El llamado al cielo y a la tierra a tomar parte en el gran Aleluya
El Salmo 148 llama primero al cielo, y a todos en él, a tomar parte en el gran Aleluya, y alabar a Jehová que los había creado y sostenido en su lugar; y luego en la tierra, con todo en ella, para unirnos en alabanza a Aquel cuyo nombre solo es excelente, y Su gloria sobre la tierra y el cielo, pero que exalta el cuerno de Su pueblo, la alabanza de Sus santos (los piadosos que hemos visto en todas partes, pero que ahora son completamente Israel), un pueblo cercano a Él. El gran Creador a quien el cielo y la tierra deben alabar es el Dios de Israel, e Israel Su pueblo.