Dispensaciones y Siglos

Table of Contents

1. Dispensaciones
2. Siglos
3. Contraportada

Dispensaciones

Todos los cristianos necesitan tener un entendimiento básico de la verdad dispensacional. Sin ella, estaremos a la deriva en el mar de la mala doctrina que prevalece en la profesión cristiana. Las repercusiones de no ver la distinción entre el trato de Dios con Israel y el trato de Dios con la Iglesia en vista del venidero reino milenario de Cristo, conducen a todo tipo de errores, desde una escatología (eventos futuros) defectuosa, hasta una eclesiología (doctrina de la Iglesia y su práctica) defectuosa. También afectará nuestros objetivos en la vida práctica y en nuestro servicio.
¿Qué es una Dispensación?
La palabra “dispensación” significa “la administración de una casa”, “la dirección de un hogar”, o “la ley de una casa”. En el sentido que se usa en las Escrituras, una dispensación es un trato público con los hombres, ordenado por Dios, en la administración de Sus caminos en Su casa durante varios siglos.
Tres Dispensaciones Principales
Hay tres dispensaciones principales en los caminos de Dios (Ver el Concise Bible Dictionary [Diccionario Bíblico Conciso], págs. 216-217). Puede que algunos vean más de tres dispensaciones, pero todos están de acuerdo en que estas son las principales, en las cuales radica la controversia de la enseñanza dispensacional. Por lo tanto, es de suma importancia entender los caminos de Dios en relación con estas tres dispensaciones.
Dado que la casa de Dios en la tierra no fue establecida en ningún sentido real hasta que Él asumió formalmente las relaciones con Israel en base a la redención, con la construcción del tabernáculo donde Él podría encontrarse con ellos (Éxodo 25-40), comenzaremos con la Dispensación de la Ley. (Antes de eso, los hombres andaban con Dios como individuos, pero no había un sistema público ordenado por Dios tratando con los hombres colectivamente en relación con Su casa).
La Dispensación de la Ley
La Dispensación de la Ley era un trato ordenado de Dios con los hombres (la nación de Israel) según el cual las obligaciones y los requisitos de la Ley debían ser cumplidos por el pueblo para que éste pudiera andar en comunión con Dios. Esta administración pasó por tres fases:
Unos 400 años desde la promulgación de la Ley en el monte Sinaí, hasta el final de la era de los Jueces (Éxodo 19 y 20; Romanos 9:4; Hechos 13:19-20).
Unos 500 años de reinado (desde Saúl hasta el cautiverio en Babilonia).
Unos 600 años de testimonio profético durante los Tiempos de los Gentiles (desde el cautiverio hasta Juan el Bautista) (Lucas 16:16).
La Segunda Dispensación
La segunda dispensación es la actual Dispensación del Misterio. Esta es una administración para el gobierno de un pueblo celestial, salvado y sellado con el Espíritu Santo —la Iglesia. El apóstol Pablo fue comisionado para “aclarar á todos cuál sea la dispensación del misterio” (Efesios 3:9). Por lo tanto, debía enseñar aquellas cosas que sucedían en el Misterio que estaba “escondido desde los siglos” —que es la verdad de Cristo y la Iglesia (Efesios 3:9; 5:32). El ministerio de la gracia comenzó con el ministerio de nuestro Señor Jesucristo (Juan 1:17), pero cuando su pueblo terrenal lo rechazó, Dios reveló la presente dispensación del Misterio en el llamado celestial de la Iglesia, con la venida del Espíritu Santo en Pentecostés (Hechos 2:1-4; 11:15). Los creyentes de hoy están siendo llamados de entre los judíos y los gentiles para ser parte de un nuevo objeto celestial —la Iglesia de Dios, el cuerpo y la esposa de Cristo (Hechos 15:14; 26:17). El encargo del verdadero ministerio cristiano es “promover la dispensación de Dios” (1 Timoteo 1:4 – traducción J. N. Darby), ayudando a los santos a entender su llamado celestial en Cristo y a vivir sus vidas de acuerdo con la administración de Su casa. La Iglesia no es una dispensación, sino que está gobernada por una dispensación (o ley de la casa de Dios) en cuanto a la verdad revelada en el Misterio.
La Tercera Dispensación
La tercera dispensación está aún por venir —“la dispensación del cumplimiento de los tiempos” (Efesios 1:10). Este será un orden especial de Dios con los hombres durante el reinado público de Cristo en el Milenio. El remanente restaurado de Israel y las naciones gentiles disfrutarán de una porción terrenal de bendición bajo la administración de Cristo y la Iglesia, quienes reinarán sobre el universo desde los cielos (Salmo 103:19; Apocalipsis 21:10).
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~
Podemos ver en estas dispensaciones (o administraciones) de la casa de Dios que hay una gran diferencia entre la Dispensación del Misterio y las otras dos dispensaciones que suceden antes y después de ésta. La Dispensación de la Ley y la Dispensación del Cumplimiento de los Tiempos son administraciones que tienen que ver con un pueblo terrenal, mientras que la Dispensación del Misterio, intercalada entre las otras dos, es una administración que involucra a un pueblo celestial. Tal vez podríamos compararla con una galleta Oreo. Las dos dispensaciones exteriores (como las dos galletas de chocolate de la galleta Oreo) son administraciones relacionadas con la tierra, pero la dispensación de en medio (como el glaseado blanco en el centro de la galleta) pertenece a las personas celestiales. Mientras más estudiemos estas dispensaciones, más veremos lo diferentes que son.
La Dispensación del Misterio es un llamado celestial interpuesto que tiene que ver con la Iglesia. Actualmente, el trato de Dios con la nación de Israel ha sido suspendido, y Él está llamando a aquellos que componen la Iglesia por medio del evangelio de su gracia. Después, Él reanudará su trato con Israel y traerá a un remanente de las 12 tribus para bendición; y, sujetas a ellas, las naciones gentiles también serán bendecidas en el reino milenario de Cristo. Por lo tanto, ha habido un cambio en los caminos dispensacionales de Dios, de Ley a Gracia, administrada en el Misterio, y luego habrá otro cambio desde la administración del Misterio a la administración del reino milenario.
Aprendemos de esto que Dios se ha propuesto tener no sólo a un pueblo en la tierra bendecido junto con Cristo, en aquel día venidero de la gloria del reino, sino que también se ha propuesto tener a un pueblo en el cielo
Primera Gráfica

Siglos

Algunas veces, los siglos son confundidos con las dispensaciones, pero son diferentes. Un siglo es una época o período de tiempo que ya ha tomado, o está tomando, o que tomará su curso en la tierra. Tales períodos son llamados “los tiempos de los siglos” (2 Timoteo 1:9; Tito 1:2). Una dispensación, como ya hemos señalado, es un orden público de Dios con los hombres para la administración de sus caminos, en lo que respecta a ciertos requisitos morales y espirituales de aquellos que pertenecen a Su casa. Estas administraciones pueden cambiar durante un siglo, pero no son un siglo. Algunos han mezclado los siglos con las dispensaciones y las han convertido en lo mismo. Por ejemplo, el diccionario de la Biblia de Unger dice: “una dispensación es una época de tiempo durante la cual el hombre es probado”. El esquema de las “Siete Dispensaciones” de C. I. Scofield es otro ejemplo de esta mezcla. Sin embargo, la Escritura distingue estas dos cosas, como ya hemos señalado.
El Señor habló de dos siglos en particular en su ministerio: “este siglo” y “el [siglo] venidero” (Mateo 12:32). “Este siglo” es la edad mosaica, que comenzó en el monte Sinaí y estaba en curso durante la primera venida del Señor. Cuando Él fue rechazado y echado fuera de este mundo, este siglo llegó a ser el “presente siglo malo”, en que los “príncipes de este siglo” cometieron el mayor pecado de crucificar al Señor de gloria (Gálatas 1:4; 1 Corintios 2:6, 8).
Algunos han pensado que el presente llamado de Dios por medio del evangelio ha suspendido temporalmente la era mosaica, y que no se reanudara hasta algún día futuro. Pero esto no es cierto; la era mosaica sigue su curso en la tierra hoy en día. La llegada del Espíritu Santo y la introducción del cristianismo no le puso fin. Tampoco comenzó una nueva era; la era que estaba en progreso cuando el Señor estaba aquí, está todavía en progreso ahora. Sin embargo, aunque la era mosaica no está suspendida, la conexión de Dios con Israel como nación está suspendida temporalmente. Los que creen en el evangelio son llamados a salir (separarse) de los judíos y los gentiles para formar parte de la Iglesia; son liberados de este “presente siglo malo”, y ya no son parte de tal siglo, en lo que respecta a su posición (Gálatas 1:4). La Iglesia, por lo tanto, no tiene
ninguna conexión con la tierra ni con los períodos de tiempo. Por lo tanto, referirse al período de tiempo actual como “la era de la Iglesia” no es doctrinalmente correcto.
La Iglesia está en la tierra en este momento como un peregrino en su camino hacia su hogar celestial; su vocación, carácter y destino son celestiales (2 Corintios 5:1; Efesios 1:3; 2:6; 6:12; Filipenses 3:20; Colosenses 1:5; Hebreos 3:1; 11:16; 12:22; 13:14; 1 Pedro 1:4). Puesto que la Iglesia está todavía en la tierra pasando por “este siglo” marcado por el mal, las exhortaciones del apóstol son para que nos mantengamos separados del carácter de este siglo malo y sus caminos. Debemos vivir “en este siglo templada, y justa, y píamente” (Tito 2:12). Los creyentes debemos rechazar la sabiduría de este siglo, porque “Dios ha enloquecido la sabiduría del mundo” (1 Corintios 1:20). Además, se les advierte a aquellos cristianos que son los “ricos de este siglo” (materialmente) que no “pongan la esperanza en la incertidumbre de las riquezas” (1 Timoteo 6:17). Deben repartir sus posesiones, de este modo “atesorando para sí buen fundamento para lo por venir” (1 Timoteo 6:18-19). Es triste informar que algunos cristianos de hoy en día se están alejando de su firmeza, “amando este siglo”, y como resultado, se están acomodando a este mundo. Demas es un ejemplo de esto (2 Timoteo 4:10).
Sabemos por las Escrituras proféticas que a este siglo actual le quedan por lo menos 7 años más, que seguirán su curso después de que la Iglesia sea llevada al cielo. Estos 7 años se cumplirán en la septuagésima semana de Daniel (Daniel 9:27). Actualmente, este siglo está bajo el control de Satanás, que es su dios y príncipe (2 Corintios 4:4; Efesios 2:2), y va a ser juzgado. Este siglo terminará con la aparición de Cristo en lo que se llama “el cumplimiento del siglo” (Mateo 13:39-40, 49; 24:3; 28:20 – traducción J. N. Darby). En ese tiempo, el Señor introducirá el siglo “venidero”, que es el Milenio (Mateo 12:32; Marcos 10:30; Efesios 1:21; Hebreos 2:5; 6:5). Cuando el Milenio haya concluido su curso de 1000 años, el Estado Eterno será introducido. Las Escrituras lo llaman “los siglos de los siglos” (Gálatas 1:5; Efesios 2:7; 3:21; 1 Timoteo 1:17; 1 Pedro 5:11; Apocalipsis 5:13; 22:5). En realidad, no son realmente siglos, porque los siglos tienen que ver con el tiempo, y no existe el tiempo en la eternidad.
En resumen, un “siglo” es un período de tiempo, y una “dispensación” es un orden moral y espiritual de Dios durante un período de tiempo, en relación con alguna revelación específica de la verdad que Él ha dado a los de Su casa. De acuerdo con esto, J. N. Darby dijo que una persona está “en” un siglo, pero “sujeto” a una dispensación (Collected Writings, volumen 10, pág. 12).
Segunda Gráfica

Contraportada

Dispensaciones
Todos los cristianos necesitan tener un entendimiento básico de la verdad dispensacional. Sin ella, estaremos a la deriva en el mar de la mala doctrina que prevalece en la profesión cristiana. Las repercusiones de no ver la distinción entre el trato de Dios con Israel y el trato de Dios con la Iglesia en vista del venidero reino milenario de Cristo, conducen a todo tipo de errores, desde una escatología (eventos futuros) defectuosa, hasta una eclesiología (doctrina de la Iglesia y su práctica) defectuosa. También afectará nuestros objetivos en la vida práctica y en nuestro servicio.
Siglos
Algunas veces, los siglos son confundidos con las dispensaciones, pero son diferentes. Un siglo es una época o período de tiempo que ya ha tomado, o está tomando, o que tomará su curso en la tierra. Tales períodos son llamados “los tiempos de los siglos” (2 Timoteo 1:9; Tito 1:2). Una dispensación, como ya hemos señalado, es un orden público de Dios con los hombres para la administración de sus caminos, en lo que respecta a ciertos requisitos morales y espirituales de aquellos que pertenecen a Su casa. Estas administraciones pueden cambiar durante un siglo, pero no son un siglo. Algunos han mezclado los siglos con las dispensaciones y las han convertido en lo mismo. Por ejemplo, el diccionario de la Biblia de Unger dice: “una dispensación es una época de tiempo durante la cual el hombre es probado”. El esquema de las “Siete Dispensaciones” de C. I. Scofield es otro ejemplo de esta mezcla. Sin embargo, la Escritura distingue estas dos cosas, como ya hemos señalado.