Lucas Capítulos 19-20

Luke 19‑20  •  8 min. read  •  grade level: 13
Listen from:
Gracia Trayendo Salvación En Jericó Para Los Perdidos
En Jericó, Él presenta la gracia a pesar del espíritu farisaico. No obstante, es como hijo de Abraham que Él señala a Zaqueo, el cual—en realidad, en una falsa posición como tal—poseía una conciencia tierna y un corazón generoso. Su posición, a los ojos de Jesús, no le quitó el carácter de hijo de Abraham (si tuviera ese efecto, ¿quién podría haber sido bendecido?), y no obstruyó el camino a esa salvación que había venido para salvar a los perdidos. Esta salvación entró con Jesús en la casa de este hijo de Abraham. Él trajo salvación, quienquiera que fuese heredero de ella.
La Partida Del Señor Anunciada Con Anticipación; La Responsabilidad De Sus Siervos En Su Ausencia
No obstante, Él no les oculta Su partida, y el carácter que el reino asumiría, debido a Su ausencia. En cuanto a ellos, Jerusalén y la expectativa del reino venidero, llenaban sus mentes. El Señor, por consiguiente, les explica lo que habría de suceder. Él se va a recibir un reino y volver. Entretanto, Él encomienda algunos de Sus bienes (los dones del Espíritu) a Sus siervos para que comercien con ellos durante Su ausencia. La diferencia entre esta parábola y aquella en el Evangelio de Mateo es esta: Mateo presenta la soberanía y la sabiduría del dador, quien varía Sus dones según la aptitud de Sus siervos (Mateo 25:14-30); en Lucas se trata más particularmente de la responsabilidad de los siervos, quienes reciben cada uno la misma suma, y uno gana con ella, en interés de su maestro, más que el otro. Conforme a esto, no se dice, como en Mateo, “entra en el gozo de tu Señor”, la misma cosa a todos, y la cosa más excelente; pero a uno le es dada autoridad sobre diez ciudades; al otro, sobre cinco (es decir, una participación en el reino conforme a la labor de ellos). El siervo no pierde lo que ha ganado, aunque fuera para su maestro. Él disfruta de ello. No sucede lo mismo con el siervo que no hizo uso de su talento; aquello que le había sido confiado a él le es dado al otro que había ganado diez.
Aquello que ganamos espiritualmente aquí, en inteligencia espiritual, y en el conocimiento de Dios en poder, no se pierde en el otro mundo. Por el contrario, recibimos más, y la gloria de la herencia nos es dada en proporción a nuestra obra. Todo es gracia.
Rechazo Persistente De Los Judíos Predicho
Pero, había aún otro elemento en la historia del reino. Los ciudadanos (los judíos) no sólo rechazan al rey, sino que, cuando él se ha ido para recibir el reino, envían un mensajero tras Él para decirle que ellos no aceptarán que reine sobre ellos. De este modo los judíos, cuando Pedro les presenta el pecado de ellos, y les declara que si se arrepentían Jesús volvería, y con Él los tiempos de refrigerio, ellos rechazan este testimonio y, por así decirlo, envían a Esteban tras Jesús para testificar que ellos no quieren tener nada que ver con Él. Cuando Él regrese en gloria, la nación perversa es juzgada ante Sus ojos. Los enemigos declarados de Cristo, ellos reciben la recompensa de su rebelión.
La Última Y Personal Presentación Del Señor Del Reino, Al Pueblo De Jerusalén
Él había declarado lo que era el reino—aquello que iba a ser. Él viene ahora para presentarlo por última vez en Su Persona a los habitantes de Jerusalén, conforme a la profecía de Zacarías. Esta notable escena ha sido considerada en su aspecto general al estudiar Mateo y Marcos; pero algunas circunstancias particulares requieren ser notadas aquí. Todo es reunido alrededor de Su entrada. Los discípulos y los Fariseos están en contraste. Jerusalén está en el día de su visitación, y ella no lo sabe.
Algunas notables expresiones son pronunciadas, en esta ocasión, por Sus discípulos, movidos por el Espíritu de Dios. Si hubieran guardado silencio, las piedras habrían prorrumpido proclamando la gloria del Rechazado. El reino, en sus aclamaciones de triunfo, no es simplemente el reino en su aspecto terrenal. En Mateo fue: “¡Hosanna al Hijo de David!”, y “Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!” Esto era, de hecho, cierto; pero aquí tenemos algo más. El Hijo de David desaparece. Él es realmente el Rey, que viene en el nombre del Señor; pero ya no se trata del remanente de Israel que busca salvación en el nombre del Hijo de David, reconociendo Su título. Aquí es “¡ ... paz en el cielo, y gloria en las alturas!” El reino depende de que la paz sea establecida en los lugares celestiales. El Hijo de David, exaltado en las alturas y victorioso sobre Satanás, ha reconciliado los cielos. La gloria de la gracia en Su Persona es establecida para la eterna y suprema gloria del Dios de amor. El reino en la tierra no es sino una consecuencia de esta gloria que la gracia ha establecido. El poder que echó fuera a Satanás ha establecido la paz en el cielo. Al principio, en Lucas 2:14, tenemos, en la gracia manifestada, “¡Gloria en (lo) más alto a Dios y sobre (la) tierra paz entre (los) hombres de (su) buena voluntad!” (Lucas 2:14—Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español de Francisco Lacueva, Editorial CLIE). Para establecer el reino, la paz es hecha en el cielo; la gloria de Dios se establece plenamente en lo más alto.
El Llanto Del Señor Sobre Jerusalén; Su Destrucción Venidera; La Viña Entregada a Otros
Se observará aquí que, mientras se acerca a Jerusalén, el Señor llora sobre la ciudad. No es ahora como en Mateo, donde, mientras discutía con los judíos, Él la señala como aquella que habiendo rechazado y matado a los profetas—y también a Emanuel, el Señor, quien tan a menudo había querido reunir a sus hijos bajo Sus alas, siendo ignominiosamente rechazado—quedaba ahora abandonada a la desolación hasta Su regreso. Es la hora de su visitación, y ella no la ha conocido. ¡Si solamente hubiera oído, incluso ahora, el llamamiento del testimonio de su Dios! Es entregada, entonces, en manos de los Gentiles, sus enemigos, los cuales no dejarán en ella una piedra sobre otra. Es decir, no habiendo conocido esta visitación de Dios en gracia en la Persona de Jesús, ella es desechada—el testimonio no continúa—ella cede el lugar a un nuevo orden de cosas. Así, la destrucción de Jerusalén por Tito es aquí prominente. Es, también, del carácter moral del templo de lo que habla aquí el Señor. El Espíritu no pone en claro aquí que éste ha de ser el templo de Dios para todas las naciones. Se trata simplemente (cap. 20:16) de la viña dada a otros. Ellos cayeron sobre la piedra de tropiezo entonces: cuando caiga sobre ellos—cuando Jesús venga en juicio—ésta los desmenuzará.
Los Saduceos Reciben Respuesta; La Certeza De La Resurrección; Vida Futura
En Su respuesta a los Saduceos, se añaden tres cosas importantes a lo que se dice en Mateo. En primer lugar, no se trata solamente de la condición de aquellos que resucitan y de la certidumbre de la resurrección; se trata de una época, en la cual sólo una cierta clase, considerada digna de ella, obtendrá una resurrección separada de los justos (vers. 35). En segundo lugar, esta clase está compuesta por los hijos de Dios, siendo hijos de la resurrección (vers. 36). En tercer lugar, mientras esperan esta resurrección, sus almas sobreviven a la muerte; todos viven para Dios, aunque ellos puedan estar ahora ocultos a los ojos de los hombres (vers. 38).
Características Y Diferencias De Los Relatos De Mateo Y Lucas, De Los Discursos Proféticos Del Señor
La parábola de la fiesta de bodas es omitida aquí. En el capítulo 14 de este Evangelio la hallamos con elementos característicos, una misión en las calles de la ciudad, y a los despreciados de las naciones, elementos que no están en Mateo, quien nos presenta, en cambio, el juicio de Jerusalén, antes de anunciar la evangelización de los Gentiles. Todo esto es característico. En Lucas se trata de la gracia, una condición moral del hombre ante Dios, y el orden nuevo de cosas fundamentado sobre el rechazo de Cristo. No me detendré sobre esos puntos que Lucas relata en común con Mateo. Ellos coinciden naturalmente en los grandes hechos concernientes al rechazo del Señor por los judíos, y sus consecuencias.
Si comparamos Mateo 23 y Lucas 20:45-47, veremos enseguida la diferencia. En Lucas, el Espíritu nos entrega en tres versículos aquello que aparta moralmente a los escribas. En Mateo se desarrolla toda la posición de ellos con respecto a la dispensación; ya sea como teniendo un lugar, en tanto Moisés continuase, o con referencia a su culpabilidad ante Dios en dicho lugar.