Las Trompetas
(Apocalipsis 8)
La apertura del séptimo sello está seguida de silencio en el cielo durante media hora. Hay algo intensamente solemne en el pensamiento de que todo el cielo quede acallado bajo la sensación de maravilla de los acontecimientos que están a punto de suceder sobre la tierra.
Durante largas eras el mal ha ido en aumento, Cristo ha sido deshonrado, Dios ha sido desafiado y Su pueblo perseguido. En la presencia de este mal siempre creciente no ha habido ninguna intervención pública de Dios. Pero si Dios se ha mantenido callado, no era porque fuese indiferente; por fin estaba Dios a punto de intervenir, y el silencio de los siglos va a ser quebrado por las trompetas de Dios que anuncian Sus juicios.
Los juicios bajo los primeros sellos habían sido de carácter providencial. Sin embargo, eran similares a visitaciones que habían caído sobre los hombres en diferentes ocasiones, como guerras, hambre y peste. En los juicios que se anuncian proféticamente con la apertura del séptimo sello vemos una intervención más directa y manifiesta de Dios. El son de la trompeta simbolizaría el hecho de que Dios está anunciando directamente que Sus juicios están a punto de caer sobre el hombre.
(V. 2) Juan ve siete ángeles en pie ante Dios, a los que se les dieron siete trompetas. Parecería así que el último sello abraza todo el período de los juicios bajo las siete trompetas, y que por ello nos lleva al momento bajo las siete trompetas cuando los reinos de este mundo devienen los reinos de nuestro Señor y de Su Cristo (11:15-18).
(Vv. 36) Antes que comiencen estos juicios, se nos permite ver que Dios ha oído las oraciones de Su pueblo, y que recibirán respuesta en estos juicios. Hoy, cuando Dios está actuando en gracia soberana, los que tienen la mente del cielo oran por la salvación de los pecadores, y sus oraciones reciben respuesta con bendición dada a almas. En los días venideros en que Dios esté actuando con juicio, los que tengan Su mente emplearán con justicia los Salmos imprecatorios, porque, en común con los santos terrenales de los tiempos del Antiguo Testamento, llegarán a sus bendiciones por medio del juicio sobre sus enemigos. En contraste a estos creyentes, los santos celestiales de nuestro tiempo alcanzarán su bendición final siendo arrebatados fuera de la escena de juicio por medio de la venida de Cristo.
Las oraciones de estos santos son presentadas a Dios por el ángel ante el altar con el incensario de oro, el cual añade incienso a las oraciones. ¿No representa acaso este ángel al mismo Cristo, que, como Gran Sumo Sacerdote, intercede por Su pueblo? Se dice que Su incienso es ofrecido con «las oraciones de todos los santos». ¿No podría esto indicar que en estos juicios vemos la respuesta a las oraciones de todos los santos de los días del Antiguo Testamento, así como de los de la gran tribulación?
El incienso que asciende a Dios tiene una respuesta inmediata en hacer caer el juicio sobre los hombres, porque el ángel que ofrece el incienso a Dios en favor de los santos echa fuego sobre la tierra, con el resultado de que aparecen todas las señales del juicio que se avecina, y los siete ángeles que tenían las siete trompetas se prepararon para tocarlas.
(V. 7) El juicio bajo el primer ángel va acompañado de granizo y fuego mezclados con sangre. «Granizo» puede simbolizar un juicio violento y destructivo; «fuego», el carácter devorador del juicio; y «sangre», la muerte que sigue por medio del juicio.
Este juicio cae sobre la tierra. probablemente usada como símbolo para establecer una porción ordenada y próspera del mundo en contraste con las naciones incivilizadas presentadas bajo el símbolo del mar. La «tercera parte» en este y los tres siguientes juicios de las trompetas limitarían el juicio a una zona restringida. Por el capítulo 12:4 esto parecería indicar la esfera del Imperio Romano avivado. Puede que la zona occidental del Imperio Romano, en contraste con la sexta trompeta, que está relacionada con el Éufrates o porción oriental, mientras que la séptima trompeta nos habla de un juicio universal.
Este juicio cae sobre los árboles y la hierba verde. A menudo en la Escritura se emplean los árboles como símbolo para denotar a grandes hombres de la tierra, mientras que la hierba verde se refiere a la prosperidad. Así, parece que este juicio de la primera trompeta cae sobre Europa, o la zona occidental del Imperio Romano, tratando en juicio con los guías y barriendo toda prosperidad.
(Vv. 89) En el juicio de la segunda trompeta, Juan vio que «algo como una gran montaña ardiendo en llamas fue precipitado en el mar». En la Escritura sabemos que una montaña se emplea para simbolizar un poder grande y largamente establecido. Así, Babilonia es designada como «monte destructor», y el Señor dice: «te haré rodar de las peñas, y te reduciré a monte quemado» (Jer 51:2525Behold, I am against thee, O destroying mountain, saith the Lord, which destroyest all the earth: and I will stretch out mine hand upon thee, and roll thee down from the rocks, and will make thee a burnt mountain. (Jeremiah 51:25)). El mar, con su continuado movimiento, se emplea frecuentemente para denotar a las naciones en estado de agitación (véase capítulo 17:15).
Esta trompeta parecería así predecir la abrumadora destrucción de un gran poder mundial, que en su caída traerá ruina y muerte sobre una tercera parte de las naciones, al quedar destruido su medio de subsistencia por la interrupción del comercio que resulta de la destrucción de las naves.
(Vv. 10-11) El juicio que sigue al toque de la tercera trompeta es simbolizado por la caída de una gran estrella sobre la tercera parte de los ríos. ¿Acaso una gran estrella no simboliza algún destacado líder al que los hombres han considerado como su conductor? ¿Podrían los ríos simbolizar las fuentes del pensamiento intelectual por el que los hombres intentan guiar sus vidas? La caída de una gran estrella ardiendo parecería indicara que en el juicio de Dios se permite a algún conductor intelectual dar falsas enseñanzas, como, por ejemplo, la evolución, que envenena las mentes de los hombres, causando amargura y muerte moral, o separación de Dios, sobre una tercera parte de la tierra.
(V. 12) El juicio de la cuarta trompeta se expone bajo la figura del oscurecimiento de una tercera parte del sol, de la luna y de las estrellas. El sol, la luna y las estrellas se emplean en la Escritura para establecer diferentes grados de autoridades gubernamentales ordenados por Dios. ¿No sugieren estos símbolos que una tercera parte de los poderes políticos serán azotados, dejando a las personas en tinieblas y confusión en todos los caminos de la vida?
(V. 13) Los tres últimos juicios de las trompetas se distinguen de los primeros cuatro por el anuncio del ángel que vuela por en medio del cielo, diciendo a gran voz: «¡Ay, ay, ay de los que moran en la tierra, a causa de los restantes toques de trompeta que están para tocar los tres ángeles!»
Se observará que los cuatro primeros juicios de las trompetas tenían que ver más especialmente con las circunstancias de la vida, simbolizadas por los árboles, los ríos, el sol, la luna y las estrellas. Los últimos tres juicios de trompetas son más severos y terribles en su carácter, por cuanto, como veremos, caen sobre los hombres y no tanto en sus circunstancias. Traen el mal sobre aquella clase especial de personas designadas como los que moran en la tierra—aquellos que como Caín huyen de la presencia del Señor e intentan edificar un mundo sin Dios.