Mateo Capítulo 28

Matthew 28  •  4 min. read  •  grade level: 15
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Plena Seguridad De La Fe Del Hecho De La Resurrección Del Señor
Examinaré los detalles de la resurrección en otro lugar. Aquí sólo considero su significado en este Evangelio. El día de reposo terminó (al atardecer del Sábado, para nosotros—cap. 28), las dos Marías vienen a ver el sepulcro. En aquel momento, esto fue todo lo que hicieron. Los versículos 1 y 2, no son consecutivos, los versículos 2, 3 y 4 van juntos. Cuando ocurrió el terremoto y las circunstancias que lo acompañaron, nadie se hallaba allí excepto los soldados. De noche todo era seguro. Los discípulos no sabían nada de ello en la mañana. Cuando las mujeres llegaron al amanecer, el ángel que estaba sentado a la puerta del sepulcro las tranquilizó con las noticias de la resurrección del Señor. El ángel del Señor había descendido y había abierto la puerta de la tumba, la cual el hombre había cerrado con toda posible precaución. Colocando allí a los soldados, ellos, en realidad, lograron solamente tener asegurada mediante testigos irreprochables, la verdad de la predicación de los discípulos. Las mujeres, en su visita al atardecer anterior, y en la mañana cuando el ángel les habló, recibieron plena seguridad para su fe acerca del hecho de Su resurrección. Todo lo que es presentado aquí son los hechos. Las mujeres habían estado allí al atardecer. La intervención del ángel certificó a los soldados el verdadero carácter de Su abandono de la tumba; y la visita de las mujeres en la mañana estableció el hecho de Su resurrección como un objeto de fe para ellas mismas. Ellas van y lo anuncian a los discípulos, quienes, lejos de haber hecho aquello que los judíos les imputaban, ni siquiera creían las afirmaciones de las mujeres. Jesús mismo aparece a las mujeres que volvían del sepulcro, habiendo creído las palabras del ángel.
La Comisión De Los Discípulos
Como ya he dicho, Jesús se relaciona con Su obra anterior entre los pobres del rebaño, lejos de la sede de la tradición judía, y del templo, y de todo aquello que vinculaba al pueblo con Dios según el antiguo pacto. Él ordena a los discípulos que le fueran a encontrar allí, y ellos le hallan allí, y le reconocen; y es allí, en esta escena anterior de los trabajos de Cristo, según Isaías 8 y 9, donde reciben su comisión de parte de Él. De ahí que en este Evangelio no tenemos, en absoluto, la ascensión de Cristo, sino que tenemos que toda potestad le es dada a Él en el cielo y en la tierra, y conforme a ello, la comisión dada a Sus discípulos alcanza a todas las naciones (Gentiles). A ellos debían proclamar Sus derechos, y hacerlos discípulos.
Un Salvador Resucitado, Poderoso; La Revelación Y La Confesión Del Padre, El Hijo Y El Espíritu Santo Como El Nombre Santo Para Todas Las Naciones
No obstante, no era solamente el nombre del Señor, ni en relación con Su trono en Jerusalén. Al ser Señor del cielo y de la tierra, Sus discípulos tenían que anunciarle por todas las naciones fundamentando su doctrina sobre la confesión del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Tenían que enseñar, no la ley, sino los preceptos de Jesús. Él estaría con ellos, con los discípulos que así le confesaran, hasta el fin del mundo. Es esto lo que relaciona todo lo que será consumado hasta que Cristo se siente sobre el gran trono blanco, con el testimonio que Él mismo rindió en la tierra en medio de Israel. Es el testimonio del reino, y de su Cabeza, una vez rechazada por un pueblo que no le conoció. Vincula el testimonio a las naciones con un remanente en Israel que reconoce a Jesús como el Mesías, pero ahora resucitado de entre los muertos, como Él había dicho, pero no a Cristo conocido como ascendido a las alturas. Ni tampoco presenta a Jesús solamente, ni a Jehová, como no siendo ya el sujeto del testimonio, sino como la revelación del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, como el nombre santo por medio del cual las naciones se relacionaban con Dios.
Marcos