Juan 15

John 15
 
La introducción.
El gran fin del discurso en el capítulo 13 es poner a los creyentes en relaciones correctas con Cristo y entre sí, para que puedan disfrutar de la comunión con, o “separarse de”, Cristo, en el nuevo lugar que Él ha tomado, como Hombre, en la casa del Padre. En el discurso que sigue, (capítulo 16), se nos permite contemplar a los creyentes en el disfrute de esta comunión con las Personas Divinas, con Cristo en la casa del Padre; con el Padre revelado en el Hijo; y con el Espíritu Santo enviado del Padre.
Estos dos discursos están divididos de los que siguen las palabras del Señor: “Levántate, vayamos de aquí” (14:31). Con estas palabras el Señor pasa, con sus discípulos, del aposento alto al mundo exterior. Los discursos que siguen llevan un carácter acorde con el lugar de su expresión; porque ahora los discípulos son vistos como en el mundo del cual Cristo ha sido rechazado, dando fruto al Padre y dando testimonio de Cristo. Se ha dicho verdaderamente: “En el primero, la nota clave es el consuelo en vista de la partida; En este último, es la instrucción para el estado lo que seguirá. Allí, así como aquí, el Presidente instruye; aquí, así como allá, Él consuela”.
Las divisiones de este nuevo discurso son claras:
Primero, en los versículos 1 al 8, el tema es dar fruto para el Padre.
Segundo, en los versículos 9 al 17, tenemos una presentación de la compañía cristiana, el círculo del amor, en el que solo se puede encontrar fruto para el Padre.
Tercero, en los versículos 18 al 25, pasa ante nosotros el mundo sin Cristo, el círculo de odio, por el cual la compañía cristiana está rodeada.
Cuarto, en los versículos 26, 27, el Consolador, el Espíritu Santo, es traído ante nosotros, testificando del Señor en gloria y capacitando a los discípulos para dar testimonio de Cristo en la tierra.