mis palabras; Inclina tu oído á mis razones.
21No se aparten de tus ojos; Guárdalas en medio de tu corazón.
22Porque son vida á los que las hallan, Y medicina á toda su carne.
23Sobre toda cosa guardada guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.
24Aparta de ti la perversidad de la boca, Y aleja de ti la iniquidad de labios.
25Tus ojos miren lo recto, Y tus párpados en derechura delante de ti.
26Examina la senda de tus pies, Y todos tus caminos sean ordenados.
27No te apartes á diestra, ni á siniestra: Aparta tu pie del mal.
1Hijo mío, está atento á mi sabiduría, Y á mi inteligencia inclina tu oído;
2Para que guardes consejo, Y tus labios conserven la ciencia.
3Porque los labios de la extraña destilan miel, Y su paladar es más blando que el aceite;
4Mas su fin es amargo como el ajenjo, Agudo como cuchillo de dos filos.
5Sus pies descienden á la muerte; Sus pasos sustentan el sepulcro:
6Sus caminos son instables; no los conocerás, Si no considerares el camino de vida.
7Ahora pues, hijos, oidme, Y no os apartéis de las razones de mi boca.
8Aleja de ella tu camino, Y no te acerques á la puerta de su casa;
9Porque no des á los extraños tu honor, Y tus años á cruel;
10Porque no se harten los extraños de tu fuerza, Y tus trabajos estén en casa del extraño;
11Y gimas en tus postrimerías, Cuando se consumiere tu carne y tu cuerpo,
12Y digas: Cómo aborrecí el consejo, Y mi corazón menospreció la reprensión;
13Y no oí la voz de los que me adoctrinaban, Y á los que me enseñaban no incliné mi oído!
14Casi en todo mal he estado, En medio de la sociedad y de la congregación.
15Bebe el agua de tu cisterna, Y los raudales de tu pozo.
16Derrámense por de fuera tus fuentes, En las plazas los ríos de aguas.
17Sean para ti solo, Y no para los extraños contigo.
18Sea bendito tu manantial; Y alégrate con la mujer de tu mocedad.
19Como cierva amada y graciosa corza, Sus pechos te satisfagan en todo tiempo; Y en su amor recréate siempre.
20¿Y por qué, hijo mío, andarás ciego con la ajena, Y abrazarás el seno de la extraña?
21Pues que los caminos del hombre están ante los ojos de Jehová, Y él considera todas sus veredas.
22Prenderán al impío sus propias iniquidades, Y detenido será con las cuerdas de su pecado.
23El morirá por falta de corrección; Y errará por la grandeza de su locura.
1Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo, Si tocaste tu mano por el extraño,
2Enlazado eres con las palabras de tu boca, Y preso con las razones de tu boca.
3Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate, Ya que has caído en la mano de tu prójimo: Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.
4No des sueño á tus ojos, Ni á tus párpados adormecimiento.
5Escápate como el corzo de la mano del cazador, Y como el ave de la mano del parancero.
6Ve á la hormiga, oh perezoso Mira sus caminos, y sé sabio;
7La cual no teniendo capitán, Ni gobernador, ni señor,
8Prepara en el verano su comida Y allega en el tiempo de la siega su mantenimiento.
9Perezoso, ¿hasta cuándo has de dormir? ¿Cuándo te levantarás de tu sueño?
10Un poco de sueño, un poco de dormitar, Y cruzar por un poco las manos para reposo:
11Así vendrá tu necesidad como caminante, Y tu pobreza como hombre de escudo.
12El hombre malo, el hombre depravado, Anda en perversidad de boca;
13Guiña de sus ojos, habla con sus pies, Indica con sus dedos;
14Perversidades hay en su corazón, anda pensando mal en todo tiempo; Enciende rencillas.
15Por tanto su calamidad vendrá de repente; Súbitamente será quebrantado, y no habrá remedio.
16Seis cosas aborrece Jehová, Y aun siete abomina su alma:
17Los ojos altivos, la lengua mentirosa, Las manos derramadoras de sangre inocente,
18El corazón que maquina pensamientos inicuos, Los pies presurosos para correr al mal,
19El testigo falso que habla mentiras, Y el que enciende rencillas entre los hermanos.
20Guarda, hijo mío, el mandamiento de tu padre, Y no dejes la enseñanza de tu madre:
21Atalos siempre en tu corazón, Enlázalos á tu cuello.
22Te guiarán cuando anduvieres; cuando durmieres te guardarán; Hablarán contigo cuando despertares.
23Porque el mandamiento es antorcha, y la enseñanza luz; Y camino de vida las reprensiones de la enseñanza:
24Para que te guarden de la mala mujer, De la blandura de la lengua de la extraña.
25No codicies su hermosura en tu corazón, Ni ella te prenda con sus ojos:
26Porque á causa de la mujer ramera es reducido el hombre á un bocado de pan; Y la mujer caza la preciosa alma del varón.
27¿Tomará el hombre fuego en su seno, Sin que sus vestidos se quemen?
28¿Andará el hombre sobre las brasas, Sin que sus pies se abrasen?
29Así el que entrare á la mujer de su prójimo; No será sin culpa cualquiera que la tocare.
30No tienen en poco al ladrón, cuando hurtare Para saciar su alma teniendo hambre:
31Empero tomado, paga las setenas, Da toda la sustancia de su casa.
32Mas el que comete adulterio con la mujer, es falto de entendimiento: Corrompe su alma el que tal hace.
33Plaga y vergüenza hallará; Y su afrenta nunca será raída.
34Porque los celos son el furor del hombre, Y no perdonará en el día de la venganza.
35No tendrá respeto á ninguna redención; Ni querrá perdonar, aunque multipliques los dones.
1Hijo mío, guarda mis razones, Y encierra contigo mis mandamientos.
2Guarda mis mandamientos, y vivirás; Y mi ley como las niñas de tus ojos.
3Lígalos á tus dedos; Escríbelos en la tabla de tu corazón.
4Di á la sabiduría: Tú eres mi hermana; Y á la inteligencia llama parienta:
5Para que te guarden de la mujer ajena, Y de la extraña que ablanda sus palabras.
6Porque mirando yo por la ventana de mi casa, Por mi celosía,
7Vi entre los simples, Consideré entre los jóvenes, Un mancebo falto de entendimiento,
8El cual pasaba por la calle, junto á la esquina de aquella, E iba camino de su casa,
9A la tarde del día, ya que oscurecía, En la oscuridad y tiniebla de la noche.
10Y he aquí, una mujer que le sale al encuentro Con atavío de ramera, astuta de corazón,
11Alborotadora y rencillosa, Sus pies no pueden estar en casa;
12Unas veces de fuera, ó bien por las plazas, Acechando por todas las esquinas.
13Y traba de él, y bésalo; Desvergonzó su rostro, y díjole:
14Sacrificios de paz había prometido, Hoy he pagado mis votos;
15Por tanto he salido á encontrarte, Buscando diligentemente tu rostro, y te he hallado.
16Con paramentos he ataviado mi cama, Recamados con cordoncillo de Egipto.
17He sahumado mi cámara Con mirra, áloes, y cinamomo.
18Ven, embriaguémonos de amores hasta la mañana; Alegrémonos en amores.
19Porque el marido no está en casa, Hase ido á un largo viaje:
20El saco de dinero llevó en su mano; El día señalado volverá á su casa.
21Rindiólo con la mucha suavidad de sus palabras, Obligóle con la blandura de sus labios.
22Vase en pos de ella luego, Como va el buey al degolladero, Y como el loco á las prisiones para ser castigado;
23Como el ave que se apresura al lazo, Y no sabe que es contra su vida, Hasta que la saeta traspasó su hígado.
24Ahora pues, hijos, oidme, Y estad atentos á las razones de mi boca.
25No se aparte á sus caminos tu corazón; No yerres en sus veredas.
26Porque á muchos ha hecho caer heridos; Y aun los más fuertes han sido muertos por ella.
27Caminos del sepulcro son su casa, Que descienden á las cámaras de la muerte.
1¿No clama la sabiduría, Y da su voz la inteligencia?
2En los altos cabezos, junto al camino, A las encrucijadas de las veredas se para;
3En el lugar de las puertas, á la entrada de la ciudad, A la entrada de las puertas da voces:
4Oh hombres, á vosotros clamo; Y mi voz es á los hijos de los hombres.
5Entended, simples, discreción; Y vosotros, locos, entrad en cordura.
6Oid, porque hablaré cosas excelentes; Y abriré mis labios para cosas rectas.
7Porque mi boca hablará verdad, Y la impiedad abominan mis labios.
8En justicia son todas las razones de mi boca; No hay en ellas cosa perversa ni torcida.
9Todas ellas son rectas al que entiende, Y razonables á los que han hallado sabiduría.
10Recibid mi enseñanza, y no plata; Y ciencia antes que el oro escogido.
11Porque mejor es la sabiduría que las piedras preciosas; Y todas las cosas que se pueden desear, no son de comparar con ella.
12Yo, la sabiduría, habito con la discreción, Y hallo la ciencia de los consejos.
13El temor de Jehová es aborrecer el mal; La soberbia y la arrogancia, y el mal camino Y la boca perversa, aborrezco.
14Conmigo está el consejo y el ser; Yo soy la inteligencia; mía es la fortaleza.
15Por mí reinan los reyes, Y los príncipes determinan justicia.
16Por mí dominan los príncipes, Y todos los gobernadores juzgan la tierra.
17Yo amo á los que me aman; Y me hallan los que madrugando me buscan.
18Las riquezas y la honra están conmigo; Sólidas riquezas, y justicia.
19Mejor es mi fruto que el oro, y que el oro refinado; Y mi rédito mejor que la plata escogida.
20Por vereda de justicia guiaré, Por en medio de sendas de juicio;
21Para hacer heredar á mis amigos el ser, Y que yo hincha sus tesoros.
22Jehová me poseía en el principio de su camino, Ya de antiguo, antes de sus obras.
23Eternalmente tuve el principado, desde el principio, Antes de la tierra.
24Antes de los abismos fuí engendrada; Antes que fuesen las fuentes de las muchas aguas.
25Antes que los montes fuesen fundados, Antes de los collados, era yo engendrada:
26No había aún hecho la tierra, ni las campiñas, Ni el principio del polvo del mundo.
27Cuando formaba los cielos, allí estaba yo; Cuando señalaba por compás la sobrefaz del abismo;
28Cuando afirmaba los cielos arriba, Cuando afirmaba las fuentes del abismo;
29Cuando ponía á la mar su estatuto, Y á las aguas, que no pasasen su mandamiento; Cuando establecía los fundamentos de la tierra;
30Con él estaba yo ordenándolo todo; Y fuí su delicia todos los días, Teniendo solaz delante de él en todo tiempo.
31Huélgome en la parte habitable de su tierra; Y mis delicias son con los hijos de los hombres.
32Ahora pues, hijos, oidme: Y bienaventurados los que guardaren mis caminos.
33Atended el consejo, y sed sabios, Y no lo menospreciéis.
34Bienaventurado el hombre que me oye, Velando á mis puertas cada día, Guardando los umbrales de mis entradas.
35Porque el que me hallare, hallará la vida, Y alcanzará el favor de Jehová.
36Mas el que peca contra mí, defrauda su alma: Todos los que me aborrecen, aman la muerte.
1La sabiduría edificó su casa, Labró sus siete columnas;
2Mató sus víctimas, templó su vino, Y puso su mesa.
3Envió sus criadas; Sobre lo más alto de la ciudad clamó:
4Cualquiera simple, venga acá. A los faltos de cordura dijo:
5Venid, comed mi pan, Y bebed del vino que yo he templado.
6Dejad las simplezas, y vivid; Y andad por el camino de la inteligencia.
7El que corrige al escarnecedor, afrenta se acarrea: El que reprende al impío, se atrae mancha.
8No reprendas al escarnecedor, porque no te aborrezca: Corrige al sabio, y te amará.
9Da al sabio, y será más sabio: Enseña al justo, y acrecerá su saber.
10El temor de Jehová es el principio de la sabiduría; Y la ciencia de los santos es inteligencia.
11Porque por mí se aumentarán tus días, Y años de vida se te añadirán.
12Si fueres sabio, para ti lo serás: Mas si fueres escarnecedor, pagarás tú solo.
13La mujer loca es alborotadora; Es simple é ignorante.
14Siéntase en una silla á la puerta de su casa, En lo alto de la ciudad,
15Para llamar á los que pasan por el camino, Que van por sus caminos derechos.
16Cualquiera simple, dice, venga acá. A los faltos de cordura dijo:
17Las aguas hurtadas son dulces, Y el pan comido en oculto es suave.
18Y no saben que allí están los muertos; Que sus convidados están en los profundos de la sepultura.
1Las sentencias de Salomón. EL hijo sabio alegra al padre; Y el hijo necio es tristeza de su madre.
2Los tesoros de maldad no serán de provecho: Mas la justicia libra de muerte.
3Jehová no dejará hambrear el alma del justo: Mas la iniquidad lanzará á los impíos.
4La mano negligente hace pobre: Mas la mano de los diligentes enriquece.
5El que recoge en el estío es hombre entendido: El que duerme en el tiempo de la siega es hombre afrentoso.
6Bendiciones sobre la cabeza del justo: Mas violencia cubrirá la boca de los impíos.
7La memoria del justo será bendita: Mas el nombre de los impíos se pudrirá.
8El sabio de corazón recibirá los mandamientos: Mas el loco de labios caerá.
9El que camina en integridad, anda confiado: Mas el que pervierte sus caminos, será quebrantado.
10El que guiña del ojo acarrea tristeza; Y el loco de labios será castigado.
11Vena de vida es la boca del justo: Mas violencia cubrirá la boca de los impíos.
12El odio despierta rencillas: Mas la caridad cubrirá todas las faltas.
13En los labios del prudente se halla sabiduría: Y vara á las espaldas del falto de cordura.
14Los sabios guardan la sabiduría: Mas la boca del loco es calamidad cercana.
15Las riquezas del rico son su ciudad fuerte; Y el desmayo de los pobres es su pobreza.
16La obra del justo es para vida; Mas el fruto del impío es para pecado.
17Camino á la vida es guardar la corrección: Mas el que deja la reprensión, yerra.
18El que encubre el odio es de labios mentirosos; Y el que echa mala fama es necio.
19En las muchas palabras no falta pecado: Mas el que refrena sus labios es prudente.
20Plata escogida es la lengua del justo: Mas el entendimiento de los impíos es como nada.
21Los labios del justo apacientan á muchos: Mas los necios por falta de entendimiento mueren.
22La bendición de Jehová es la que enriquece, Y no añade tristeza con ella.
23Hacer abominación es como risa al insensato: Mas el hombre entendido sabe.
24Lo que el impío teme, eso le vendrá: Mas á los justos les será dado lo que desean.
25Como pasa el torbellino, así el malo no permanece: Mas el justo, fundado para siempre.
26Como el vinagre á los dientes, y como el humo á los ojos, Así es el perezoso á los que lo envían.
27El temor de Jehová aumentará los días: Mas los años de los impíos serán acortados.
28La esperanza de los justos es alegría; Mas la esperanza de los impíos perecerá.
29Fortaleza es al perfecto el camino de Jehová: Mas espanto es á los que obran maldad.
30El justo eternalmente no será removido: Mas los impíos no habitarán la tierra.
31La boca del justo producirá sabiduría: Mas la lengua perversa será cortada.
32Los labios del justo conocerán lo que agrada: Mas la boca de los impíos habla perversidades.
1El peso falso abominación es á Jehová: Mas la pesa cabal le agrada.
2Cuando viene la soberbia, viene también la deshonra: Mas con los humildes es la sabiduría.
3La integridad de los rectos los encaminará: Mas destruirá á los pecadores la perversidad de ellos.
4No aprovecharán las riquezas en el día de la ira: Mas la justicia librará de muerte.
5La justicia del perfecto enderezará su camino: mas el impío por su impiedad caerá.
6La justicia de los rectos los librará: Mas los pecadores en su pecado serán presos.
7Cuando muere el hombre impío, perece su esperanza; Y la espectativa de los malos perecerá.
8El justo es librado de la tribulación: Mas el impío viene en lugar suyo.
9El hipócrita con la boca daña á su prójimo: Mas los justos son librados con la sabiduría.
10En el bien de los justos la ciudad se alegra: Mas cuando los impíos perecen, hay fiestas.
11Por la bendición de los rectos la ciudad será engrandecida: Mas por la boca de los impíos ella será trastornada.
12El que carece de entendimiento, menosprecia á su prójimo: Mas el hombre prudente calla.
13El que anda en chismes, descubre el secreto: Mas el de espíritu fiel encubre la cosa.
14Cuando faltaren las industrias, caerá el pueblo: Mas en la multitud de consejeros hay salud.
15Con ansiedad será afligido el que fiare al extraño: Mas el que aborreciere las fianzas vivirá confiado.
16La mujer graciosa tendrá honra: Y los fuertes tendrán riquezas.
17A su alma hace bien el hombre misericordioso: Mas el cruel atormenta su carne.
18El impío hace obra falsa: Mas el que sembrare justicia, tendrá galardón firme.
19Como la justicia es para vida, Así el que sigue el mal es para su muerte.
20Abominación son á Jehová los perversos de corazón: Mas los perfectos de camino le son agradables.
21Aunque llegue la mano á la mano, el malo no quedará sin castigo: Mas la simiente de los justos escapará.
22Zarcillo de oro en la nariz del puerco, Es la mujer hermosa y apartada de razón.
23El deseo de los justos es solamente bien: Mas la esperanza de los impíos es enojo.
24Hay quienes reparten, y les es añadido más: Y hay quienes son escasos más de lo que es justo, mas vienen á pobreza.
25El alma liberal será engordada: Y el que saciare, él también será saciado.
26Al que retiene el grano, el pueblo lo maldecirá: Mas bendición será sobre la cabeza del que vende.
27El que madruga al bien, buscará favor: Mas el que busca el mal, vendrále.
28El que confía en sus riquezas, caerá: Mas los justos reverdecerán como ramos.
29El que turba su casa heredará viento; Y el necio será siervo del sabio de corazón.
30El fruto del justo es árbol de vida: Y el que prende almas, es sabio.
31Ciertamente el justo será pagado en la tierra: Cuánto más el impío y el pecador!
1El que ama la corrección ama la sabiduría: Mas el que aborrece la reprensión, es ignorante.
2El bueno alcanzará favor de Jehová: Mas él condenará al hombre de malos pensamientos.
3El hombre no se afirmará por medio de la impiedad: Mas la raíz de los justos no será movida.
4La mujer virtuosa corona es de su marido: Mas la mala, como carcoma en sus huesos.
5Los pensamientos de los justos son rectitud; Mas los consejos de los impíos, engaño.
6Las palabras de los impíos son para acechar la sangre: Mas la boca de los rectos los librará.
7Dios trastornará á los impíos, y no serán más: Mas la casa de los justos permanecerá.
8Según su sabiduría es alabado el hombre: Mas el perverso de corazón será en menosprecio.
9Mejor es el que es menospreciado y tiene servidores, Que el que se precia, y carece de pan.
10El justo atiende á la vida de su bestia: Mas las entrañas de los impíos son crueles.
11El que labra su tierra, se hartará de pan: Mas el que sigue los vagabundos es falto de entendimiento.
12Desea el impío la red de los malos: Mas la raíz de los justos dará fruto.
13El impío es enredado en la prevaricación de sus labios: Mas el justo saldrá de la tribulación.
14El hombre será harto de bien del fruto de su boca: Y la paga de las manos del hombre le será dada.
15El camino del necio es derecho en su opinión: Mas el que obedece al consejo es sabio.
16El necio luego al punto da á conocer su ira: Mas el que disimula la injuria es cuerdo.
17El que habla verdad, declara justicia; Mas el testigo mentiroso, engaño.
18Hay quienes hablan como dando estocadas de espada: Mas la lengua de los sabios es medicina.
19El labio de verdad permanecerá para siempre: Mas la lengua de mentira por un momento.
20Engaño hay en el corazón de los que piensan mal: Mas alegría en el de los que piensan bien.
21Ninguna adversidad acontecerá al justo: Mas los impíos serán llenos de mal.
22Los labios mentirosos son abominación á Jehová: Mas los obradores de verdad su contentamiento.
23El hombre cuerdo encubre la ciencia: Mas el corazón de los necios publica la necedad.
24La mano de los diligentes se enseñoreará: Mas la negligencia será tributaria.
25El cuidado congojoso en el corazón del hombre, lo abate; Mas la buena palabra lo alegra.
26El justo hace ventaja á su prójimo: Mas el camino de los impíos les hace errar.
27El indolente no chamuscará su caza: Mas el haber precioso del hombre es la diligencia.
28En el camino de la justicia está la vida; Y la senda de su vereda no es muerte.
1El hijo sabio toma el consejo del padre: Mas el burlador no escucha las reprensiones.
2Del fruto de su boca el hombre comerá bien: Mas el alma de los prevaricadores hallará mal.
3El que guarda su boca guarda su alma: Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad.
4Desea, y nada alcanza el alma del perezoso: Mas el alma de los diligentes será engordada.
5El justo aborrece la palabra de mentira: Mas el impío se hace odioso é infame.
6La justicia guarda al de perfecto camino: Mas la impiedad trastornará al pecador.
7Hay quienes se hacen ricos, y no tienen nada: Y hay quienes se hacen pobres, y tienen muchas riquezas.
8La redención de la vida del hombre son sus riquezas: Pero el pobre no oye censuras.
9La luz de los justos se alegrará: Mas apagaráse la lámpara de los impíos.
10Ciertamente la soberbia parirá contienda: Mas con los avisados es la sabiduría.
11Disminuiránse las riquezas de vanidad: Empero multiplicará el que allega con su mano.
12La esperanza que se prolonga, es tormento del corazón: Mas árbol de vida es el deseo cumplido.
13El que menosprecia la palabra, perecerá por ello: Mas el que teme el mandamiento, será recompensado.
14la ley del sabio es manantial de vida, Para apartarse de los lazos de la muerte.
15El buen entendimiento conciliará gracia: Mas el camino de los prevaricadores es duro.
16Todo hombre cuerdo obra con sabiduría: Mas el necio manifestará necedad.
17El mal mensajero caerá en mal: Mas el mensajero fiel es medicina.
18Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo: Mas el que guarda la corrección, será honrado.
19El deseo cumplido deleita el alma: Pero apartarse del mal es abominación á los necios.
20El que anda con los sabios, sabio será; Mas el que se allega á los necios, será quebrantado.
21Mal perseguirá á los pecadores: Mas á los justos les será bien retribuído.
22El bueno dejará herederos á los hijos de los hijos; Y el haber del pecador, para el justo está guardado.
23En el barbecho de los pobres hay mucho pan: Mas piérdese por falta de juicio.
24El que detiene el castigo, á su hijo aborrece: Mas el que lo ama, madruga á castigarlo.
25El justo come hasta saciar su alma: Mas el vientre de los impíos tendrá necesidad.
1La mujer sabia edifica su casa: Mas la necia con sus manos la derriba.
2El que camina en su rectitud teme á Jehová: Mas el pervertido en sus caminos lo menosprecia.
3En la boca del necio está la vara de la soberbia: Mas los labios de los sabios los guardarán.
4Sin bueyes el granero está limpio: Mas por la fuerza del buey hay abundancia de pan.
5El testigo verdadero no mentirá: Mas el testigo falso hablará mentiras.
6Busca el escarnecedor la sabiduría, y no la halla: Mas la sabiduría al hombre entendido es fácil.
7Vete de delante del hombre necio, Porque en él no advertirás labios de ciencia.
8La ciencia del cuerdo es entender su camino: Mas la indiscreción de los necios es engaño.
9Los necios se mofan del pecado: Mas entre los rectos hay favor.
10El corazón conoce la amargura de su alma; Y extraño no se entrometerá en su alegría.
11La casa de los impíos será asolada: Mas florecerá la tienda de los rectos.
12Hay camino que al hombre parece derecho; Empero su fin son caminos de muerte.
13Aun en la risa tendrá dolor el corazón; Y el término de la alegría es congoja.
14De sus caminos será harto el apartado de razón: Y el hombre de bien estará contento del suyo.
15El simple cree á toda palabra: Mas el avisado entiende sus pasos.
16El sabio teme, y se aparta del mal: Mas el necio se arrebata, y confía.
17El que presto se enoja, hará locura: Y el hombre malicioso será aborrecido.
18Los simples heredarán necedad: Mas los cuerdos se coronarán de sabiduría.
19Los malos se inclinarán delante de los buenos, Y los impíos á las puertas del justo.
20El pobre es odioso aun á su amigo: Pero muchos son los que aman al rico.
21Peca el que menosprecia á su prójimo: Mas el que tiene misericordia de los pobres, es bienaventurado.
22¿No yerran los que piensan mal? Misericordia empero y verdad alcanzarán los que piensan bien.
23En toda labor hay fruto: Mas la palabra de los labios solamente empobrece.
24Las riquezas de los sabios son su corona: Mas es infatuación la insensatez de los necios.
25El testigo verdadero libra las almas: Mas el engañoso hablará mentiras.
26En el temor de Jehová está la fuerte confianza; Y esperanza tendrán sus hijos.
27El temor de Jehová es manantial de vida, Para apartarse de los lazos de la muerte.
28En la multitud de pueblo está la gloria del rey: Y en la falta de pueblo la flaqueza del príncipe.
29El que tarde se aira, es grande de entendimiento: Mas el corto de espíritu engrandece el desatino.
30El corazón apacible es vida de las carnes: Mas la envidia, pudrimiento de huesos.
31El que oprime al pobre, afrenta á su Hacedor: Mas el que tiene misericordia del pobre, lo honra.
32Por su maldad será lanzado el impío: Mas el justo en su muerte tiene esperanza.
33En el corazón del cuerdo reposa la sabiduría; Y es conocida en medio de los necios.
34La justicia engrandece la nación: Mas el pecado es afrenta de las naciones.
35La benevolencia del rey es para con el ministro entendido: Mas su enojo contra el que lo avergüenza.
1La blanda respuesta quita la ira: Mas la palabra áspera hace subir el furor.
2La lengua de los sabios adornará la sabiduría: Mas la boca de los necios hablará sandeces.
3Los ojos de Jehová están en todo lugar, Mirando á los malos y á los buenos.
4La sana lengua es árbol de vida: Mas la perversidad en ella es quebrantamiento de espíritu.
5El necio menosprecia el consejo de su padre: Mas el que guarda la corrección, vendrá á ser cuerdo.
6En la casa del justo hay gran provisión; Empero turbación en las ganancias del impío.
7Los labios de los sabios esparcen sabiduría: Mas no así el corazón de los necios.
8El sacrificio de los impíos es abominación á Jehová: Mas la oración de los rectos es su gozo.
9Abominación es á Jehová el camino del impío: Mas él ama al que sigue justicia.
10La reconvención es molesta al que deja el camino: Y el que aborreciere la corrección, morirá.
11El infierno y la perdición están delante de Jehová: Cuánto más los corazones de los hombres!
12El escarnecedor no ama al que le reprende; Ni se allega á los sabios.
13El corazón alegre hermosea el rostro: Mas por el dolor de corazón el espíritu se abate.
14El corazón entendido busca la sabiduría: Mas la boca de los necios pace necedad.
15Todos los días del afligido son trabajosos: Mas el de corazón contento tiene un convite continuo.
16Mejor es lo poco con el temor de Jehová, Que el gran tesoro donde hay turbación.
17Mejor es la comida de legumbres donde hay amor, Que de buey engordado donde hay odio.
18El hombre iracundo mueve contiendas: Mas el que tarde se enoja, apaciguará la rencilla.
19El camino del perezoso es como seto de espinos: Mas la vereda de los rectos como una calzada.
20El hijo sabio alegra al padre: Mas el hombre necio menosprecia á su madre.
21La necedad es alegría al falto de entendimiento: Mas el hombre entendido enderezará su proceder.
22Los pensamientos son frustrados donde no hay consejo; Mas en la multitud de consejeros se afirman.
23Alégrase el hombre con la respuesta de su boca: Y la palabra á su tiempo, cuán buena es!
24El camino de la vida es hacia arriba al entendido, Para apartarse del infierno abajo.
25Jehová asolará la casa de los soberbios: Mas él afirmará el término de la viuda.
26Abominación son á Jehová los pensamientos del malo: Mas las expresiones de los limpios son limpias.
27Alborota su casa el codicioso: Mas el que aborrece las dádivas vivirá.
28El corazón del justo piensa para responder: Mas la boca de los impíos derrama malas cosas.
29Lejos está Jehová de los impíos: Mas él oye la oración de los justos.
30La luz de los ojos alegra el corazón; Y la buena fama engorda los huesos.
31La oreja que escucha la corrección de vida, Entre los sabios morará.
32El que tiene en poco la disciplina, menosprecia su alma: Mas el que escucha la corrección, tiene entendimiento.
33El temor de Jehová es enseñanza de sabiduría: Y delante de la honra está la humildad.
1Del hombre son las disposiciones del corazón: Mas de Jehová la respuesta de la lengua.
2Todos los caminos del hombre son limpios en su opinión: Mas Jehová pesa los espíritus.
3Encomienda á Jehová tus obras, Y tus pensamientos serán afirmados.
4Todas las cosas ha hecho Jehová por sí mismo, Y aun al impío para el día malo.
5Abominación es á Jehová todo altivo de corazón: Aunque esté mano sobre mano, no será reputado inocente.
6Con misericordia y verdad se corrige el pecado: Y con el temor de Jehová se apartan del mal los hombres.
7Cuando los caminos del hombre son agradables á Jehová, Aun á sus enemigos pacificará con él.
8Mejor es lo poco con justicia, Que la muchedumbre de frutos sin derecho.
9El corazón del hombre piensa su camino: Mas Jehová endereza sus pasos.
10Adivinación está en los labios del rey: En juicio no prevaricará su boca.
11Peso y balanzas justas son de Jehová: Obra suya son todas las pesas de la bolsa.
12Abominación es á los reyes hacer impiedad: Porque con justicia será afirmado el trono.
13Los labios justos son el contentamiento de los reyes; Y aman al que habla lo recto.
14La ira del rey es mensajero de muerte: Mas el hombre sabio la evitará.
15En la alegría del rostro del rey está la vida; Y su benevolencia es como nube de lluvia tardía.
16Mejor es adquirir sabiduría que oro preciado; Y adquirir inteligencia vale más que la plata.
17El camino de los rectos es apartarse del mal: Su alma guarda el que guarda su camino.
18Antes del quebrantamiento es la soberbia; Y antes de la caída la altivez de espíritu.
19Mejor es humillar el espíritu con los humildes, Que partir despojos con los soberbios.
20El entendido en la palabra, hallará el bien: Y el que confía en Jehová, él es bienaventurado.
21El sabio de corazón es llamado entendido: Y la dulzura de labios aumentará la doctrina.
22Manantial de vida es el entendimiento al que lo posee: Mas la erudición de los necios es necedad.
23El corazón del sabio hace prudente su boca; Y con sus labios aumenta la doctrina.
24Panal de miel son los dichos suaves. Suavidad al alma y medicina á los huesos.
25Hay camino que parece derecho al hombre, Mas su salida son caminos de muerte.
26El alma del que trabaja, trabaja para sí; Porque su boca le constriñe.
27El hombre perverso cava el mal; Y en sus labios hay como llama de fuego.
28El hombre perverso levanta contienda; Y el chismoso aparta los mejores amigos.
29El hombre malo lisonjea á su prójimo, Y le hace andar por el camino no bueno:
30Cierra sus ojos para pensar perversidades; Mueve sus labios, efectúa el mal.
31Corona de honra es la vejez, Que se hallará en el camino de justicia.
32Mejor es el que tarde se aira que el fuerte; Y el que se enseñorea de su espíritu, que el que toma una ciudad.
33La suerte se echa en el seno: Mas de Jehová es el juicio de ella.
1Mejor es un bocado seco, y en paz, Que la casa de contienda llena de víctimas.
2El siervo prudente se enseñoreará del hijo que deshonra, Y entre los hermanos partirá la herencia.
3El crisol para la plata, y la hornaza para el oro: Mas Jehová prueba los corazones.
4El malo está atento al labio inicuo; Y el mentiroso escucha á la lengua detractora.
5El que escarnece al pobre, afrenta á su Hacedor: Y el que se alegra en la calamidad, no quedará sin castigo.
6Corona de los viejos son los hijos de los hijos; Y la honra de los hijos, sus padres.
7No conviene al necio la altilocuencia: Cuánto menos al príncipe el labio mentiroso!
8Piedra preciosa es el cohecho en ojos de sus dueños: A donde quiera que se vuelve, da prosperidad.
9El que cubre la prevaricación, busca amistad: Mas el que reitera la palabra, aparta al amigo.
10Aprovecha la reprensión en el entendido, Más que si cien veces hiriese en el necio.
11El rebelde no busca sino mal; Y mensajero cruel será contra él enviado.
12Mejor es se encuentre un hombre con una osa á la cual han robado sus cachorros, Que con un fatuo en su necedad.
13El que da mal por bien, No se apartará el mal de su casa.
14El que comienza la pendencia es como quien suelta las aguas: Deja pues la porfía, antes que se enmarañe.
15El que justifica al impío, y el que condena al justo, Ambos á dos son abominación á Jehová.
16¿De qué sirve el precio en la mano del necio para comprar sabiduría, No teniendo entendimiento?
17En todo tiempo ama el amigo; Y el hermano para la angustia es nacido.
18El hombre falto de entendimiento toca la mano, Fiando á otro delante de su amigo.
19La prevaricación ama el que ama pleito; Y el que alza su portada, quebrantamiento busca.
20El perverso de corazón nunca hallará bien: Y el que revuelve con su lengua, caerá en mal.
21El que engendra al necio, para su tristeza lo engendra: Y el padre del fatuo no se alegrará.
22El corazón alegre produce buena disposición: Mas el espíritu triste seca los huesos.
23El impío toma dádiva del seno Para pervertir las sendas del derecho.
24En el rostro del entendido aparece la sabiduría: Mas los ojos del necio vagan hasta el cabo de la tierra.
25El hijo necio es enojo á su padre, Y amargura á la que lo engendró.
26Ciertamente no es bueno condenar al justo, Ni herir á los príncipes que hacen lo recto.
27Detiene sus dichos el que tiene sabiduría: De prudente espíritu es el hombre entendido.
28Aun el necio cuando calla, es contado por sabio: El que cierra sus labios es entendido.
1Segun su antojo busca el que se desvía, Y se entremete en todo negocio.
2No toma placer el necio en la inteligencia, Sino en lo que su corazón se descubre.
3Cuando viene el impío, viene también el menosprecio, Y con el deshonrador la afrenta.
4Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre; Y arroyo revertiente, la fuente de la sabiduría.
5Tener respeto á la persona del impío, Para hacer caer al justo de su derecho, no es bueno.
6Los labios del necio vienen con pleito; Y su boca á cuestiones llama.
7La boca del necio es quebrantamiento para sí, Y sus labios son lazos para su alma.
8Las palabras del chismoso parecen blandas, Y descienden hasta lo íntimo del vientre.
9También el que es negligente en su obra Es hermano del hombre disipador.
10Torre fuerte es el nombre de Jehová: A él correrá el justo, y será levantado.
11Las riquezas del rico son la ciudad de su fortaleza, Y como un muro alto en su imaginación.
12Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre, Y antes de la honra es el abatimiento.
13El que responde palabra antes de oir, Le es fatuidad y oprobio.
14El ánimo del hombre soportará su enfermedad: Mas ¿quién soportará al ánimo angustiado?
15El corazón del entendido adquiere sabiduría; Y el oído de los sabios busca la ciencia.
16El presente del hombre le ensancha el camino, Y le lleva delante de los grandes.
17El primero en su propia causa parece justo; Y su adversario viene, y le sondea.
18La suerte pone fin á los pleitos, Y desparte los fuertes.
19El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte: Y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar.
20Del fruto de la boca del hombre se hartará su vientre; Hartaráse del producto de sus labios.
21La muerte y la vida están en poder de la lengua; Y el que la ama comerá de sus frutos.
22El que halló esposa halló el bien, Y alcanzó la benevolencia de Jehová.
23El pobre habla con ruegos; Mas el rico responde durezas.
24El hombre que tiene amigos, ha de mostrarse amigo: Y amigo hay más conjunto que el hermano.
1Mejor es el pobre que camina en su sencillez, Que el de perversos labios y fatuo.
2El alma sin ciencia no es buena; Y el presuroso de pies peca.
3La insensatez del hombre tuerce su camino; Y contra Jehová se aira su corazón.
4Las riquezas allegan muchos amigos: Mas el pobre, de su amigo es apartado.
5El testigo falso no quedará sin castigo; Y el que habla mentiras no escapará.
6Muchos rogarán al príncipe: Mas cada uno es amigo del hombre que da.
7Todos los hermanos del pobre le aborrecen: Cuánto más sus amigos se alejarán de él! Buscará la palabra y no la hallará.
8El que posee entendimiento, ama su alma: El que guarda la inteligencia, hallará el bien.
9El testigo falso no quedará sin castigo; Y el que habla mentiras, perecerá.
10No conviene al necio el deleite: Cuánto menos al siervo ser señor de los príncipes!
11La cordura del hombre detiene su furor; Y su honra es disimular la ofensa.
12Como el bramido del cachorro de león es la ira del rey; Y su favor como el rocío sobre la hierba.
13Dolor es para su padre el hijo necio; Y gotera continua las contiendas de la mujer.
14La casa y las riquezas herencia son de los padres: Mas de Jehová la mujer prudente.
15La pereza hace caer en sueño; Y el alma negligente hambreará.
16El que guarda el mandamiento, guarda su alma: Mas el que menospreciare sus caminos, morirá.
17A Jehová empresta el que da al pobre, Y él le dará su paga.
18Castiga á tu hijo en tanto que hay esperanza; Mas no se excite tu alma para destruirlo.
19El de grande ira llevará la pena: Y si usa de violencias, añadirá nuevos males.
20Escucha el consejo, y recibe la corrección, Para que seas sabio en tu vejez.
21Muchos pensamientos hay en el corazón del hombre; Mas el consejo de Jehová permanecerá.
22Contentamiento es á los hombres hacer misericordia: Pero mejor es el pobre que el mentiroso.
23El temor de Jehová es para vida; Y con él vivirá el hombre, lleno de reposo; No será visitado de mal.
24El perezoso esconde su mano en el seno: Aun á su boca no la llevará.
25Hiere al escarnecedor, y el simple se hará avisado; Y corrigiendo al entendido, entenderá ciencia.
26El que roba á su padre y ahuyenta á su madre, Hijo es avergonzador y deshonrador.
27Cesa, hijo mío, de oir la enseñanza Que induce á divagar de las razones de sabiduría.
28El testigo perverso se burlará del juicio; Y la boca de los impíos encubrirá la iniquidad.
29Aparejados están juicios para los escarnecedores, Y azotes para los cuerpos de los insensatos.
1El vino es escarnecedor, la cerveza alborotadora; Y cualquiera que por ello errare, no será sabio.
2Como bramido de cachorro de león es el terror del rey: El que lo hace enfurecerse, peca contra su alma.
3Honra es del hombre dejarse de contienda: Mas todo insensato se envolverá en ella.
4El perezoso no ara á causa del invierno; Pedirá pues en la siega, y no hallará.
5Como aguas profundas es el consejo en el corazón del hombre: Mas el hombre entendido lo alcanzará.
6Muchos hombres publican cada uno su liberalidad: Mas hombre de verdad, ¿ quién lo hallará?
7El justo que camina en su integridad, Bienaventurados serán sus hijos después de él.
8El rey que se sienta en el trono de juicio, Con su mirar disipa todo mal.
9¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón, Limpio estoy de mi pecado?
10Doble pesa y doble medida, Abominación son á Jehová ambas cosas.
11Aun el muchacho es conocido por sus hechos, Si su obra fuere limpia y recta.
12El oído que oye, y el ojo que ve, Ambas cosas ha igualmente hecho Jehová.
13No ames el sueño, porque no te empobrezcas; Abre tus ojos, y te hartarás de pan.
14El que compra dice: Malo es, malo es: Mas en apartándose, se alaba.
15Hay oro y multitud de piedras preciosas: Mas los labios sabios son vaso precioso.
16Quítale su ropa al que salió por fiador del extraño; Y tómale prenda al que fía la extraña.
17Sabroso es al hombre el pan de mentira; Mas después su boca será llena de cascajo.
18Los pensamientos con el consejo se ordenan: Y con industria se hace la guerra.
19El que descubre el secreto, en chismes anda: No te entrometas, pues, con el que lisonjea con sus labios.
20El que maldice á su padre ó á su madre, Su lámpara será apagada en oscuridad tenebrosa.
21La herencia adquirida de priesa al principio, Aun su postrimería no será bendita.
22No digas, yo me vengaré; Espera á Jehová, y él te salvará.
23Abominación son á Jehová las pesas dobles; Y el peso falso no es bueno.
24De Jehová son los pasos del hombre: ¿Cómo pues entenderá el hombre su camino?
25Lazo es al hombre el devorar lo santo, Y andar pesquisando después de los votos.
26El rey sabio esparce los impíos. Y sobre ellos hace tornar la rueda.
27Candela de Jehová es el alma del hombre, Que escudriña lo secreto del vientre.
28Misericordia y verdad guardan al rey; Y con clemencia sustenta su trono.
29La gloria de los jóvenes es su fortaleza, Y la hermosura de los viejos la vejez.
30Las señales de las heridas son medicina para lo malo: Y las llagas llegan á lo más secreto del vientre.
1Como los repartimientos de las aguas, así está el corazón del rey en la mano de Jehová: A todo lo que quiere lo inclina.
2Todo camino del hombre es recto en su opinión: Mas Jehová pesa los corazones.
3Hacer justicia y juicio es á Jehová Más agradable que sacrificio.
4Altivez de ojos, y orgullo de corazón, Y el brillo de los impíos, son pecado.
5Los pensamientos del solícito ciertamente van á abundancia; Mas todo presuroso, indefectiblemente á pobreza.
6Allegar tesoros con lengua de mentira, Es vanidad desatentada de aquellos que buscan la muerte.
7La rapiña de los impíos los destruirá; Por cuanto no quisieron hacer juicio.
8El camino del hombre perverso es torcido y extraño: Mas la obra del limpio es recta.
9Mejor es vivir en un rincón de zaquizamí. Que con la mujer rencillosa en espaciosa casa.
10El alma del impío desea mal: Su prójimo no le parece bien.
11Cuando el escarnecedor es castigado, el simple se hace sabio; Y cuando se amonestare al sabio, aprenderá ciencia.
12Considera el justo la casa del impío: Cómo los impíos son trastornados por el mal.
13El que cierra su oído al clamor del pobre, También él clamará, y no será oído.
14El presente en secreto amansa el furor, Y el don en el seno, la fuerte ira.
15Alegría es al justo hacer juicio; Mas quebrantamiento á los que hacen iniquidad.
16El hombre que se extravía del camino de la sabiduría, Vendrá á parar en la compañía de los muertos.
17Hombre necesitado será el que ama el deleite: Y el que ama el vino y ungüentos no enriquecerá.
18El rescate del justo es el impío, Y por los rectos el prevaricador.
19Mejor es morar en tierra del desierto, Que con la mujer rencillosa é iracunda.
20Tesoro codiciable y pingüe hay en la casa del sabio; Mas el hombre insensato lo disipará.
21El que sigue la justicia y la misericordia, Hallará la vida, la justicia, y la honra.
22La ciudad de los fuertes tomó el sabio, Y derribó la fuerza en que ella confiaba.
23El que guarda su boca y su lengua, Su alma guarda de angustias.
24Soberbio y presuntuoso escarnecedor es el nombre Del que obra con orgullosa saña.
25El deseo del perezoso le mata, Porque sus manos no quieren trabajar.
26Hay quien todo el día codicia: Mas el justo da, y no desperdicia.
27El sacrificio de los impíos es abominación: Cuánto más ofreciéndolo con maldad!
28El testigo mentiroso perecerá: Mas el hombre que oye, permanecerá en su dicho.
29El hombre impío afirma rostro: Mas el recto ordena sus caminos.
30No hay sabiduría, ni inteligencia, Ni consejo, contra Jehová.
31El caballo se apareja para el día de la batalla: Mas de Jehová es el salvar.
1De más estima es la buena fama que las muchas riquezas; Y la buena gracia más que la plata y el oro.
2El rico y el pobre se encontraron: A todos ellos hizo Jehová.
3El avisado ve el mal, y escóndese: Mas los simples pasan, y reciben el daño.
4Riquezas, y honra, y vida, Son la remuneración de la humildad y del temor de Jehová.
5Espinas y lazos hay en el camino del perverso: El que guarda su alma se alejará de ellos.
6Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella.
7El rico se enseñoreará de los pobres; Y el que toma prestado, siervo es del que empresta.
8El que sembrare iniquidad, iniquidad segará: Y consumiráse la vara de su ira.
9El ojo misericordioso será bendito, Porque dió de su pan al indigente.
10Echa fuera al escarnecedor, y saldrá la contienda, Y cesará el pleito y la afrenta.
11El que ama la limpieza de corazón, Por la gracia de sus labios su amigo será el rey.
12Los ojos de Jehová miran por la ciencia; Mas él trastorna las cosas de los prevaricadores.
13Dice el perezoso: El león está fuera; En mitad de las calles seré muerto.
14Sima profunda es la boca de las extrañas: Aquel contra el cual estuviere Jehová airado, caerá en ella.
15La necedad está ligada en el corazón del muchacho; Mas la vara de la corrección la hará alejar de él.
16El que oprime al pobre para aumentarse él, Y que da al rico, ciertamente será pobre.
17Inclina tu oído, y oye las palabras de los sabios, Y pon tu corazón á mi sabiduría:
18Porque es cosa deleitable, si las guardares en tus entrañas; Y que juntamente sean ordenadas en tus labios.
19Para que tu confianza sea en Jehová, Te las he hecho saber hoy á ti también.
20¿No te he escrito tres veces En consejos y ciencia,
21Para hacerte saber la certidumbre de las razones verdaderas, Para que puedas responder razones de verdad á los que á ti enviaren?
22No robes al pobre, porque es pobre, Ni quebrantes en la puerta al afligido:
23Porque Jehová juzgará la causa de ellos, Y despojará el alma de aquellos que los despojaren.
24No te entrometas con el iracundo, Ni te acompañes con el hombre de enojos;
25Porque no aprendas sus maneras, Y tomes lazo para tu alma.
26No estés entre los que tocan la mano, Entre los que fían por deudas.
27Si no tuvieres para pagar, ¿Por qué han de quitar tu cama de debajo de ti?
28No traspases el término antiguo Que pusieron tus padres.
29¿Has visto hombre solícito en su obra? delante de los reyes estará; No estará delante de los de baja suerte.
1Cuando te sentares á comer con algún señor, Considera bien lo que estuviere delante de ti;
2Y pon cuchillo á tu garganta, Si tienes gran apetito.
3No codicies sus manjares delicados, Porque es pan engañoso
4No trabajes por ser rico; Pon coto á tu prudencia.
5¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque hacerse han alas, Como alas de águila, y volarán al cielo.
6No comas pan de hombre de mal ojo, Ni codicies sus manjares:
7Porque cual es su pensamiento en su alma, tal es él. Come y bebe, te dirá; Mas su corazón no está contigo.
8Vomitarás la parte que tú comiste, Y perderás tus suaves palabras.
9No hables á oídos del necio; Porque menospreciará la prudencia de tus razones.
10No traspases el término antiguo, Ni entres en la heredad de los huérfanos:
11Porque el defensor de ellos es el Fuerte, El cual juzgará la causa de ellos contra ti.
12Aplica tu corazón á la enseñanza, Y tus oídos á las palabras de sabiduría.
13No rehuses la corrección del muchacho: Porque si lo hirieres con vara, no morirá.
14Tú lo herirás con vara, Y librarás su alma del infierno.
15Hijo mío, si tu corazón fuere sabio, También á mí se me alegrará el corazón;
16Mis entrañas también se alegrarán, Cuando tus labios hablaren cosas rectas.
17No tenga tu corazón envidia de los pecadores, Antes persevera en el temor de Jehová todo tiempo:
18Porque ciertamente hay fin, Y tu esperanza no será cortada.
19Oye tú, hijo mío, y sé sabio, Y endereza tu corazón al camino.
20No estés con los bebedores de vino, Ni con los comedores de carne:
21Porque el bebedor y el comilón empobrecerán: Y el sueño hará vestir vestidos rotos.
22Oye á tu padre, á aquel que te engendró; Y cuando tu madre envejeciere, no la menosprecies.
23Compra la verdad, y no la vendas; La sabiduría, la enseñanza, y la inteligencia.
24Mucho se alegrará el padre del justo: Y el que engendró sabio se gozará con él.
25Alégrense tu padre y tu madre, Y gócese la que te engendró.
26Dame, hijo mío, tu corazón, Y miren tus ojos por mis caminos.
27Porque sima profunda es la ramera, Y pozo angosto la extraña.
28También ella, como robador, acecha, Y multiplica entre los hombres los prevaricadores.
29¿Para quién será el ay? ¿para quién el ay? ¿para quién las rencillas? ¿Para quién las quejas? ¿para quién las heridas en balde? ¿Para quién lo amoratado de los ojos?
30Para los que se detienen mucho en el vino, Para los que van buscando la mistura.
31No mires al vino cuando rojea, Cuando resplandece su color en el vaso: Entrase suavemente;
32Mas al fin como serpiente morderá, Y como basilisco dará dolor:
33Tus ojos mirarán las extrañas, Y tu corazón hablará perversidades.
34Y serás como el que yace en medio de la mar, O como el que está en la punta de un mastelero.
35Y dirás: Hiriéronme, mas no me dolió; Azotáronme, mas no lo sentí; Cuando despertare, aun lo tornaré á buscar.
1No tengas envidia de los hombres malos, Ni desees estar con ellos:
2Porque su corazón piensa en robar, E iniquidad hablan sus labios.
3Con sabiduría se edificará la casa, Y con prudencia se afirmará;
4Y con ciencia se henchirán las cámaras De todo bien preciado y agradable.
5El hombre sabio es fuerte; Y de pujante vigor el hombre docto.
6Porque con ingenio harás la guerra: Y la salud está en la multitud de consejeros.
7Alta está para el insensato la sabiduría: En la puerta no abrirá él su boca.
8Al que piensa mal hacer Le llamarán hombre de malos pensamientos.
9El pensamiento del necio es pecado: Y abominación á los hombres el escarnecedor.
10Si fueres flojo en el día de trabajo, Tu fuerza será reducida.
11Si dejares de librar los que son tomados para la muerte, Y los que son llevados al degolladero;
12Si dijeres: Ciertamente no lo supimos; ¿No lo entenderá el que pesa los corazones? El que mira por tu alma, él lo conocerá, Y dará al hombre según sus obras.
13Come, hijo mío, de la miel, porque es buena, Y del panal dulce á tu paladar:
14Tal será el conocimiento de la sabiduría á tu alma: Si la hallares tendrá recompensa, Y al fin tu esperanza no será cortada.
15Oh impío, no aceches la tienda del justo, No saquees su cámara;
16Porque siete veces cae el justo, y se torna á levantar; Mas los impíos caerán en el mal.
17Cuando cayere tu enemigo, no te huelgues; Y cuando tropezare, no se alegre tu corazón:
18Porque Jehová no lo mire, y le desagrade, Y aparte de sobre él su enojo.
19No te entrometas con los malignos, Ni tengas envidia de los impíos;
20Porque para el malo no habrá buen fin, Y la candela de los impíos será apagada.
21Teme á Jehová, hijo mío, y al rey; No te entrometas con los veleidosos:
22Porque su quebrantamiento se levantará de repente; Y el quebrantamiento de ambos, ¿quién lo comprende?
23También estas cosas pertenecen á los sabios. Tener respeto á personas en el juicio no es bueno.
24El que dijere al malo, Justo eres, Los pueblos lo maldecirán, y le detestarán las naciones:
25Mas los que lo reprenden, serán agradables, Y sobre ellos vendrá bendición de bien.
26Besados serán los labios Del que responde palabras rectas.
27Apresta tu obra de afuera, Y disponla en tu heredad; Y después edificarás tu casa.
28No seas sin causa testigo contra tu prójimo; Y no lisonjees con tus labios.
29No digas: Como me hizo, así le haré; Daré el pago al hombre según su obra.
30Pasé junto á la heredad del hombre perezoso, Y junto á la viña del hombre falto de entendimiento;
31Y he aquí que por toda ella habían ya crecido espinas, Ortigas habían ya cubierto su haz, Y su cerca de piedra estaba ya destruída.
32Y yo miré, y púse lo en mi corazón: Vi lo, y tomé consejo.
33Un poco de sueño, cabeceando otro poco, Poniendo mano sobre mano otro poco para dormir;
34Así vendrá como caminante tu necesidad, Y tu pobreza como hombre de escudo.
1También estos son proverbios de Salomón, los cuales copiaron los varones de Ezechîas, rey de Judá.
2Gloria de Dios es encubrir la palabra; Mas honra del rey es escudriñar la palabra.
3Para la altura de los cielos, y para la profundidad de la tierra, Y para el corazón de los reyes, no hay investigación.
4Quita las escorias de la plata, Y saldrá vaso al fundidor.
5Aparta al impío de la presencia del rey, Y su trono se afirmará en justicia.
6No te alabes delante del rey, Ni estés en el lugar de los grandes:
7Porque mejor es que se te diga, Sube acá, Que no que seas humillado delante del príncipe Que miraron tus ojos.
8No salgas á pleito presto, No sea que no sepas qué hacer al fin, Después que tu prójimo te haya dejado confuso.
9Trata tu causa con tu compañero Y no descubras el secreto á otro.
10No sea que te deshonre el que lo oyere, Y tu infamia no pueda repararse.
11Manzana de oro con figuras de plata Es la palabra dicha como conviene.
12Como zarcillo de oro y joyel de oro fino, Es el que reprende al sabio que tiene oído dócil.
13Como frío de nieve en tiempo de la siega, Así es el mensajero fiel á los que lo envían: Pues al alma de su señor da refrigerio.
14Como nubes y vientos sin lluvia, Así es el hombre que se jacta de vana liberalidad.
15Con larga paciencia se aplaca el príncipe; Y la lengua blanda quebranta los huesos.
16¿Hallaste la miel? come lo que te basta; No sea que te hartes de ella, y la vomites.
17Detén tu pie de la casa de tu vecino, Porque harto de ti no te aborrezca.
18Martillo y cuchillo y saeta aguda, Es el hombre que habla contra su prójimo falso testimonio.
19Diente quebrado y pie resbalador, Es la confianza en el prevaricador en tiempo de angustia.
20El que canta canciones al corazón afligido, Es como el que quita la ropa en tiempo de frío, ó el que sobre el jabón echa vinagre.
21Si el que te aborrece tuviere hambre, dale de comer pan; Y si tuviere sed, dale de beber agua:
22Porque ascuas allegas sobre su cabeza, Y Jehová te lo pagará.
23El viento del norte ahuyenta la lluvia, Y el rostro airado la lengua detractora.
24Mejor es estar en un rincón de casa, Que con la mujer rencillosa en espaciosa casa.
25Como el agua fría al alma sedienta, Así son las buenas nuevas de lejanas tierras.
26Como fuente turbia y manantial corrompido, Es el justo que cae delante del impío.
27Comer mucha miel no es bueno: Ni el buscar la propia gloria es gloria.
28Como ciudad derribada y sin muro, Es el hombre cuyo espíritu no tiene rienda.
1Como la nieve en el verano, y la lluvia en la siega, Así conviene al necio la honra.
2Como el gorrión en su vagar, y como la golondrina en su vuelo, Así la maldición sin causa nunca vendrá.
3El látigo para el caballo, y el cabestro para el asno, Y la vara para la espalda del necio.
4Nunca respondas al necio en conformidad á su necedad, Para que no seas tú también como él.
5Responde al necio según su necedad, Porque no se estime sabio en su opinión.
6Como el que se corta los pies y bebe su daño, Así es el que envía algo por mano de un necio.
7Alzar las piernas del cojo. Así es el proverbio en la boca del necio.
8Como quien liga la piedra en la honda, Así hace el que al necio da honra.
9Espinas hincadas en mano del embriagado, Tal es el proverbio en la boca de los necios.
10El grande cría todas las cosas; y da la paga al insensato, Y la da á los transgresores.
11Como perro que vuelve á su vómito, Así el necio que repite su necedad.
12¿Has visto hombre sabio en su opinión? Más esperanza hay del necio que de él.
13Dice el perezoso: El león está en el camino; El león está en las calles.
14Las puertas se revuelven en sus quicios: Así el perezoso en su cama.
15Esconde el perezoso su mano en el seno; Cánsase de tornarla á su boca.
16A su ver es el perezoso más sabio Que siete que le den consejo.
17El que pasando se deja llevar de la ira en pleito ajeno, Es como el que toma al perro por las orejas.
18Como el que enloquece, y echa llamas Y saetas y muerte,
19Tal es el hombre que daña á su amigo, Y dice: Ciertamente me chanceaba.
20Sin leña se apaga el fuego: Y donde no hay chismoso, cesa la contienda.
21El carbón para brasas, y la leña para el fuego: Y el hombre rencilloso para encender contienda.
22Las palabras del chismoso parecen blandas; Mas ellas entran hasta lo secreto del vientre.
23Como escoria de plata echada sobre el tiesto, Son los labios enardecidos y el corazón malo.
24Otro parece en los labios al que aborrece; Mas en su interior pone engaño.
25Cuando hablare amigablemente, no le creas; Porque siete abominaciones hay en su corazón.
26Encúbrese el odio con disimulo; Mas su malicia será descubierta en la congregación.
27El que cavare sima, caerá en ella: Y el que revuelva la piedra, á él volverá.
28La falsa lengua atormenta al que aborrece: Y la boca lisonjera hace resbaladero.
1No te jactes del día de mañana; Porque no sabes qué dará de sí el día.
2Alábete el extraño, y no tu boca; El ajeno, y no tus labios.
3Pesada es la piedra, y la arena pesa; Mas la ira del necio es más pesada que ambas cosas.
4Cruel es la ira, é impetuoso el furor; Mas ¿quién parará delante de la envidia?
5Mejor es reprensión manifiesta Que amor oculto.
6Fieles son las heridas del que ama; Pero importunos los besos del que aborrece.
7El alma harta huella el panal de miel; Mas al alma hambrienta todo lo amargo es dulce.
8Cual ave que se va de su nido, Tal es el hombre que se va de su lugar.
9El ungüento y el perfume alegran el corazón: Y el amigo al hombre con el cordial consejo.
10No dejes á tu amigo, ni al amigo de tu padre; Ni entres en casa de tu hermano el día de tu aflicción. Mejor es el vecino cerca que el hermano lejano.
11Sé sabio, hijo mío, y alegra mi corazón, Y tendré qué responder al que me deshonrare.
12El avisado ve el mal, y escóndese, Mas los simples pasan, y llevan el daño.
13Quítale su ropa al que fió al extraño; Y al que fió á la extraña, tómale prenda.
14El que bendice á su amigo en alta voz, madrugando de mañana, Por maldición se le contará.
15Gotera continua en tiempo de lluvia, Y la mujer rencillosa, son semejantes:
16El que pretende contenerla, arresta el viento: O el aceite en su mano derecha.
17Hierro con hierro se aguza; Y el hombre aguza el rostro de su amigo.
18El que guarda la higuera, comerá su fruto; Y el que guarda á su señor, será honrado.
19Como un agua se parece á otra, Así el corazón del hombre al otro.
20El sepulcro y la perdición nunca se hartan: Así los ojos del hombre nunca están satisfechos.
21El crisol prueba la plata, y la hornaza el oro: Y al hombre la boca del que lo alaba.
22Aunque majes al necio en un mortero entre granos de trigo á pisón majados, No se quitará de él su necedad.
23Considera atentamente el aspecto de tus ovejas; Pon tu corazón á tus rebaños:
24Porque las riquezas no son para siempre; ¿Y será la corona para perpetuas generaciones?
25Saldrá la grama, aparecerá la hierba, Y segaránse las hierbas de los montes.
26Los corderos para tus vestidos, Y los cabritos para el precio del campo:
27Y abundancia de leche de las cabras para tu mantenimiento, y para mantenimiento de tu casa, Y para sustento de tus criadas.
1Huye el impío sin que nadie lo persiga: Mas el justo está confiado como un leoncillo.
2Por la rebelión de la tierra sus príncipes son muchos: Mas por el hombre entendido y sabio permanecerá sin mutación.
3El hombre pobre y robador de los pobres, Es lluvia de avenida y sin pan.
4Los que dejan la ley, alaban á los impíos: Mas los que la guardan, contenderán con ellos.
5Los hombres malos no entienden el juicio: Mas los que buscan á Jehová, entienden todas las cosas.
6Mejor es el pobre que camina en su integridad, Que el de perversos caminos, y rico.
7El que guarda la ley es hijo prudente: Mas el que es compañero de glotones, avergüenza á su padre.
8El que aumenta sus riquezas con usura y crecido interés, Para que se dé á los pobres lo allega.
9El que aparta su oído para no oir la ley, Su oración también es abominable.
10El que hace errar á los rectos por el mal camino, Él caerá en su misma sima: Mas los perfectos heredarán el bien.
11El hombre rico es sabio en su opinión: Mas el pobre entendido lo examinará.
12Cuando los justos se alegran, grande es la gloria; Mas cuando los impíos son levantados, es buscado el hombre.
13El que encubre sus pecados, no prosperará: Mas el que los confiesa y se aparta, alcanzará misericordia.
14Bienaventurado el hombre que siempre está temeroso: Mas el que endurece su corazón, caerá en mal.
15León rugiente y oso hambriento, Es el príncipe impío sobre el pueblo pobre.
16El príncipe falto de entendimiento multiplicará los agravios: Mas el que aborrece la avaricia, prolongará sus días.
17El hombre que hace violencia con sangre de persona, Huirá hasta el sepulcro, y nadie le detendrá.
18El que en integridad camina, será salvo; Mas el de perversos caminos caerá en alguno.
19El que labra su tierra, se hartará de pan: Mas el que sigue los ociosos, se hartará de pobreza.
20El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones: Mas el que se apresura á enriquecer, no será sin culpa.
21Tener acepción de personas, no es bueno: Hasta por un bocado de pan prevaricará el hombre.
22Apresúrase á ser rico el hombre de mal ojo; Y no conoce que le ha de venir pobreza.
23El que reprende al hombre, hallará después mayor gracia Que el que lisonjea con la lengua.
24El que roba á su padre ó á su madre, y dice que no es maldad, Compañero es del hombre destruidor.
25El altivo de ánimo suscita contiendas: Mas el que en Jehová confía, medrará.
26El que confía en su corazón es necio; Mas el que camina en sabiduría, será salvo.
27El que da al pobre, no tendrá pobreza: Mas el que aparta sus ojos, tendrá muchas maldiciones.
28Cuando los impíos son levantados, esconderáse el hombre: Mas cuando perecen, los justos se multiplican.
1El hombre que reprendido endurece la cerviz, De repente será quebrantado; ni habrá para él medicina.
2Cuando los justos dominan, el pueblo se alegra: Mas cuando domina el impío, el pueblo gime.
3El hombre que ama la sabiduría, alegra á su padre: Mas el que mantiene rameras, perderá la hacienda.
4El rey con el juicio afirma la tierra: Mas el hombre de presentes la destruirá.
5El hombre que lisonjea á su prójimo, Red tiende delante de sus pasos.
6En la prevaricación del hombre malo hay lazo: Mas el justo cantará y se alegrará.
7Conoce el justo la causa de los pobres: Mas el impío no entiende sabiduría.
8Los hombres escarnecedores enlazan la ciudad: Mas los sabios apartan la ira.
9Si el hombre sabio contendiere con el necio, Que se enoje ó que se ría, no tendrá reposo.
10Los hombres sanguinarios aborrecen al perfecto: Mas los rectos buscan su contentamiento.
11El necio da suelta á todo su espíritu; Mas el sabio al fin le sosiega.
12Del señor que escucha la palabra mentirosa, Todos sus ministros son impíos.
13El pobre y el usurero se encontraron: Jehová alumbra los ojos de ambos.
14El rey que juzga con verdad á los pobres, Su trono será firme para siempre.
15La vara y la corrección dan sabiduría: Mas el muchacho consentido avergonzará á su madre.
16Cuando los impíos son muchos, mucha es la prevaricación; Mas los justos verán la ruina de ellos.
17Corrige á tu hijo, y te dará descanso, Y dará deleite á tu alma.
18Sin profecía el pueblo será disipado: Mas el que guarda la ley, bienaventurado él.
19El siervo no se corregirá con palabras: Porque entiende, mas no corresponde.
20¿Has visto hombre ligero en sus palabras? Más esperanza hay del necio que de él.
21El que regala á su siervo desde su niñez, A la postre será su hijo:
22El hombre iracundo levanta contiendas; Y el furioso muchas veces peca.
23La soberbia del hombre le abate; Pero al humilde de espíritu sustenta la honra.
24El aparcero del ladrón aborrece su vida; Oirá maldiciones, y no lo denunciará.
25El temor del hombre pondrá lazo: Mas el que confía en Jehová será levantado.
26Muchos buscan el favor del príncipe: Mas de Jehová viene el juicio de cada uno.
27Abominación es á los justos el hombre inicuo; Y abominación es al impío el de rectos caminos.
1Palabras de Agur, hijo de Jachê: La profecía que dijo el varón á Ithiel, á Ithiel y á Ucal.
2Ciertamente más rudo soy yo que ninguno, Ni tengo entendimiento de hombre.
3Yo ni aprendí sabiduría, Ni conozco la ciencia del Santo.
4¿Quién subió al cielo, y descendió? ¿Quién encerró los vientos en sus puños? ¿ Quién ató las aguas en un paño? ¿Quién afirmó todos los términos de la tierra? ¿Cuál es su nombre, y el nombre de su hijo, si sabes?
5Toda palabra de Dios es limpia: Es escudo á los que en él esperan.
6No añadas á sus palabras, porque no te reprenda, Y seas hallado mentiroso.
7Dos cosas te he demandado; No me las niegues antes que muera.
8Vanidad y palabra mentirosa aparta de mí. No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan que he menester;
9No sea que me harte, y te niegue, y diga, ¿Quién es Jehová? O no sea que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios.
10No acuses al siervo ante su señor, Porque no te maldiga, y peques.
11Hay generación que maldice á su padre, Y á su madre no bendice.
12Hay generación limpia en su opinión, Si bien no se ha limpiado su inmundicia.
13Hay generación cuyos ojos son altivos, Y cuyos párpados son alzados.
14Hay generación cuyos dientes son espadas, y sus muelas cuchillos, Para devorar á los pobres de la tierra, y de entre los hombres á los menesterosos.
15La sanguijuela tiene dos hijas que se llaman, Trae, trae. Tres cosas hay que nunca se hartan; Aun la cuarta nunca dice, Basta:
16El sepulcro, y la matriz estéril, La tierra no harta de aguas, Y el fuego que jamás dice, Basta.
17El ojo que escarnece á su padre, Y menosprecia la enseñanza de la madre, Los cuervos lo saquen de la arroyada, Y tráguenlo los hijos del águila.
18Tres cosas me son ocultas; Aun tampoco sé la cuarta:
19El rastro del águila en el aire; El rastro de la culebra sobre la peña; El rastro de la nave en medio de la mar; Y el rastro del hombre en la moza.
20Tal es el rastro de la mujer adúltera: Come, y limpia su boca, Y dice: No he hecho maldad.
21Por tres cosas se alborota la tierra, Y la cuarta no puede sufrir:
22Por el siervo cuando reinare; Y por el necio cuando se hartare de pan;
23Por la aborrecida cuando se casare; Y por la sierva cuando heredare á su señora.
24Cuatro cosas son de las más pequeñas de la tierra, Y las mismas son más sabias que los sabios:
25Las hormigas, pueblo no fuerte, Y en el verano preparan su comida;
26Los conejos, pueblo nada esforzado, Y ponen su casa en la piedra;
27Las langostas, no tienen rey, Y salen todas acuadrilladas;
28La araña, ase con las manos, Y está en palacios de rey.
29Tres cosas hay de hermoso andar, Y la cuarta pasea muy bien:
30El león, fuerte entre todos los animales, Que no torna atrás por nadie;
31El lebrel ceñido de lomos; asimismo el macho cabrío; Y un rey contra el cual ninguno se levanta.
32Si caiste, fué porque te enalteciste; Y si mal pensaste, Pon el dedo sobre la boca.
33Ciertamente el que exprime la leche, sacará manteca; Y el que recio se suena las narices, sacará sangre: Y el que provoca la ira, causará contienda.
1Palabras del rey Lemuel; la profecía con que le enseñó su madre.
2¿Qué, hijo mío? ¿y qué, hijo de mi vientre? ¿Y qué, hijo de mis deseos?
3No des á las mujeres tu fuerza, Ni tus caminos á lo que es para destruir los reyes.
4No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino, Ni de los príncipes la cerveza.
5No sea que bebiendo olviden la ley, Y perviertan el derecho de todos los hijos afligidos.
6Dad la cerveza al desfallecido, Y el vino á los de amargo ánimo:
7Beban, y olvídense de su necesidad, Y de su miseria no más se acuerden.
8Abre tu boca por el mudo, En el juicio de todos los hijos de muerte.
9Abre tu boca, juzga justicia, Y el derecho del pobre y del menesteroso.
10Mujer fuerte, ¿quién la hallará? Porque su estima sobrepuja largamente á la de piedras preciosas.
11El corazón de su marido está en ella confiado, Y no tendrá necesidad de despojo.
12Darále ella bien y no mal, Todos los días de su vida.
13Buscó lana y lino, Y con voluntad labró de sus manos.
14Fué como navío de mercader: Trae su pan de lejos.
15Levantóse aun de noche, Y dió comida á su familia, Y ración á sus criadas.
16Consideró la heredad, y compróla; Y plantó viña del fruto de sus manos.
17Ciñó sus lomos de fortaleza, Y esforzó sus brazos.
18Gustó que era buena su granjería: Su candela no se apagó de noche.
19Aplicó sus manos al huso, Y sus manos tomaron la rueca.
20Alargó su mano al pobre, Y extendió sus manos al menesteroso.
21No tendrá temor de la nieve por su familia, Porque toda su familia está vestida de ropas dobles.
22Ella se hizo tapices; De lino fino y púrpura es su vestido.
23Conocido es su marido en las puertas, Cuando se sienta con los ancianos de la tierra.
24Hizo telas, y vendió; Y dió cintas al mercader.
25Fortaleza y honor son su vestidura; Y en el día postrero reirá.
26Abrió su boca con sabiduría: Y la ley de clemencia está en su lengua.
27Considera los caminos de su casa, Y no come el pan de balde.
28Levantáronse sus hijos, y llamáronla bienaventurada; Y su marido también la alabó.
29Muchas mujeres hicieron el bien; Mas tú las sobrepujaste á todas.
30Engañosa es la gracia, y vana la hermosura: La mujer que teme á Jehová, ésa será alabada.
(Pr. 1:1‑31:30)
;
Ec. 12:9• 9Y cuanto más sabio fué el Predicador, tanto más enseñó sabiduría al pueblo; é hizo escuchar, é hizo escudriñar, y compuso muchos proverbios. (Ec. 12:9)
;
Mt. 13:35• 35Para que se cumpliese lo que fué dicho por el profeta, que dijo: Abriré en parábolas mi boca; Rebosaré cosas escondidas desde la fundación del mundo. (Mt. 13:35)
songs.
Cnt. 1:1‑17• 1Canción de canciones, la cual es de Salomón.
2Oh si él me besara con ósculos de su boca! Porque mejores son tus amores que el vino.
3Por el olor de tus suaves unguüentos, (Ungüento derramado es tu nombre,) Por eso las doncellas te amaron.
4Llévame en pos de ti, correremos. Metióme el rey en sus cámaras: Nos gozaremos y alegraremos en ti; Acordarémonos de tus amores más que del vino: Los rectos te aman.
5Morena soy, oh hijas de Jerusalem, Mas codiciable; Como las cabañas de Cedar, Como las tiendas de Salomón.
6No miréis en que soy morena, Porque el sol me miró. Los hijos de mi madre se airaron contra mí, Hiciéronme guarda de viñas; Y mi viña, que era mía, no guardé.
7Hazme saber, ó tú á quien ama mi alma, Dónde repastas, dónde haces tener majada al medio día: Porque, ¿por qué había yo de estar como vagueando Tras los rebaños de tus compañeros?
8Si tú no lo sabes, oh hermosa entre las mujeres, Sal, yéndote por las huellas del rebaño, Y apacienta tus cabritas junto á las cabañas de los pastores.
9A yegua de los carros de Faraón Te he comparado, amiga mía.
10Hermosas son tus mejillas entre los pendientes, Tu cuello entre los collares.
11Zarcillos de oro te haremos, Con clavos de plata.
12Mientras que el rey estaba en su reclinatorio, Mi nardo dió su olor.
13Mi amado es para mí un manojito de mirra, Que reposa entre mis pechos.
14Racimo de copher en las viñas de Engadi Es para mí mi amado.
15He aquí que tú eres hermosa, amiga mía; He aquí que eres bella: tus ojos de paloma.
16He aquí que tú eres hermoso, amado mío, y suave: Nuestro lecho también florido.
17Las vigas de nuestra casa son de cedro, Y de ciprés los artesonados.
(Cnt. 1:1‑17)

J. N. Darby Translation

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And he spoke three thousand proverbs; and his songs were a thousand and five.