Esdras 5

Ezra 5
Los profetas Hageo y Zacarías enviaron a Dios para animarlo
Pase lo que pase, tienen que pasar por lo que pone fe a prueba; pero su camino está ordenado por la voluntad de Dios, y su fe depende de Él. En este caso tuvieron que esperar; pero el tiempo de Dios vendría; y eso, no por medio de un mero decreto del rey gentil: Dios levanta un aliento mucho más precioso para ellos desde otro lugar. Aunque el pueblo había estado sujeto a los gentiles, Dios seguía siendo supremo; Su Palabra sigue siendo de suprema autoridad para su pueblo, siempre que condescienda a hablarles. Si es necesario, Él puede disponer los corazones de los reyes para sostenerlo. En todos los casos, su pueblo debe seguirlo, sin buscar otro motivo u otra ayuda. Hageo y Zacarías son enviados por Dios, y profetizan entre el pueblo. Estas comunicaciones inmediatas de Dios fueron de valor infinito, como siempre lo es Su Palabra; y aunque no cambiaron la posición del pueblo con respecto a los gentiles, fueron una prueba conmovedora de que Dios estaba interesado en su pueblo, y que, cualesquiera que fueran sus aflicciones, el Dios de Israel estaba sobre todo el poder para oprimirlos.
La falta de fe es el verdadero obstáculo para construir
He dicho que el pueblo estaba obligado a esperar. Este fue el caso tan pronto como recibieron el decreto que les prohibía continuar construyendo. Pero habían transcurrido muchos años antes de que llegara esta prohibición; Y me parece evidente, al examinar las profecías que arrojan tanta luz sobre la historia contemporánea, y al comparar sus fechas, que fue la falta de fe en el resto lo que fue el verdadero obstáculo. Había adversarios en la tierra que los asustaban, y que así impedían su construcción. Parece que los judíos no se atrevieron a continuar. Sus adversarios contrataron consejeros en la corte persa para frustrar el propósito de los judíos. Pero lo primero fue que los adversarios debilitaron las manos del pueblo. No fue hasta dos reinados más tarde que se obtuvo la prohibición; pero los judíos habían dejado de construir por temor a sus adversarios. (Compare el capítulo 4:4,21 y 5:1 Con Hageo 1:1-2,4 y 2:15.Tampoco fue porque se les trajo el decreto del rey que comenzaron a edificar de nuevo, sino porque temían a Jehová, y no temían el mandato del rey, como ver a Aquel que es invisible (Hag. 1:12-13). Dios no era más temible en el reinado de Darío que en el de Ciro o de Artajerjes; pero la fuente de su debilidad era que se habían olvidado de Dios. Esto manifiesta la gran gracia de Dios al despertarlos por boca de Hageo. Hasta entonces, Dios también había castigado al pueblo.