Los Ayes
(Apocalipsis 9)
(Vv. 1-11) Ya hemos aprendido que en los tiempos de estos juicios Dios sellará como suyos a un gran número de Israel, que serán preservados para el reinado de Cristo. Podemos concluir con toda certidumbre, en base del hecho de que el quinto juicio de trompeta, o primer mal, cae sobre «los hombres que no tienen el sello de Dios en sus frentes», que este juicio cae especialmente sobre la porción apóstata, o no sellada, de la nación de Israel.
Este terrible juicio parece ser un engaño satánico que entenebrece las mentes de los hombres. Se presenta como causado bajo el símbolo de una estrella caída a la tierra. ¿Podría esto designar algún líder intelectual en una posición subordinada al que se le permite engañar las mentes de los hombres con alguna enseñanza satánica?
Esta malvada enseñanza es expuesta bajo el símbolo de un enjambre de langostas que con un poder irresistible lo barren todo, dejando la ruina tras su rastro. Las langostas naturales destruirían la hierba y toda cosa verde, y dejarían desnudos los árboles. Pero la malvada influencia expuesta por estas langostas simbólicas no afectará a las circunstancias de la vida, ni siquiera los cuerpos de los hombres, sino que envenena las mentes de los hombres así como los escorpiones envenenan el cuerpo. Los hombres serán llevados a tal angustia mental que buscarán la muerte, pero no la hallarán. La muerte probablemente se emplea en este pasaje en un sentido moral, como expresión de separación de Dios. La misma gente que había sido llamada en el pasado a ser testigos del verdadero Dios intentará, bajo este engaño satánico en el que caerán, encontrar alivio para su mente buscando echar de sí todo conocimiento de Dios.
Se emplean notables figuras para exponer este terrible engaño. «Caballos preparados para la guerra» indica seguramente que vendrá con un irresistible poder; las «como coronas de oro» sugieren que este engaño parecerá tener una autoridad suprema; «sus caras ... como caras humanas» simbolizarían que mostrará un elevado carácter intelectual; el «cabello como cabello de mujer» puede sugerir que parecerá atractivo por su apariencia de mansedumbre y de sujeción a otros. Pero sea cual sea su atractivo para las mentes de los hombres, «sus dientes ... como de leones» implican que se aferrará a los hombres con un fanatismo feroz, mientras que las «corazas de hierro» pueden indicar que endurecerá los afectos y captará las mentes de los hombres con una increíble celeridad, como lo expone «el ruido de sus alas», asemejado a «el estruendo de muchos carros de caballos corriendo a la batalla». Este poderoso engaño afectará a los hombres por un período limitado, porque el poder para dañar durará sólo cinco meses. El líder de este terrible engaño será Satanás, el ángel del abismo.
Se ha sugerido que la estrella que cae del cielo designa al falso profeta, o Anticristo, que es descrito con mayor detalle en el capítulo 13:11-18. Sabemos que será un apóstata (Dn 11:37) y que estará energizado por Satanás, porque habla como un dragón, para engañar a los que moran en la tierra. ¿No podemos concluir por ello que los juicios quinto y sexto de las trompetas establecen el intenso engaño al que se refiere el apóstol Pablo en la Segunda Epístola a los Tesalonicenses 2:8-12?
(Vv. 12-19) Una voz desde el altar de oro delante de Dios llama al sexto ángel, o segundo juicio de ¡Ay! Esto vuelve a recordarnos que todos estos juicios son dirigidos desde el cielo, y que el mal en su plenitud está refrenado hasta que llegue el momento para el juicio.
Este juicio es muy similar al anterior; pero mientras que el primer Ay cayó sobre los no sellados en Israel, este segundo Ay cae, como se dice, sobre «la tercera parte de los hombres», expresión empleada en el capítulo 12:4 para designar la esfera del Imperio Romano, lo que abarcaría a la Cristiandad profesante.
La mención del Éufrates indicaría que este juicio procede del Oriente, porque este río es la barrera natural entre Oriente y Occidente. Parece así que cuando llegue el momento del juicio, esta barrera será eliminada y que alguna maligna influencia de Oriente se precipitará sobre la esfera de la Cristiandad profesante. El símbolo de un poderoso ejército de jinetes indicaría algún irresistible engaño del diablo. «El poder de los caballos está en su boca» puede indicar que este engaño será presentado con toda la persuasiva elocuencia del habla. Pero detrás del engaño está el poder de Satanás, simbolizado por sus colas como serpientes. El resultado es que la tercera parte de los hombres resultan muertos, lo que probablemente denota no una muerte física, sino que los hombres son llevados a toda la miseria de la apostasía, o muerte moral para con Dios. ¿No se han dado ya premoniciones de un engaño así barriendo la cristiandad desde Oriente con la historia de la invasión de Mahoma?
(Vv. 20-21) Aparentemente, habrá algunos que escaparán de este terrible engaño, pero tampoco así se arrepentirán, porque es evidente por el versículo final que lo mismo que en los días antes del diluvio, el mundo será entregado a la violencia y a la corrupción.