En el siguiente 1 Samuel 3, sobre el cual no debemos pensar en decir muchas palabras ahora, Samuel es presentado y mostrado como marcado para un lugar muy serio como el heraldo del cambio en progreso. Él iba a ser el eslabón intermedio en la preparación del camino. Si el rey venía, hay un precursor. Antes del advenimiento del Mesías, Juan el Bautista preparó el camino. Así que en este libro Samuel está en una relación similar con el rey. En estos días “la palabra de Jehová era preciosa”. No había una visión abierta. “Los ojos de Eli estaban encerrados, y podía ver alborotados”, ¡en más de un sentido, qué cierto! “Antes de que la lámpara de Dios se apagara en el templo de Jehová donde estaba el arca de Dios, Samuel fue puesto a dormir. Y Jehová llamó a Samuel”. Lo llamó una y otra vez, para que Elí instruyera al joven cuya voz era, percibiendo que era Jehová. Y luego viene la terrible sentencia que ese niño fue hecho escuchar, y que seguramente fue ejecutada en una fecha no lejana.