Es triste escuchar a un supuesto antagonista ortodoxo del nacionalismo debilitar la décima imposición (Éxodo 11) con la observación de que “no debe inferirse que ninguno de los primogénitos permaneció vivo en la tierra, o que ninguno aparte del primogénito murió”.
Y es una infidelidad de rango decir que “el eterno (?) Las leyes de la naturaleza son suficientes para efectuar lo que él pretendía lograr en la historia de la redención”.
Es negar la palabra de Dios, si no Dios mismo.