En los capítulos 3–4 se nos enseña que el creyente es justificado sin la ley, y que mezclar la ley con los principios de la gracia es perjudicial para la vida cristiana en un sentido práctico. Ahora, en los capítulos 5-6, el apóstol exhorta a los gálatas a llevar una conducta cristiana correcta con respecto a estas verdades.
Siete exhortaciones
En esta última sección de la epístola hay siete diferentes exhortaciones a vivir una vida cristiana normal. En ellas se resume la vida práctica de un creyente que anda en la gracia. Estas exhortaciones van acompañadas de explicaciones y razones de por qué deben atender a ellas. Esta es una de las muchas bellezas del cristianismo; no sólo se nos exhorta a una vida cristiana correcta, sino que se nos dice por qué. Este no era el caso en el judaísmo; a los hijos de Israel se les decía que hicieran lo que Moisés les ordenaba, sin explicación alguna. Incluso Moisés a menudo no sabía por qué el Señor quería que hicieran esas cosas. Pero esto no es así en el cristianismo; tenemos un “racional culto” (Romanos 12:11I beseech you therefore, brethren, by the mercies of God, that ye present your bodies a living sacrifice, holy, acceptable unto God, which is your reasonable service. (Romans 12:1)). Hacemos con entendimiento las cosas que Dios nos ha pedido que hagamos.
1) Estar firmes en la libertad cristiana: Capítulo 5:1-15
El capítulo 4 terminó con lo que el creyente es por la gracia de Dios: “Libre”. Esto sirve como una transición a lo que sigue en estas exhortaciones. Pablo comienza con: “Estad, pues, firmes en la libertad con que Cristo nos hizo libres, y no volváis otra vez á ser presos en el yugo de servidumbre”. Esta es una exhortación a la firmeza en nuestra postura y creencia respecto a “la fe que ha sido una vez dada a los santos” (Judas 33Beloved, when I gave all diligence to write unto you of the common salvation, it was needful for me to write unto you, and exhort you that ye should earnestly contend for the faith which was once delivered unto the saints. (Jude 3)), y requiere una clara comprensión de la verdad que Pablo ha presentado en los capítulos 3–4. Es necesario que “estar firmes” en la verdad sea la primera de las exhortaciones de los capítulos 5–6; las exhortaciones que siguen fluyen de ella. Era imperativo, por lo tanto, que los gálatas estuvieran fundados en la fe cristiana, particularmente en lo que se refiere a la libertad del creyente. Si hubieran estado firmes en la verdad, los charlatanes que los habían engañado no habrían podido arrastrarlos a “un yugo de esclavitud” (ver también Juan 8:3232And ye shall know the truth, and the truth shall make you free. (John 8:32)).
Pablo no se refiere aquí a “estar firmes” en nuestra posición ante Dios en Cristo a través de la fe en Su obra terminada en la cruz (Romanos 5:22By whom also we have access by faith into this grace wherein we stand, and rejoice in hope of the glory of God. (Romans 5:2); 1 Corintios 15:11Moreover, brethren, I declare unto you the gospel which I preached unto you, which also ye have received, and wherein ye stand; (1 Corinthians 15:1); 1 Pedro 5:1212By Silvanus, a faithful brother unto you, as I suppose, I have written briefly, exhorting, and testifying that this is the true grace of God wherein ye stand. (1 Peter 5:12)); nuestra posición es perfecta y completa y nunca puede ser alterada. Por lo tanto, no hay ninguna exhortación en las Escrituras en relación con nuestra posición en Cristo; es firme y segura en Cristo en el cielo. La firmeza a la que nos referimos aquí es una cosa práctica en la que uno se mantiene firme en sus convicciones respecto a la verdad (1 Corintios 16:1313Watch ye, stand fast in the faith, quit you like men, be strong. (1 Corinthians 16:13); Efesios 6:11-1411Put on the whole armor of God, that ye may be able to stand against the wiles of the devil. 12For we wrestle not against flesh and blood, but against principalities, against powers, against the rulers of the darkness of this world, against spiritual wickedness in high places. 13Wherefore take unto you the whole armor of God, that ye may be able to withstand in the evil day, and having done all, to stand. 14Stand therefore, having your loins girt about with truth, and having on the breastplate of righteousness; (Ephesians 6:11‑14); Filipenses 1:27; 4:127Only let your conversation be as it becometh the gospel of Christ: that whether I come and see you, or else be absent, I may hear of your affairs, that ye stand fast in one spirit, with one mind striving together for the faith of the gospel; (Philippians 1:27)
1Therefore, my brethren dearly beloved and longed for, my joy and crown, so stand fast in the Lord, my dearly beloved. (Philippians 4:1); 1 Tesalonicenses 3:88For now we live, if ye stand fast in the Lord. (1 Thessalonians 3:8); 2 Tesalonicenses 2:1515Therefore, brethren, stand fast, and hold the traditions which ye have been taught, whether by word, or our epistle. (2 Thessalonians 2:15)).
En los siguientes versículos (2-15), Pablo da una serie de razones por las que debían mantenerse firmes en la verdad.
La adopción de la ley efectivamente anula la obra expiatoria de Cristo
Versículo 2.— Para enfatizar la importancia de prestar atención a la exhortación de “estad firmes”, Pablo habla con todo el peso de su autoridad apostólica, diciendo: “He aquí yo Pablo os digo”. El punto de Pablo en este versículo es que la obra de Cristo es la única base verdadera de aceptación ante Dios para un creyente. Si una persona toma cualquier otra base para su aceptación, él, en efecto, anula la única base de expiación que hay.
Los judaizantes no les habían dicho a los gálatas que renunciaran a su fe cristiana, sino que añadieran su obediencia de la ley a la obra de Cristo, como una base adicional de aceptación con Dios. Pablo muestra que esto no puede ser. Dice: “Si os circuncidareis (término que se utiliza para referirse a la adopción del sistema de la ley), Cristo no os aprovechará nada”. Simplemente no puede haber dos bases de aceptación con Dios, dos salvaciones, o dos formas de vida. Aceptar una implica el rechazo de la otra. No puede haber una mezcla de ambas; cualquier desviación destruye todo el sistema de gracia. Por lo tanto, si los gálatas aceptaran el cumplimiento de la ley como su base de aceptación, en efecto habrían rechazado la obra de expiación de Cristo. Esto es algo muy serio. Si una persona confía en su cumplimiento de la ley para su justificación y aceptación ante Dios, entonces claramente no está confiando por fe en la obra terminada de Cristo para su justificación. Si ese es el caso, ¡esa persona no es salva! Por lo tanto, Pablo está diciendo: “¡No creo que quieras tomar esa ruta, porque si lo haces, te estás poniendo en posición de no ser salvo!”
La adopción de la ley pone a la persona bajo la maldición de la ley
Versículo 3.— Otra razón para “estar firme” en lo que la gracia ha logrado y no enredarse en la esclavitud del sistema de la ley es que los que adoptan tal sistema se ponen bajo la obligación de hacer todo lo que la ley manda. Pablo dice: “Y otra vez vuelvo á protestar á todo hombre que se circuncidare, que está obligado á hacer toda la ley”. La persona se ve obligada a obedecer todo el sistema y a guardar “toda la ley”. El problema aquí es que ¡nadie ha sido capaz de hacerlo! Además, el incumplimiento de la ley, lo cual es inevitable, ¡incurre en la maldición de la ley! Santiago confirma esto, diciendo: “Porque cualquiera que hubiere guardado toda la ley, y ofendiere en un punto, es hecho culpado de todos” (Santiago 2:1010For whosoever shall keep the whole law, and yet offend in one point, he is guilty of all. (James 2:10)).
Los gálatas (y muchos cristianos de hoy en día) necesitaban entender que una persona no puede tomar la ley en partes, escogiendo cuáles obedecer y practicar. Si uno toma la ruta de la ley, entonces tiene que obedecer todo. Pablo ya lo había dicho en el capítulo 3: “Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas que están escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (capítulo 3:10).
Por lo tanto, al adoptar la ley como su base de aceptación ante Dios, los gálatas no sólo se habían alejado del único camino real de aceptación ante Dios (en la obra terminada de Cristo); ¡sino que también habían adoptado lo que sólo los condenaba! No es de extrañar que Pablo dijera: “Oh gálatas insensatos” (capítulo 3:1).
La adopción de la ley priva a una persona de los beneficios que la gracia le asegura
Versículos 4-6.— Otra razón para “estar firme” en lo que la gracia ha logrado y no enredarse en el sistema de la ley es que, al adoptar ese sistema, el creyente se separa de Cristo y de las muchas bendiciones que tiene en Él. Pablo dice: “Quedan privados de todo beneficio de Cristo como separados de Él, todos los que son justificados por la ley” (traducción J. N. Darby). (Pablo no estaba sugiriendo que alguien pudiera ser realmente “justificado por la ley”, sino que ellos pensaban que podían serlo al tratar de cumplirla). Cristo ha muerto a todo ese sistema legal, y al resucitar de entre los muertos, está en una nueva posición en la que la ley no tiene conexión con Él. El cristiano está asociado con Cristo en ese nuevo lugar más allá de la muerte, y, por lo tanto, la ley tampoco tiene autoridad sobre él (Romanos 7:1-61Know ye not, brethren, (for I speak to them that know the law,) how that the law hath dominion over a man as long as he liveth? 2For the woman which hath an husband is bound by the law to her husband so long as he liveth; but if the husband be dead, she is loosed from the law of her husband. 3So then if, while her husband liveth, she be married to another man, she shall be called an adulteress: but if her husband be dead, she is free from that law; so that she is no adulteress, though she be married to another man. 4Wherefore, my brethren, ye also are become dead to the law by the body of Christ; that ye should be married to another, even to him who is raised from the dead, that we should bring forth fruit unto God. 5For when we were in the flesh, the motions of sins, which were by the law, did work in our members to bring forth fruit unto death. 6But now we are delivered from the law, that being dead wherein we were held; that we should serve in newness of spirit, and not in the oldness of the letter. (Romans 7:1‑6)). Al tomar los gálatas la ruta del legalismo, se habían apartado (si fuera posible) del terreno cristiano, en el que están todas sus bendiciones cristianas. En efecto, ¡se habían “separado de Él [Cristo]” y de todo lo que Él les había asegurado en la redención!
Al tomar tal posición, habían “caído de la gracia”. Nota: Pablo no dijo: “Habéis caído de la salvación”; la Escritura es clara en que el creyente en Cristo no puede perder su salvación. Sin embargo, es muy posible que un creyente caiga “de la gracia”, es decir, en lo que respecta a su comprensión y práctica. Por lo tanto, los gálatas habían “caído” (en experiencia) del lugar en el que la gracia los había puesto.
Versículo 5.— Pablo continúa dando un ejemplo de lo que habían perdido al caer de la gracia. Él dice, “Nosotros por el Espíritu esperamos la esperanza de la justicia por la fe”. Habla de esto como algo que es normal para alguien que está en la gracia. Dice “nosotros”; no podía decir “vosotros” (como dijo en el versículo 4) porque estaba en duda si ellos estaban en el camino cristiano y si realmente tenían esa esperanza. Nota también: no dice que el cristiano espera la justicia, que era la posición del legalista, porque su justicia ha sido asegurada en Cristo (2 Corintios 5:2121For he hath made him to be sin for us, who knew no sin; that we might be made the righteousness of God in him. (2 Corinthians 5:21)). Ahora el cristiano aguarda “la esperanza” de la justicia. Este es el estado glorificado, que será nuestro en el Arrebatamiento. (Esto es lo más cercano que tenemos a la venida del Señor en la epístola). La palabra “esperanza” en la Escritura no se usa como mucha gente la usa hoy en día: con cierta medida de incertidumbre (por ejemplo, dicen “eso espero” o “esperemos que sí”, etc.); más bien, la palabra “esperanza” en la Escritura es una certeza postergada.
Es “el Espíritu” el que pone esta esperanza en nosotros y da sentimientos y deseos acordes con la esperanza. La posición normal del cristiano es la de la esperanza. Sin embargo, si una persona adopta el sistema de la ley como su medio de justicia y su norma de vida, el Espíritu de Dios es obstaculizado para producir estos pensamientos y sentimientos cristianos normales en su alma. Cuando una persona se aferra a la ley, por lo general deja a un lado la venida del Señor como una esperanza. Esto muestra que hay algunas consecuencias serias al adoptar el cumplimiento de la ley.
En los versículos 5-6 tenemos “esperanza”, “fe” y “caridad [amor]”. Estos tres elementos son necesarios para vivir correctamente la vida cristiana. Si uno de ellos falta en nuestras vidas, nuestro caminar práctico se verá afectado. La “esperanza” nos permite mirar hacia adelante con confianza; la “fe” y el “amor” nos dan la energía para caminar en ese mundo que se opone a Dios. Pablo dice que la fe es impulsada por el amor; y el amor cristiano no puede ser producido por los rituales legalistas del judaísmo.
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En los versículos 1-6, Pablo ha mostrado que tener la ley como base para la justificación de un creyente pone en duda su posición ante Dios; ahora, en los versículos 7-15, muestra que este mal también afecta el estado del creyente en la tierra. En el capítulo 4 se ha referido a este tema, pero lo retoma aquí para subrayar la necesidad de mantenerse firme en la verdad de la libertad cristiana.
La adopción de la ley conlleva a un juicio gubernamental por parte de Dios
Versículos 7-10.— Pablo continúa dando otra razón por la cual los gálatas deben “estar firmes” en lo que la gracia ha logrado, y no adoptar el sistema de la ley. Los que promueven ese error entre los santos traen el juicio gubernamental de Dios sobre ellos mismos. Pablo dice: “Vosotros corríais bien: ¿quién os [estorbó] para no obedecer á la verdad?” Habían hecho un buen comienzo en sus vidas cristianas, pero alguien había estorbado su progreso. Al preguntar a los gálatas “quién” era el que les había hecho descarrilar, Pablo indicaba que había un cierto líder del elemento judaizante que era particularmente responsable de su alejamiento de la verdad. Al hacer esto, estaba rastreando el problema hasta su origen. Habían absorbido la mala doctrina de ese maestro. Pablo dice: “Esta persuasión no es de aquel que os llama”. Esto muestra que este movimiento hacia el sistema de la ley no era un movimiento divino. Es seguro que el Señor no los había persuadido a volverse a la ley.
Pablo quería que entendieran cómo había empezado esto. Algunos de ellos se habían llenado de “levadura” (una figura del mal en las Escrituras) de una fuente equivocada por mezclar la ley y la gracia; y al igual que la levadura se propaga en toda la masa, la mala enseñanza se había extendido a otros, hasta que muchas asambleas en esa región de Galacia habían sido leudadas por ella. En esto, Pablo ilustra cómo funciona la levadura. En el verso 10 dice: “El que os inquieta”; luego en el verso 12 dice: “Los que os inquietan”. Aparentemente comenzó con una persona que enseñaba la mala doctrina, pero rápidamente se extendió a otros que la promovieron. La enseñanza perversa de los judaizantes había afectado seriamente a los gálatas. Esto nos muestra lo cuidadosos que debemos ser en lo que (o a quién) escuchamos (1 Tesalonicenses 5:2121Prove all things; hold fast that which is good. (1 Thessalonians 5:21)). Pablo utiliza esta misma figura de la levadura en relación con el mal moral (1 Corintios 5:6-86Your glorying is not good. Know ye not that a little leaven leaveneth the whole lump? 7Purge out therefore the old leaven, that ye may be a new lump, as ye are unleavened. For even Christ our passover is sacrificed for us: 8Therefore let us keep the feast, not with old leaven, neither with the leaven of malice and wickedness; but with the unleavened bread of sincerity and truth. (1 Corinthians 5:6‑8)); aquí se utiliza en relación con el mal doctrinal. Tanto el mal doctrinal como el moral tienen un efecto corruptivo en los santos de Dios. Como la levadura, el mal nunca es estático; sino que ganará terreno entre los santos hasta que sea juzgado.
Si bien esto es cierto en el caso de los incitadores del mal, Pablo no quería dar a entender que todos los gálatas eran responsables al mismo grado que los que enseñaban el error. Dijo: “Yo confío de vosotros en el Señor, que ninguna otra cosa sentiréis” (versículo 10). Él creía que el Señor no permitiría que la muchedumbre de los gálatas se viera tan profundamente afectada por este mal que no pudiera recuperarse. Creía que podían ser liberados del hoyo en el que se habían metido. Esto muestra la actitud apropiada de alguien que ministra la Palabra de Dios; debe compartir la verdad con fe, confiando en que Dios hará bien en las almas y producirá resultados positivos.
Sin embargo, Pablo agrega: “Mas el que os inquieta, llevará el juicio, quienquiera que él sea”. Él sabía que Dios seguramente ejecutaría un juicio gubernamental sobre los responsables, especialmente el líder del movimiento. Este principio es seguro: a los que “violaren” la casa de Dios, Dios los juzga (1 Corintios 3:1717If any man defile the temple of God, him shall God destroy; for the temple of God is holy, which temple ye are. (1 Corinthians 3:17)). Hay muchos que están inquietando al pueblo del Señor hoy en día con doctrinas y prácticas erróneas, y llevarán su juicio.
Podríamos preguntarnos por qué Pablo no exhortó a los gálatas a excomulgar a los judaizantes y exterminar así ese elemento que actuaba entre ellos. Sin embargo, en su estado, esto habría sido imposible. Los judaizantes estaban tan bien establecidos en las asambleas de Galacia que no había poder en esas asambleas para tratar con ellos; la mayoría, si no es que todos, habían sido engañados por estos falsos maestros y estaban apoyando su enseñanza.
Cuando esto ocurre en una asamblea, debemos, como hizo Pablo, recurrir a la soberanía de Dios, y descansar en el hecho de que Dios se ocupará de los que hacen el mal en Su casa. Mientras tanto, pueden apelar al Señor sobre el asunto. Pablo habló de esto a los corintios. Dijo que si no sabían qué hacer con el malhechor en medio de ellos, o si no tenían el poder en la asamblea para ejercer el juicio necesario sobre él, podían encomendar el asunto al Señor y “tener duelo”. Dios puede responder a su clamor y hacer que la persona sea “quitada” en muerte (1 Corintios 5:2; 12And ye are puffed up, and have not rather mourned, that he that hath done this deed might be taken away from among you. (1 Corinthians 5:2) Juan 5:1616And therefore did the Jews persecute Jesus, and sought to slay him, because he had done these things on the sabbath day. (John 5:16); 1 Pedro 4:1717For the time is come that judgment must begin at the house of God: and if it first begin at us, what shall the end be of them that obey not the gospel of God? (1 Peter 4:17)). La respuesta a tal debilidad no es dejar la asamblea, sino esperar en Dios en el asunto.
La adopción de la ley elimina la ofensa de la cruz
Versículos 11-12.— Pablo ha comparado la enseñanza de los judaizantes con el carácter de levadura; ahora habla de la naturaleza engañosa de su enseñanza.
Hablando hipotéticamente, dice: “Y yo, hermanos, si aun predico la circuncisión, ¿por qué padezco persecución todavía? pues que quitado es el escándalo de la cruz”. Una cosa que caracteriza la verdad del cristianismo es que hay una feroz persecución contra él, especialmente por parte de los judíos (1 Tesalonicenses 2:14-1614For ye, brethren, became followers of the churches of God which in Judea are in Christ Jesus: for ye also have suffered like things of your own countrymen, even as they have of the Jews: 15Who both killed the Lord Jesus, and their own prophets, and have persecuted us; and they please not God, and are contrary to all men: 16Forbidding us to speak to the Gentiles that they might be saved, to fill up their sins alway: for the wrath is come upon them to the uttermost. (1 Thessalonians 2:14‑16)). Esto se debe a que deja a un lado el judaísmo por completo y eso es ofensivo para ellos. Pero si los cristianos adoptaran el sistema de la ley, los judíos serían menos hostiles hacia el evangelio, y la persecución cesaría en gran medida. Los legalistas que estaban inquietando a los santos estaban promoviendo esto. Lo usaban como “anzuelo” ante los gálatas para que aceptaran sus enseñanzas. Enseñaban que si los creyentes adoptaban la ley, esto haría que “el escándalo de la cruz” cesara, y así escaparían de la persecución que enfrentaban diariamente. Querer escapar de la persecución es comprensible; sin embargo, la persecución es normal para el cristianismo. Si obedecemos la verdad del evangelio, es imposible evitarla; la naturaleza misma del cristianismo va en contra de todo lo que el hombre en la carne representa. Por lo tanto, había un elemento engañoso en la enseñanza de los judaizantes. Estaban presentando una falsa ventaja a los gálatas para que aceptaran sus enseñanzas.
Viendo el efecto de su maldad, Pablo deseó que los judaizantes, que estaban confundiendo a los gálatas, “fueren cortados” (versículo 12). Deseaba que se separaran de los santos, para que los santos se libraran de su influencia. Hamilton Smith dijo: “Su amor (el de Pablo) por la verdad y por el bienestar de los creyentes lo hizo intolerante con aquellos cuya enseñanza era destructiva a la verdad cristiana, robando a los santos la verdadera libertad, y llevándolos a practicar lo que era inconsistente con el cristianismo”.
La adopción de la ley abre la puerta para que la carne opere en la vida del creyente
Versículo 13.— Otra razón para “estar firme” en lo que la gracia ha logrado y no volverse a los principios de la ley es que ésta abre la puerta a la obra de la carne en la vida del cristiano; la misma cosa que el legalista está tratando de evitar. La conformidad a la ley no produce santidad como suponían los judaizantes, sino que estimula la carne.
Al confiar en que el Señor libraría a los gálatas de la ley (versículo 10), Pablo sabía que habría otro peligro muy real que les asechaba: caer en libertinaje. Esta era la “zanja al otro lado del camino”. Algunos, que han sido liberados de los principios legalistas, no han tenido cuidado con esto, y han dejado que el “péndulo” se mueva demasiado hacia el otro lado y han dado libertad a la carne para actuar en sus vidas. Esto no es más “cristiano” que el cumplimiento de la ley. Pablo encontró necesario, por lo tanto, advertir a los Gálatas, declarando: “Porque vosotros, hermanos, á libertad habéis sido llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión á la carne”. Esto muestra que se puede abusar de la libertad que la gracia nos ha dado (Judas 44For there are certain men crept in unawares, who were before of old ordained to this condemnation, ungodly men, turning the grace of our God into lasciviousness, and denying the only Lord God, and our Lord Jesus Christ. (Jude 4)). Recordemos que, bíblicamente hablando, la libertad es libertad del pecado, no libertad para pecar. La libertad cristiana no es licencia para que la carne actúe, sino libertad para que el Espíritu opere en la vida del creyente. Es libertad para que la vida nueva se exprese, no libertad para que la vieja naturaleza se exprese. Por eso, Pablo añade: “Servíos por amor los unos a los otros”. El amor es un rasgo característico de la vida nueva. Si el Espíritu de Dios tiene libertad en la vida del cristiano, ésta se manifestará en expresiones prácticas de amor entre los santos. La verdadera libertad cristiana resulta en esta feliz actividad.
Versículos 14-15.—Pablo luego dice: “Porque toda la ley en aquesta sola palabra se cumple: Amarás á tu prójimo como á ti mismo”. Esto podría parecer contradictorio con lo que ha estado enseñando en la epístola. Ha estado insistiendo en que la ley no tiene aplicación para el cristiano, pero ahora se vuelve y cita la ley y habla de ella aparentemente como algo que el cristiano debe seguir. Sin embargo, los versículos 14 y 15 deben leerse juntos. Pablo no se está contradiciendo; está mostrando a los gálatas que sólo se estaban engañando a sí mismos al pensar que estaban cumpliendo la ley. La ley exige a la persona que está bajo ella que ame a su prójimo. Si los gálatas estuvieran realmente guardando la ley, ellos estarían amando a su prójimo. ¡Pero se estaban mordiendo y devorando unos a otros! Esta era la prueba más segura de que no guardaban la ley. Esto enfatiza su punto en el capítulo 4 de que mezclar la ley y la gracia causa una seria pérdida de discernimiento. Y si realmente estaban guardando la ley, ¡sólo probó que la ley no puede producir santidad y amor en la vida de una persona! Exige amor, pero no da la capacidad de cumplir con sus exigencias.
Tratar de guardar la ley en realidad abre la puerta a la carne en la vida del cristiano; resultará en todo tipo de manifestaciones carnales. Esto es porque el legalismo promueve la justicia propia. Nos enorgullecemos de que estamos guardando ciertas reglas y regulaciones que hemos establecido para nosotros mismos. Llevará a una actitud crítica y a la murmuración, particularmente contra aquellos que no se suscriben a nuestras ideas legalistas. Esto sólo produce conflictos entre los hermanos. Los gálatas eran un ejemplo real de esto. Habían adoptado la ley como regla de vida, pensando que eso perfeccionaría la santidad en sus vidas, pero todo lo que hizo fue estimular la carne. Pablo les advirtió que era mejor que “miraran” y que tuvieran cuidado, porque si ese espíritu continuaba sin ser juzgado, los santos se “consumirían los unos a los otros”.
Es un hecho que el legalismo es destructivo en una asamblea. Las asambleas que tienen legalismo entre ellas suelen ser asambleas marcadas por la contienda. No produce una unidad feliz y un amor genuino de unos por otros, sino discusiones, una actitud crítica, peleas internas, etc. Hamilton Smith dijo que él ha visto muchas asambleas dividirse y dispersarse a causa del legalismo.
2) Andar en el Espíritu: Capítulo 5:16-26
La primera exhortación fue a “estar firmes” en la verdad de lo que la gracia había hecho por nosotros a través de la obra terminada de Cristo (versículo 1). La siguiente exhortación es “andad en el Espíritu” (versículo 16). Este orden de exhortaciones es importante. Debemos estar firmes en la verdad antes de poder andar en ella en la práctica. Confirma la verdad del viejo refrán: “Nuestra doctrina forma nuestro caminar”. C. H. Brown dijo: “Hay que creer bien antes de poder caminar bien”. Qué cierto es esto. La primera exhortación se refería a lo que la gracia ha hecho por nosotros; esta segunda exhortación tiene que ver con el camino de la verdadera santidad.
La mente legalista que no entiende la verdadera libertad cristiana tratará de perfeccionar la santidad a través de la ley. Esto es lo que estaban haciendo los gálatas. Pablo les muestra el camino de Dios para la santidad y la consagración; les presenta el camino ordenado por Dios para refrenar la carne. Es simplemente: “Andad en el Espíritu, y no satisfagáis la concupiscencia de la carne”. ¡Qué simple declaración de verdad es ésta! No hay necesidad de la complicada devoción a los más de 600 mandamientos y estatutos de la ley; el poder para la santidad en la vida del cristiano es a través del Espíritu Santo. La responsabilidad del creyente, por lo tanto, es “andar en el Espíritu”, y esto resultará en una santidad práctica.
Tres maneras en que un cristiano puede vivir con respecto a la carne
• Por ley, en un intento fallido de refrenar la carne.
• Por permisión, dejando que la carne vaya y haga lo que le plazca.
• Por la libertad del Espíritu, la cual refrena la carne por medio del poder divino.
Por lo tanto, la libertad cristiana está en peligro por el legalismo, corrompida por la permisión, y sólo se perfecciona andando en el Espíritu. Cuando Pablo dijo: “Andad en el Espíritu”, no se refería a recibir y poseer el Espíritu de Dios. Todos los creyentes tienen el Espíritu Santo morando en ellos (1 Tesalonicenses 4:88He therefore that despiseth, despiseth not man, but God, who hath also given unto us his holy Spirit. (1 Thessalonians 4:8); Santiago 4:6; 16But he giveth more grace. Wherefore he saith, God resisteth the proud, but giveth grace unto the humble. (James 4:6) Juan 3:2424For John was not yet cast into prison. (John 3:24)), pero no todos los cristianos “andan en el Espíritu”. Esta es una afirmación un tanto abstracta que necesita más explicación. “Andar” significa seguir el curso diario de la vida. “Andar en el Espíritu” es tener nuestra ocupación diaria en la esfera de “las cosas del Espíritu”, que son los intereses de Cristo en la tierra (Romanos 8:55For they that are after the flesh do mind the things of the flesh; but they that are after the Spirit the things of the Spirit. (Romans 8:5)). Esto significa que debemos utilizar nuestro tiempo para leer las Escrituras, orar, cantar himnos, leer ministerio de sana doctrina, escuchar ministerio en grabaciones, meditar en esas cosas a lo largo del día, asistir a las reuniones de la asamblea, visitar y animar a otros cristianos (comunión), ejercitar nuestro don según la dirección del Señor, estar ocupados en la obra del evangelio, servir al Señor en buenas obras, etc. Cuando nos ocupamos de estas cosas en comunión con Dios, estamos caminando en el Espíritu. Cuando vivimos en esa esfera, el Espíritu de Dios estará libre para trabajar en y a través de nosotros, y Su poder estará presente para refrenar la carne. El resultado será que “no satisfaremos la concupiscencia de la carne”.
Romanos 8 amplía el tema de la liberación de la actividad de la naturaleza pecaminosa en el creyente. Los primeros cuatro versículos de ese capítulo dan el principio de la liberación de la carne. El Espíritu de Dios viene a morar en el creyente para darle poder y liberarlo de “la ley del pecado y de la muerte” (Romanos 8:22For the law of the Spirit of life in Christ Jesus hath made me free from the law of sin and death. (Romans 8:2)). (Esta es una expresión técnica usada para denotar el funcionamiento de la vieja naturaleza, que es la carne). Para efectuar esta victoria sobre la carne, Dios trae un nuevo principio a la vida del creyente llamado “la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús”. El Espíritu de Dios que mora en el creyente revoca los deseos de la carne para que él no sea esclavo de sus tendencias.
Para ilustrar esto, piense en la ley científica de la gravedad; todo objeto es atraído hacia el centro de la tierra por una fuerza invisible llamada gravedad; esto ocurre en toda la tierra. Se llama ley o principio de la gravedad. Tome cualquier objeto sólido; por ejemplo, un libro; sosténgalo a la distancia de los brazos y suéltelo, y caerá al suelo. Caerá al suelo tantas veces como se intente el experimento; es un principio universal. En cuanto a la naturaleza pecaminosa, ésta también es un principio universal, ya que está presente en todos los seres humanos. Quiere hacer una sola cosa: jalar a la persona hacia abajo, hacia el pecado.
Ampliando nuestra ilustración un poco más, supongamos que queremos cambiar las cosas para que, al soltar el libro, éste no caiga al suelo por la fuerza de la gravedad. Para ello, unimos al libro unos globos llenos de gas helio. Como la fuerza de elevación del helio es mayor que el peso del libro, cuando soltemos el libro se elevaría en el aire en vez de caer al suelo. Esto ocurre no porque se haya eliminado la ley de la gravedad, sino porque hemos aplicado un principio o ley más poderoso sobre el libro. Esto ilustra lo que Dios ha hecho por el creyente. La naturaleza caída no se quita cuando una persona se salva. No nos libraremos de este enemigo interior hasta que venga el Señor. Dios ha considerado oportuno dejarnos aquí en este mundo con la naturaleza caída todavía en nosotros (y el estado de nuestras almas es constantemente probado por ella), pero Él ha hecho una provisión completa para que vivamos por encima del poder de esa maldad. El poder del Espíritu Santo en nosotros, llamado “el Espíritu de vida en Cristo Jesús”, como el gas helio, ha sido introducido en nuestras vidas para anular la atracción hacia abajo de la naturaleza pecaminosa, de modo que podamos vivir libres de sus obras. Este es el camino de Dios para la santidad.
En Romanos 8:5-14,5For they that are after the flesh do mind the things of the flesh; but they that are after the Spirit the things of the Spirit. 6For to be carnally minded is death; but to be spiritually minded is life and peace. 7Because the carnal mind is enmity against God: for it is not subject to the law of God, neither indeed can be. 8So then they that are in the flesh cannot please God. 9But ye are not in the flesh, but in the Spirit, if so be that the Spirit of God dwell in you. Now if any man have not the Spirit of Christ, he is none of his. 10And if Christ be in you, the body is dead because of sin; but the Spirit is life because of righteousness. 11But if the Spirit of him that raised up Jesus from the dead dwell in you, he that raised up Christ from the dead shall also quicken your mortal bodies by his Spirit that dwelleth in you. 12Therefore, brethren, we are debtors, not to the flesh, to live after the flesh. 13For if ye live after the flesh, ye shall die: but if ye through the Spirit do mortify the deeds of the body, ye shall live. 14For as many as are led by the Spirit of God, they are the sons of God. (Romans 8:5‑14) Pablo muestra cómo se puede tener una liberación constante de la carne. Explica que hay dos dominios, o esferas, en las que una persona puede vivir; una esfera que pertenece a la carne, y una esfera que pertenece al Espíritu. Habla de una esfera como “las cosas de la carne”, sin entrar en detalles, pero todos sabemos qué tipo de cosas le gustan a la carne. Dice: “Porque los que viven conforme á la carne, de las cosas que son de la carne se ocupan”. “Ocuparse” en algo significa “prestarle atención”. En eso vive el hombre perdido, pues no conoce otro dominio; sin embargo, es posible que los cristianos vivan también en esa esfera. Luego menciona una segunda esfera: “Las cosas del Espíritu”, de nuevo sin dar detalles. Como ya se ha dicho, estas serían las cosas que tienen que ver con los intereses de Cristo.
Estas dos esferas son exactamente opuestas y sus intereses son polos opuestos. Una sirve a los intereses del “yo”, y la otra a los intereses de Cristo. De estas esferas salen dos caminos, por así decirlo, y los dos caminos llevan a destinos opuestos. Uno lleva a lo que es verdaderamente “vida y paz”, y el otro lleva a la “muerte”. El apóstol no habla aquí de la muerte física, sino de la muerte moral en la vida del creyente. La muerte, como sabemos, tiene siempre la idea de separación. En este versículo se refiere a una separación en nuestro vínculo de comunión con Dios.
Luego, en Romanos 8:12-13,12Therefore, brethren, we are debtors, not to the flesh, to live after the flesh. 13For if ye live after the flesh, ye shall die: but if ye through the Spirit do mortify the deeds of the body, ye shall live. (Romans 8:12‑13) Pablo da una conclusión instructiva, diciendo: “Porque si viviereis conforme á la carne, moriréis; mas si por el espíritu mortificáis las obras de la carne, viviréis”. Su punto es sencillo: si vivimos (caminamos) en la esfera de la carne, eso traerá la muerte. Cuando alimentamos la carne, ésta se impondrá en nuestras vidas y nos dominará, y así destruirá nuestra comunión con el Señor. Pero si vivimos en la esfera del Espíritu, el Espíritu tomará el control de nuestras vidas y tendremos mucho poder para vivir una vida santa para la gloria de Dios. Cada cristiano tiene la posibilidad de elegir en qué esfera quiere vivir, y esto nos pone constantemente a prueba para ver cuánto de Cristo realmente deseamos.
Versículos 17-18.— Volviendo al capítulo 5 de Gálatas, el apóstol nos dice que habrá una lucha constante con la carne en la vida del creyente si no anda en el Espíritu. No es necesario pasar por tal dificultad, porque Dios ha hecho una provisión completa para que vivamos por encima de las tendencias de la carne, como hemos mencionado. Él describe esta lucha —que todos conocemos muy bien— diciendo: “Porque la carne codicia contra el Espíritu, y el Espíritu contra la carne: y estas cosas se oponen la una á la otra, para que no hagáis lo que quisieres”. Teniendo una nueva vida con nuevos deseos por las cosas de Dios, el creyente naturalmente quiere hacer la voluntad de Dios, pero si no camina en el Espíritu, la carne estará activa, y no podrá hacer las cosas que la nueva vida desea. El resultado es que hay una lucha (conflicto) en el alma, en la que a menudo experimenta el fracaso. Esto lleva a la frustración. Muchos cristianos no conocen más que esta experiencia decepcionante y recurrente en sus vidas. Algunos están tan desanimados que culpan a Dios por ello, pensando que el cristianismo funciona sólo en teoría, pero no en la práctica. Sin embargo, el problema es que no están caminando en el Espíritu.
Este conflicto del alma no es exactamente el mismo que el de Romanos 7:14-24,14For we know that the law is spiritual: but I am carnal, sold under sin. 15For that which I do I allow not: for what I would, that do I not; but what I hate, that do I. 16If then I do that which I would not, I consent unto the law that it is good. 17Now then it is no more I that do it, but sin that dwelleth in me. 18For I know that in me (that is, in my flesh,) dwelleth no good thing: for to will is present with me; but how to perform that which is good I find not. 19For the good that I would I do not: but the evil which I would not, that I do. 20Now if I do that I would not, it is no more I that do it, but sin that dwelleth in me. 21I find then a law, that, when I would do good, evil is present with me. 22For I delight in the law of God after the inward man: 23But I see another law in my members, warring against the law of my mind, and bringing me into captivity to the law of sin which is in my members. 24O wretched man that I am! who shall deliver me from the body of this death? (Romans 7:14‑24) que ve a una persona con una vida nueva, pero sin el Espíritu Santo. El hombre de Romanos 7 se esfuerza por hacer el bien, pero fracasa porque no tiene el poder para hacerlo, porque ese poder proviene de tener el Espíritu. Tampoco debe confundirse este conflicto con el de Efesios 6:10-12,10Finally, my brethren, be strong in the Lord, and in the power of his might. 11Put on the whole armor of God, that ye may be able to stand against the wiles of the devil. 12For we wrestle not against flesh and blood, but against principalities, against powers, against the rulers of the darkness of this world, against spiritual wickedness in high places. (Ephesians 6:10‑12) que tiene que ver con el creyente combatiendo los engaños de los espíritus malignos en las regiones celestes. Ellos están allí tratando de arruinar nuestro gozo de nuestras bendiciones espirituales en Cristo. Gálatas 5:1717For the flesh lusteth against the Spirit, and the Spirit against the flesh: and these are contrary the one to the other: so that ye cannot do the things that ye would. (Galatians 5:17) describe un conflicto contra la carne que resulta cuando el creyente no anda en el Espíritu; mientras que Efesios 6:10-1210Finally, my brethren, be strong in the Lord, and in the power of his might. 11Put on the whole armor of God, that ye may be able to stand against the wiles of the devil. 12For we wrestle not against flesh and blood, but against principalities, against powers, against the rulers of the darkness of this world, against spiritual wickedness in high places. (Ephesians 6:10‑12) describe un conflicto que resulta cuando el creyente sí anda en el Espíritu.
Pablo añade: “Mas si sois guiados del Espíritu, no estáis bajo la ley”. Nos muestra que si caminamos en el Espíritu, experimentaremos la victoria sobre la carne, y eso se logrará sin la ley. La ley nunca podría producir una vida santa; Dios nunca lo propuso así. Su camino de santidad está en andar en el Espíritu. La gracia le da al creyente la vida nueva y el Espíritu Santo; si camina en el Espíritu y es guiado por el Espíritu, vivirá para la gloria de Dios.
“Obras” y “fruto”
Versículos 19-21.— Ya sea que se trate de libertinaje inmoral o de debates airados, el creyente necesita entender que todo viene de la misma fuente: la carne. Por lo tanto, Pablo procede a hablar de “las obras de la carne”. Enumera unas 16 cosas que emanan de la carne.
• Los males morales, que son contra uno mismo: “Fornicación, inmundicia, disolución” (versículo 19). (“Adulterio” en la Reina-Valera Antigua no está en el texto griego original).
• Los males espirituales, que son contra Dios: “Idolatría, hechicerías” (versículo 20a).
• Los males sociales, que son contra los hombres: “Enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, banqueteos” (versículos 20b-21).
Pablo añade: “...y cosas semejantes a éstas”, indicando que ésta no es, de ninguna manera, una lista exhaustiva. Un creyente es capaz de fallar, y la carne es capaz de manifestarse en una o más de estas cosas, pero tales cosas no lo caracterizan. Por otra parte, los que “hacen” estas cosas por hábito, no son hijos de Dios y no “heredarán el reino de Dios”.
Versículos 22-23.— Pablo habla del “fruto del Espíritu”. Cuando estamos caminando en el Espíritu, estas bellas características se verán en nuestras vidas. A menudo las llamamos “frutos” (plural) del Espíritu, pero es “fruto” (singular) en nueve partes. Puede que no todos seamos maestros y predicadores dotados, pero todos podemos manifestar el fruto del Espíritu. Las nueve cosas que Pablo enumera aquí al describir el carácter normal del cristiano son realmente las características morales de Cristo mismo. Por lo tanto, el creyente que camina en el Espíritu manifestará a Cristo en su vida.
• “Caridad [amor], gozo, y paz” son quizás hacia Dios (versículo 22).
• “Tolerancia, benignidad, bondad” son hacia el hombre (versículo 22).
• “La fe [fidelidad], la mansedumbre, la templanza [dominio propio]” son relacionadas con uno mismo (versículos 22-23).
Pablo añade: “...contra tales cosas no hay ley”. Esto no significa que la ley no esté en “contra” de estas excelentes cualidades morales, sino que no hay ninguna ley que pueda producir estos rasgos semejantes a los de Cristo en un creyente. Sólo son producidos por el Espíritu de Dios cuando uno anda en el Espíritu.
El cambio tan notorio de la palabra “obras” (al describir la carne) a “fruto” (al describir el Espíritu) tiene la intención de transmitir el pensamiento de que la voluntad y la energía humana están involucradas en una, y la energía pasiva del Espíritu en la otra. Al llamar “obras” a esas cosas de la carne, se indica que la voluntad del hombre es activa al hacerlas, y que, por tanto, es responsable por ellas. La carne tiene sus obras, pero no produce ningún fruto para Dios. Al llamar “fruto” a las cosas que son producidas por el Espíritu, indica que esas excelentes cualidades de Cristo no son un resultado de nuestro trabajo, sino el resultado de la obra silenciosa de Dios en el creyente. Si se le da al Espíritu el lugar que le corresponde en la vida del creyente, su poder mantendrá la carne bajo control y formará las bellezas morales de Cristo en él.
Versículos 24-25.— En conclusión, Pablo dice: “Los que son de Cristo han crucificado la carne con los afectos y concupiscencias”. Esto significa que la posición que hemos tomado al profesar ser cristianos implica la aceptación del juicio de Dios sobre la carne. Por la fe vemos nuestra carne juzgada en la cruz de Cristo. Pablo dice entonces: “Si vivimos en el Espíritu, andemos también en el Espíritu”. Nuestro lugar cristiano es “vivir en el Espíritu”; puesto que esto es así, la práctica normal en el cristianismo es “caminar en el Espíritu”. Por lo tanto, para andar en coherencia con el estado cristiano normal, debemos andar en el Espíritu, porque vivimos en el Espíritu. F. B. Hole dijo acerca de esto: “Un pájaro no puede tener su vida en el aire y a la vez todas sus actividades bajo el agua. Un pez no puede tener su vida en el agua y a la vez sus actividades en la tierra. Y los cristianos no pueden tener su vida en el Espíritu y sus actividades en la carne”. Por lo tanto, nuestro andar ciertamente debe ser en acuerdo a nuestra vida en el Espíritu.
El hermano Darby hizo una nota a pie de página en su traducción, indicando el uso de dos palabras diferentes para “andemos” en esta parte tan práctica de la epístola. En Gálatas 5:1616This I say then, Walk in the Spirit, and ye shall not fulfil the lust of the flesh. (Galatians 5:16) la palabra se refiere a nuestra manera general de vivir, mientras que en Gálatas 5:18,2518But if ye be led of the Spirit, ye are not under the law. (Galatians 5:18)
25If we live in the Spirit, let us also walk in the Spirit. (Galatians 5:25) y Gálatas 6:16,16And as many as walk according to this rule, peace be on them, and mercy, and upon the Israel of God. (Galatians 6:16) se refiere a la norma característica de nuestra vida.
Versículo 26.— El comentario final de Pablo con respecto a andar en el Espíritu revela el triste estado en el que habían caído los gálatas. Su falsa búsqueda de la santidad a través de la ley sólo había dado lugar a la carne entre ellos. La vida en las asambleas de Galacia había declinado a una competencia carnal, en la que cada uno buscaba superar al otro en santidad en un intento de alcanzar la súper-espiritualidad. Por eso, la palabra de advertencia de Pablo es: “No seamos codiciosos de vana gloria, irritando los unos á los otros, envidiándose los unos á los otros”. Aprendemos de esto que la carne llegará incluso a usar las cosas de Dios para ponerse por encima de los demás. Que esto sea una advertencia para nosotros.
Por lo tanto, Pablo ha tocado dos grandes puntos que resultan cuando el creyente anda “en el Espíritu”:
• Tenemos la victoria sobre los deseos de la carne (versículos 16-21).
• Los rasgos de Cristo se ven en nosotros (versículos 22-23).
Estas son las dos cosas que los legalistas estaban tratando de lograr con guardar la ley, pero sólo estaban fracasando.
3) Restaurar a los que han sido tomados en alguna falta: Capítulo 6:1
La primera exhortación de Pablo a los gálatas en el capítulo 5:1-15 se basó en el hecho de que la posición y la aceptación del cristiano ante Dios no es por el cumplimiento de la ley. Su segunda exhortación en el capítulo 5:16-26 ha mostrado que la vida cristiana tampoco se basa en el cumplimiento de la ley. Ahora, en el capítulo 6, muestra que el ministerio cristiano tampoco se logra por medio de la ley. Las exhortaciones restantes de este capítulo tienen que ver con que el creyente guiado por el Espíritu manifieste amor y cuidado por los demás en el verdadero servicio cristiano. El legalismo tiende a encerrar los afectos de una persona y hacer que no piense en los demás, pero la gracia que actúa en el creyente que camina en el Espíritu le llevará a sacrificarse por el bien de los demás. Los siguientes aspectos en este capítulo son cosas que sólo la gracia llevará a una persona a hacer.
Versículo 1.— El fracaso es el resultado inevitable cuando una persona vive según los principios de la ley. Pablo ha mostrado que la ley no refrenará la carne en la vida del creyente, sino que sólo la avivará, y por lo tanto, le hará fracasar. Él caerá en cualquiera de las cosas carnales mencionadas en el capítulo 5:19-21, y por lo tanto, necesitará restauración. Es conveniente, por lo tanto, que la siguiente exhortación de Pablo sea: “Hermanos, si alguno fuere tomado en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restaurad al tal con el espíritu de mansedumbre; considerándote á ti mismo, porque tú no seas también tentado”.
Nota: al creyente “tomado en alguna falta” no se le dice que se restaure a sí mismo; la carga y la responsabilidad es de sus hermanos para recuperarlo. ¿Pero quién de sus hermanos debe hacerlo? Pablo dice: “Vosotros que sois espirituales, restaurad al tal”. Una persona espiritual no es necesariamente la que sabe mucho de la verdad, o está dotada para predicar o enseñar, sino la que camina en el Espíritu. La manera en que los “espirituales” deben restaurar a un hermano o hermana que ha caído es “con espíritu de mansedumbre”. La mansedumbre implica no ofender. Tenemos que ser especialmente cuidadosos para no ofender a los caídos en nuestro intento de ayudarlos. Esto requiere la sabiduría que sólo fluye de la comunión con el Señor. No ayudaremos a la persona señalándola con nuestro dedo. Regañar y hablar con desprecio a los caídos no los restaurará, sino que sólo los alejará más. F. C. Blount dijo: “No es posible lavar los pies de tu hermano con un garrote. Podrías llenarlo de moretones, pero esto no lograría su limpieza”. Pablo añade: “Considerándote a ti mismo, porque tú no seas también tentado”. Esto habla del juicio propio. Debemos ir a los caídos con el espíritu de habernos juzgado a nosotros mismos, dándonos cuenta de que podríamos haber hecho lo mismo. El efecto de la restauración se verá estorbado en una persona si nos acercamos a ella considerándonos justos en nuestros propios ojos.
Pablo ha especificado tres cosas en esta obra de recuperar a los caídos:
• Quién debe hacerlo: los que son “espirituales”.
• Qué hay que hacer: “Restaurad a tal”.
• Cómo debe hacerse: “Con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo”.
Nota: no dice, “Vosotros que sois legalistas, restaurad al tal...” porque un cristiano cuya vida está ordenada por el legalismo probablemente usará tales principios al intentar restaurar a una persona caída, y esto no producirá restauración. La ley exige obediencia y condenará si hay la más mínima falta de cumplimiento a sus demandas, y por ende no puede restaurar a un creyente; sólo la gracia puede hacerlo. Tampoco se les dice a los “espirituales” que corrijan la carne en la persona que ha caído, porque la carne no puede ser corregida, ni por la ley ni por la gracia; es incorregible. El creyente sorprendido en una falta sólo será puesto en el camino correcto al: 1) darse cuenta de su posición de libertad ante Dios en la gracia, y 2) andar en el Espíritu. Éstas son la esencia de las dos grandes exhortaciones en el capítulo 5.
4) Sobrellevar los unos las cargas de los otros: Capítulo 6:2
La gracia no sólo nos llevará a restaurar a los caídos (versículo 1), sino que también nos llevará a ayudar a nuestros hermanos que están bajo las cargas de la vida (versículo 2). De ahí que Pablo diga: “Sobrellevad los unos las cargas de los otros, y cumplid así la ley de Cristo”. Estas “cargas” son las pruebas, penas, enfermedades, etc., que uno experimenta en la vida. Lo que quiere decir aquí es que debemos ser sensibles a lo que nuestros hermanos están pasando y tratar de consolarlos de alguna manera, si podemos. Puede ser aconsejándoles o ayudándoles en algún asunto práctico, e incluso de forma económica. En este sentido, los cristianos debemos sobrellevar las cargas, pues somos “guardas de nuestro hermano” (Génesis 4:99And the Lord said unto Cain, Where is Abel thy brother? And he said, I know not: Am I my brother's keeper? (Genesis 4:9)).
Al sobrellevar las cargas de los demás, cumplimos “la ley de Cristo”, que es vivir según la norma en la que Él vivió cuando estuvo aquí en la tierra. Toda Su vida se entregó en sacrificio por los demás. La ley de Cristo es la norma de la nueva creación.
Sacrificarse para ayudar a los demás es algo que los que están arraigados en el legalismo no piensan hacer. El espíritu crítico suele manifestarse cuando se hace evidente que hay una necesidad. En lugar de sobrellevar sus cargas, la mente legalista criticará a la persona por encontrarse en tal situación. Todo esto tiende a arruinar la paz y la unidad práctica en una asamblea local, en vez de edificarla.
Los gálatas eran celosos de la ley, pero desgraciadamente, tenían ante sí la ley equivocada; necesitaban “la ley de Cristo”.
5) Examine cada uno su propia obra al hacerla: Capítulo 6:3-5
Otra tendencia de los que viven en el legalismo es la del orgullo y los celos. La siguiente exhortación de Pablo habla de esto: “Porque el que estima de sí que es algo, no siendo nada, á sí mismo se engaña. Así que cada uno examine su obra, y entonces tendrá gloria sólo respecto de sí mismo, y no en otro”. Cuando nos ponemos reglas para nosotros mismos, y las seguimos con cierto éxito, podemos llegar a sentirnos orgullosos de ello. Podemos creer que estamos haciendo esas cosas por el Señor, pero si emanan de la carne religiosa, hay una alta probabilidad de que produzca un espíritu de celos y competitividad hacia los demás.
El remedio de Pablo para esto es que “cada uno” debe ponerse delante del Señor para saber qué es lo que Él quiere que haga. Debe “examinar su obra” haciéndola en el temor de Dios, sin mirar a su alrededor lo que otros están haciendo. Hay algo hermoso en servir al Señor con humilde contentamiento y en tener un sentimiento íntimo de Su aprobación en ese trabajo. La persona que hace esto tendrá “gloria sólo respecto de sí mismo, y no en otro”. Esto es algo que una persona legalista no tiene, y una de las razones por las que trata de regular la vida de los demás según sus propios principios. Se imagina que la paz y la aprobación vienen a través de que los demás sigan sus ideas, y eso le lleva a interferir en sus vidas y en el servicio que ellos hacen para el Señor.
Pablo añade: “Porque cada cual llevará su carga”. La palabra “carga” en este verso, en el griego, es diferente a la del verso 2, aunque ambas se traducen como “carga” en la Reina-Valera Antigua. En el verso 2, se refiere a las cargas que podemos sobrellevar por otros; aquí, en el verso 6, es la carga que llevamos en el cumplimiento de nuestro servicio para el Señor. Hay dificultades y pruebas particulares en el servicio que se nos ha dado para hacer, las cuales otros no pueden llevar por nosotros. Si lo hicieran, estarían haciendo nuestro trabajo. Por lo tanto, cada uno de nosotros tiene que llevar “su carga”.
Estas dos clases de cargas se distinguen simbólicamente en Números 4:19: “Aarón y sus hijos vendrán y os pondrán á cada uno en su oficio, y en su cargo”. Literalmente, el “oficio” de los levitas se refiere a su trabajo cuando el tabernáculo estaba levantado y el pueblo se acercaba a Jehová con sus sacrificios; la “carga” de cada levita se refiere a su trabajo de transportar el tabernáculo en sus viajes a un nuevo sitio. Aarón es una figura de Cristo aquí, que actualmente está dando a cada creyente de hoy un “oficio” que debe hacer para Él, y una “carga” que debe llevar para Él. Tanto el “oficio” que tenemos que realizar como la “carga” relacionada con la realización de ese trabajo son los que tenemos que llevar nosotros mismos, y nadie puede llevar esa carga por nosotros, sino que el Señor nos dará gracia para ello (Santiago 4:66But he giveth more grace. Wherefore he saith, God resisteth the proud, but giveth grace unto the humble. (James 4:6)). Es interesante notar, sin embargo, que en relación con la primera clase de cargas en Gálatas 6:2,2Bear ye one another's burdens, and so fulfil the law of Christ. (Galatians 6:2) los hijos de Israel dieron a los levitas “carros”, y así los ayudaron a llevar sus cargas (Números 7:3-83And they brought their offering before the Lord, six covered wagons, and twelve oxen; a wagon for two of the princes, and for each one an ox: and they brought them before the tabernacle. 4And the Lord spake unto Moses, saying, 5Take it of them, that they may be to do the service of the tabernacle of the congregation; and thou shalt give them unto the Levites, to every man according to his service. 6And Moses took the wagons and the oxen, and gave them unto the Levites. 7Two wagons and four oxen he gave unto the sons of Gershon, according to their service: 8And four wagons and eight oxen he gave unto the sons of Merari, according unto their service, under the hand of Ithamar the son of Aaron the priest. (Numbers 7:3‑8)), pero no podían ayudar a los levitas en su “oficio” en el tabernáculo, porque sólo a ellos se les permitía manejar los utensilios sagrados.
6) Comunicando a los que instruyen en la palabra: Capítulo 6:6-9
Hasta ahora en este capítulo, hemos visto la gracia hacia un hermano que ha caído (versículo 1), la gracia hacia un hermano agobiado (versículo 2), la gracia con respecto a nuestro propio trabajo para el Señor (versículos 3-5), y ahora vemos la gracia cristiana hacia un hermano que se dedica a enseñar la Palabra a los santos (versículos 6-9).
Pablo dice: “Y el que es enseñado en la palabra, comunique en todos los bienes al que lo instruye”. El punto aquí es que aquellos que reciben del ministerio de la Palabra a través de uno de los dones en el cuerpo de Cristo (es decir, un maestro) tienen la responsabilidad personal de “comunicarle” en asuntos materiales. Esta es la forma en que Dios apoya el ministerio de Su Palabra entre Su pueblo. Pablo no menciona el establecimiento de un sistema en el que el predicador reciba un salario fijo, como el que se practica en la mayoría de las denominaciones hoy en día. La comunicación en la forma en que Pablo habla aquí es puramente a nivel personal, pero también debe hacerse a nivel colectivo. Filipenses 4:14-1614Notwithstanding ye have well done, that ye did communicate with my affliction. 15Now ye Philippians know also, that in the beginning of the gospel, when I departed from Macedonia, no church communicated with me as concerning giving and receiving, but ye only. 16For even in Thessalonica ye sent once and again unto my necessity. (Philippians 4:14‑16) indica que las asambleas deben ejercitarse en ministrar financieramente a los que enseñan y predican la Palabra.
En los versículos 7-8, Pablo introduce el principio del gobierno de Dios para animar a los gálatas a comunicarse con los siervos del Señor. Él muestra que el principio de sembrar y cosechar forma parte de los caminos gubernamentales de Dios. Él no sólo tiene juicios disciplinarios para corregir a Su pueblo, sino que también extiende Su favor gubernamental (en un sentido práctico), si hacen el bien. Por lo tanto, la siembra y la cosecha tienen un resultado tanto positivo como negativo. Estos versículos suelen ser tomados en un sentido negativo y utilizados como advertencia, pero el contexto es el lado positivo del gobierno de Dios. Pablo nos está animando a sembrar para el Espíritu, porque con certeza cosecharemos de manera positiva. Es cierto que si sembramos para la carne, “segaremos corrupción”, pero también es cierto que si sembramos para el Espíritu, “segaremos vida eterna”. Puesto que esto es así, la conclusión de Pablo es: “No nos cansemos, pues, de hacer bien; que á su tiempo segaremos, si no hubiéremos desmayado”. Esta era una exhortación necesaria para los gálatas, porque la mente legalista que no entiende la verdadera libertad cristiana suele ser tacaña con las posesiones materiales.
Pablo tenía otra razón para introducir el tema del gobierno de Dios. Los oponentes de la gracia argumentaban que, si la ley no tenía parte en la vida del creyente, no habría ninguna restricción contra una vida pecaminosa. Una persona podría creer en el Señor Jesús para la salvación y luego salir y vivir una vida pecaminosa, y todavía sería aceptada por Dios. Pablo muestra aquí que, aunque el creyente siempre es aceptado (Efesios 1:66To the praise of the glory of his grace, wherein he hath made us accepted in the beloved. (Ephesians 1:6)), no se sale con la suya. Si un hijo de Dios elige vivir según la carne, existe el gobierno del Padre en la vida de sus hijos, disciplinando a los que pecan voluntariamente en el camino. Un creyente no puede seguir pecando en su vida sin pagar un precio de sufrimiento bajo la mano del Padre. El temor de caer en Su juicio gubernamental en nuestras vidas debe ser una fuerte motivación para juzgar la carne y caminar en el Espíritu (1 Pedro 1:16-1716Because it is written, Be ye holy; for I am holy. 17And if ye call on the Father, who without respect of persons judgeth according to every man's work, pass the time of your sojourning here in fear: (1 Peter 1:16‑17)). Nuestro problema es que sembramos en la carne, ¡y luego oramos para que tengamos una buena cosecha! Sin embargo, nada se escapa del ojo de Dios; Él tiene en cuenta todo y trata con nosotros según Su gran amor y perfecta sabiduría. Uno de nuestros himnos dice, con razón, que “cada hecho Suyo es bendición a colmo” (Himno no 640 del Himnario de los Mensajes del Amor de Dios).
Si hemos sembrado para la carne, no debemos rendirnos en la desesperación y pensar que no hay esperanza en seguir adelante. Es importante darse cuenta de que, si bien hay un juicio gubernamental en cuanto a nuestras malas acciones, también existe el perdón gubernamental hacia aquellos que se arrepienten y se juzgan a sí mismos (1 Juan 1:99That was the true Light, which lighteth every man that cometh into the world. (John 1:9); Santiago 5:1515And the prayer of faith shall save the sick, and the Lord shall raise him up; and if he have committed sins, they shall be forgiven him. (James 5:15)). Si Dios ve un espíritu humilde y contrito en nosotros, puede levantar (perdonar) el juicio disciplinario que ha puesto sobre nosotros. Todos hemos experimentado esta misericordia de una manera u otra. El hermano Grant dijo: “No podemos pensar que Dios es incapaz de librarnos del fruto resultante de nuestra siembra, si es que realmente nos juzgamos en nuestras almas con respecto a lo que hemos sembrado. Porque, para el cristiano, la cosecha de lo que sembró es sólo con el fin de producir juicio propio en él. Y si lo juzgamos anticipadamente, quizá no habrá ninguna necesidad de cosecharlo”. Por lo tanto, si hemos fallado, juzguémonos a nosotros mismos para poder ser restaurados y experimentar Su perdón gubernamental; puede ser que no tengamos que cosechar lo que hemos sembrado. Hay misericordia con el Señor.
7) Hacer bien a todos: Capítulo 6:10
La última exhortación de Pablo es: “Hagamos bien a todos”. “Todos” es una palabra muy amplia, que alcanza incluso a los que están fuera de la comunidad cristiana. Indica claramente que debemos interesarnos por el bienestar de los demás; es la disposición normal del corazón que está “afirmado ... en la gracia” (Hebreos 13:99Be not carried about with divers and strange doctrines. For it is a good thing that the heart be established with grace; not with meats, which have not profited them that have been occupied therein. (Hebrews 13:9)). Tal gracia hacia los perdidos puede ser el medio de abrirles una puerta al evangelio. John Wesley dijo muy ciertamente: “Haz todo el bien que puedas, de todas las maneras que puedas, a todos los que puedas, mientras puedas”.
El legalismo, por otro lado, tiende a producir una disposición interna que sólo mira al yo y a sus intereses. Algunos han estado tan aferrados al legalismo que ni siquiera piensan en orar por los que están fuera de la asamblea, y mucho menos en acercarse a ellos. La mente legalista que no está establecida en la verdadera libertad cristiana no será rica en buenas obras hacia los demás.
Pablo añade que la gracia cristiana y las buenas obras han de ser “mayormente á los domésticos de la fe”. Esto muestra que nuestra primera responsabilidad es hacia nuestros hermanos, pero no debemos olvidar también a los que están fuera de la casa de la fe.
Resumen de las exhortaciones prácticas en los capítulos 5–6
1. 1“Estad firmes” en la libertad en la que la verdad ha puesto a todo cristiano (Gálatas 5:1-151Stand fast therefore in the liberty wherewith Christ hath made us free, and be not entangled again with the yoke of bondage. 2Behold, I Paul say unto you, that if ye be circumcised, Christ shall profit you nothing. 3For I testify again to every man that is circumcised, that he is a debtor to do the whole law. 4Christ is become of no effect unto you, whosoever of you are justified by the law; ye are fallen from grace. 5For we through the Spirit wait for the hope of righteousness by faith. 6For in Jesus Christ neither circumcision availeth any thing, nor uncircumcision; but faith which worketh by love. 7Ye did run well; who did hinder you that ye should not obey the truth? 8This persuasion cometh not of him that calleth you. 9A little leaven leaveneth the whole lump. 10I have confidence in you through the Lord, that ye will be none otherwise minded: but he that troubleth you shall bear his judgment, whosoever he be. 11And I, brethren, if I yet preach circumcision, why do I yet suffer persecution? then is the offence of the cross ceased. 12I would they were even cut off which trouble you. 13For, brethren, ye have been called unto liberty; only use not liberty for an occasion to the flesh, but by love serve one another. 14For all the law is fulfilled in one word, even in this; Thou shalt love thy neighbor as thyself. 15But if ye bite and devour one another, take heed that ye be not consumed one of another. (Galatians 5:1‑15)), porque adoptar la ley:
• En efecto, anula la obra de Cristo en la expiación: versículo 2.
• Pone a la persona bajo la maldición de la ley: versículo 3.
• Priva a la persona del beneficio que la gracia le ha asegurado: versículos 4-6.
• Trae el juicio gubernamental de Dios: versículos 7-10.
• Elimina la ofensa de la cruz, la cual es parte del cristianismo: versículos 11-12.
• Abre la puerta para que la carne actúe en la vida del creyente: versículos 13-15
2. “Andad en el Espíritu” para no satisfacer los deseos de la carne (Gálatas 5:16-2616This I say then, Walk in the Spirit, and ye shall not fulfil the lust of the flesh. 17For the flesh lusteth against the Spirit, and the Spirit against the flesh: and these are contrary the one to the other: so that ye cannot do the things that ye would. 18But if ye be led of the Spirit, ye are not under the law. 19Now the works of the flesh are manifest, which are these; Adultery, fornication, uncleanness, lasciviousness, 20Idolatry, witchcraft, hatred, variance, emulations, wrath, strife, seditions, heresies, 21Envyings, murders, drunkenness, revellings, and such like: of the which I tell you before, as I have also told you in time past, that they which do such things shall not inherit the kingdom of God. 22But the fruit of the Spirit is love, joy, peace, longsuffering, gentleness, goodness, faith, 23Meekness, temperance: against such there is no law. 24And they that are Christ's have crucified the flesh with the affections and lusts. 25If we live in the Spirit, let us also walk in the Spirit. 26Let us not be desirous of vain glory, provoking one another, envying one another. (Galatians 5:16‑26)).
El contraste entre las intenciones de Pablo y las de los judaizantes: Capítulo 6:11-16
En los comentarios finales de Pablo, lo vemos descubrir su corazón ante los gálatas, esperando que vean que sus motivos eran puros. No deseaba otra cosa que la gloria de Dios y el bien y la bendición de los gálatas. Al mismo tiempo, expuso los motivos ocultos de los judaizantes que habían desviado a los gálatas del camino.
Señala el hecho de que había escrito esta epístola con “grandes letras”. Esto puede deberse a que tenía mala vista y no podía ver bien (Gálatas 4:1515Where is then the blessedness ye spake of? for I bear you record, that, if it had been possible, ye would have plucked out your own eyes, and have given them to me. (Galatians 4:15)), pero lo más probable es que fuera para enfatizar la importancia de su mensaje. La gravedad del error en el que habían caído los gálatas requería que les escribiera personalmente, y con énfasis; de ahí el uso de letras grandes. Su deseo tan serio y sincero para los gálatas era que fueran librados de las enseñanzas de los maestros judaizantes. No tenía motivos ocultos al insistir en la libertad cristiana para ellos. Esto debió haberles mostrado que no tenía nada más en mente que el bien de ellos; sus motivos eran puros.
Versículos 12-13.— Por otra parte, los motivos falsos de los judaizantes eran totalmente egoístas. Por lo tanto, Pablo habla de estos charlatanes que habían engañado a los gálatas, diciendo: “Todos los que quieren agradar en la carne...”. Esto es la suma de todo lo que los judaizantes hacían: dar lugar a la carne para gloriarse.
Pablo indica que quizás había dos razones para las obras judaicas de aquellos falsos maestros. En primer lugar, buscaban un camino más fácil que el normal para el cristianismo. Los judíos incrédulos serían mucho más tolerantes con el mensaje cristiano si los cristianos se conformaran a la ley (es decir, “circuncidarse”). Los que se judaizaran evitarían sufrir “persecución por la cruz de Cristo” (versículo 12). Esto fue presentado a los gálatas como algo positivo. Como ningún cristiano quiere “padecer” de esta manera, no fue difícil conseguir que los gálatas aceptaran el legalismo por esta razón.
En segundo lugar, los judaizantes estaban buscando seguidores, y estaban usando la ley para conseguirlos. Pablo dice: “Quieren que vosotros seáis circuncidados, para gloriarse en vuestra carne”. Tener seguidores satisfacía el orgullo religioso de los judaizantes, pero también era un medio de ganar un buen ingreso (2 Corintios 2:17,17For we are not as many, which corrupt the word of God: but as of sincerity, but as of God, in the sight of God speak we in Christ. (2 Corinthians 2:17) “mercaderes falsos”). Este motivo falso está en funcionamiento hoy en día. Los que se rigen por el legalismo a menudo se caracterizan por reunir seguidores tras de sí. Puede que no lo parezca, pero con el tiempo será evidente, e invariablemente usarán principios y prácticas legalistas para traer a la gente bajo su control. Ellos pueden creer que están ayudando honestamente a la gente, pero en realidad, es la carne trabajando en las cosas de Dios. No es el camino de Dios para la santidad y consagración.
Versículo 14.— En contraste con las intenciones carnales de los judaizantes, Pablo dice: “Mas lejos esté de mí gloriarme, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo me es crucificado á mí, y yo al mundo”. Ellos se gloriaban en la carne; Pablo se gloriaba en la cruz que puso fin a la carne. No deseaba el favor del mundo que había crucificado al Señor Jesús. Una vez más, esto muestra el gran carácter de Pablo.
Versículo 15.— En contraste con las actitudes judaicas de estos falsos obreros, Pablo habla de la verdadera posición cristiana. Como resultado de la muerte y resurrección de Cristo y la venida del Espíritu Santo, los cristianos están en una nueva posición ante Dios “en Cristo Jesús”. Como parte de la raza de la “nueva creación” (traducción J. N. Darby), “ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión”.
Versículo 16.— Pablo deseaba que hubiera “paz” para todos los cristianos que anduvieran según la “regla” de la nueva creación. Esta nueva regla es la ley de Cristo mencionada en el versículo 2. Para aquellos que quieren andar en acuerdo con reglas y regulaciones, esta es la regla para ellos; es la única regla que los cristianos deben seguir. Pablo habla de dos grupos de creyentes:
• “Ellos”.— Los creyentes de entre la incircuncisión (gentiles) que ahora están en la Iglesia.
• “El Israel de Dios”.— Los creyentes de la circuncisión (judíos) que ahora están en la Iglesia. Son “un remanente según la elección de gracia” que tiene fe entre la nación de Israel (Romanos 11:5,5Even so then at this present time also there is a remnant according to the election of grace. (Romans 11:5) traducción J. N. Darby).
También deseaba que se mostrara misericordia con “el Israel de Dios”. La idea central de sus observaciones en la epístola ha sido reprender a los cristianos por adoptar la ley de Moisés, y él sabía que sería especialmente difícil para los que han crecido en el judaísmo dejar ese antiguo sistema de la ley. Por lo tanto, deseaba que los santos de las asambleas de Gálatas tuvieran misericordia y paciencia con ellos en este asunto.
Los deseos finales del apóstol
Versículo 17.— El gran deseo y oración de Pablo era que “nadie” le fuera “molesto” en hacer la obra del enemigo sometiendo a los santos bajo la esclavitud de la ley. Él había pagado un precio para que los santos obtuvieran la verdad, y no quería que la perdieran. Dijo: “Porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús”. Esto es una referencia a los azotes, apedreamientos, etc., que soportó por causa del evangelio. Si alguien se atrevía a cuestionar la autenticidad de su amor y cuidado por los santos, todo lo que tenía que hacer era mirar estas marcas, ya que eran pruebas de su amor sincero por ellos. Es algo que los judaizantes no podían señalar, porque no sufrían nada.
Versículo 18.— Conociendo la tendencia del corazón humano, Pablo se dio cuenta de que había posibilidad de que los gálatas se resintieran al ser hablados tan severamente, así que les dio una palabra de advertencia final: “Hermanos, la gracia de nuestro Señor Jesucristo sea con vuestro espíritu”. Deseaba que no se ofendieran por lo que había dicho, sino que aceptaran la corrección con un espíritu correcto. Es muy fácil que nuestros espíritus se irriten cuando alguien nos corrige, pero si reaccionamos así, no obtendremos el beneficio de la corrección.
Otra característica de esta epístola, la cual la hace diferente de las otras epístolas de Pablo, es que él no saluda a nadie al terminar. Al hacer esto, les estaba mostrando que no podía tener comunión con ellos mientras mantuvieran ese grave error doctrinal.