Aliento y promesa; la locura de la idolatría cuando el Dios de la gracia es su Redentor
Capítulo 44. Jehová ahora razona con Su pueblo a quien Él había formado desde el vientre, los anima, les promete Su Espíritu. Sus hijos brotarán como sauces junto a los cursos de agua. Serán testigos de Él, Jehová, el Rey de Israel, y de su Redentor. Le muestra a Israel la locura de la idolatría, le recuerda que él es el siervo de Jehová, y que no los olvidará, y les asegura el perdón total de todos sus pecados: incluso Jehová, que es el que dispone de todas las cosas, y que llama a Ciro por su nombre para reconstruir Jerusalén.
El capítulo 45 se extiende sobre los mismos temas, deteniéndose en la liberación de Israel como una liberación eterna, cuyo resultado nunca será derrocado.