En la Biblia, hallamos dos maneras de estar listos para aquel momento:
2. «Porque yo», dice el apóstol Pablo, «ya estoy para ser ofrecido en sacrificio ... he peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe; de ahora en adelante me está reservada la corona de justicia, que me dará el Señor, el justo Juez, en aquel día; y no solo a mí, sino a todos los que aman Su aparecimiento» (2 Timoteo 4:6-86For I am now ready to be offered, and the time of my departure is at hand. 7I have fought a good fight, I have finished my course, I have kept the faith: 8Henceforth there is laid up for me a crown of righteousness, which the Lord, the righteous judge, shall give me at that day: and not to me only, but unto all them also that love his appearing. (2 Timothy 4:6‑8)).
En el segundo sentido, vemos que el apóstol estaba listo, no sólo por cuanto era salvo —cosa que sabía por muchos años ya—, sino porque su servicio y su testimonio habían sido tales que tenía la certidumbre de que recibiría la aprobación de su Maestro.
Aclaremos esto con un ejemplo. Supongamos, amado lector, que envías a tu hijo a una ciudad lejana donde debe llevar a cabo un asunto importante. Al partir, le entregas un billete (o «boleto») de ida y vuelta para el viaje; le das las instrucciones necesarias acerca del sitio adonde debe ir, lo que debe hacer; exhortándole, en fin, para que se aplique con diligencia a satisfacer tus deseos. Cuando llega a la ciudad aquella, tu hijo parece muy enérgico y lleno de buena voluntad. Pero, al cabo de algún tiempo, se une con unos antiguos camaradas; olvida tus recomendaciones y pierde su tiempo en callejear. De repente, sobresaltado, se da cuenta que no tiene ni un momento que perder si quiere alcanzar el último tren para volver a casa. Se precipita a la estación, llega precisamente cuando el convoy arranca del andén y, tras una breve carrera, el joven sube en marcha y viaja, sano y salvo, hacia su hogar ... Pero cabe preguntarnos, ¿estaba listo para volver? En cuanto a lo que podía exigir la compañía ferroviaria, sí; porque tenía su billete y ningún empleado podía discutir de la validez del mismo, ni de su derecho a viajar. Mas; ¿de qué modo obtuvo el billete? ¿por algún esfuerzo suyo? ¿por lo que negoció, o ganó en aquella ciudad? Únicamente por cuanto tú se lo compraste, y se lo entregaste. ¿Y en cuanto a tu encargo, tus negocios? ¡Perdió cualquier derecho a tu aprobación por estos! No le podrás decir a tu hijo: «está bien, me has servido fielmente». Sin embargo, en cuanto regrese tendrá —como hijo— su sitio con los demás miembros de la familia en la mesa.
Ahora bien, cada creyente tiene, por la fe en la obra cumplida del Salvador —muerto por nuestros delitos y pecados, resucitado para nuestra justificación, y glorificado en el cielo— lo que corresponde al «billete» de nuestro ejemplo; es decir, la irrecusable prueba de que su viaje al cielo está enteramente pagado. Pero, si bien la Escritura nos asegura que «en Él —Cristo— es justificado todo aquel que cree» (Hechos 13:1919And when he had destroyed seven nations in the land of Chanaan, he divided their land to them by lot. (Acts 13:19)), y que «a los que justificó, también los glorificó» (Romanos 8:3030Moreover whom he did predestinate, them he also called: and whom he called, them he also justified: and whom he justified, them he also glorified. (Romans 8:30)); sin embargo, no todos los creyentes recibirán igual premio: «cada cual recibirá su propio galardón, conforme a su mismo trabajo» (1 Corintios 3:88Now he that planteth and he that watereth are one: and every man shall receive his own reward according to his own labor. (1 Corinthians 3:8)). El Señor tendrá estas dos cosas en cuenta: la cantidad de trabajo que habremos realizado, como también su calidad, según estas medidas: «Y aconteció que a Su regreso ... mandó llamar a sí a aquellos siervos, a quienes había dado el dinero, para saber lo que había negociado cada uno» (Lucas 19:1515And it came to pass, that when he was returned, having received the kingdom, then he commanded these servants to be called unto him, to whom he had given the money, that he might know how much every man had gained by trading. (Luke 19:15)). Lo que se averigua aquí es la cantidad de trabajo realizado. Asimismo la calidad de nuestra obra será manifestada: «la obra de cada cual será puesta de manifiesto; porque el Día la declarará, pues que en fuego es revelado; y el fuego mismo (imagen del juicio) probará la obra de cada cual ... Si la obra que alguno ha edificado sobre él resistiere, recibirá galardón: si la obra de alguno fuere consumida, él llevará el daño (o pérdida del galardón); pero él mismo será salvado ... » (1 Corintios 3:13-1513Every man's work shall be made manifest: for the day shall declare it, because it shall be revealed by fire; and the fire shall try every man's work of what sort it is. 14If any man's work abide which he hath built thereupon, he shall receive a reward. 15If any man's work shall be burned, he shall suffer loss: but he himself shall be saved; yet so as by fire. (1 Corinthians 3:13‑15)).
Quiera Dios, cristiano lector, que —además del privilegio de entrar con el Señor Jesucristo a las bodas, ocupando el lugar que nos tiene reservado— tanto tu suerte como la mía sea la de ser vigilantes, trabajando para Él, enterándonos de Sus deseos, tomando a pecho Sus intereses, constreñidos por el poder de Su inmutable amor, HASTA QUE ÉL VENGA. Acordémonos que, si queremos llevar nuestra cruz, y seguirle con un corazón verdaderamente consagrado, debemos hacerlo ahora.
Hemos llegado a esos «tiempos peligrosos» en que los hombres son «amadores de los placeres, más bien que de Dios; teniendo la forma de la piedad, mas negando el poder de ella»; tiempos en los cuales «los hombres malos y los impostores irán de mal en peor, engañando, y siendo ellos mismos engañados» (2 Timoteo 3:1-9,131This know also, that in the last days perilous times shall come. 2For men shall be lovers of their own selves, covetous, boasters, proud, blasphemers, disobedient to parents, unthankful, unholy, 3Without natural affection, trucebreakers, false accusers, incontinent, fierce, despisers of those that are good, 4Traitors, heady, highminded, lovers of pleasures more than lovers of God; 5Having a form of godliness, but denying the power thereof: from such turn away. 6For of this sort are they which creep into houses, and lead captive silly women laden with sins, led away with divers lusts, 7Ever learning, and never able to come to the knowledge of the truth. 8Now as Jannes and Jambres withstood Moses, so do these also resist the truth: men of corrupt minds, reprobate concerning the faith. 9But they shall proceed no further: for their folly shall be manifest unto all men, as theirs also was. (2 Timothy 3:1‑9)
13But evil men and seducers shall wax worse and worse, deceiving, and being deceived. (2 Timothy 3:13)). ¡Qué solemne contradicción con el error común según el cual el mundo entero se convertirá antes de la vuelta o retorno de Cristo! Estamos en una época de ruidosas actividades religiosas, pero de escasa vida que mane realmente de Dios; época en que el espíritu de iniquidad va afirmándose cada vez más en el mundo, mientras que en la Iglesia en general, se nota una creciente elasticidad de principios y falta de fidelidad a Cristo. A pesar de todo, tenemos y seguiremos teniendo «a Dios y a la Palabra de Su gracia, la cual es poderosa para edificar, y para dar herencia entre todas las santificados» (Hechos 20:3232And now, brethren, I commend you to God, and to the word of his grace, which is able to build you up, and to give you an inheritance among all them which are sanctified. (Acts 20:32)). O sea, la Palabra de Dios para guiar nuestro pasos, y Su gracia para sostenernos en la senda que nos va trazando.
No nos dejemos engañar por las apariencias, ni nos desanimemos si en el camino de la obediencia a Cristo no hallamos lo que —a vista humana— pudiera asemejarse al éxito. Ciertamente «el obedecer es mejor que los sacrificios»; y ojalá haga mella en nuestros corazones aquella exhortación de nuestro amado Maestro: «Estén ceñidos vuestros lomos, y vuestras lámparas encendidas; y sed vosotros mismos como hombres que aguardan a su señor, cuando haya de volver de las bodas; a fin de que cuando venga y llame, le abran al instante. ¡Bienaventurados aquellos siervos, a los cuales su señor, cuando viniere, los hallare velando! en verdad os digo, que él mismo se ceñirá, y haciendo que ellos se sienten a la mesa, se llegará y les servirá» (Lucas 12:35-3735Let your loins be girded about, and your lights burning; 36And ye yourselves like unto men that wait for their lord, when he will return from the wedding; that when he cometh and knocketh, they may open unto him immediately. 37Blessed are those servants, whom the lord when he cometh shall find watching: verily I say unto you, that he shall gird himself, and make them to sit down to meat, and will come forth and serve them. (Luke 12:35‑37)).
Y si estas páginas llegaren hasta ti, lector, cuyo corazón no ha sido regenerado (aunque tal vez hayas sido bautizado, y lleves incluso el nombre de «cristiano»), quisiera llamar tu atención sobre el hecho que la venida del Señor será repentina, y que serás dejado atrás, si Él te halla «sin aceite en tu vaso». Detente, y considera —siquiera por un instante— lo que te reserva el futuro cada vez más cercano. ¡Medita cuán velozmente te arrastran las alas del tiempo hacia la eternidad! ¡Y qué eternidad! Ser dejado sobre esta tierra —futuro escenario de los juicios divinos— mientras que los salvados (tal vez tus amigos y parientes) han sido arrebatados al cielo. Y eso por haber cerrado el oído a la última advertencia que te había sido dirigida por el Espíritu Santo, escuchando con un corazón incrédulo la postrer oferta de la gracia de Dios, ¡cuán triste y solemne no será esto! Pero no menos solemne será el hecho que tu cuerpo quedará en la tumba fría y lóbrega durante el milenio de felicidad, cuando la tierra estará llena de la gloria de Dios, y el Príncipe de Paz extenderá Su señorío de mar a mar, y desde el río hasta los fines de la tierra (véase Salmo 72:1919And blessed be his glorious name for ever: and let the whole earth be filled with his glory; Amen, and Amen. (Psalm 72:19) y Zacarías 9:1010And I will cut off the chariot from Ephraim, and the horse from Jerusalem, and the battle bow shall be cut off: and he shall speak peace unto the heathen: and his dominion shall be from sea even to sea, and from the river even to the ends of the earth. (Zechariah 9:10)).
No disfrutar de estas bendiciones será, ciertamente, una pérdida cuantiosa. Luego, tendrás que encararte aún con la ETERNIDAD; ¡no lo olvides! Serás resucitado de los muertos por la poderosa voz del Hijo de Dios (Juan 5:25,2925Verily, verily, I say unto you, The hour is coming, and now is, when the dead shall hear the voice of the Son of God: and they that hear shall live. (John 5:25)
29And shall come forth; they that have done good, unto the resurrection of life; and they that have done evil, unto the resurrection of damnation. (John 5:29)), para ser juzgado delante del gran trono blanco. Allí deberás responder de cada acto que hayas cometido a lo largo de tu vida, de cualquier palabra torpe que hayas pronunciado, y hasta de cualquier pensamiento malo o impuro en los que te habrás recreado durante cuarenta, sesenta, u ochenta años: «la paga del pecado es muerte», y como es cierto que Dios no puede mentir, tu suerte será fijada en el lago ardiendo de azufre y fuego. No trates, pues, este asunto a la ligera. Ahora, la puerta de la gracia está abierta; Jesús te convida todavía; los Suyos no han sido arrebatados aún, pero te advierto del peligro, y te ruego acudas al Refugio mientras haya tiempo.
Jesucristo puede venir aún antes de que termines la lectura de estas páginas. Presta atención, deja de huir de Dios y vuélvete hacia Él, arrodíllate a las plantas puras del único Salvador —del único Mediador entre Dios y los hombres— y confiésale todos tus pecados. Luego, Él te dará la bienvenida, te bendecirá y te salvará, y Su paz inundará tu corazón. ¡Bendito sea para siempre tan poderoso Salvador!