La canción de Ana, una profecía de los caminos de Dios
En la hermosa canción de 1 Samuel 2 Ana reconoce este gran principio de la gracia soberana y del poder de Dios; que derriba a los orgullosos y a los que confían en la carne, y exalta a los débiles e impotentes. “Porque los pilares de la tierra son de Jehová; y él ha puesto el mundo sobre ellos”. Esto era lo que Israel, pobre y caído, y un débil remanente que esperaba a Jehová, necesitaba aprender; es decir, que todo dependía de Dios y sólo de Dios, que no buscó poder en el hombre, sino que lo manifiesta en Sus propios tratos destruyendo a todos Sus enemigos, y que al final “dará fuerza a su rey, y exaltará el cuerno de su ungido”. Es la historia de la interposición de Dios a favor del pobre y caído Israel; y eso por la manifestación de Su poder al dar fuerza a Su Rey, Su Cristo. Es una profecía de los caminos de Dios, de los grandes principios de Su gobierno con respecto a la posición de Israel, desde el momento de su pronunciamiento hasta el establecimiento del reino milenario en la Persona del Señor Jesús.
El juicio de Dios sobre la familia sacerdotal
Inmediatamente después de este testimonio de Dios sobre el cual la fe podría descansar, se revela el estado interior del pueblo y la iniquidad del sacerdocio, que debería haber sido el instrumento para limpiar esta iniquidad del pueblo, pero que, por el contrario, hizo descender juicio sobre ellos. “Hacéis transgredir al pueblo de Jehová”, dijo Elí. “Si un hombre peca contra otro, el juez lo juzgará; pero si un hombre peca contra Jehová, ¿quién suplicará por él?” Tal era el estado de cosas según el propio Elí. “No obstante, no escucharon la voz de su padre, porque Jehová los mataría. Y el niño, Samuel, creció, y estuvo a favor tanto de Jehová como de los hombres”, feliz al compartir (por débil que sea la copia) el testimonio dado a Jesús mismo.
En cuanto a los hijos de Elí, son un ejemplo de lo que sucede con demasiada frecuencia. ¡Con qué frecuencia, ay! ¿Vemos que, cuando el juicio de Dios está a punto de estallar, las personas son inconscientes de ello (su percepción moral está oscurecida por el mal)? Los ojos de Dios están en otra parte, así como el discernimiento espiritual que Él da a los suyos, como fue el caso aquí con Samuel. Sin embargo, Dios advierte a Elí por medio de un hombre de Dios. Su juicio sobre la familia sacerdotal y sobre el sacerdocio es pronunciado antes de que Jehová se revele a Samuel.
Este juicio anuncia el cambio en el orden del gobierno divino, que debía tener lugar a través de la creación de un rey, un ungido (un Cristo), y a través de la consiguiente posición del sacerdocio, como ya hemos señalado (vs. 35). “Y me levantaré un sacerdote fiel, que hará según lo que está en mi corazón y en mi mente; y le edificaré una casa segura, y él caminará delante del mío ungido1 para siempre”. Tal, aprendo, será el orden milenario.
(1. Josué, por el contrario, entraba y salía bajo la dirección de Eleazar, quien preguntó a Dios.)